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Jueves 10 de Abril de 2014 09:18

14-LOS 8 REALES PENINSULARES DE NECESIDAD DE FERNANDO VII

por Ernesto Gutiérrez Guinea
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Todo conflicto bélico lleva consigo una notable alteración de las condiciones en las que se desenvuelve la actividad económica. Esta alteración se caracteriza por su brusquedad, en relación con las variaciones que las crisis periódicas de las economías producen en la actividad de este tipo, las que pese a la intensidad que alcance, llegan y se van, en forma mas o menos gradual. Si ésto es cierto para todas las guerras, lo es mas aún, para el caso de las guerras civiles. Pensemos en los casos de la Guerra de Secesión Americana o la Guerra Civil española (1936-1939). En estos conflictos, por una parte la moneda circulante, especialmente cuando está constituida por metales preciosos, tiende a ser acaparada desapareciendo de su curso ordinario, y por otra parte el aislamiento en el que se encuentran determinadas zonas determina que, en algún caso, no la pueden recibir de los centros emisores piezas suficientes con las que atender a las necesidades del comercio.

  

Esta disminución del circulante, viene agravada en muchos casos por una mayor necesidad de numerario en circunstancias de guerra, para: afrontar el pago de haberes a los soldados, garantizar los suministros y adquirir el material necesario para hacer frentes a los requerimientos militares. Estas necesidades han sido históricamente afrontadas mediante la emisiones de las llamadas monedas obsidionales o de necesidad, acuñadas generalmente bajo Autoridades locales cuyo ámbito de actuación se limitaba a una provincia o a un municipio, como es el caso de las emisiones municipales realizadas por muchos ayuntamientos de pequeñas poblaciones ubicadas en ambas zonas durante la Guerra Civil española, siempre realizadas en metales viles y en pequeñas denominaciones.

  

Este tipo de emisiones de moneda, en realidad, fiduciaria, era muy problemático en los tiempos anteriores al siglo XX, cuando 25 siglos de circulación de moneda emitida con cantidades razonables de oro y plata habían acostumbrado a la población a no aceptar la moneda como un medio de pago alejado substancialmente de su valor intrínseco. Por ello, históricamente, las monedas de necesidad emitidas en ese tiempo, tenían necesariamente una alta proporción de metal precioso, aunque éste hubiera de ser obtenido mediante requisa de objetos preciosos a los particulares. Un ejemplo muy generalizado de ello lo constituyen las monedas de necesidad emitidas por las tropas de Carlos I de Inglaterra y por las del Parlamento, enfrentadas en la Guerra Civil inglesa que tuvo lugar durante los años centrales del siglo XVII, que convivieron con las acuñaciones de moneda con denominaciones, peso y ley regulares emitidas en las cecas provinciales como: Exeter o Oxford.

  

Las emisiones de necesidad obedecen también a este doble requerimiento. Por una parte, se emitieron piezas de 8 Reales que pudiéramos llamar convencionales a nombre de Fernando VII en Cecas como: Reus, Valencia o Cádiz, con tipos mas o menos semejantes a los de las emisiones regulares de Sevilla y Madrid, cecas que venían operando al  menos desde Felipe III, siempre acuñando piezas denominadas en Reales de Plata, con el peso y ley acostumbrados (26,7 gramos y aproximadamente 900 milésimas), y por otra parte, en aquellos lugares en los que no era posible la disposición de las compleja maquinaria necesaria para la producción de este tipo de acuñaciones, se emitieron piezas labradas en base a punzones con los que se abren los cuños, cuidando mas el peso y la ley de las monedas que lo esmerado de sus diseños. Éste sería el caso de las cecas catalanas de Gerona, Lérida, Tarragona y quizá, Tortosa, así como de la de Palma de Mallorca.

