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15/11/2018
Cuando Clint Eastwood, gran aficionado al jazz, se propuso dirigir la película Bird, sobre la vida del gran Charlie Parker, una de sus primeras decisiones fue la de rodearse de un buen grupo de músicos de jazz que le asesoraran y colaboraran en su realización. Toda la supervisión musical corrió a cargo de Lennie Niehaus, que ya había compuesto (y continuó haciéndolo) la banda sonora de muchas de las películas de Eastwood y fueron varios los músicos que intervinieron en la grabación del gran número de temas que se interpretan en el film, empezando por el propio Lennie. En aquellos temas en que no se pudo aislar el sonido del propio Parker o echar mano de sus grabaciones, quien principalmente lo "suplantó" fue el saxo de Charles McPherson. Y es que Charles McPherson tiene todos los predicamentos y todas las condiciones para ser el continuador de la música de Parker.
Charles McPherson (fotografía de Gary Payne, https://www.garypaynephoto.com/)
Charles McPherson nació en Joplin, Missouri, en 1939 y antes de cumplir los diez años se trasladó con su familia a Detroit, ciudad en la que había nacido y vivía Barry Harris (ver Barry Harris, manteniendo viva la llama del bebop, en este mismo blog) que fue su gran mentor, quien lo introdujo en el estilo bebop y por quien McPherson siente una enorme admiración, como la que también siente por Charlie Parker. Las enseñanzas con Harris y sus primeras actuaciones le sirvieron a McPherson para que Charles Mingus se fijara en él y lo incorporara a su grupo. McPherson estuvo tocando con el grupo de Mingus durante 12 años. Ha tocado con Mingus y con muchos otros, entre ellos, además de con Harris, tocó con maestros del bebop como Dizzy Gillespie y Phil Woods y también con la Lincoln Center Jazz Orchestra de Wynton Marsalis. En 1964 publicó su primer álbum como líder y en 2015 el último hasta ahora, The Journey, y entre uno y otro hay otros 22 discos publicados por McPherson, al margen de las múltiples grabaciones en las que ha participado con otros grupos. En realidad creo que The Journey no es el último, porque al mismo tiempo que salía al mercado ese disco, McPherson estaba grabando otro, Love Walked In, que haría el número 25 de sus discos como líder, con el sello catalán Quadrant Records, aprovechando su estancia en Barcelona para actuar en Jamboree Jazz Club. Un disco con estándares de jazz y una única composición suya. The Journey es un disco muy completo y equilibrado que contiene 9 temas, entre composiciones propias de McPherson, de algunos de los músicos que lo grabaron con él (Keith Oxman y Chip Stephens), una composición de Charlie Parker, Au Privave, con arreglos de McPherson y un par de estándares de jazz. Un álbum del que, sin desmerecer a los demás temas, yo destacaría Manhattan Nocturne, preciosa composición de McPherson con muchos detalles de un buen blues.
Charles McPherson es uno de los máximos representantes del estilo bebop, un estilo que emergió en los años cuarenta del siglo pasado y que ha aportado mucho al jazz y por el que han transitado algunos de los más grandes intérpretes de esta música, aunque el bebop también haya servido como inspirador de algunos estilos que se presentaron como revolucionarios pero que no terminaron de cuajar entre el gran público amante del jazz, aun teniendo su momento. Y es que cuando algún estilo musical o alguien se aleja de lo que Charles McPherson denomina la "Santísima Trinidad de la Música: melodía, armonía y ritmo", sus posibilidades de esperanza de vida musical no son demasiado altas. Todo es efímero, pero algunas cosas más que otras.
Ninguna persona del mundo del jazz o aficionado a esta música duda de que Charlie Parker creó escuela y de que hubo varios saxofonistas altos que quisieron tomar su relevo tras su fallecimiento, aun sabiendo que Charlie Parker es irrepetible. De los saxos altos de aquella época (Parker falleció en 1955), posiblemente quede Charles McPherson, ahora cerca de ser octogenario (parece más joven y se le ve en plena forma), como el único o al menos el mayor representante de ese estilo. Y por eso y porque quería verlo ahora en directo, fui a oír y ver a Charles McPherson Quartet a la Sala Clamores de Madrid el pasado 14 de noviembre, un concierto enmarcado dentro del Festival de Jazz de Madrid de 2018, que se celebra en distintos auditorios y clubs.
Un breve apunte sobre la Sala Clamores. Clamores es uno de los clubs de jazz con más solera de la capital de España y al que le tengo un especial cariño. Se inauguró en julio de 1981 y desde entonces no ha dejado de ofrecer música en directo. En el verano de 2015, sus fundadores, Germán Pérez y Ángel Viejo, lo traspasaron a un nuevo propietario, Roberto Rey, que también procede de los ambientes musicales. Tras unos comienzos algo titubeantes, con esta nueva dirección, en cuanto a programación, pues el jazz dejó su protagonismo principal a otras músicas, Roberto ha mejorado considerablemente la programación de sus primeros tiempos y ahora puede volver a considerarse que Clamores es una de las tres salas madrileñas, junto con Café Central y Bogui, que ofrece una mayor presencia de figuras nacionales e internacionales de jazz.
Y una de estas figuras internacionales es sin duda Charles McPherson. Su fidelidad a la música de Parker es evidente, al mismo tiempo que introduce su propia manera de tocar y de entender el bebop, porque McPherson es un músico en toda la dimensión de esta palabra, de una enorme formación musical que le permite aportar su propia concepción de la música. Sin romper la tradición del bebop y desde un máximo respeto a este estilo, McPherson consigue provocar en quienes le escuchan la sensación de asistir a algo totalmente innovador.
Charles McPherson. Sala Clamores, Madrid, 14 nov 2018
En el concierto de Clamores, el cuarteto lo completaron Bruce Barth (piano), Mark Hodgson (contrabajo), aunque el programa anunciaba a Darryll Hall en el contrabajo, y Stephen Keogh (batería), acompañantes habituales de Charles McPherson. Alternaron composiciones propias de McPherson con estándares de jazz. La primera parte del concierto fue un rendir homenaje a grandes intérpretes y compositores, empezando, como no, por Charlie Parker (Au Privave), continuando con Nat King Cole y Lester Young. Fue en la segunda parte, tras un breve descanso, cuando el cuarteto interpretó algunas composiciones de McPherson alternándolas con estándares de jazz. Clamores estaba al completo, días antes ya se había anunciado el sold out, y de allí no se movió nadie hasta que, una vez que parecía finalizado el concierto, el cuarteto tuvo que salir de nuevo y McPherson anunció, esta vez en castellano, "uno más". Y ese uno más fue una personalísima versión de All The Things You Are, de Jerome Kern. Un concierto muy completo, un poco corto en el tiempo a mi parecer, y en el que no dejó de estar presente la melodía, armonía y ritmo de su música. Sin duda Charles McPherson es el máximo representante del bebop en la actualidad. Y allí, en la Sala Clamores de Madrid, fuimos testigos del mejor bebop y del mejor jazz.
