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Fernando VII y la crisis sistémica del s. XVIII

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Juan B Lorenzo de Membiela

Mucho se ha escrito sobre SMC Fernando VII y todo malo. Tanta coincidencia de padeceres, sin  embargo, no me dice nada y me convence menos. No suelo guiarme por unanimidades   para formar opiniones. Y por  muchos motivos: unos, porque la unanimidad   es resultado   de la complacencia. Otros, porque el   mimetismo evita discrepancias siempre inoportunas: la inacción no aportará nada positivo pero evita el estigma  de la disidencia.

El reinado de Fernando VII se encuentra estrechamente vinculado a las  tramas  e intrigas  palaciegas que concurrían bajo  el reinado de SMC Carlos IV y la reina  Maria Luisa que, sin duda, motivaron  un carácter reservado y desconfiado.

Tambien  el contexto histórico de  su reinado, tanto nacional  como extranjero.

Fue testigo de una crisis sistémica como jamás habían visto  sus antepasados. Toda la estructura de la monarquía absolutista  - la que hasta entonces existía en los países occidentales- se tambaleó  en España y en Europa con nuevas ideas que otorgaban más derechos y libertades a los ciudadanos en detrimento de las clases dirigentes. Y, sobre todo, cuestionaban el carácter divino de la majestad sometiendo al rey a un pacto con su  pueblo bajo la forma de monarquía parlamentaria.

Hoy es normal verificar estas formas políticas. Hace  200 años la mentalidad era otra y los acontecimientos que la hicieron surgir, particularmente en Francia,  generaban espanto en una sociedad española  en donde  las instituciones tenían carácter  secular. Y  en donde el transcurso del tiempo había forjado  costumbres centenarias.

Sin duda, ante el caos moral, político e institucional[1],  solamente cabía una forma para no dejarse atropellar por los acontecimientos y era asumir una flexibilidad y capacidad de adaptación acorde con   las circunstancias que prevalecían en cada momento sin sujeción a antecedentes. La palabra más precisa para definir este modo de actuar no es otra que supervivencia.

1. Sucesos  extranjeros   que amenazan  la armonía institucional y social  imperante en esos momentos en España.

La fuerza de las ideas y la personificación feroz que adoptaron dejó estupefacta al resto de Europa. Más en España en donde seguían  vigentes los « Pactos de Familia »   entre ambas  monarquías borbónicas.

Las ideas enciclopedistas francesas culminan con la revolución de 1789. El rey Luis XVI es guillotinado y el país se sume en la barbarie  del terror a manos del sector más radical de los jacobinos junto a  los « sans-culottes » desde junio de 1793 a julio de 1794. Ejecuciones sumarias contra todo vestigio de antiguo régimen, sea por complicidades explícitas, sea por delaciones anónimas casi nunca justificadas, siempre indebidamente fundamentadas.

Las purgas indiscriminadas se intensificaron desde   mayo a julio  de 1794, lapso temporal llamado  « Le grand terreur »   a manos de los Comités de salvación pública.

Sí, se promulgaron los derechos del hombre  y los principios de libertad, igualdad y fraternidad, pero esta declaración de principios se agotaron en su propia redacción sin traspasar al  terreno de la práctica. Más bien constituyeron excusas propiciatorias que alentaron la barbarie. 74.000 personas fueron guillotinadas [2] incluyendo al estamento clerical[3] .  Es la pugna contante entre la sinceridad política y el oportunismo personalista que siempre  produce  una igualdad de mínima excelencia como todo lo que procede de la devastación[4].

El golpe de estado de 4 de septiembre de 1794 instituye el Directorio, nueva forma de gobierno,  que produce una reacción contra  los excesos cometidos. Se publicó la Constitución de 1795 que derogó la de 1791 de corte represivo, moderando la radicalización alcanzada.  En 1799 ante la   inestabilidad política, Napoleón Bonaparte ejecuta un golpe de estado por el que  es nombrado primer cónsul de la República.

Desde la proclamación de la Republica, la constitución de la Convención, siguiendo con el Directorio, el Consulado y por último,  la proclamación del Imperio, Francia se enfrenta  a  toda Europa derrotando a los ejércitos de las potencias extranjeras[5].

La causa de esta hostilidad fue la ejecución de Luis XVI que provoca la primera de siete  coaliciones  con distintas monarquías europeas.

En la primera,  España, Inglaterra, Prusia, Piamonte  y Austria declaran la guerra a la Francia revolucionaria en 1793.

