28/05/2012
April in Paris es uno de los temas de jazz más versionados desde que Vernon Duke y Edgar Y. Harburg lo compusieran en 1932 para el musical Walk a little faster. Desde Louis Armstrong y Ella Fitzgerald hasta Wynton Marsalis, casi todos los grandes del jazz han tocado y cantado esta preciosa melodía. Frank Sinatra también grabó una excelente versión de esta canción y Doris Day la canta en la película del mismo título dirigida por David Butler. Pero quizá la versión más famosa sea la que grabó Count Basie Orchestra en 1955, galardonado con el Premio del Salón de la Fama de los Grammy, y que da título a uno de sus álbumes más conocidos.
Y esto me sirve de introducción para hablar de Paris y de lo que ha significado y significa el jazz en esa ciudad, para mí una de las más atractivas de cuantas conozco (al margen de que tengo en ella algunos intereses). Y si Paris es una ciudad que merece la pena conocer bien (“Paris bien vale una misa”, dijo Henri IV, aunque no fuera para conocerla sino buscando el poder), la primavera parisina es algo que uno no debe perderse.
He escrito en alguna ocasión que el jazz llegó a Europa de la mano de las bandas que tocaban para los ejércitos estadounidenses y así ocurrió en Paris durante la Primera Guerra Mundial, una vez que Estados Unidos, que al inicio de la Gran Guerra se había declarado neutral, entró en ella en 1917. El periodo de entreguerras fue de una gran riqueza cultural y artística de vanguardia en Paris; en pintura y escultura con lo que se denominó la Escuela de Paris, con estilos como el posimpresionismo, el surrealismo o el cubismo, en literatura con el surrealismo y el movimiento Dada, y también en música. El jazz fue muy bien acogido en los ambientes parisinos que lo integraron rápidamente en su estilo de vida. Así que es de consideración general que Paris fue la puerta de entrada del jazz en Europa y sigue siendo una de las ciudades europeas con mayor número de actuaciones de jazz. También es de consideración general que los primeros músicos de jazz, no estadounidenses, que alcanzaron fama internacional fueron un belga (que desde niño residió en Francia) y un francés. Se trata del guitarrista Jean Baptiste ‘Django’ Reinhardt y del violinista Stéphane Grappelli, que se unieron para crear en 1934 el Quintette du Hot Club de France, una de las agrupaciones de jazz más importantes de la época. Django Reinhardt, gitano, fue el creador de lo que se conoce como estilo Gypsy Jazz y de su guitarra salían sonidos increíbles y Grappelli ha sido el más importante violinista de jazz. Se podría hablar mucho de estos dos grandes músicos, ya desaparecidos (Reinhardt en 1953 a los 43 años de edad y Grappelli en 1997 con 89 años), y de lo mucho que han aportado al jazz, pero ahora el título del blog me obliga a regresar al presente. Y el presente del jazz en Paris tiene mucho interés.
Empezaré por los clubs y locales donde escuchar un buen jazz. Posiblemente Paris sea la ciudad europea con mayor número de locales de jazz y aquí dejo algunos de los más conocidos de cuantos actualmente están abiertos en Paris.
En del Distrito 1 se encuentran tres de los más populares. Se trata de Duc des Lombards, Sunside Sunset y Le Baiser Salé. Y son populares porque están situados en el centro de la ciudad, cerca de Les Halles y el Centro Pompidou, y porque tienen una programación muy atractiva y variada. Los tres se inauguraron por la misma época, entre 1983 y 1984. Duc des Lombards tiene una zona de restaurante en la que degustar algunos platos.
En el Distrito 5, muy cerca de St. Michel y a unos pasos de Notre Dame, en un local lleno de historia, está Caveau de la Huchette, el club de jazz decano de los de Paris, con más de 60 años de vida. En un edificio que en el siglo XVI fue lugar de reunión de los Templarios y a finales del XVIII de los miembros de la Convención durante la Revolución Francesa. Un local en el que se han grabado escenas de varias películas y por el que desde su apertura como club de jazz en 1948 han pasado los más grandes intérpretes de jazz y al que la gente va a pasárselo bien, no solo escuchando buen jazz, sino también bailando.
