Al margen de lo que haga Mariano Rajoy como presidente del Gobierno de España, está claro que la fiscalía tiene que actuar porque hasta los más legos en derecho se dan cuenta de que, aparentemente, los responsables de utilizar medios públicos para realizar el simulacro del 9-N pueden haber cometido varios delitos, y sería una burla que la fiscalía mirara para otro lado sin tomar medidas para que los jueces determinen si se han cometido delitos o no.
Por otra parte, el presidente del Gobierno debería dejar muy claro que con Artur Mas no tiene nada que negociar, porque lo que pretende es la independencia de Cataluña en contra no solo de los posibles deseos de todos los españoles, sino también de los propios ciudadanos que viven en Cataluña, como parece demostrarlo los votos que ha conseguido en el impresentable eferéndum que ha convocado.
En definitiva, si algo debe dejarle claro Mariano Rajoy al "muy astuto" Artur Mas, es que no va a consentir que Cataluña se convierta en una finca al servicio de los intereses de la minoría nacionalista que él representa, y cuyo desastre de gestión económica que está ocasionando su gobierno lo estamos pagando todos los españoles.