En España los franceses conquistan  el norte de Cataluña tomando Figueras y entran en las vascongadas   ocupando  las plazas de San Sebastián, Bilbao y Vitoria y conquista Navarra.

La paz de Basilea  de 1795 cierra el conflicto con Francia, cediendo parte de la isla de Santo Domingo y los territorios de Luisiana en EEUU.

Inglaterra queda aislada  en la lucha contra los revolucionarios franceses y ante la paz entre España y Francia. Sumado el Tratado de S. Ildefonso de 1796 por el que España se alía con Francia si ésta fuese atacada por Inglaterra, causa el combate   del cabo de   San Vicente (Portugal)  el 14 de febrero de  1797.

La batalla del cabo de San Vicente fue el primer aviso serio de la descomposición del poderío naval español y del militar en general. 25 navíos  españoles fueron vencidos por 15 ingleses en una derrota difícilmente  comprensible.

Seguida por otra, la de Trafalgar en octubre de  1805, consecuencia de apoderarse los ingleses de  la flota  española del Rio de la Plata. Por el Tratado de S. Ildefonso, Francia está coaligada junto a España y de ahí que ambas armadas se enfrentaran contra la inglesa y en particular que la armada española se encuentre bajo las órdenes de la francesa.

En 1795 Francia se anexiona los Países Bajos (actual Bélgica)  y la Renania junto a las Provincias Unidas. Entre 1796 y 1797 logra la rendición del Piamonte, los estados Pontificios  y Austria.  En 1800 Austria es de nuevo vencida. En 1805 se anexiona Génova. Vence al ejército austro-ruso en la guerra de los tres emperadores, en Austerlitz (Moravia)[6].

En 1806 Napoleón derrota a  Prusia  en la batalla de Jena. En 1810 había conquistado la práctica totalidad de Europa a excepción de Inglaterra. Conquistas que provocan una diseminación de las ideas enciclopédicas de la revolución francesa[7] .
2. Sucesos internos causados  por  los  enciclopedistas  franceses por   una intensa actividad propagandística  en España.
Fue el conde de Floridablanca  quien oportunamente  desplegó medidas de contrapropaganda controlando todo el correo y mercancía procedente de Francia porque casi toda ella traía referencias a  un   nuevo orden.

Floridablanca era hombre ilustrado y representante de las ideas del antiguo régimen, ampliamente compartidas  por el pueblo y la mayoría  del ejército. Solamente una parte de  las elites ilustradas simpatizaban con   las ideas revolucionarias.

Calificó de vergonzoso el pacto de Luis XVI con los revolucionarios  y optó por una política equidistante entre la intervención  en Francia directamente  y un distanciamiento prudente.

No tenía pocos enemigos .Desde 1777 había capeado distintas  acechanzas. Los más importantes, Aranda y Campomanes. A los que se sumó  la reina  Maria Luisa  a favor de su favorito Godoy[8]. Especial referencia merece el marqués de  Manca, que llegó a ofrecerse a Georges  Danton, un líder de la revolución francesa,  proponiendo   una invasión francesa a  España.

En  1792, Carlos IV cesa a Floridablanca[9]. Es sustituido por Aranda  a quien  Carlos IV  le confía la misión de salvar la vida de su primo Luis XVI[10]. Su acercamiento a los franceses  no produjo los resultados previstos y fue sustituido  en  su cargo nombrando a  Godoy.

Por distintas causas, una de ellas, el poder de influencia de Napoleón[11], Godoy es cesado en 1798 siendo sustituido por Saavedra. Tras distintos internos reformistas frustrados en 1801 regresa Godoy al gobierno, esta vez,  a disposición de Napoleón[12] . Las palabras empleadas por Ruiz Torres son: « La política der Godoy fue de sumisión casi total al flamante nuevo emperador de Europa […]  »[13].

En la búsqueda de una salida  personal  « apropiada »  para cuando Fernando VII ocupara el trono ( dada la animadversión entre ambos) , se llega al Tratado de Fontainebleu el 27 de octubre de  1807 . Se acuerda  que las tropas francesas cruzarían  España para conquistar Portugal. El propio Godoy, príncipe de la Paz,  pretende la adjudicación de   una parte del territorio para instaurar su  principado  en la zona del Algarve[14].

El complot de Fernando VII, todavía príncipe de Asturias, el 5 de noviembre de 1807,  junto a algunos notables, acordando el cese inmediato de Godoy[15] para cuando aconteciera la muerte de Carlos IV advirtió a Napoleón del clima  familiar existente. No lo desaprovechó y optó por ocupar  España  y con ella sus posesiones ultramarinas, en enero de 1808.