Caveau de la Huchette y actuación de Jean Michel Proust
En el mismo distrito 5 está Caveau des Oubliettes, un pequeño local con ambiente juvenil y abierto hasta altas horas de la madrugada.
En el distrito 6, en el boulevard Raspail y cerca del metro de Rennes, Hippocampus. En Paris hay bastantes restaurantes con música de jazz en directo y éste es uno de ellos. En este mismo distrito se celebra el festival de jazz de Saint Germain des Prés, entre los meses de mayo y junio, desde hace doce años (http://www.festivaljazzsaintgermainparis.com/). Música en las calles, bares, restaurantes, clubs, centros culturales y otros lugares de este barrio de la rive gauche parisina. Un barrio que ha sido y es lugar de encuentro de los más destacados protagonistas de la cultura francesa.
Y este año 2012 la casualidad me ha llevado a pasar unos días en Paris coincidiendo con el festival de Saint Germain des Prés y he podido disfrutar de su ambiente y de algunas de las actuaciones programadas, como la de la vocalista y pianista Raphaële Atlan con su Trio en la Bibliothèque André Malraux o la Grand Bal Swing con L’Esprit Jazz Big Band, que nos hizo revivir la música de los años 50 en el magnífico escenario de los jardines del Centre Culturel Irlandais.
Grand Bal Swing en el Centre Culturel Irlandais
En el Distrito 10 está New Morning, abierto en abril de 1981. En una calle estrecha, Rue des Petites Ecuries, y tras unas puertas metálicas se encuentra esta sala, mezcla de sala de conciertos, club y estudio de grabación.
En el Distrito 17 Jazz Club Lionel Hampton o Jazz Club Etoile, ya que es el club de jazz que hay en el hotel Le Meridien Etolie, un hotel de cuatro estrellas cerca de Porte Maillot. Este club de jazz tiene cierta fama en Paris y una buena programación, pero no deja de ser un bar de hotel, con buena música, y al que le falta el ambiente de los locales más tradicionales.
Y estos son sólo unos pocos de los muchos que hay en Paris. Incluso en algunos de los barcos que transitan por el Sena programan actuaciones de jazz algún día de la semana.
Es lógico que Paris, siendo una de las principales ciudades del mundo, sea un destino apetecible para cualquier músico. En sus clubs, teatros y salas de conciertos han actuado y seguirán actuando los mejores intérpretes y grupos de jazz de todos los continentes. Pero hablando de la capital de Francia, parece oportuno hacer una referencia a algunos de los músicos de jazz más importantes de este país. Y ya que he citado a Django Reinhardt y Stéphane Grappelli nombraré a un guitarrista, Gérard Marais, y a un violinista, Jean Luc Ponty. A Marais no se le puede calificar como sucesor del estilo Gypsy Jazz de Django Reinhardt, aunque haya grabado algunas de sus composiciones, como la célebre Nuages, Marais es un gran guitarrista al que sería más adecuado asociar al estilo jazz rock. Discípulo de Grappelli, Jean Luc Ponty introdujo el violín eléctrico en el jazz y el rock y ha tenido una clara influencia en violinistas posteriores, como es el caso de Didier Lockwood, uno de los violinistas más importantes de Francia.