  

Ejemplos de las monedas del primer tipo se encuentran en las FIGURAS 134.1 (con el 8 Reales de 1811GS de Valencia) y 134.2 (con el 8 Reales de 1813 de Cádiz), mientras que en las FIGURAS 134.3 (con el 5 Pesetas de Tarragona de 1809) y 134.4 (con el 30 Sous de Mallorca de 1808) tenemos dos ejemplos de monedas propiamente de necesidad. Por último, en la FIGURA 134.5 tenemos una medalla de Sevilla de 1823 de Fernando VII que, aunque no es propiamente moneda de necesidad, muestra signos de haber circulado (suponemos que ha instancia de los partidarios del absolutismo, dada las características de sus leyendas como REPUESTO EN LA INTEGRIDAD DE SU SOBERANÍA) suponemos que con suficiente aceptación, dadas sus características de buena ley y peso algo superior al de las monedas de 8 Reales (28 gramos frente a los usuales 26,7 gramos del reto de las piezas).

  

En cuanto  a las emisiones de Cádiz, éstas fueron autorizadas por la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino que establecida en Sevilla, hizo trasladar a Cádiz parte de los útiles necesarios para la fabricación de moneda, ante la posibilidad de que Sevilla fuera ocupada por los franceses,. Éste fue el caso, por lo que de 1809 a 1814 se interrumpió la acuñación de moneda a nombre de Fernando VII en Sevilla, donde solo se batieron monedas de 8 Reales a nombre de José Bonaparte en 1812. En ese mismo año, Cádiz recibió un segundo lote de maquinas de acuñación procedentes de la Ceca de Madrid cuando esa ciudad hubo de ser nuevamente evacuada por el ejército español. Toda la infraestructura de acuñación empleada en Cádiz de 1810 a 1815 fue devuelta a las Casas de Moneda de Madrid y Sevilla en 1815.

  

En Cádiz actuó siempre como Ensayador principal Carlos Tiburcio cuya inicial (C) aparece siempre en primer lugar, a la derecha del escudo del reverso. Como segundo Ensayador actuó primero, desde 1810 a 1812, Idelfonso Urquiza, señalado por la letra I tras la C de Carlos Tiburcio; y después de 1812 a 1815, Joaquín Delgado, identificado por la letra J en ese mismo lugar. La rareza de las piezas de Cádiz es muy variable, dependiendo tanto de la fecha como de las siglas del segundo Ensayador. Las piezas de: 1813 y 1814, todas ellas con CJ son bastante corrientes, por lo que las valoramos al mismo precio que el de las piezas comunes de Fernando VII de Madrid o Sevilla del periodo 1814 y 1820. Las piezas de: 1811CI y 1812CJ,  las consideramos como Raras, con un valor doble del de las piezas comunes; las de: 1810CI y 1811CJ, como Muy Raras, con un valor cuádruple, la de; 1814 como Rarísima, con un valor de 8 veces; y la de 1812CI como Extremadamente Rara, con un valor de dieciséis veces el de las piezas comunes.

  

 La emisión de Tarragona de 1809 se realizó después de la expulsión de los franceses de esta ciudad, tras el desastre del Bruch, primera derrota de las tropas napoleónicas en España, 44 días antes de la batalla de Bailén. Esta presencia de las  tropas españolas en Tarragona se prolongó hasta la toma de la ciudad por lo franceses el 28 de junio de 1811. Las monedas de necesidad de Tarragona tienen el mismo peso y ley que los 8 Reales ordinarios, aunque su denominación es de 5 Pesetas, en la misma forma de la empleada en las piezas grandes de José Napoleón acuñadas en Barcelona, lo que expresa que el término “Peseta” (pequeño peso) se encontraba mas generalizada en Cataluña que la de Real, fuera éste de Plata o de Vellón. El diseño de estas piezas es casi idéntico al de las 5 Pesetas de Lérida, siendo una cuestión debatible cual de los dos se acuñó primero,  y por tanto inspiró el diseño de la otra. Otra denominación de estas piezas, también popular en Cataluña, era la de Duro, nombre asignado como denominación a la moneda grande de necesidad de Gerona que aparece en esa moneda junto con el anagrama del nombre de la ciudad (GNA).