El 17 de  marzo de 1808  se  produce el motín de Aranjuez: el partido fernandino pretende instituir como rey a Fernando VII. Consecuencia: la dimisión de Godoy que hasta ese entonces dirigía la política del país bajo el  interés de Napoleón.

Carlos IV, el 19 de marzo de 1808, abdica en su hijo Fernando VII aunque días después la declara nula  bajo la justificación de que fue forzado a hacerlo.

Fernando VII el 24 de marzo de 1808 entra en Madrid y Napoleón decide trasladar la familia real a Bayona para resolver sus diferencias.

El 20 de abril , Fernando VII entra en  Bayona aunque las órdenes del emperador es detener al monarca para que asistiera a la entrevista  si mostraba alguna resistencia. Esta orden manifiesta la desconfianza de Napoleón hacia el joven monarca.

La  entrevista se celebra el 6 de mayo de 1808 y en ella  se producen las abdicaciones de Bayona: Fernando VII entrega la corona a su padre. Carlos IV la cede  a Napoleón quien la ofrece a  su hermano Jose I quien es nombrado rey de España y sus Indias el 6 de junio.

El nuevo monarca dicta el Estatuto de Bayona concediendo algunos derechos a los ciudadanos  en un gesto para atraerse a los ilustrados españoles y ganarse adeptos a su causa.

Las opciones del monarca ante el emperador de Europa con una España sin recursos militares y con una crisis económica extrema eran inexistentes.

La revolución francesa se había instaurado en España sin gastar munición y sin sublevar a las masas[16]. Sin embargo, el pueblo llano y el ejército  eran profundamente partidarios de su rey pero los momentos fueron  hábilmente  medidos por las minorías liberales  dando lugar a la Constitución de Cádiz de 1812.

Sobre la paradoja de entronar al rey absolutista se asumen principios liberales que eran antagónicos al absolutismo tal y como era concebido en el siglo XVIII.

Por ello, solamente una hábil propaganda podía haber movilizado a un pueblo que creía firmemente en su rey y que luchó por él   bajo diversas formas: en el ejército como voluntarios    o en las montañas y sierras contra el invasor napoleónico.

3. La Constitución de 1812 y Fernando VII

Ante el vacío de poder  en ausencia del monarca se crean las Juntas provinciales  que gestionan  la soberanía real. Son coordinadas por la Junta Central Suprema Gubernativa  desde el 25 de septiembre de  1808. Luego sustituida por el Consejo de Regencia del Reino  creado  el 31 de  enero de 1810. En 20 de enero de 1812 es sustituido por la  Regencia a del Reino[17].

El 19 de marzo de 1812, las cortes de Cádiz promulgan  la Constitución que establece el estado liberal en España.

De su aplicación  se establecen las  siguientes instituciones:

1. Abolición del régimen señorial. Se suprimen los señoríos jurisdiccionales, reminiscencia feudal, el 8 de junio de    1813.
2. Se crea el Tribunal Supremo, el 17 de abril de 1812.
3. Se crea el Consejo de Estado el 21 de enero de  1812.
4. Se derogan todos los Consejos, instituciones de apoyo de  los monarcas de España, el 17 de abril de  1812.
5. Se crea el  Tribunal especial de las Órdenes militares que sustituye al Consejo de Órdenes, el 17 de abril de 1812.
6. Se racionaliza la administración local dictando órdenes para ayuntamientos y diputaciones, el 23 de mayo de 1812.
7. Se suprime la Inquisición, el 22 de febrero de   1813.
8. Abolición de los gremios e implantación de la  libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación, el 8 de junio de   1813[18].
La Constitución de 1812 era un texto constitucional  de carácter liberal a imitación de la constitución francesa de 1789  de la que a veces es traducción literal: véanse los capítulos II y IV del título II semejantes a los títulos III y II del código francés. Además incorpora instituciones de las leyes inglesas como la separación de poderes.

Reconocía la soberanía popular, la sumisión del rey a las Cortes y la negación de todo carácter absoluto de la monarquía.

Todas estas disposiciones causaron la repulsa en el monarca, a la masa del pueblo que era realista incondicional[19].

El 11 de diciembre de  1813, se firma el Tratado de Valençay por el cual se da por terminada la guerra entre España y Francia y Napoleón reconoce como rey de España a Fernando VII.