Otros de los músicos franceses que pueden verse habitualmente actuando en los clubs y salas de concierto de Paris son los pianistas Jean Paul Amouroux (uno de los mejores pianistas de boogie woogie) y André Manoukian (pianista y compositor de origen armenio), los saxos Jean Michel Proust (un gran músico al que tuve ocasión de ver y escuchar con su banda en Caveau de la Huchette) y Claude Tissendier (clarinete y saxo), los trompetistas Stéphane Belmondo (uno de los más internacionales y con mayor número de actuaciones en USA) y Erik Truffaz (nacido en Suiza, del que ya escribí en el artículo Trompetistas actuales), los baterías Daniel Humair (una leyenda de la batería y que a sus 74 años aún sigue actuando), Olivier Robin y Ramón López (de origen español), las vocalistas Mèlanie Dahan y Carole Simon, los contrabajistas Didier Levallet y Daniel Yvinec, ambos han sido directores de la Orchestre National de Jazz de France (ONJ), Yvinec lo es actualmente. La ONJ es una de las iniciativas más interesantes de Francia, en cuanto al jazz se refiere. Se fundó en 1986 y es una institución estable que ha divulgado el jazz por todo el país. Una orquesta compuesta por 10 ó 12 músicos y que hasta la fecha ha tenido diez directores en sus ya 25 años de existencia. Y la lista puede ampliarse con muchos otros intérpretes y grupos de jazz franceses. Jazz, una música que desde luego en Francia no tiene peligro de desaparecer.
19/03/2012
¿Qué es el swing? Lo siento, no me atrevo a definirlo. Yo, sobre el swing, digo lo mismo que San Agustín (salvando las distancias) dijo sobre el tiempo cuando él mismo se pregunta: "¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé; pero si quiero explicárselo a alguien que me lo pregunta, no lo sé" (Confesiones, XI, 17).
El tiempo tiene mucho que ver con la música y desde luego con el swing, pero ahora dejo los pensamientos profundos de San Agustín para centrarme en este tema. Se han dado tantas definiciones del swing, por los mejores músicos y musicólogos (seguramente todas válidas), que cualquiera que yo quisiera dar sería una repetición de alguna de ellas y a buen seguro criticable o matizable al menos. Sólo me permitiré recordar lo que ya expresé en un artículo anterior en este mismo blog (Moisés P. Sánchez Quartet en Café Central) sobre lo que dijo William (Count) Basie cuando le preguntaron que qué era para él el swing: “si estás tocando un tema y ves que la gente no marca el ritmo con el pie, mejor deja de tocarlo”.
Pero como me he embarcado en ello, hablaré algo del swing, un poco de lo mucho que se podría decir. Y empezaré por intentar diferenciar el término swing, como sensación o cualidad musical, del estilo Swing Jazz.
Como cualidad musical, sigo pensando que la definición de Count Basie es muy clarificadora de lo que es el swing. El glosario de Jazz in America, (del Thelonious Monk Institute of Jazz) en su primera acepción del término swing, viene a decir lo mismo, solo que de una manera algo (sólo algo) más academicista: “Swing es cuando un intérprete o un conjunto toca de una forma tan rítmicamente coordinada que provoca una respuesta visceral del oyente (hasta el punto de provocar el movimiento de los pies y de la cabeza)”. La segunda acepción es más técnica: “una manera de ejecutar corcheas en la que el compás acentuado y el débil reciben, aproximada y respectivamente, dos tercios y un tercio de las pulsaciones (beat), proporcionando una cadencia rítmica de la música”.
Las primeras interpretaciones en las que se empieza a hablar del término swing se dan a mediados de la década de 1920, cuando el jazz se hace popular y aparecen las primeras big bands, como la de Fletcher Henderson, a la que se incorporó Louis Armstrong en 1924, o la de Duke Ellington. Las big bands fueron determinantes en el desarrollo del swing.
Esta manera de interpretar jazz desemboca en el estilo Swing, que cronológicamente se sitúa entre los estilos Chicago y New York y el estilo Bebop y que tiene su mayor época de esplendor de 1930 a 1940, la llamada Era del Swing. Es la época de mayor proliferación de big bands, muchas de las cuales empezaron a deshacerse a raíz de la segunda guerra mundial.