Charles McPherson Quartet. Sala Clamores, Madrid, 14 nov 2018
Del concierto sólo me queda hablar algo de los músicos que acompañaron a Charles McPherson. Enorme Stephen Keogh en la batería, magnífico el contrabajo de Mark Hodgson y un pianista de excepción como es Bruce Barth. Aunque de este último oí a alguien del público decir "tiene mejor técnica que sentimiento". A mí me pareció excelente tanto su técnica como su entrega e integración con el grupo, pero quien dijo eso fue una mujer y ya sabemos que las mujeres son más observadoras y sensibles que los hombres.
Finalizo con los proyectos que en un futuro inmediato va a acometer McPherson. Para ello tenía yo que preguntar a quien los conoce, él o su representante, y en este caso acudí a Lynn Sundfor-McPherson, a quien desde aquí doy las gracias por su amabilidad. Lynn es su representante además de su esposa y una excelente pianista. Y esto es lo que me dijo sobre los proyectos inmediatos de Charles McPherson:
· Charles está escribiendo otra composición (la tercera) para San Diego Ballet (director artístico Javier Velasco), en el que Charles es compositor residente; "Song of Songs", una historia del Antiguo Testamento.
· Charles será homenajeado en su 80° cumpleaños en el Lincoln Center con Wynton Marsalis y la Jazz at Lincoln Center Orchestra.
· Charles realizará una gira de la Western Jazz Alliance de West Coast a principios de 2019, patrocinada por NEA (National Endowment of the Arts)
· Como siempre, Charles será el invitado especial a varias universidades este año como director de talleres musicales e intérprete.
Y Lynn añade, "Charles mantiene una agenda ocupada tanto en la interpretación, como en la composición y la enseñanza, y no ha disminuido su ritmo de trabajo en las últimas décadas. ¡Es un hombre y un músico increíble!" Total admiración.
12/07/2018
Hay una frase de Dave Brubeck (o al menos atribuida a él) que es perfectamente aplicable al protagonista de este artículo, el excelente pianista que es Brad Mehldau, “El jazz es la libertad dentro de la disciplina" dice Brubeck. Y es que Brad Mehldau es un gran improvisador y la improvisación es uno de los elementos del jazz (ingredientes, le gustaba decir a Cifu), pero al mismo tiempo Mehldau es absolutamente respetuoso con la estructura musical de las composiciones que interpreta. Improvisación y formalismo, libertad y disciplina. Brad Mehldau es originario de Jacksonville (Florida) y empezó de niño a tocar el piano, primero música clásica y más tarde se decantó por el jazz y a los dieciocho años se trasladó a Nueva York para completar sus estudios musicales en el departamento de Jazz and Contemporary Music de la Universidad The New School. Fijó su residencia en Nueva York y allí empezó a tocar con Joshua Redman. Actualmente reside en Los Ángeles, siempre que no está de gira, que hace unas cuantas cada año. Vivió en Madrid durante algún tiempo a principio de los años 90 y por aquella época realizó varios conciertos en España junto al saxofonista valenciano Perico Sambeat, con quien había coincidido en la New School. En Café Central de Madrid recuerdan gratamente sus actuaciones de aquellos años.
Brad Mehldau
Brad Mehldau es uno de los pianistas más importantes y más solicitados de la actualidad del jazz y ha tocado en distintas agrupaciones, con grandes músicos, y en muchas ocasiones a piano solo. También ha experimentado el formato de dúo en varios conciertos y grabaciones con distintos instrumentistas y vocalistas (piano, saxo, contrabajo, voz, guitarra o batería), lo que en muchos casos permite la creación de un diálogo entre instrumentos. Algunos de los dúos más significativos en actuaciones y grabaciones son las que ha realizado con los saxofonistas Joshua Redman y Joel Frahm, dúo de pianos con Kevin Hays, con la soprano Renée Fleming y la cantante Fleurine Verloop (su esposa), con el batería Mark Guiliana o con el guitarrista Pat Metheny. Pero posiblemente sea con el formato de trío con el que haya realizado más actuaciones y haya grabado más discos. Dirige un trío estable (algo no muy habitual en esta época) con el bajista Larry Grenadier y el batería Jeff Ballard (el primer batería del trío fue Jordi Rossy), con los que lleva varios años tocando. Ha grabado más de una veintena de discos en solitario o como líder de su grupo, entre los que destacan la serie de cinco volúmenes The Art of the Trio editados entre 1996 y 2001, y ha participado en otros tantos. Sólo voy a mencionar sus dos discos más recientes. Mehldau es un gran admirador de la música de Brahms y de Bach y en 2016 publicó su disco a piano solo, After Bach, intercalando preludios de J.S. Bach con composiciones suyas. Acaba de editarse, en mayo de 2018, el último disco, hasta el momento, de Brad Mehldau Trio, Seymour Reads The Constitution!, con ocho temas de los que sólo tres son composiciones de Mehldau y en el que también incluye un par de temas pop. Un disco en el que Mehldau pone de manifiesto sus dotes de improvisador, como en la versión que hace del clásico Almost Like Being in Love.
Para conocer algo sobre los próximos proyectos de Brad Mehldau nada mejor que ponerse en contacto con sus representantes, que me cuentan que Mehldau no tiene intención de abandonar la música clásica y seguir compaginándola con el jazz y tras sus experiencias musicales con la soprano Renée Fleming tiene ahora en proyecto varios conciertos con el tenor Ian Bostridge, con quien está preparando un ciclo con temas de Robert Schumann y otros compuestos por el propio Brad Mehldau. Un ciclo de conciertos que tienen previsto celebrar a lo largo de 2019 en distintos lugares, de los que ya están programados los primeros en algunas ciudades europeas. Ese es uno de sus proyectos, porque también está trabajando en nuevos temas para estrenar en un concierto antes de final de año y que seguramente cristalizará en un nuevo disco y continuará con sus actuaciones a piano solo y con su trío, con temas ya conocidos y otros inéditos. Y así, con su trío, es como he visto yo por primera vez en directo a Brad Mehldau hace bien pocos días. Siempre que es posible (alguna excepción ha habido en este blog) prefiero escribir sobre lo que he visto en directo. Pero antes de hablar de ese concierto, una breve introducción sobre el festival y lugar en que se celebró.