  

El procedimiento de grabación de cuños en base a punzones facilitó la acuñación de cantidades significativas de estas monedas (Bofarul evalúa que se emitieron un 80.000 ejemplares), lo que unido a la libertad con la que continuaron circulando hasta, al menos, el final del reinado de Fernando VII, hace que estas monedas no sean raras. Nosotros la evaluamos con un precio semejante al del resto de las piezas comunes de 8 Reales de Fernando VII, acuñadas en Madrid o Sevilla. El método de fabricación de carácter artesanal de estas monedas, hace que el número de variantes sea muy alto. Francesc Padró en su artículo sobre esta moneda, publicado en el número 39 de las Gaceta Numismática editado en Barcelona correspondiente a diciembre re de 1975, distingue hasta 12 grandes variedades que cataloga cuidadosamente.

  

También recomendamos a los interesados específicamente en este tipo de monedas que examinen cuidadosamente la curva de incremento de precio de esta pieza en el mercado publicada en este articulo( a través de sus apariciones en subasta) desde 1965 a 1975, con: 800P en 1965, 2.260P en 1971, 4.070P en 1973 y 8.780P en 1975, que es ilustrativa del extraordinario incremento de precio que experimentaron estas piezas (que se multiplicaron por 10 en 10 años) en ese periodo, al que no fueron tampoco ajenas las otras  piezas de 8 Reales peninsulares no macuquinas. Cuestión polémica también fue, en su momento, si el escudo mostrado en esta moneda, era el de Cataluña o el de Aragón, puesto que hubo autores que llegaron a atribuir este Duro a Zaragoza. E. Goig en la obra citada en entradas anteriores, aclaró completamente esta cuestión, estableciendo que el emblema del escudo es sin lugar a dudas, el de Cataluña, en base tanto a su diseño como a la intencionalidad de la Orden que aprobó su emisión.

  

La emisión de monedas de módulo de 8 Reales en Mallorca (FIGURA 134.4) se realizó en 1808, denominándola en Sous (30 Sous) pieza de origen francés que era utilizada como moneda de cuenta en las Islas Baleares. Su diseño es similar al de la moneda anterior, si bien en su anverso, la denominación y el año se encuentran intercambiados, mientras que en su reverso, aparece el escudo del Reino de Mallorca, en lugar del de Cataluña. Su rareza es similar a la de las piezas comunes de 8 Reales de Fernando VII. Una emisión de este mismo tipo con la misma denominación, pero con fecha y denominación intercambiadas, fue realizada en 1821. También, en 1823 se emiten monedas de necesidad de este módulo en Palma de Mallorca con punzón circular en su centro, en el que primero se inscribe la expresión de Rey Constitucional y después del restablecimiento del absolutismo en ese mismo año, el de Rey de España, con referencia a Fernando VII.

  

Figura 134.1

  

La pieza mostrada en la FIGURA 134.1 es un 8 Reales acuñado a nombre de Fernando VII en Valencia con las siglas de Ensayador G, correspondientes a Gregorio Lázaro y Sixto Giber. Este último Ensayador ya había actuado como único Ensayador en la emisión de las piezas de Valencia marcadas con SG. CALICÓ evalúa esta pieza en 2008 en 1.000€ en lugar de los 600€ asignados a la variante con GS. CAYÓN acorta la distancia entre ambas variantes con 250.000P, en este caso en 1998, frente a las 170.000P de la variante con SG, valoración que en ambos casos aunque se trate de piezas en conservación VF, creemos exagerada en relación con la cotización actual de estas piezas. Para hacernos idea de la caída del valor de estas piezas, como la de la mayoría de las semejantes, diremos que la cotización de ellas en VICENTI 1968 era de 35.000P el SG y 25.000P el GS, mientras que PEIRO 2007 los evalúa en VF en 1.000€ e y 1.400€ respectivamente, siendo el IPC de unas 20 veces menor que  el actual.

  

Esta pieza tiene un gastaje bastante generalizado, aunque conserva restos de brillo, especialmente entre las letras de la leyenda. Igual que en la mayoría de estas piezas, este ejemplar tiene grandes vanos de acuñación en anverso y reverso. Consideramos que su grado es F. En F, el grado de la variante con SG sería de  cuatro veces el de las piezas comunes de Fernando VII, ésto es 600€. En este caso al tratarse de la variante GS consideramos que su valor sería doble, 1.200€. El precio de mercado sería prácticamente la mitad, como consecuencia de la debilidad de la acuñación, lo que empobrece notablemente su aspecto, 650€ en F.