Resulta curioso y hasta puede que sorprendente que en una época marcada por las consecuencias del crash de 1929 y la crisis económica y financiera que provocó, una época en que el mundo entero cantaba Ya vendrán tiempos mejores (o el tango de la crisis)
Y verás los amarillos
patinando en los bolsillos,
...
y pondremos comedor... ¿cuándo?
cuando no haya un cobrador
es curioso, digo, que, pese a la delicada situación económica, fuera la época de mayor éxito de las grandes orquestas de baile (o quizá por eso).
El estilo Swing se caracteriza por una fuerte presencia de la sección rítmica como soporte a los instrumentos de metal y viento. Algunos de los intérpretes más representativos del swing son –además de las mencionadas orquestas de Fletcher Henderson y de Duke Ellington– Benny Goodman (a quien se le llamó King of Swing), Benny Carter, Glen Miller, Artie Shaw, Coleman Hawkins (que también tocó con Fletcher Henderson), Jimmy y Tommy Dorsey, Count Basie, ... y Louis Prima, otro rey del swing y un verdadero showman. Prima fue un trompetista norteamericano (nacido en New Orleans, de padres sicilianos) que supo mantener el estilo Swing por todo Estados Unidos, pese a la aparición de nuevos estilos, hasta tres años antes de su fallecimiento en 1978 a los 68 años de edad.
Y es así, con Louis Prima, como quiero enlazar con el momento actual del swing y más concretamente con uno de los grupos que interpreta su música. Hace algunas semanas estuve con unos buenos amigos en el Café Jazz Populart, de Madrid, (me gusta ese club, aunque a veces uno querría un poco más de silencio del público durante las actuaciones) viendo a Norman Hogue y su banda, en el proyecto/concierto que él titula Norman Hogue Plays Louis Prima. Norman tiene otro grupo, Norman Hogue & IBM (International Blues Machine). Norman Hogue es un magnífico trombonista norteamericano, nacido en New York en 1959 y afincado en España desde hace más de 20 años, que ha tocado con un gran número de orquestas y músicos en varios países. Junto a él formaron el grupo aquella noche (ya sabéis que en esto del jazz hay mucho intercambio) Rafa Serrano (saxo), Tony Heimer (piano), Héctor Rojo (contrabajo), Pete Castelano (batería) y Victoria Kane (voz). Louis Prima, que además de trompetista tenía una gran voz, incorporaba siempre en su banda a una vocalista. Las dos últimas fueron Keely Smith y Gia Maione, que fueron también sus dos últimas esposas (de las cinco que al parecer tuvo). Pues en el grupo de Norman Hogue el papel de vocalista (no me consta que el de esposa) lo hace Victoria Kane, que canta a dúo con Norman. Victoria es una joven cantante que tiene una preciosa voz y actúa e interpreta con soltura, pero se prodigó poco aquella noche.
Norman Hogue Plays Louis Prima (en Café Jazz Populart)
El Populart, como suele ser habitual, estaba lleno, es alentador ver que la gente sigue acudiendo a estos locales, sobre todo si ofrecen una buena programación. Yo disfruto con la música y también viendo a los músicos y a la gente disfrutar. Es lo que tiene el directo, que además contagia. Norman y su banda homenajearon a Louis Prima –cambiando la trompeta de éste por el trombón de Norman– interpretando los temas más conocidos de su extenso repertorio y recordando las actuaciones de Prima en Las Vegas con Keely y Gia. A eso fuimos al Populart, a escuchar Swing Jazz y salimos encantados después de oírles tocar Sing Sing Sing, How High The Moon, That Old Black Magic, Buona Sera, Angelina, Just a Gigolo, Oh Babe y otros temas.
La banda liderada por Norman Hogue, con unos excelentes músicos, crea espectáculo y transmite a quien la escucha magníficas sensaciones, emoción, alegría, optimismo y, sobre todo, swing, mucho swing.