El número de festivales y eventos musicales en directo que se celebran en el mundo es, afortunadamente, muy elevado. El Ayuntamiento de la ciudad de Madrid inició en los años ochenta del pasado siglo la organización y programación de un conjunto de actividades culturales (música, danza, teatro, cine, deportes,...) que denominó "Los Veranos de la Villa", a celebrar durante los meses de julio y agosto. En estos eventos han colaborado diferentes promotores y patrocinadores y uno de los que mayor peso ha tenido en la programación de las actividades musicales ha sido el promotor valenciano Julio Martí. Pues bien, un pequeño desencuentro de Martí con los responsables del ayuntamiento madrileño en 2014-2015 hizo que Martí se retirara de dicha organización. Pero como su experiencia como promotor musical es muy amplia al igual que sus contactos con músicos y representantes, decidió acometer un proyecto que hasta la fecha está dando muy buenos resultados. Junto con otras dos empresas, Planet Events e Icon Music, se puso en contacto con la Universidad Complutense de Madrid para que les cediera un espacio en el que organizar una serie de conciertos al aire libre en verano. Así es como nació Noches del Botánico (https://www.nochesdelbotanico.com/), que durante más de un mes -desde finales de junio a finales de julio- ofrece una serie de conciertos en un marco espectacular como es el Real Jardín Botánico de Alfonso XIII de la Universidad Complutense. La primera edición de este evento fue en 2016 y en sus tres ediciones ha sido muy alta la categoría de los músicos que han desfilado por él. Este año 2018 se inauguró el 21 de junio con Elvis Costello y Seu Jorge y lo clausura Norah Jones el 29 de julio. Aunque predomina el jazz, no es sólo este género el que puede escucharse en estas noches veraniegas en Madrid. Y ahí, en las Noches del Botánico, fue donde vi a Brad Mehldau el 9 de julio.
Brad Mehldau Trio en Noches del Botánico (9 julio 2018)
Y empezó el concierto. Con algo de retraso sobre el horario anunciado de las 9 pm, porque en España la puntualidad sigue siendo una asignatura pendiente. Y en este caso no por culpa de los músicos ni de los responsables de la organización, que en un par de ocasiones anunciaron el inminente comienzo, sino porque muchos de los espectadores, que al final llenamos el recinto, seguían entrando y pertrechándose de sus bebidas antes de ocupar sus localidades. No sé, quizá algún día se mejore en esto. Un escenario muy bien montado y un excelente sonido, pese a ser un concierto al aire libre, fueron el marco en que pudimos escuchar durante más de una hora a un soberbio trío, uno de los mejores de la actualidad, liderado por Brad Mehldau. La noche fue compartida ─luego diré con quien─ (dos en uno) y pese a que las dos partes del concierto fueron magníficas, como lo son sus protagonistas, no estoy muy seguro de que fuera la mejor combinación para los aficionados a esta música. Porque además nos privó de un más extenso deleite de ambos protagonistas.
Brad Mehldau Trio en Noches del Botánico (9 julio 2018)
Desde las primeras notas, tan claras y tan limpias, que salieron del piano de Mehldau, nos dispusimos, ya en absoluto silencio, a disfrutar de un concierto para recordar. Mehldau tiró de repertorio y pese a que no era muy extenso el concierto, hubo de todo. Desde algún tema inédito a otros más clásicos y también de sus últimos discos. No hay pianista de jazz que no sea admirador de Thelonious Monk y de éste nos ofreció uno de sus temas más famosos, Round Midnight, que ha tocado en numerosas ocasiones pero que creo que no lo ha incluido en ninguno de sus discos. Puede ser que tocarlo sea como homenaje a Monk y no grabarlo como signo de respeto hacia él. Mehldau es tan buen intérprete como compositor, algunos de sus álbumes están integrados exclusivamente por composiciones suyas y de uno de ellos, Highway Rider, posiblemente el más vanguardista, grabado en 2010, pudimos escuchar el tema Into de City, para pasar del jazz más tradicional al más contemporáneo. Bien. He escuchado varios de los discos de Brad Mehldau, pero nunca le había visto en directo y bien que mereció la pena asistir. Un pianista con una técnica muy depurada y un sonido muy nítido. Extraordinarios Mehldau y su trío (y un poquito corto el tiempo).
Y ahora toca decir con quién compartió Mehldau esa Noche del Botánico, ese concierto doble, porque después de Brad Mehldau Trio hubo otra actuación, también de algo más de una hora, en la que pudimos admirar a Cecile McLorin Salvant y escuchar su voz prodigiosa. Como decía Moustache, el polifacético camarero de Irma la dulce, “pero esa, es otra historia”.
21/04/2018
Puede parecer contradictorio que un compositor que falleció en 1937 aparezca en este blog de jazz actual y más aún cuando ya dije, en el primero de los artículos, que "no se trata de escribir sobre la historia del Jazz y sus grandes intérpretes, muchos de ellos ya desaparecidos", pero es que George Gershwin ha aportado tanto a esta música, sus composiciones han sido y lo son aún tan interpretadas y versionadas, que me resulta difícil no escribir sobre su legado musical. No creo que haya un solo instrumentista o vocalista de jazz que no haya interpretado en algún momento alguna de sus composiciones, como también estoy seguro de que no hay un solo día del año en que alguien no haga sonar alguno de sus temas en cualquiera de los clubs de jazz o salas que hay en cualquier ciudad de cualquier país, porque su música sigue estando tan de actualidad como cuando comenzaron sus éxitos. Una música en la que la melodía tiene una importancia capital. Falleció, ya lo he dicho, en 1937, cuando le faltaban poco más de dos meses para cumplir los 39 años, pero en esos no demasiados años que vivió tuvo tiempo de componer un buen número de temas y obras musicales que se encuentran entre los mejores de la historia del jazz y desde luego entre los más interpretados. La mayoría de ellos cuentan con la letra escrita por su hermano Ira.
Ambos, George e Ira Gershwin, nacieron en Estados Unidos, descendientes de padres rusos de origen judío (su verdadero apellido era Gershovitz) y formaron un tándem para la creación de música y letra casi único en el mundo. George Gershwin ha compuesto en solitario la música de más de 300 canciones y de otras tantas en colaboración con otros compositores, como B.G. DeSylva, Kurt Weill, Vernon Duke, Jerome Kern, Irving Caesar, Harold Arlen y muchos otros. Un total de más de 700 títulos y varios de los musicales que se estrenaron en Broadway por aquellos años llevan su música y tomando como partida la novela Porgy, de DuBose Heyward, y la obra teatral del mismo nombre, compuso su única ópera, Porgy and Bess, en la que colaboraron como letristas su hermano Ira y el propio DuBose Heyward. Tratándose de un número tan elevado de temas no tiene sentido que los enumere aquí, ni siquiera los que son más conocidos -ya irán saliendo algunos a lo largo de este artículo-, pero ya que hablo de Porgy and Bess, sólo recordar su comienzo. En la primera escena del primer acto de esta ópera, una mujer, Clara, lleva en brazos a su bebé y le canta Summertime, canción que se repite en el segundo acto y en el tercero, en esta última ocasión es la protagonista, Bess, quien la canta. Una maravilla de canción y sin duda una de las más versionadas e interpretadas por músicos de jazz y de otros géneros musicales. En este enlace podéis ver y escuchar ese tema. El vídeo corresponde a una representación en el Royal Opera House de Londres en octubre de 1992.