  

Figura 134.2

  

 La pieza mostrada en la fotografía de la FIGURA 134.2 es un 8 Reales de Fernando VII acuñado en Cádiz en 1813 con los Ensayadores Carlos Tiburcio y Joaquín Delgado (CJ). Esta pieza se evalúa en CALICÓ 2008 en 250€. CAYÓN 1998 la evalúa en conservación que consideramos como el mismo VF del CALICÓ, en 40.000P. VICENTI hace pasar a esta pieza de un precio de 3.000P en 1968 al de 25.000P en 1978; como vemos, un incremento muy notable, similar al de la pieza de Tarragona que antes hemos comentado.

  

El presente ejemplar se encuentra en conservación VF+ ya que tiene las hojas de la corona de laurel casi completas mostrando mas de la mitad de sus nervios. También en el reverso puede apreciarse una parte importante de la melena de los leones del escudo. Al tratarse de una pieza corriente de Cádiz la graduaremos en la misma forma que la de los 8 Reales comunes de Fernando VII, con un valor y precio de mercado de 200€ en VF+ (185€ en VF y 250€ en XF).

 

Figura 134.3

 

La pieza de la FIGURA 134.3 es un 5 Pesetas acuñado en Tarragona en 1809 a nombre de Fernando VII. Esta moneda alcanza un valor equivalente en las ediciones de 2008 de CALICÓ (150€ en VF) y de CAYÓN 1898 (20.000P en lo que suponemos VF). Igual que la pieza anterior VICENTI refleja un cambio muy importante de su precio entre 1968 a 1978, pasando de 2.500P a 17.500P. PEIRO 2007 expresa la estabilización del valor de esta pieza en los últimos años, con 240€ en VF y 320€ en XF. La presente pieza presenta un gastaje muy generalizado, evidenciado principalmente en las flores de la corona y en la parte alta de la denominación. Por ello, su grado de conservación es F, con un valor y precio de mercado como el de las piezas comunes de este Rey: 150€ en F.

 

Figura 134.4

 

La pieza fotografiada en la FIGURA 134.4 es un 30 Sous acuñado en Palma de Mallorca en 1808 a nombre de Fernando VII. Nuevamente CALICÓ y CAYÓN  coinciden en asignar un valor semejante en VF a esta pieza en las últimas ediciones de sus catálogos: 200€ y 30.000P respectivamente. VICENTI fijaba un valor comparativamente alto a esta pieza en 1968: 5.000P, pasando a 25.000P en 1978; PEIRO 2007, por el contrario fija esta pieza un valor prácticamente mitad del de la pieza equivalente de Tarragona: 120€ en VF y 170€ en XF. La presente pieza se encuentra en XF, distinguiéndose los detalles del castillos y las palmeras del escudo de Mallorca, así como los florones de las corona sobre este escudo. Nosotros consideramos que esta pieza tiene una rareza equivalente a la de Tarragona, siendo el mismo que el de las piezas comunes de 8 Reales de Fernando VII, con un valor y precio de mercado de 250€ en XF.

 

Figura 134.5

 

Por último la FIGURA 134.5 muestra una medalla de Fernando VII acuñada en 1823 en la Casa de Moneda de Sevilla con ocasión del restablecimiento del poder absoluto de Rey tras la entrada en España de los llamados Cien Mil hijos de San Luis como consecuencia de la petición formulada por el Monarca a la Santa Alianza que agrupaba a las potencias absolutistas de Europa. La medalla se encuentra en excelente conservación aunque muestra algún desgaste en la patilla y la mecha central del cabello del Rey, así como en el nervio central de las flores de lis del escudo de los Borbones, en el reverso, lo que evidencia que llegó a circular como moneda.  Por tanto, su conservación será XF y su precio, lo asignaremos, convencionalmente, como de 150€.