31/01/2012
Durante todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI, Barcelona ha sido y sigue siendo una de las ciudades europeas con más vida cultural. Todas las manifestaciones artísticas y culturales han tenido eco en Barcelona y el jazz no podía ser una excepción. Pocos años después del nacimiento del jazz, de que se extendiera por todo Estados Unidos y fuera considerado en ese país poco menos que su música nacional, empezaron las primeras actuaciones de grupos de jazz en Barcelona, allá por la década de 1920. Años más tarde, los acontecimientos convulsos de los años 30 y 40, provocaron una parálisis (o al menos ralentización) de cualquier actividad cultural en España. Y no fue hasta después de 1953 cuando el jazz empezó a tener una presencia más o menos continuada en España, principalmente en Bilbao, San Sebastián; Barcelona, Zaragoza y Madrid (ver Whisky Jazz Club. Añoranza de un clásico en este mismo blog).
Y fue en el año 1960, exactamente el 9 de enero, cuando el empresario Joan Roselló inauguró el Jamboree Jazz Cava, en el número 17 de la Plaça Reial de Barcelona. ¿Qué músico tocó el día de la inauguración? Pues ni más ni menos que Tete Montoliu. Y el Jamboree sigue ahí, en el mismo lugar aunque con otro nombre, Jamboree Jazz Club. No quiere esto decir que este club de jazz tenga una existencia de más de 52 años, porque bien es cierto que ha tenido dos etapas diferenciadas y entre ambas la friolera de 22 años de “ausencia”.
La primera de las etapas del Jamboree va desde su inauguración hasta final de 1968, en que su propietario deja de lado el jazz para dedicar el club a otro tipo de música, principalmente flamenco. En ese periodo pasaron por el Jamboree, además del mencionado Montoliu, músicos de la talla de Lou Bennet, Ornette Coleman, Stephan Grapelli, Dexter Gordon, Chet, Baker, Lee Konitz, ...
Más de 22 años después, el 23 de julio de 1992, dos días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, volvió a abrir el Jamboree de la mano de los empresarios Joan Cambra y Joan Tordera (este último propietario de la Cova del Drac) y un año después, los hermanos Mas (Joan, Marta y Anna) se hicieron cargo del local. Y hasta ahora. Hay que agradecer a todos ellos, desde Roselló hasta los hermanos Mas (grupo Mas i Mas) lo que han hecho por el jazz.
Hasta aquí la historia, muy resumida, de lo que ha sido y significado el Jamboree en Barcelona y en el mundo del jazz. Y ahora el presente.
La Plaça Reial de Barcelona y la entrada del Jamboree El Jamboree es uno de los clubs de jazz más activos de Barcelona y posiblemente el más conocido. En el año 2010, con motivo de cumplirse 50 años desde su apertura, el Ayuntamiento de Barcelona le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad. Desde su reapertura en 1992 no ha dejado de ofrecer su programación un sólo día. Y la cuida mucho. Alterna la actuación de músicos consagrados con la de aquellos que están intentando abrirse un hueco en el mundo del jazz y con actuaciones fijas (como las de Big Mama & The Crazy Blues Band) y Jam Session (actualmente todos los lunes). Puede consultarse la programación en http://www.masimas.com/jamboree/programacio/concerts-jazz/barcelona Sus propietarios han adquirido el compromiso, seguramente consigo mismos, de ayudar y potenciar a los músicos catalanes y esto les lleva a que el 60 por ciento de su programación sea cubierta por estos músicos. Y ahí hay mucho donde elegir, porque en Cataluña hay una gran afición al jazz y magníficos instrumentistas y cantantes. Intérpretes como Laura Simó, Carme Canela, Francesc Burrull, Francesc Capella, Joan Vinyals, Jordi Rossy, Christian Scott, Roy Haynes, Esperanza Spalding, Pedro Ruy-Blas, Horacio Fumero, Danilo Pérez, Anders Bergcrantz, Chano Domínguez, Moisés P. Sánchez, Javier Vercher (sería interminable la lista) han actuado en los últimos años en el Jamboree.
