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Martes 13 de Noviembre de 2012 01:25

LOS CRÍMENES DEL PADRE DE NERÓN

por Justino García del Vello
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ANTECEDENTES

La familia paterna de Nerón (Domicia) tenía un gran abolengo y prestigio en Roma, tanto durante la República como durante el Principado. Sin contar al propio Nerón, sus antepasados acumularon siete consulados, un triunfo y dos censuras (1). Además, tuvieron estrecho parentesco con las familias Antonia y Julio-Claudia.

Así, el padre de Nerón, Gneo Domicio Ahenobarbo, nacido el 11 de diciembre del año 17 a.C., era nieto de Marco Antonio, sobrino nieto de Augusto y primo hermano de Germánico y del emperador Claudio. Aparece esculpido, siendo niño, en la procesión del lado meridional del Ara Pacis de Augusto, junto a su hermana mayor Domicia, a su madre Antonia la Mayor y a su padre Lucio Domicio.

Gneo Domicio gozó de una inmensa fortuna y, al igual que varios de sus antepasados, tuvo una brillante carrera política (2) que culminó al recibir el consulado en el año 32 d.C. Después actuó como comisionado del propio Tiberio. A principios del año 37, Tiberio, en plena decrepitud y muy próximo a su final, le acusó de traición, adulterio e incesto. La oportuna muerte del emperador el 16 de marzo del mismo año trajo consigo el sobreseimiento del proceso. 

En el año 28 d.C., el emperador Tiberio organizó la boda de su sobrina nieta Agripina la Menor, hija de Germánico y biznieta de Augusto, que tenía 13 años, con Gneo Domicio, que contaba a la sazón 43 años. El único hijo del matrimonio, Nerón, nació el 15 de diciembre del 37 d.C., nueve meses después de la muerte de Tiberio. Esta circunstancia ha sido harto comentada por los eruditos, pues no parece ser mera consecuencia del azar.

Poco después, Gneo cayó enfermo de edema y murió en enero del año 40 d.C.

LA DIFAMACIÓN

Es Suetonio (3) quien más se recrea dando detalles para "demostrar" cómo el ilustrísimo linaje de la familia Domicia se degeneró bruscamente por alguna causa nefasta que hizo que ya el propio padre de Nerón tuviera una "vida de las más detestables". Y, por supuesto, estos hados fatales fueron inexorablemente heredados por el hijo, con lo que quedaría sobradamente explicado por qué Nerón se habría de convertir en un monstruo. Analicemos con detalle cada acusación de Suetonio contra el padre de Nerón.

1) [Lucio Domicio, el abuelo de Nerón...] tuvo de Antonia la Mayor [hija de Marco Antonio y de Octavia, la hermana de Augusto] un hijo que fue el padre [Gneo Domicio] de Nerón, y cuya vida fue de las más detestables.

Es un primer juicio de valor muy duro y arbitrario del historiador, que, sin embargo, todavía no ha demostrado absolutamente nada.

2) Acompañando al Oriente al joven C. César (4), mató a un liberto que se negó a beber la cantidad de licor que él le mandaba. Excluido por esta muerte de la sociedad de sus amigos, no se condujo con mayor moderación.

La verdadera razón por la que el liberto fue condenado a muerte fue por insubordinación durante una campaña militar. Ocurrió que el rey persa Phraates V pretendía quitarle a Roma la supremacía en Armenia. Augusto como respuesta envió un formidable ejército con la orden de invadir Persia. Mandaba el ejército su nieto y heredero Cayo, al que acompañaba su primo segundo Gneo Domicio. El rey persa se lo pensó dos veces cuando vio aparecer a las legiones romanas y se avino a firmar un tratado en el que aceptaba que Armenia estuviera bajo la influencia de Roma. Era el año 1 d.C.

Por consiguiente, era prácticamente irrelevante el motivo concreto que originó la insubordinación que acabó costándole la vida al liberto: en medio de una campaña militar, la desobediencia, y más si era pública y descarada, se pagaba con la muerte.

3) En la vía Apia arrolló a un niño, lanzando al galope su caballo expresamente para ello.