Pero vayamos a la actualidad, porque de eso se trata. De conocer algo de lo bueno que se está haciendo con la música de Gershwin en estos momentos, cuando ya hace más de ochenta años que nos dejó. Y aquí enlazo con el proyecto Puro Gershwin, que ha motivado este artículo, cuyo origen es el que sigue. En el año 2016 la Fundación Mutua Madrileña encargó a un excelente pianista, Federico Lechner, la programación de un concierto de jazz. Federico tuvo la idea de realizar el concierto con temas compuestos exclusivamente por George Gershwin. Se lo propuso a una vocalista, Sheila Blanco, y comenzaron a trabajar en la selección, arreglo y adaptación de temas. Para completar el grupo, que en este caso fue trío, contactaron con el guitarrista Chema Saiz, que se unió a ellos (Sheila -gracias- es quien me contó estos orígenes del proyecto). El concierto "De la mano de Gershwin" tuvo lugar el 24 de noviembre de 2016. A partir de esa fecha el trío siguió con el proyecto que ellos denominaron Todo Gershwin, Durante más de un año han estado recorriendo los escenarios españoles, con la formación de trío, interpretando sólo la música de Gershwin. Ante la buena aceptación del público se plantearon ampliar sus actuaciones y grabar un primer disco. Fue entonces cuando dieron entrada a otros dos guitarristas, Israel Sandoval y Marcos Collado, que se alternan con Chema en las actuaciones en directo y en el disco. El disco, con el nuevo nombre del proyecto, Puro Gershwin, contiene 13 temas del compositor y van a presentarlo en varios clubs y salas.
Cubierta del disco Puro Gershwin
La presentación oficial de Puro Gershwin tuvo lugar en el madrileño Bogui Jazz, los días 20 y 21 de abril. Un club donde todos ellos han actuado en numerosas ocasiones y el local en el que comenzó a gestarse este proyecto tras aquel concierto de la Fundación Mutua Madrileña. Bogui Jazz es uno de los clubs que han sido incluidos por la prestigiosa revista Downbeat, en su número del mes de febrero, en la lista de los mejores clubs de jazz del mundo. Pero ya que hablo de un club de jazz español, y aunque no tenga mucho que ver con el tema del artículo, parece justo decir que son cinco los clubs de jazz españoles que aparecen en la mencionada lista. Pueden verse en la siguiente imagen (y si accedéis al número completo de la revista podréis ver el resto de los clubs de la lista, la mayor parte de ellos en Estados Unidos, pero también en más de 30 países). Aquí dejo el enlace a la separata del número de DownBeat de febrero 2018.
http://www.downbeat.com/digitaledition/2018/DB1802_Venue_Guide/_art/DB1802_Venue_Guide.pdf
Fragmento de la revista Downbeat de febrero 2018
Fui a verlos a Bogui el primer día de los dos consecutivos que tenían programados para esta presentación, el vienes 20 de abril, pero antes de hablar del concierto, una brevísima reseña sobre ellos.
Sheila Blanco es una joven cantante, pianista y compositora salmantina que lleva varios años cantando con distintas agrupaciones. Acaba de regresar de Nueva York donde ha participado en el Kerouac International Festival interpretando una serie de poemas cantados y musicados con piano de las poetas españolas de la generación del 27, otro proyecto interesante que espero que tenga continuidad. Conocí a Sheila a mediados del año 2011, cuando hacía pocos meses que se había incorporado como vocalista al grupo Larry Martin Band sustituyendo a Yoio Cuesta, y la he visto en no pocas ocasiones. Me gusta su voz y su manera de interpretar. Tras el fallecimiento de Larry en noviembre de 2013 y la disolución definitiva del grupo algunos meses después, Sheila ha seguido actuando en agrupaciones con diferentes formatos.
Federico Lechner es un pianista, arreglista y compositor nacido en Buenos Aires, de padre checo y madre argentina y que reside en España desde 1984, cuando tenía 10 años. Creció en un ambiente musical -sus padres y sus dos hermanas también son pianistas- y comenzó a tocar el piano poco después de cumplir los tres años, con su madre como su primera profesora. Es un habitual de los clubs de jazz españoles, en los que ha tocado como líder de su propio grupo o acompañando a otros músicos y tiene también una dilatada experiencia, pese a su juventud, en el terreno de la formación musical. Como en muchos otros casos de pianistas de jazz, tanto Federico como Sheila se iniciaron en música clásica.
Se suman al proyecto tres experimentados guitarristas. No he visto mucho a Israel Sandoval ni a Marcos Collado, pero sí en varias ocasiones a Chema Saiz y en algún otro artículo de este blog ya he hablado de él. En mi opinión, uno de los mejores guitarristas de jazz españoles y sin duda uno de los más solicitados. No son muchos los ejemplos de una agrupación en la que los únicos instrumentos sean el piano y la guitarra, pero sí algunos. Y más de un concierto memorable recuerdo con estos dos instrumentos. En el concierto de presentación de Puro Gershwin la sección rítmica la cubrieron las guitarras y el piano ¿y el bajo? pues de eso se ocupó la sabia mano izquierda de Federico (incluso a veces con la derecha cruzada). Si añadimos la frescura de una voz como la de Sheila, obtenemos una agrupación de jazz vocal muy atrayente.
Es frecuente que haya grupos tributo o conciertos homenaje a intérpretes, pero en raras ocasiones lo son a compositores. Así que me parece muy acertado que se rinda tributo a uno de los compositores más prolíficos y exitosos de la historia del jazz. Fui con la idea de comprobar el resultado de este proyecto una vez que ya está consolidado y que han grabado el primer disco, que ya había escuchado, porque quería ver su directo. Aún no los había visto en ninguna de sus actuaciones anteriores, cuando se anunciaban como Todo Gershwin. La verdad es que conociendo a los intérpretes y admirando la música de Gershwin todo apuntaba a que iba a ser una noche de disfrute, aunque tratándose de temas tan versionados y por los mejores cantantes e instrumentistas siempre puede quedar la tentación de las comparaciones, pero yo es algo que nunca hago. Me gusta o no lo que veo u oigo pero jamás en comparación con lo que he visto u oído. Es mi manera de asistir a cualquier espectáculo y de intentar disfrutarlo sin ningún tipo de prejuicio. Y esa fue una gran noche.