Danilo Pérez Trío en el Jamboree
Cuántos pianos, saxos, contrabajos, baterías, trompetas, guitarras, voces, ... han pasado por allí. Cuántas copas se habrán servido y amistades se habrán hecho. Y las que quedan todavía. No creo que haya muchas cosas mejores –sólo se me ocurre una– que estar con un grupo de amigos tomando una copa y escuchando un buen jazz en directo.
Jamboree es sin duda un estupendo e interesante club, que os recomiendo visitar si queréis escuchar buen jazz y pasar un par de horas agradables.
Y para que no sea todo tan perfecto, le pondré un “pero” al Jamboree Jazz Club. Al ser no sólo un club de jazz, sino también discoteca, que comienza a medianoche, programan las sesiones de jazz desde las 20:00 a las 23:00. Demasiado temprano para un país tan noctámbulo.
P.S.: En fecha 7-2-2012 he recibido un correo de los responsables de Jamboree Jazz Club agradeciendo el artículo y haciéndome dos precisiones (o correcciones) de las que quiero dejar constancia: la primera de ellas, que Big Mama ha dejado de actuar en Jamboree, y la segunda, que es uno de los pocos clubs de jazz que tienen una Big Band propia.
1/11/2011
El contrabajo de Javier Colina
Javier Colina (© Ricardo Carrillo de Albornoz)
El contrabajo es uno de los instrumentos básicos en el jazz. Junto con la batería, el piano y, a veces, la guitarra, forma parte de la sección rítmica. El contrabajo marca el ritmo (beat) sobre el que tocan el resto de los instrumentos de una orquesta de jazz. Por eso es tan importante y no hay grupo que no lo incorpore. En el jazz no se suele utilizar el arco, sino la técnica del pizzicato, que consiste en pellizcar las cuerdas con la yema de los dedos. Existe una leyenda según la cual fue Bill Johnson, en los primeros años del siglo XX, el introductor de esta técnica en el jazz al rompérsele el arco durante un concierto.
Desde Bill Johnson hasta nuestros días, ha habido grandes intérpretes de este instrumento. En los primeros años, George “Pops” Foster, John Kirby o Bob Hagart, entre otros, fueron grandes contrabajistas. En los gloriosos años 40 destacó Jimmy Blanton, bajista en la orquesta de Duke Ellington, que falleció prematuramente en 1942 a la edad de 23 años. A Blanton se le considera como uno de los primeros solistas de contrabajo. Posteriormente Oscar Pettiford, Ray Brown y Ron Carter, que creó una verdadera escuela de contrabajistas, y por supuesto Charles Mingus, Jimmy Garrison o el británico Dave Holland, sólo por citar algunos, porque la lista podría se amplísima
En el año 1969 se creó en España la Orquesta Sinfónica de RTVE e Igor Markevich, a quien se le había encomendado la creación de la orquesta, contrató a David Thomas para que ocupara la plaza de contrabajista. Thomas fijó su residencia en Madrid y fundó la asociación Jazz Forum, de la que salieron varios de los mejores músicos de jazz españoles, entre ellos el bajista Miguel Ángel Chastang, que ha tocado con Pedro Iturralde durante varios años.
En la actualidad, el grupo de bajistas españoles es muy amplio y de enorme calidad. Además del citado Chastang, están Richie Ferrer, Guillermo Prats, Toño de Miguel, Francis Posé, Pablo Martín-Caminero, Antonio Domínguez, ... y por supuesto Javier Colina, que, sin desmerecer a ninguno de los anteriores, es un referente del contrabajo y está considerado internacionalmente como uno de los mejores y más completos contrabajistas de jazz.
