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Lunes 23 de Octubre de 2017 18:38

3. Montevideo: Un ambiente propicio para la intelectualidad

por María Mirna Rugnon Paiva
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Es importante hablar del ambiente montevideano de aquellas épocas, propicio para la intelectualidad y la cultura, viene al caso mencionar a la escritora Josefina Serena Acevedo de Blixen, quien en su artículo “La ciudad de los círculos”[1], dice así:

Desde que anochecía, a esa hora de luz intermedia […] en librerías, almacenes mayoristas, farmacias, confiterías empezaban a formarse los círculos de amigos. Porque Montevideo era, como Madrid, una ciudad de círculos y tertulias. La gente amaba el conversar y había pocos club donde reunirse y desde luego menos cafés que hoy. Aquellos eran círculos casi formales, a los que los contertulios asistían como si con ese acto cumplieran un deber. Eran grupos a los que unía a menudo un entusiasmo común o una similar manera de pensar, o hasta quizás un interés compartido […]

 


A estas reuniones acudían literatos, historiadores, políticos, poetas, filósofos, profesores, estudiantes y periodistas.

En la misma publicación referida, aparece un artículo “El Polo Bamba”[1] del historiador y sociólogo Alberto Zum Felde, extraído de su publicación Proceso intelectual del Uruguay, se refiere a un café, situado en el centro, muy famoso y representativo de esa vida bohemia llamado “Polo Bamba”. Leemos lo siguiente:

El “Polo Bamba” tiene derecho conquistado a ocupar una página en la historia de nuestras letras. Fundado por Severino Román un gallego empeñoso […]

El carácter especialísimo del propietario -su afición a los intelectuales, unida a su bonhomía económica- determinaron la corriente simpática que llevó a congregarse en el Polo Bamba de 1900 a 1915, a toda la generación literaria que seguía las nuevas tendencias, haciendo de él un Ateneo de la Bohemia […]

[…] el viejo Severino, como le llamaban familiarmente, era uno de los más animados contertulios de su propia parroquia. Encantado de respirar aquella atmósfera cargada de electricidad mental, iba de un grupo a otro, participando de las discusiones, escuchando las lecturas, emitiendo sus opiniones absurdas, prodigando sus frases funambulescas. Porque Severino hizo de la incongruencia el cetro de su reino extraño.

En ese mismo sitio, se abrió después el café “El Tupí Nambá”, donde se reunían los intelectuales de Montevideo, fundado por San Román –hermano de Severino–, el propietario del Polo Bamba. En el esplendor del Novecientos, por las mesas del Tupí pasaron toreros, cantantes, políticos, deportistas, inmigrantes escritores, músicos. El Tupí fue cerrado en 1959.

 




[1] Zum Felde, Alberto. Proceso intelectual del Uruguay. pág. 19.

 

 



[1] Acevedo de Blixen, Josefina. “Color del Novecientos”, Capítulo oriental. Montevideo: Editor de América Latina-Biblioteca Uruguaya Fundamental. 1968. p. 19 .

 

María Mirna Rugnon Paiva

María Mirna Rugnon Paiva

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