Muchos de los temas compuestos por George e Ira Gershwin fueron escritos para los musicales que se estrenaron en Broadway por aquellos años o para películas o se incluyeron posteriormente en alguna película. Y así es en el caso del disco Puro Gershwin que han grabado, siempre en formación de trío pero con cinco intérpretes. Los únicos fijos son Sheila y Federico, que además son los productores. Y en esos temas, los del disco, se centró el concierto. La primera sorpresa fue ver que para esta noche de presentación estaban los cinco. Los tres guitarristas y no solo uno de ellos, que se alternaron durante el concierto y en un par de temas coincidieron los tres. El primero de ellos fue Nice work if you can get it, una composición con una estructura muy clásica de los musicales de la época, que fue escrita para el film A Damsel in Distress.
Puro Gershwin. Bogui Jazz, 20 abril 2018
El concierto empezó con otro tema de esa misma película y que es también el primero del disco, A foggy day, tras el que Sheila presentó a los componentes del grupo y nos anunció de qué iba a ir el concierto: los trece temas que componen el disco. Solo que en el directo la interpretación toma un cariz algo distinto, porque ellos tienen muy presente que tienen al público delante y que la interacción con él no debe perderse. Esa es la magia del directo, que la conexión de los músicos con el público no se pierda nunca. Federico y Sheila tienen suficiente experiencia en los escenarios -pese a que los dos son jóvenes- para saberlo y no dejar que el público desconecte. Y eso lo demuestra el silencio y atención que prestamos todos durante sus interpretaciones (he asistido a algunos conciertos en los que se oye más las conversaciones de los asistentes que a los propios músicos). Sheila tiene una voz muy clara y una buena dicción, en el castellano que nos hablaba (no es ajeno a esto que también haya trabajado como periodista en la radio) y en el inglés de las canciones. Yo he notado una clara evolución en ella, desde que la vi por primera vez en 2011, cuando casi se limitaba a ser la vocalista de un grupo, a ahora, en la que ya se le notan sus maneras de líder. También su manera de interpretar y su voz han evolucionado hacia estilos más próximos a nuevas tendencias musicales dentro del jazz-blues vocal, algo quizás en la línea de la estadounidense Rachelle Ferrell. Y eso se notó en algunos de los temas como Fascinating rhythm o It aint't neccesarily so (éste también con los tres guitarristas en el escenario).
Sheila Blanco. Bogui Jazz, 20 abril 2018
Alternaron los temas más rítmicos con las baladas y la primera de ellas llegó pronto, en segundo lugar, cuando interpretaron I love you, Porgy. La ópera Porgy and Bess tuvo bastante presencia con cuatro temas, entre ellos no podía faltar Summertime. Y hablando de baladas, hay una que Sheila ha cantado en innumerables ocasiones y a la que le tiene un cariño especial; es The man I love, que fue escrita en 1924 y posteriormente incluida en el musical An American in Paris y también en la película del mismo título. Se lucieron todos. Magníficos los guitarristas, excelente Sheila y un portentoso pianista, Federico. Creo que hay un buen número de grandes pianistas en el mundo del jazz y Federico Lechner es uno de ellos. Se adivina una fuerte formación académica y se le notan las miles de horas que ha debido de pasar delante de las 88 teclas desde que empezó con tres años. Lo he visto en varias ocasiones, pero nunca lo había oído cantar y aquí lo hizo, con Sheila, interpretando I got rhythm.
Federico Lechner y Sheila Blanco. Bogui Jazz, 20 abril 2018
Hubo propina, claro está, y esta fue el cierre de un gran concierto como lo es también en el disco. Su último tema, Embraceable you. De momento, con este proyecto pueden recorrer un buen número de sitios, porque la música de Gershwin gusta mucho y ellos la interpretan muy bien. Pero hay tantos temas de Gershwin aún, como de otros grandes compositores, que quién sabe si éste no será el primero de otros Puro ... Habrá que esperar a ver cómo evoluciona este proyecto y los suyos propios, que cada uno de ellos los tiene.
Noa Lur
En varias ocasiones, desde hace al menos cuatro años, quise ir a ver cantar en directo a Noa Lur y en otras tantas hubo algo que me lo impidió. Algunas personas me habían hablado de ella, de su calidad interpretativa y en esos casos no te puedes conformar con ver algunos de sus vídeos o oír sus discos. Y al fin, el día que se clausuraba el Festival de Jazz de Madrid 2017, el 30 de noviembre, tuve la oportunidad de verla en el Centro Cultural Nicolás Salmerón. Excelente la iniciativa Jazz en los Distritos que ya pusieron en marcha en años anteriores los organizadores de este festival. Una iniciativa que acerca el jazz a los barrios de la ciudad. Ese concierto me sirvió para comprometerme conmigo mismo a seguir a Noa (Ainhoa Vidaurreta es su verdadero nombre) más de cerca, a verla de nuevo en directo y a escribir este artículo sobre ella.
Noa Lur
Uno de los conciertos a los que no pude asistir y a los que aludo al comienzo de este artículo, fue el que se celebró en Lo Otro (Madrid) en diciembre de 2013, en el que Noa cantó acompañada de tres grandes pianistas, Moisés P. Sánchez, Pepe Rivero y Luis Guerra. Dejo aquí el enlace a un vídeo de ese evento en el que se escucha a Noa cantar su tema Badakit. Jazz en euskera, que para eso es de Bilbao. Un pequeño paréntesis para decir que los eventos que programa Lo Otro son verdaderamente interesantes. Una gran iniciativa que puso en marcha y dirige Juan Alberto García de Cubas y que cuenta con la codirección de la pianista Marta Espinós. Estamos acostumbrados a las grandes salas de concierto y a los clubs de música que aparecen en las guías, pero también existen pequeños locales, como son fundaciones, asociaciones, hoteles, restaurantes y hasta museos y bibliotecas, en general poco conocidas sus actividades, en los que se puede oír muy buena música. En muchas ciudades los hay.