Sin embargo, la Regencia del Reino subordinaba el reconocimiento del  monarca al juramento de la constitución. Hecho que de por sí constituía  una afrenta abierta y opuesta al rey y a su concepción del Estado.

En los  años siguientes confluyeron un cumulo de incidentes entre realistas y liberales que motivaron la salida impuesta  de Madrid de Fernando VII en 1823.

Su itinerario: de Madrid a Cádiz para evitar que los Cien mil hijos de S. Luis al mando del duque de Angulema llegaran  a Madrid para entronizar al rey.

Estos viajes realizados en 1823 y 1827 a 1828, han sido estudiados por los profesores Sevillano Calero y Soler Pascual, de la Universidad de Alicante , publicando el libro « Diarios de viaje de Fernando VII » en 2013.

Los diarios fueron  escritos por el secretario de cámara  del monarca, D. Antonio Martinez de Salcedo  y  Membiela.

En el segundo de los viajes, el día 24 de septiembre de 1827 llega a Albacete a las 16.40h.. Abandona la ciudad a las 2 de la mañana del día 25 con dirección a Almansa. Transcurre su itinerario por Tinet, Castellón, Tarragona, Valencia, Tortosa, Vinaroz, Barcelona, Lérida, Zaragoza, Tafalla, S. Sebastián, Bilbao, Vitoria, Burgos, Palencia, Valladolid, S. Ildefonso , S. Lorenzo y Madrid el día 11 de agosto de 1828, total leguas  recorridas: 418 ½ , total 2017,17 kms. Tiempo de viaje: desde el 22 de septiembre de 1827 a 11 de agosto de 1828.




[1] Ruiz Torres, P.(2008) : « Historia de España . Reformismo e Ilustración » , dirs.Fontana, J. y Villares, R., Marcial Pons : Madrid.

[2] Vid. Blog de Andrew Boyer: « La terreur pour quoi faire? », en http://andreboyer.over-blog.com/article-la-terreur-pour-quoi-faire-119802542.html
[3] A diferencia de la Revolución Americana o la Suiza que no necesitó de genocidios.
[4] Ello puede explicar el por qué las tropas napoleónicas en España saquearon templos y valiosísimos archivos y obras incunables, pinturas y piezas preciosas de devoción cristiana.
Mencionar como anécdota, que el botafumeiro de la catedral de Santiago fue usurpado por las tropas napoleónicas en 1809. Precisamente el rey de Francia, Luis XI, donó en  el año 1400 una cantidad de dinero para reemplazar el incensario  medieval. Esta reforma se ejecutó en el año 1554.
El actual data de 1851 y es de latón revestido de plata.
[5] Más pormenorizado puede consultarse la website:
http://remilitari.com/cronolog/napoleon/napoleon.htm
[6] Considerada una obra perfecta de táctica militar.
[7] Vid. http://es.wikipedia.org/wiki/Primer_Imperio_franc%C3%A9s
[8] Aguado Bleye, P. y Alcázar Molina, C. (1964): « Manual de Historia de España », Madrid: Espasa Calpe, pp.355-61.
[9] Vid. Escudero, J.A. « Los orígenes del Consejo de Ministros en España », Madrid: Universidad Complutense pp. 553 y ss.
[10] García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (2004): « Breve historia de España », Madrid: Alianza.
[11] García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (2004): « Breve historia de España », cit., p.395.
[12] Ruiz Torres, P.(2008) : « Historia de España . Reformismo e Ilustración » , dirs.Fontana, J. y Villares, R., Marcial Pons : Madrid, p. 618.
[13] Idem, p. 619.
[14] García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M.(2004): « Breve historia de España » , cit., p. 395.
[15] Consecuencia del rumor esparcido por Godoy de que Fernando VII se encontraba incapacitado para gobernar y debería instituirse  un regente para cuando Carlos IV falleciese, vid. Real Academia de la Historia,(2008): «  Atlas Cronológico de la historia de España » ,Madrid:  Ediciones SM, p.263.

[16] García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M.(2004): « Breve historia de España » , cit..

[17] http://pares.mcu.es/GuerraIndependencia/portal/archivo/fondos/JuntaCentralyConsejoRegencia.html

[18] Real Academia de la Historia, Atlas Cronológico de la historia de España, Ediciones SM, Madrid, 2008, pp. 268-9.
[19] Aguado Bleye, P. y Alcázar Molina, C. (1964): « Manual de Historia de España », Madrid: Espasa Calpe, p. 569.

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