“… cómo tres golpes secos dados en la puerta de la infelicidad”. No hace falta que Montserrat y Triana hayan leído a Camus para que, después de unos cuantos años entre rejas, comprendan las consecuencias de estos tres disparos que han hecho buena aquella frase de que “hay enemigos, enemigos a muerte y compañeros de partido” y que han desatado una cadena de despropósitos en un tiempo record:
Dos militantes del PP se cargan a tiros a su jefa política y la consecuencia más inmediata es … la dimisión de una concejal socialista, evidenciando hasta que punto la izquierda española esta presa de un complejo de “gallina en corral ajeno” y acepta, sin más las normas de comportamiento político que impone la derecha aunque ésta misma no las cumpla.
De acuerdo, era un exabrupto mezquino y miserable, pero no más que los que abundan en boca de políticos que ni se molestan en disculparse. Por ejemplo, el del candidato Arias Cañete. Que, por supuesto, es diferente: Es peor. Si dentro de unos días se produce una muerte violenta en España, hay muchas más probabilidades de que sea por violencia machista que de que se repita algo similar a lo de León.
Lo cual no ha impedido que se desaten los grandes medios y se inicie una caza de brujas contra algunos internautas, incapaces de comprender que Facebook y Twiter no son tertulias de taberna entre amigos, por parte de unos fiscales incapaces de determinar los limites de la libertad de expresión, por burda que sea. A este respecto, el azar de las cosas ha querido que esta misma semana el país semanal publicara un comentario de Juan José Millás a una foto del cardenal Bertone. El comentario, magnífico, termina así: Yo, de las monjas, le pondría cianuro en las natillas. Por supuesto, el estilo es mucho mejor, claro.
Y como para demostrar que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra ilustres portavoces del PP, con la honrosa excepción de Soraya Sáenz de Santamaría que todo hay que decirlo, se lanzaron a toda prisa a buscar chivos expiatorios en el 15M, la PAH y, en general, en el llamado “clima de crispación”. Por suerte para el PP, alguien debió de advertirles a tiempo que iban camino de repetir el mismo error que tras los atentados de Atocha y les recordó las consecuencias. A pesar de eso, aún de cuando en cuando se oye alguna tontería de ese tipo.
Probablemente, los estrategas de campaña que trataron de sacar tajada intentando convertir en martirio político lo que era, según todas las apariencias, un ajuste de cuentas y santificando a Isabel Carrasco no sabían lo que se traían entre manos. La fama es algo muy delicado. Cada uno se fabrica la suya con sus actos y la imagen de la Sra. Carrasco en Castilla y León estaba lejos de carecer de sombras, por decirlo suave. Ya sé que las oraciones fúnebres no son el momento de sacar defectos pero hay que tener mesura so pena que la gente, cabreada, te devuelva a la realidad.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras y ha habido una que se la ha escapado en varias ocasiones a los guardianes de la TV: Donde cayó la Presidenta del PP de León apenas había al día siguiente cuatro velas y dos o tres ramos de flores. Los que recuerden imágenes similares de otros hechos luctuosos no tienen más que comparar y sacar sus conclusiones.