Noa Lur es una joven cantante bilbaína que comenzó tomando clases de danza en su ciudad natal, su primera aparición cantando en público se produjo en un programa de la TV vasca (ETB), tenía entonces 13 años, y en Bilbao también empezó a estudiar periodismo. No tiene antecedentes musicales en su familia, salvo el recuerdo de su abuelo que tocaba la trompeta en una agrupación local, pero ya se sabe que los de Bilbao siempre han tenido fama de tener buen oído y buena voz. Cuando contaba 19 años se trasladó a Madrid, donde estudió comunicación audiovisual y para seguir formándose musicalmente y poder vivir más de cerca el jazz que ya la tenía enganchada, porque al margen de los festivales que se celebran en varias ciudades españolas, algunos de fama internacional como los de San Sebastián, Vitoria o Getxo, son Madrid y Barcelona las ciudades españolas en las que hay más espacios en los que interpretar jazz y ver a músicos nacionales e internacionales. Y en Madrid comenzó el lanzamiento de una carrera como vocalista que la ha llevado a ser reconocida como una de las voces femeninas más importantes del panorama jazzístico español. Pero ahí, en España, no para la cosa, porque Noa ya ha actuado en varios países. Ya en 2013 fue premiada como una de las mejores voces jóvenes del jazz europeo en el Festival Internacional “Nomme Jazz” de Estonia.
Noa tiene editados dos discos. El primero, Badakit, sólo a piano y voz, lo grabó en 2013 y en él se incluyen varios estándares de jazz con arreglos de Moisés P. Sánchez, Pepe Rivero y Luis Guerra y tres composiciones suyas. Año y medio después Noa lanzó una edición especial de ese disco en el que incluyó el tema Moody's Mood for Love, consiguiendo ser el número 1 de ventas en Itunes Jazz .El segundo disco, Troublemaker, es de 2016 y es el que está presentando ahora en varios escenarios españoles. En este segundo, Noa se lanza a la composición, pues parte de los temas que lo integran son suyos, con arreglos y dirección musical de Moisés. Un disco al que le fue concedido el premio BBK Jazz de 2017 por su excelente producción y en el que participan también algunos artistas invitados como Christian Scott o Antonio Lizana. Dos discos muy diferentes y en ambos se descubre el enorme potencial que tiene esta cantante. Otra de las iniciativas en las que está inmersa Noa es la que denomina Jazz for children, que junto con el también cantante Jorge Fontecha y otros músicos acercan el jazz a los más pequeños con actuaciones en directo basadas en adaptaciones de canciones de películas de dibujos animados o de temas populares de mayor actualidad.
Escuchar sus discos, los vídeos de Noa que he visto en Internet y sobre todo el concierto al que asistí en el C.C. Nicolás Salmerón apuntaban a que actuaciones más intensas de esta bilbaína podían ser altamente gratificantes para alguien como yo que disfruta la música en directo. Tiré de programación y vi que actuaba en el Bogui Jazz de Madrid el 21 de diciembre y en cuanto pude adquirí una entrada para ir a verla dispuesto a que en esta ocasión no hubiera nada que me lo impidiera. Llegué a Bogui con un amigo que también disfruta de los directos, saludé a Borja y a Dick y tomé asiento con la certeza de que iba a ser un gran concierto. Otro paréntesis para remarcar una vez más la buena programación musical que preparan los responsables de esta sala (recién reformada), encabezados por Dick. Yo soy muy de club de jazz, también me gustan los conciertos en grandes salas o auditorios, pero el intimismo y el ambiente de los clubs me atrae sobremanera (y cierro este paréntesis para volver a hablar del concierto). Acompañaron a Noa los componentes habituales de su grupo, David Sancho (piano y teclado), Mauricio Gómez (saxo tenor), Ander García (bajo) y Alberto Brenes (batería). El concierto giró en torno a su disco Troublemaker con alguna inclusión de su anterior disco, a Noa le cuesta prescindir del tema Badakit y hace bien, porque me parece de una gran belleza, y también hubo espacio para que el grupo interpretara una composición del disco que acaba de editar Ander García, Hiru.
Noa Lur y su grupo en Bogui Jazz de Madrid (21 dic 2017)
Noa tiene una voz muy académica y su técnica vocal es excelente y se nota muy trabajada pese a su juventud, con una gran variedad de registros que van desde la sutileza a una fuerza arrolladora. Sus composiciones y su voz son muy de vanguardia y, aunque reconoce que hay temas estándares de jazz que perdurarán en el tiempo, ella prefiere innovar y crear su propio universo musical, ya sea con composiciones nuevas o con temas "de siempre" a los que incorpora sus especiales arreglos e imprime su voz tan personal, sin olvidar nunca sus raíces vascas y la tradición musical de su tierra. Sus dos discos hasta ahora publicados contienen sendos temas en euskera.
Noa Lur en Bogui Jazz de Madrid (21 dic 2017)
Interpretaron todos los temas del disco Troublemaker (no sé si faltó I Remember, que también está en el primero). Excelente la interpretación de Wind Blow que aunque en el directo no cuenta con la trompeta de Christian Scott -que sí está en el disco- tiene mucho swing y fuerza. Fuerza que desde luego no le falta a Brooklyn C16, en el directo más que en el disco, lo que resulta por otra parte lógico. Un alarde de voz, de entonaciones y de registros lo que nos ofreció Noa en Errua, el tema que canta en inglés y euskera, un tema precioso. Muy bonito el tema The Dream y la historia que cuenta, con mucho scat al final (también los hubo en otros temas) y en el que solicitó la colaboración del público como coro, pero digamos que nuestra participación coral sólo puede considerarse aceptable. Sombras, un poco de fusión con el flamenco, fue el único tema cantado en castellano y dejó para el final el que da título al disco, Troublemaker. Pero como es habitual en estos conciertos en los que la calidad es alta, el público solicita más (otra, otra, suele decirse acompañado de aplausos), los músicos aceptan la propuesta (normalmente pronto) y viene la propina (que todos agradecemos), que en este caso ya se salió de este disco y del anterior. Y fue Angel Eyes, una composición de Matt Dennis que popularizó Frank Sinatra.
Final del concierto en Bogui Jazz de Madrid (21 dic 2017)
Interesante la propuesta musical que nos ofrece Noa Lur, con una voz prodigiosa y una técnica vocal y creativa que a buen seguro la llevará a tener un largo y exitoso recorrido en el jazz actual. Yo, desde luego, se lo deseo.
Dee Dee Bridgewater, gran diva del jazz actual
Cuando se habla de las grandes divas del jazz siempre nos vienen a la memoria los nombres de Bessie Smith, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Billie Holiday, Carmen McRae y algunas otras que lo fueron todo en el mundo del jazz vocal de su época, pero tras ellas han seguido apareciendo otras vocalistas de renombre que han ido tomando el relevo. Algunas ya nos dejaron también, como Dinah Washington o Nina Simone, otras ya se han retirado o anunciado su alejamiento de los escenarios, como Aretha Franklin, y las hay que siguen estando activas y llevando a nuestros oídos lo mejor de esa música. Y de entre estas últimas hay una que me parece sorprendente por su voz, su fuerza arrolladora, porque se ha convertido en ídolo internacional y porque de alguna manera recuerda a las primeras. Y no es otra que Dee Dee Bridgewater, estadounidense como todas las que he citado más arriba.