Que lanzara expresamente al galope su caballo para arrollar al niño es una arbitraria e inadmisible presunción de mala fe por parte del historiador. Por otro lado, la vía Apia no era precisamente el lugar más indicado para que los niños jugaran. Digamos, con lenguaje más actual, que el jinete cometió la falta de galopar imprudentemente a una velocidad excesiva por la vía Apia, y que el padre del niño tuvo la negligencia de dejar a su vástago jugar donde no debía. Además, debe suponerse que el niño no murió en el accidente pues, si así hubiera ocurrido, buen cuidado habría tenido el narrador de dejarlo muy claramente escrito (no olvidemos que pretende demostrar que Gneo Domicio tuvo una "vida de las más detestables").

4) En Roma, en pleno Foro, reventó un ojo a un caballero romano que discutía acaloradamente con él.

Si literalmente hubiera reventado un ojo a un caballero romano, Gneo necesariamente habría sufrido graves consecuencias que aquí ni se sugieren. Por otro lado, no existe la costumbre en Occidente, cuando se pierden las formas por acaloramiento, de pasar de las palabras a los hechos metiendo un dedo en el ojo. La única explicación posible es que al discutir apasionadamente, Gneo hiciera aspavientos con una amplia gesticulación de brazos y manos, y pegara involuntariamente un buen revés en la cara del caballero.

5) Era tal su mala fe, que no satisfacía a los vendedores el precio de lo que compraba y durante su pretura defraudó del premio a los aurigas vencedores, si bien las burlas de su hermana y las quejas de los jefes de los diferentes partidos le obligaron a proclamar que de allí en adelante los premios se pagarían en el acto.

Las calumnias y difamaciones se pueden desmontar tanto más fácilmente cuanto más largo y detallado sea el relato con que se exponen. En esta ocasión está Suetonio acusando a Gneo de defraudar el premio a los aurigas vencedores, y el asunto se cierra cuando Gneo, que es pretor (5), proclama que en adelante los premios se pagarían en el acto. Lo que estaba pasando es muy evidente: Gneo debía de haber introducido previamente la norma de no entregar la parte monetaria de los premios justo al finalizar la carrera de cuádrigas, sino posteriormente, en una oficina y con la tranquilidad deseable para cerrar las cuentas y los recibos. De alguna manera, ese es el procedimiento que hoy se utiliza por doquier: en el momento de terminarse una competición sólo se entrega un trofeo, y se deja el resto de la jornada para las celebraciones, para las fotos, para dar la vuelta al ruedo, para hacer el avión, etc. Y las compensaciones y los premios monetarios que el COI, la FIFA, la UEFA, la RFEF, etc., concedan a los participantes son gestionados en otro lugar y momento más convenientes. Y, hoy, a nadie en su sano juicio se le ocurre acusar por ello a dichos organismos de "querer defraudar los premios a los vencedores". Pero aquellos eran otros tiempos bien distintos.

6) Por último, recordaremos algo que oculta Suetonio arteramente para denigrar por omisión al padre de Nerón. Gneo Domicio tuvo una brillante carrera política (2) que culminó con el consulado del año 32 d.C., siendo el segundo cónsul Lucio Arruntio Camilo Escriboniano. Y en el año 55 d.C. su hijo, el emperador Nerón, exaltó póstumamente su memoria y el Senado de Roma levantó una estatua en su honor.

NOTAS

(1) Cargo del censor.

(2) Cursus honorum.

(3) "Vida de los doce césares", Nerón, I a VI.

(4) Se refiere a Cayo César, el malogrado nieto y heredero de Augusto, hijo de su hija Julia la Mayor y de Marco Vipsanio Agripa.

(5) El pretor era un alto magistrado romano que administraba la justicia y cuya dignidad iba inmediatamente por debajo de la del cónsul. Es sencillamente absurdo suponer que un pretor (y, encima, con una inmensa fortuna como era el caso de Gneo Domicio) fuera a defraudar los premios de las carreras celebradas y de una manera tan pública y notoria.   

Ultima modificacion el Martes 16 de Abril de 2013 15:01
Justino García del Vello

Justino García del Vello

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