 

134, THE PENINSULAR 8 REALES FOR FERDINAND VII’S NEED

 

All conflict carries with it a noticeable change of the conditions in which economic activity unfolds. This alteration is characterized by its bluntly, compared with the variations that the regular economic crisis caused in this type of activity, which despite the intensity they reach, they come and go, more or less gradually. If this is a fact for every war, it is even more in the case of the civil wars. We can consider the case of the American Civil War or of the Spanish Civil War (1936-1939). In these conflicts, on the one hand the circulating currency, especially when it is composed of precious metals, it tends to be hoarded, disappearing from its ordinary course, and on the other hand the isolation in which certain areas are that, in some cases, they cannot receive from the issuing centres enough coins that meet the needs of the trade.

This decline of the current asset is aggravated in many cases by a greater need for cash in circumstances of war, to: deal with the payment of wages to soldiers, ensuring supplies and acquiring the necessary equipment to face the military requirements. These needs have been historically faced thanks to the issue of the so-called obsidional coins or in need, usually minted under Local Authorities whose scope was limited to a province or a municipality, as it is the case of municipal issues carried out by many Councils in villages located in both areas during the Spanish Civil War, always made of base metals and low denominations.

This type of issues of coins, in fact, fiduciary, was especially problematic in the times previous to the 20th century, when 25 centuries of circulation of currency issued with reasonable amounts of gold and silver made the population get used not to accept as a means of payment currency substantially away from its intrinsic value. Therefore, historically, the coins in need issued in that time had necessarily a high proportion of precious metal, although it had to be obtained through requisition of individuals’ precious objects. A well-known example of this are coins in need issued by the troops of Charles I of England and by those of the Parliament, confronted in the English Civil War that took place during the middle of the 17th century, when they lived with the coinages of coin with the regular denominations, weight and fineness cast in the provincial mints as: Exeter or Oxford.

The issues in need were also attributable to this double requirement. On the one hand, coins of 8 reales were issued which we can call conventional on behalf of Ferdinand VII in mints of: Reus, Valencia and Cadiz, with types more or less similar to the regular issues of Seville and Madrid. These mints were operating at least since Philip III, they always minted coins called Reales of silver with the usual weight and fineness (26.7 grams and approximately 900 thousandths). On the other hand, in those places where it was not possible the arrangement of the complex equipment for the production of this type of coinages, they minted coins carved out on the basis of hallmarks with which the stamps are opened, caring more about the weight and the fineness of the coins than about the careful of their designs. This would be the case of the Catalan mints of Girona, Lleida, Tarragona and maybe Tortosa, as well as Palma de Mallorca.

They are examples of the first type coins in the Figure 134.1 (with the 8 reales of 1811GS of Valencia) and in Figure 134.2 (with the 8 reales of 1813 of Cádiz), while in Figure 134.3 (with the 5 pesetas of Tarragona of 1809) and in Figure 134.4 (with the 30 Sous of Mallorca of 1808) we actually have two examples of coins in need. Finally, in Figure 134.5 we have a medal of Seville of 1823 of Ferdinand VII which, although it is not strictly coins in need, shows signs of having circulated (we assume that at the instance of the supporters of the absolutism, given the characteristics of its legend like REPLACEMENT IN THE INTEGRITY OF ITS SOVEREIGNTY) we assume that with enough acceptance, given its characteristics of good fineness and weighing slightly more than those of the eight-real coins (28 grams versus the usual 26.7 grams of the rest of the coins).

As regards the issues of Cádiz, these were authorized by the Supreme Central and Governmental Junta of Spain and the Indies which established in Seville move to Cádiz part of the necessary tools for the manufacture of currency, given the possibility that Seville was occupied by the French. This was the reason why from 1809 to 1814 the coinage in the name of Ferdinand VII in Seville stopped, where only eight-real coins were struck in the name of Joseph Bonaparte in 1812. In that same year, Cadiz received a second lot of machines for coinage from the Mint of Madrid, when that city had to be evacuated one more time by the Spanish army. The entire infrastructure of coinage used in Cadiz from 1810 to 1815 was returned to the Mints of Madrid and Seville in 1815.