Dee Dee Bridgewater (Denise Eileen Garrett, el apellido Bridgewater lo tomó de su primer marido, el trompetista Cecil Bridgewater) es hija de un trompetista y de una cantante de jazz y ha recorrido medio mundo cantando con los mejores músicos y actualmente reside entre Las Vegas y Paris con su tercer marido, aunque en el caso de Dee Dee lo de residir es mucho decir porque se pasa más de medio año de gira. Nació en Memphis, pero aún niña su familia se trasladó a Flint (Michigan) donde estudió y comenzó a cantar en bandas escolares. Más tarde se incorporó a la banda de jazz de la Universidad de Illinois con la que comenzó a hacer giras por todo el país y desde entonces no ha parado de moverse por todo el mundo. Tiene dos premios Grammy y un premio Tony. Sus dos Grammy son por sendos discos (Dear Ella y Eleanora Fagan) tributo a dos de las más grandes vocalistas que ha dado el jazz, Ella Fitzgerald y Billie Holiday. En 1999 Dee Dee Bridgewater fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Lo curioso en Dee Dee Bridgewater es que el verdadero reconocimiento internacional no le llegó en su primera etapa estadounidense, sino después de trasladarse y fijar su residencia en Paris en el año 1986. Dos años antes, en 1984, intervino en el único largometraje (creo) en el que ha aparecido, The brother from another planet, -aunque sí lo había hecho en series de TV y musicales de Broadway- una película que pasó un tanto desapercibida y en la que se ve a una joven Dee Dee cantando uno de los temas de la película, Gateway. Haciendo clic en la imagen podéis ver algunas secuencias de Dee Dee Bridgewater en esta película.
Cuando llegó a Paris ya había grabado cuatro discos, pero allí grabó el que la lanzó definitivamente a la fama, Live in Paris, y con el que obtuvo en 1989 su primera nominación a los Grammy de las ocho que posee. Ahora, ya no tan joven y con una imagen diferente, pero con la experiencia de tantos años recorriendo los escenarios internacionales, ir a ver un concierto de Dee Dee Bridgewater es algo altamente recomendable. Sus directos están llenos de energía, una energía que transmite al público que va a verla. Así que hice caso de mi propia recomendación y me fui a ver a Dee Dee Bridgewater & The Memphis Soulphony el 14 de noviembre al teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa. Su actuación se enmarcaba dentro del Festival Internacional de Jazz de Madrid de 2017, un festival que año tras año mejora su programación. Quienes no tenemos muchas posibilidades de viajar agradecemos sobremanera que los promotores de los locales de música (ya sean auditorios, teatros o clubs) y de los festivales traigan a nuestras ciudades a estas estrellas de primera fila. Los organizadores del festival de Madrid han traído a un buen plantel de ellas para esta edición de 2017.
Ahora vayamos al concierto del día 14. Las entradas se agotaron con varias semanas de antelación. Afortunadamente a veces uno es previsor y las adquirí a los pocos días de que la organización publicara la programación del festival, más de un mes antes del concierto. Y es que Dee Dee tiene mucho tirón en todo el mundo. Su último disco, Memphis ... Yes, I'm Ready, de este mismo año 2017, es un auténtico homenaje a la música soul, con canciones que han hecho célebres un buen número de grandes intérpretes y eso es uno de los riesgos que asume Dee Dee, que comparen sus versiones con las de aquellos que las crearon o las hicieron famosas, pero que no tiene ningún reparo en asumirlo, porque Dee Dee también es muy grande y hace su propia versión de estos temas. Tiene mucho mérito atreverse con Take My Hand, Precious Lord (el tema que cierra el disco) que hemos escuchado en la voz de la reina del Gospel que fue Mahalia Jackson o bien es cierto que cuando hemos escuchado a B.B. King en The Thrill is Gone es difícil creer que puede haber una versión mejor. Y hablando de ello, Dee Dee Bridgewater me va a permitir que en un artículo dedicado a ella haga mención de la versión que de este tema hizo B.B. King en el Madison Square Garden de NYC durante el Crossroads Guitar Festival de 2010, rodeado de excelentes músicos, entre los que se encontraba Eric Clapton. Pero sobre este tema diré algo más adelante.
Una de las cualidades importantes en cualquier persona dedicada al arte y en este caso a la música, es tener un estilo propio y no cabe duda que Dee Dee lo tiene. He mencionado este disco, además de por ser el último que hasta ahora ha grabado, porque casi todos los temas que lo componen nos los ofreció Dee Dee en el concierto de Madrid. Faltó el ya mencionado Take My Hand, Precious Lord y uno que popularizó Elvis Presley, aunque hiciera una breve imitación de él. Creo que todos los demás temas estuvieron presentes en el concierto. Dee Dee es brutal (en el buen sentido de la palabra) en el directo, donde contagia su energía y su alegría al público y lo hace partícipe con sus extendidas explicaciones sobre los temas que está interpretando o sobre lo que se le ocurre en cada momento. También hay algo de su vocación teatral en sus actuaciones que hace que aún se disfrute más de ellas.
Dee Dee Bridgewater en dos momentos del concierto (Madrid, 14 nov 2017)
Comenzó el concierto con Giving Up, de Van McCoy, hizo un repaso por todo el disco, me parece que su versión de Yes, I'm Ready es genial además de que es un tema precioso, y lo finalizó con The Thrill Is Gone, que ya he mencionado antes pero del que me quedaba algo por decir. Y es que es cierto que la versión de B.B. King es difícil de superar, pero en el directo, que no en el disco, Dee Dee se crece en este tema, lo hace suyo, lo interpreta de maravilla y consigue que todo el aforo del recinto (en este caso los 682 espectadores que caben en la sala Guirau del Fernán Gómez, que estaba llena) se levanten de sus asientos para corear y bailar este bellísimo blues. Y ahí finalizaba el concierto, con un público absolutamente entusiasmado por lo que había visto y escuchado y que no paraba de aplaudir, así que salieron de nuevo para ofrecernos la propina que faltaba, que fue Try a Little Tenderness (también en el disco) y es que el soul de Otis Redding aún no había estado presente en el concierto.
Dee Dee Bridgewater & The Memphis Soulphony (Madrid, 14 nov 2017)
Para finalizar este post es justo resaltar la enorme categoría y la excelencia de los músicos (seis instrumentistas y dos vocalistas) que componen The Memphis Soulphony, que acompaña a la reina del blues, soul y gospel que es Dee Dee Bridgewater en esta gira que está llevando a cabo por varios países para presentar este nuevo espectáculo. Porque espectacular es su actuación. Varios vídeos de Dee Dee Bridgewater circulan por Internet, aquí sólo algunas fotos del maravilloso concierto al que asistí.
