29/04/2017
Barry Harris. Manteniendo viva la llama del bebop
Cronológicamente el estilo bebop sucede (que no sustituye) al swing (es bueno que los diferentes estilos convivan juntos). Ya comenté en el artículo que dediqué al swing (muy breve, por cierto) que muchas de las big bands que surgieron en la era del swing se disolvieron en los primeros años de la segunda guerra mundial, al ser más difícil el mantenimiento de grandes agrupaciones. La desintegración de las big bands propició la aparición de grupos más pequeños, al mismo tiempo que llegaron al jazz músicos jóvenes con ideas renovadoras, que, algo cansados del sonido comercial del swing, se empeñaron en buscar nuevas formas de hacer jazz. Fue entonces, al inicio de la década de 1940, cuando comenzaron a aparecer los primeros indicios del bebop. Se pasaba de las big bands a grupos más reducidos (cuarteto, quinteto, sexteto) y empezaba el jazz moderno. Algunos de los músicos que emergieron en aquellos años han escrito varias de las mejores páginas de la historia del jazz. Hablo de Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Bud Powell, Thelonious Monk y algunos otros que revolucionaron el jazz. Art Tatum, Tadd Dameron, Powell y Monk han sido sus principales referentes en el piano (que de un pianista va este artículo). El bebop se caracteriza principalmente por un fraseo rápido y poco espaciado, una mayor utilización de los solos instrumentales improvisando sobre la melodía principal y un mayor protagonismo de la sección rítmica de lo que había sido en los años anteriores. Ese periodo fue también el del auge de las jam session, porque aun habiendo empezado antes, en los años 30, es en la década de los 40 cuando realmente se generalizan e incluso llega a haber clubs que las programan, como fue el caso de las célebres del Minton's, en Harlem (NYC). Hay un magnífico cortometraje de 1944, Jammin' the Blues, nominado a los premios Oscar de aquel año, sobre una jam session con excelentes músicos. Lo podéis ver aquí. Una verdadera delicia ver y escuchar este corto.
Los músicos que he citado (y otros) son tan grandes que su música y el estilo que crearon perdurarán en el tiempo. Porque además han tenido muchos continuadores y algunos de sus contemporáneos todavía están en activo para mantener viva la llama del bebop. Y este es el caso del protagonista de este artículo, Barry Harris, un excelente pianista y compositor que tocó con ellos y que aún hoy, a sus 87 años, se pasea por el mundo para enseñarnos y deleitarnos con todo lo que sabe hacer con su piano. Reside en Nueva York, pero todos los años realiza una gira por diferentes países, la mayoría europeos (en España ha estado en más de 30 ocasiones y siempre ha dicho que le gusta y que es un país en el que se hace y toca un buen jazz), en los que actúa en conciertos y pone en marcha sus talleres de formación intensiva (workshops). Porque esa, la de formación y educación musical, es una de las facetas que más le interesan y a la que dedica gran parte de su tiempo. Aprovecho que este mes de abril está en Madrid, en el Bogui Jazz durante una semana, para escribir sobre él.
Barry Harris nació en Detroit en diciembre de 1929, allí estudió piano y allí estuvo hasta que se trasladó a Nueva York en 1960. En los años 40 y 50 Detroit fue uno de los centros neurálgicos del jazz en Estados Unidos (que es como decir en el mundo). Por allí pasaron los mejores músicos de la época y con la mayoría de ellos tocó Harris. Después, en Nueva York, empezó tocando en el grupo del baterista Max Roach y más tarde en el quinteto del saxofonista Julian "Cannonball" Adderley. En Nueva York conoció a Thelonious Monk, con quien hizo una gran amistad y compartieron durante años un apartamento que la baronesa Pannonica de Koenigswarter, protectora y amiga de Monk y de otros músicos de jazz, tenía en Nueva Jersey. Además de tocar con la práctica totalidad de los mejores músicos de jazz de la época, Barry Harris comenzó su etapa de educador que aún hoy sigue ejerciendo. La enseñanza es una de sus pasiones, quiere y necesita transmitir sus conocimientos, además de que fuera lo que le permitió vivir y mantener un cierto reconocimiento en unos años en los que hubo una clara marginación de los músicos dedicados al bebop. En 1982 abrió un centro de enseñanza e investigación de jazz en Nueva York, el Jazz Cultural Center, que hubo de cerrar cinco años más tarde (en 2012 un buen pianista y ex-alumno de Harris abrió un centro de formación similar en Bilbao, el Jazz Cultural Theatre) aunque Harris continuó con sus talleres de formación en diferentes lugares. Por sus clases han pasado infinidad de músicos. En su página web, http://www.barryharris.com/, tenéis información sobre sus workshops y tutoriales. Pero lo más curioso es que Harris es profesor y también alumno, porque sigue tomando clases de piano con una profesora de clásico. Nunca se acaba de aprender.
Jazz Entre Amigos, el programa de televisión española que dirigió durante varios años Juan Claudio Cifuentes "Cifu" le dedicó uno de sus capítulos. El programa sobre Harris se emitió el 29 de agosto de 1988, cuando Harris tenía 58 años y ya llevaba más de 40 tocando jazz. Sesenta minutos de programa con la buena música de Barry Harris y con la sabiduría y conocimientos de Cifu.