In Cádiz who always worked as main Assayer was Carlos Tiburcio whose initial (C) always appears in the first place, on the right of the coat of arms of the back. In first place, from 1810 to 1812, Idelfonso Urquiza, worked as the second Assayer, identify by the letter I and after him, Carlos Tiburcio, C; and then, from 1812 to 1815, Joaquín Delgado, identified by the letter J in the same place. The rarity of the coins of Cádiz is especially variable, depending on both, the date and abbreviations of the second assayer. The coins of 1813 and 1814, all of them with CJ are quite common, so we value them at the same price as the common coins of Ferdinand VII of Madrid or Seville of the period 1814 and 1820. The coins of 1811CI and 1812CJ, we consider them as rare, with a double value of common coins; those of 1810CI and 1811CJ as very rare, with a quadruple value; the one of 1814, as quite rare, with a value of eight times; and that of 1812CI as extremely rare, with a value of sixteen times that of common coins.

The issue of Tarragona of 1809 was carried out after the expulsion of the French from this city, after the disaster of the Bruch, first defeat of the Napoleonic troops in Spain, 44 days before the Battle of Bailén. The presence of the Spanish troops in Tarragona lasted until the capture of the city by the French on 28 June 1811. The coins in need of Tarragona have the same weight and fineness than the common eight-real coins, although its denomination is of 5 pesetas, in the same way used in the large coins of Joseph Napoleon minted in Barcelona, what means that the term "Peseta" (small peso) was more generalized in Catalonia than the Real, whenever they were in silver or billon. The design of these pieces is almost identical to the one of 5 pesetas of Lleida, being a debatable issue which of them was coined first and therefore inspired the design of the other. Another denomination of these coins, also popular in Catalonia, was Duro, name assigned as denomination of the coins in need of Girona that appears in that coin with the anagram of the name of the city (GNA).

The procedure for engraving of stamps based on hallmarks provided significant amounts of these coins coinage (Bofarul evaluates that 80,000 copies were issued), what together with the freedom with which continued to circulate until at least the end of the reign of Ferdinand VII, makes these coins not to be rare. We evaluate it with a similar price to that of the rest of the common coins of 8 reales of Ferdinand VII, minted in Madrid or Seville. The method of manufacture of artisanal nature of these coins makes the number of variants to be high. Francesc Padró in his article about this coin, published in the number 39 of the Gaceta Numismática published in Barcelona corresponding to December 1975, distinguishes up to 12 large varieties which he catalogues carefully.

We also recommend to those interested specifically in this type of coins to examine carefully the curve of increase in price of this coins in the market published in this article (through its appearances at auction) from 1965 to 1975, at 800 pesetas, in 1965, at 2,260 pesetas, in 1971, at 4,070 pesetas, in 1973 and at 8,780 pesetas in 1975. This is illustrative of the extraordinary increase in price that experienced these coins (that they multiplied by 10 in 10 years) in that period, when peninsular coins of 8 reales, nor cobs, were not absent. A controversial issue also was, at the time, if the coat of arms shown in this coin was of Catalonia or of Aragón, since there were authors who came to attribute this Duro to Zaragoza. E Goig, in the work cited in previous posts, clarified completely this issue, stating that the coat of arms  is without any doubt the one of Catalonia, given its design and the intention of the order which approved its issuance.

The issuing of coins of module of 8 reales of Mallorca (Figure 134.4) was cast in 1808, denominating it in Sous (30 Sous) coin of French origin which was used as currency account in the Balearic Islands. Its design is similar to the previous coin, although on its front, the denomination and the year are exchanged, while on its back appears the coat of arms of the Kingdom of Majorca, rather than the one of Catalonia. Its rarity is similar to the common coins of 8 reales of Ferdinand VII. An issue of the same type with the same denomination, but with the date and denomination exchanged, was made in 1821. Also, in 1823 this coins are issued with module of Palma de Mallorca, with circular hallmark in its centre, in which first there is the expression of constitutional King and then the restoration of absolutism in the same year, the King of Spain, with reference to Ferdinand VII.