“Javier Colina es uno de los contrabajistas más importantes de nuestro país. A lo largo de su impresionante carrera ha trabajado con grandes músicos de Jazz como Hank Jones, Gary Bartz, Frank Lacy, Idris Muhammad, George Benson, Dizzy Gillespie, Tete Montoliú, Marc Miralta o Perico Sambeat. También ha sido un pionero en el acercamiento del contrabajo al Flamenco, habiendo trabajado con figuras como Tomatito, Diego "El Cigala", Ketama, Radio Tarifa, Carmen Linares o Enrique Morente.” (del blog http://the-jazz-files.blogspot.com/, de Ricardo Carrillo de Albornoz)
Colina empezó a tocar en clubs de su ciudad, Pamplona, y comenzó a ser más conocido cuando se unió al pianista Chano Domínguez y al batería Guillermo McGill para formar un trío de jazz flamenco. Estuvo durante algún tiempo tocando con Tete Montoliu, con quien grabó un disco en 1995, y ha tocado con muchos de los mejores músicos y grupos de jazz. Con Bebo Valdés y Diego “El Cigala” grabó el disco Lágrimas Negras. Sus últimos trabajos discográficos han sido Colina, Miralta, Sambeat (CMS trío), Si te contara (a ritmo de son cubano, con varios músicos) y En la imaginación (Javier Colina trío y Silvia Pérez Cruz, con la colaboración de Perico Sambeat en algún tema), este último disco, fundamentalmente de boleros a ritmo de jazz, lo presentaron en el Palau de la Música de Barcelona en abril de 2011 y actualmente forma parte de sus actuaciones.
Una de las últimas actuaciones tuvo lugar en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, dentro de la programación de XXVIII Festival de Jazz Madrid 2011. Y allí estuve yo, entre el público que llenaba el teatro el 19 de noviembre, para disfrutar de un soberbio concierto.
El trío lo completan, junto a Javier Colina, Albert Sanz al piano y Marc Miralta a la batería, magníficos músicos ambos. Y a ellos se une Silvia Pérez Cruz, una cantante joven con una voz personalísima que transmite emociones. Silvia Pérez es hija de un guitarrista y cantante de habaneras, Cástor Pérez, lo que le ha hecho vivir el mundo de la música desde niña. Estudió solfeo, piano y canto y formó parte, durante varios años, del grupo femenino flamenco Las Migas, que abandonó en 2010.
El concierto empezó con el tema Soberana Rosa, del compositor e intérprete brasileño Ivan Lins. Ya al principio nos advirtió Colina de la importancia de las letras. Tocaron Debí llorar, Qué dirías de mí, de María Grever y a continuación Colina anunció a Perico Sambeat, que les acompañó en dos temas, Mi mejor canción (José Antonio Méndez) y Si te contara (Félix Reina). Perico Sambeat es un magnífico compositor y saxofonista valenciano y de un gran prestigio. Todo el levante español ha dado muy buenos músicos, seguramente porque empiezan desde muy pequeños. Es admirable y envidiable ver en la mayoría de sus pueblos a niños y niñas que, al salir del colegio, van a estudiar música. Y Perico fue de los que empezó de niño a tocar el saxo y así de bien lo hace. En la imaginación es el tema que da título al disco, un tema de Marta Valdés que el trío y Silvia interpretaron magistralmente. La tarde, de Sindo Garay y Ya no me quieres, de María Grever, fueron otros de los temas.
Y se quedaron solos en el escenario, Silvia y Javier. Ella con su preciosa voz y él con su contrabajo.
Como la rosa, como el perfume, así era ella;
como lo triste, como una lágrima, así soy yo
son versos de Ella y yo, composición del cubano Oscar Hernández, de la que Javier y Silvia hicieron una interpretación memorable.
Javier Colina y Silvia Pérez Cruz interpretan Ella y yo (Palau de la Música, Barcelona)
La presentación de este disco les va a llevar a varias ciudades de diferentes países, así que si tenéis oportunidad no dejéis de asistir a alguno de sus conciertos. El sentimiento y estremecimiento que produce esta música es indescriptible.