Hay varias películas sobre jazz o dedicadas al jazz o en las que predomina la música de jazz (mejor me olvido de la última, La la land), pero son dos las que destacan sobre todas las demás, al menos en mi opinión. Round Midnight (ganadora del premio Oscar a la mejor banda sonora en 1986), dirigida por Bertrand Tavernier e interpretada por Dexter Gordon en su papel principal, y Bird (ganadora del Oscar al mejor sonido y del premio BAFTA a la mejor banda sonora en 1988), dirigida por Clint Eastwood y con Forest Whitaker en el papel de Charlie Parker, porque es una película sobre la vida de este gran saxo alto. En esta segunda, en Bird, Barry Harris es uno de los músicos que interpreta al piano gran parte de los temas de su banda sonora. Creo que junto a su participación en el documental sobre Thelonious Monk, Straight, no Chaser, son sus únicas incursiones en el mundo cinematográfico.
Y tras esta introducción sobre el estilo bebop y de algunos datos biográficos de Barry Harris entro de lleno en su presencia de este año en Madrid. La sala Bogui Jazz programó una semana completa con Barry Harris, del lunes 24 al domingo 30 de abril. Los cinco primeros días con un taller o seminario con Barry Harrys y esos mismos días, en sesión de noche, una jam session con pianistas de auténtica categoría: Richard Clements (lunes), Luciano Fabris (martes), Ignasi Terraza (miércoles) y Joshua Edelman (jueves) (Edelman es a quien me refería al hablar del Jazz Cultural Theatre de Bilbao), porque el viernes se lo reservó el propio Harris para un concierto con su trío, al igual que sábado y domingo. Es admirable que con 87 años Barry Harris complete una semana como ésta, con cinco workshops y tres conciertos.
Dos momentos del workshop de Barry Harris en Bogui (26/04/2017)
Yo asistí al primero de los tres conciertos que ofreció Harris en Bogui, el viernes 28 de abril, y lo que cuento a continuación es lo que yo viví esa noche. Empiezo por decir quiénes fueron los músicos que le acompañaron en estos tres conciertos. Barry Harris suele acompañarse, siempre que puede, de músicos del país que visita y en esta ocasión los anunciados eran Richie Ferrer al contrabajo y Jimmi Castro en la batería. A Richie Ferrer lo he visto en no pocas ocasiones, varias veces con Larry Martin Band y con el grupo que le sucedió tras el fallecimiento de Larry, Speak Jazzy, otras con Pedro Iturralde y también con alguna otra agrupación. Ha colaborado en otras ocasiones con Barry Harris y no me cabe duda de que es uno de los mejores contrabajistas españoles de la actualidad, al margen de que es una enciclopedia de jazz; Larry Martin (Manuel Martín Arriaga) decía de él que era la "Richipedia". A Jimmi Castro no lo había visto nunca, aunque lleva muchos años dándole a la percusión y haya sido uno de los bateristas que han tocado con Harris en sus visitas a España. Pero además de Richie y Jimmi también estuvo el gran bonguero cubano Ramón González "El León" y cuando vi los bongos en el escenario y la aparición de Ramón González me di cuenta de que en el concierto iba a tener un protagonismo especial el jazz latino.
Sólo con ver las manos de Barry Harris uno se da cuenta de que son manos de pianista. Dedos largos, ágiles, flexibles, siempre en movimiento, son dedos que llevan más de 80 años tocando y acariciando las teclas de un piano. Y es que una de las características de Barry Harris es que toca el piano sin estridencia, con suavidad, como si sus manos se deslizaran por las teclas. También puede uno acercarse al bebop de esa manera.
Y empezó el concierto. Sabíamos que íbamos a disfrutar y escuchar los temas que inmortalizaron él mismo, Thelonious Monk, Bud Powell, Tadd Dameron, ... y así fue. Y es que pese a su edad y a que una enfermedad le tuvo algún tiempo apartado de los escenarios (de eso hace ya más de diez años), Barry Harris tiene una enorme vitalidad y ganas de transmitir todo lo que sabe y ha vivido. Se divierte tocando y divierte a sus músicos y al público que le escucha. Para abrir y dejar claro de qué iba la cosa, el grupo acometió un tema latino al que siguió She, una composición de Charles Aznavour y Herbert Kretzmer, que dedicó a todas las mujeres presentes. Después, a piano solo, Love is a Blossom, de Duke Ellington. Un paseo por la música brasileña y cubana, algo de Powell, A Little Crazy, vuelta a Monk con Ruby, My Dear, y para finalizar el tema que suele cerrar sus conciertos, Nascimento, con todos los asistentes coreando y bailando. Y es que Barry Harris no solo provoca y dirige a sus músicos (es increíble ver el divertimento que existe entre ellos) sino que también lo hace con el público que asiste a sus conciertos. Pero no se cerró con Nascimento, porque hubo propina ante la insistencia de los que allí estábamos. Un magnífico concierto que nos hizo vibrar, reír, cantar, bailar y sobre todo en el que escuchamos jazz del bueno interpretado por un músico irrepetible que ama el jazz y todo lo que la música representa.
Barry Harris en Bogui Jazz (28 abril 2017)
Richie Ferrer, Ramón González y Jimmi Castro en Bogui Jazz (28 abril 2017)
La compenetración de Harris con los músicos que le acompañaron fue total y su humor y vitalidad contagian a quienes le rodean. Es absolutamente admirable que a sus 87 años haya firmado una semana como ésta. Todas las mañanas estaba en Bogui a las 10:30, terminaba el workshop entrre las 6 y las 7 pm y 2 ó 3 horas más tarde la jam o el concierto. Además, cercano y asequible para todos los que deseaban hablar con él, simplemente saludarle o hacerse una foto con él para el recuerdo. Reconocimiento y agradecimiento también para la sala Bogui Jazz, Dick Angstadt, alma del Bogui, y AIE Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España, que entre todos han colaborado para hacer realidad la presencia de esta leyenda del jazz en una sala madrileña.