The coin shown in Figure 134.1 is an 8 reales coined in the name of Ferdinand VII in Valencia with the acronym of the Assayer G, corresponding to Gregorio Lázaro and Sixto Giber. This last Assayer had already acted as sole Assayer in the issue of the Valencia coins marked with SG. Calicó evaluates this piece in 2008 at €1,000 rather than the €600 assigned to the variant with GS. Cayón shortens the distance between both variants with 250,000 pesetas in this case in 1998, compared with the 170,000 pesetas for the variant with SG, assessment that in both cases although being pieces in VF conservation, we believe exaggerated in relation to the current prices of these coins. To get an idea of the fall of the value of these coins, like that of most of the similar ones, we will say that the price of them in Vicenti 1968 was 35,000 pesetas for the SG and 25,000 pesetas for the GS, while Peiro 2007 evaluate them in VF at €1,000 and €1,400 respectively, being the CPI about 20 times lower than the current one.

This piece has a fairly widespread wear, although it retains remains of brightness, especially between the letters of the legend. In the same way of much of these coins, this copy has large openings of coinage in the front and back. We believe that its grade is F. In F, the grade of the variant with SG would be four times of the common coins of Ferdinand VII, this is €600. In this case, being the variant GS we believe that its value would be the double, €1,200. The market price would be almost the half, as a result of the weakness of the coinage, what impoverishes notably its appearance, €650 in F.

The coin shown in the photograph of Figure 134.2 is an 8 reales of Ferdinand VII coined in Cadiz in 1813 with the Assayers Carlos Tiburcio and Joaquín Delgado (CJ). This piece is evaluated in Calicó 2008 at €250. Cayón 1998 evaluates it in conservation that we consider the same as the VF of Calicó, at 40,000 pesetas. Vicenti pretends this piece pass from a price of 3,000 pesetas in 1968 to 25,000 pesetas in 1978; as we see, a very substantial increase, similar to the one of the coin of Tarragona as we mentioned before.

The present copy is in conservation VF+, it has almost complete the Crown of laurel leaves showing more than half of their nerves. An important part of the mane of the lions of the coat of arms can also be seen on the back. Considering that it is a current coin of Cádiz we give it the same grade as the common 8 reales of Ferdinand VII, with a value and market price of €200 in VF+ (€185 in VF and €250 in XF).

The coin of Figure 134.3 is a 5 pesetas coined in Tarragona in 1809 on behalf of Ferdinand VII. This coin reaches an equivalent value in the editions of 2008 of Calicó (€150 in VF) and Cayón 1898 (20,000 pesetas in, what we assume, VF). As in the previous coin, Vicenti reflects a major change in its price between 1968 and 1978, going from 2,500 pesetas to 17.500 pesetas. Peiro 2007 expresses the stabilisation of the value of this coin in recent years, with €240 in VF and €320 in XF. This coin presents a very widespread wear, mainly evidenced in the flowers of the Crown and in the upper part of the denomination. Therefore, its grade of conservation is F, with a value and market price as the common coins of this King: €150 in F.

The coin photographed in Figure 134.4 is a 30 Sous coined in Palma de Mallorca in 1808 o behalf of Ferdinand VII. Again Calicó and Cayón agree to give it a similar value in VF to this coin in the latest editions of their catalogues: €200 and 30,000 pesetas respectively. Vicenti set a comparatively high value for this coin in 1968: 5,000 pesetas, passing to 25,000 pesetas in 1978. On the other hand, Peiro 2007 sets to this coin almost half of the value of the equivalent coin of Tarragona: €120 in VF and €170in XF. The present coin is in XF, distinguishing the details of the castles and the palms of the coat of arms of Mallorca, as well as the rosettes of the Crown over this coat. We consider that this piece has an equivalent rarity to the Tarragona one, being the same as the common coins of 8 reales of Ferdinand VII, with a value and market price of €250 in XF.

Finally, the Figure 134.5 shows a Ferdinand VII medal struck in 1823 in the MInt of Seville on the occasion of the re-establishment of the absolute power of the King after the entry in Spain of the so-called one hundred thousand sons of Saint Louis as a result of the request made by the monarch to the Holy Alliance which grouped the absolutist powers of Europe. The medal is in excellent conservation, but it shows some wear in the sideburn and the central lock of the King, as well as in the central nerve of the flowers of lis of the coat of the Bourbons on the back, what proves that it came to circulate as currency. Therefore, its conservation is XF and its price, we assign, conventionally, at €150.

 

 

 

Ultima modificacion el Jueves 10 de Abril de 2014 09:28
Ernesto Gutiérrez Guinea

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