Dee Dee Bridgewater & The Memphis Soulphony (Madrid, 14 nov 2017)
Natalia Dicenta, actriz y cantante
O cantante y actriz, porque es difícil saber qué fue primero si queremos escribirlo en el orden cronológico en que aparecieron sus aficiones. Pero es igual, porque tan bien hace lo uno como lo otro. El caso es que Natalia Dicenta ha nacido, crecido y vivido en un ambiente impregnado de arte y en una familia en la que se vivía con pasión cualquier manifestación artística. Arte es Vida, Vida es Arte, decía Wolf Vostell. Hija y nieta de actores, es cierto que profesionalmente Natalia empezó como actriz (en 1974 cuando aún era una niña) mucho antes que como cantante (1998), pero quién sabe si en su primera infancia ya su voz no era pura melodía. Así que se lo pregunto a ella (muchas gracias Natalia por atenderme tan amablemente) y me dice que así es, pero que en su casa siempre se estaba escuchando música. Ya sus abuelos maternos, Lola y Eugenio, la entretenían con canciones, ella zarzuela y él tangos, que Natalia hacía suyas con su buen oído musical. Después descubrió los muchos discos que tenían sus padres, bastantes de ellos de jazz, y comenzó su afición por esta música. Así que podemos concluir que ambas vocaciones o aficiones comenzaron en su infancia. Pero como lo que aquí interesa es hablar de jazz, pasaré de puntillas por toda su maravillosa carrera como actriz, sus trabajos en programas de televisión y los numerosos premios conseguidos en el terreno de la interpretación para centrarme en su faceta de cantante.
No son muchas las carreras similares a la de Natalia, en la que su lado de cantante tiene ahora tanto peso como el de actriz. Sí que ha habido grandes vocalistas de jazz que han protagonizado películas u obras de teatro, pero en la mayoría de los casos como reclamo de las mismas dada la categoría de aquellas y la fama alcanzada en el mundo de la música. No voy a nombrarlas aquí, pero sí diré que la mayoría de las grandes divas del jazz han aparecido en alguna película. El caso de Natalia es distinto, porque creció como actriz de teatro y cine, también la hemos visto en televisión, presentando el programa Lo tuyo es puro teatro, con su aparición en algunos capítulos de La Mandrágora, ambos programas dedicados al teatro, y participando en varios capítulos de diferentes series. Y fue más tarde, en 1998, cuando le propusieron realizar una serie de conciertos en el Café Central de Madrid -dos semanas completas- en los que estuvo acompañada por el pianista Vicente Borland, que ya había trabajado con ella en Lo tuyo es puro teatro. Desde aquel debut como cantante, Natalia Dicenta ha participado en varios festivales de jazz y actuado en los clubs españoles más importantes. Yo la vi por primera vez en directo en la sala Clamores de Madrid, en noviembre de 2011, con José Manuel Villacañas, Reinier Elizalde "Negrón" y Antonio Calero. Pero Natalia no se prodiga mucho en los clubs de jazz, quizá en parte porque su faceta de actriz ocupa mucho de su tiempo. Un ejemplo de esto es su trabajo en el musical Al final del arco iris, que entre preparación, ensayos y representaciones estuvo más de tres años dedicada casi en exclusividad a él. Este musical, centrado en la vida de la actriz y cantante Judy Garland, ha sido uno de los últimos éxitos de Natalia Dicenta haciendo el doble papel de actriz y cantante.
Pero volvamos a la cantante de jazz. Natalia tiene una voz muy clara y una perfecta dicción tanto en castellano como en inglés. Le gusta interpretar los temas más clásicos de entre los estándares de jazz y a la vez mezclar diferentes estilos (blues, swing, latin, ...) a los que incorpora su particular y personal interpretación y con 12 de esos temas Natalia ha confeccionado su primer disco, Colours. Un disco producido por la propia Natalia y Vicente Borland, muy variado y agradable de escuchar, que incluye no solo temas de jazz y que Natalia ha grabado con un plantel de excelentes músicos y en el que ha querido "plasmar todos sus cariños". Es comprensible que no muestre preferencia por alguno de los temas del disco frente al resto, los ha elegido y grabado todos con una enorme ilusión, y así contesta a una pregunta mía, pero me cuenta que hay uno que incorporó al final, cuando ya estaba casi cerrado y acordado el contenido del disco, que quiso incluir porque le parece un tema de una belleza musical inmensa. Se trata de Just For A Thrill, un precioso blues compuesto por Lillian Hardin (excelente pianista y compositora y que fue la segunda esposa de Louis Armstrong) y Don Raye y que popularizaron la propia Lillian, Ray Charles y Aretha Franklin entre otros. Mientras compráis y escucháis el disco y vais a ver a Natalia en directo (recomendado para quienes no lo hayan hecho aún), podéis oír esta bonita balada, interpretada por Natalia, pinchando en este enlace. Siguiendo con Colours, me pareció muy arriesgado el arreglo que ha hecho Vicente Borland para un tema tan versionado como Summertime, pero la verdad es que el resultado es muy bueno y Natalia hace una estupenda y muy personal versión de este tema.
Contraportada y portada del disco Colours
Natalia admira a todas las grandes divas del jazz, especialmente a Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Carmen McRae y de las actuales considera que Dee Dee Bridgewater es un auténtico prodigio, sobre todo en sus actuaciones en directo, en las que transmite toda su energía. Y ahora me interesa resaltar las características de Natalia como intérprete en directo (en un artículo anterior dije que ya no iba a insistir más en la importancia del directo, no interpretéis esta frase como un incumplimiento de mi palabra). En sus conciertos se hace muy presente su "otra" profesión/vocación, la de actriz, porque Natalia no sólo canta, y lo hace muy bien, sino que interpreta las canciones. Natalia disfruta en el escenario, en directo, donde puede transmitir sus emociones y donde canta y cuenta cada una de las historias de los temas que interpreta. Además, como por deformación (o formación) profesional (y en su condición de mujer) le gusta hablar, entretiene sus conciertos introduciendo algunas disertaciones, bien para explicarnos de qué va el siguiente tema o el precedente o para contar alguna anécdota que tenga relación con lo que estamos viendo y escuchando. Desde luego tablas no le faltan.
Pese a que, como ya he dicho, sus directos son menos frecuentes de lo que algunos desearíamos, me propuse ver de nuevo una actuación suya antes de escribir este post sobre ella, lo que pude hacer realidad el pasado día 6 de octubre en Café Central de Madrid, local que ya ha aparecido en más de una ocasión en esta serie de artículos y uno de los que mejor programación de jazz tiene de entre los que existen en Madrid. Ya son 35 los años (abrió en el verano de 1982) que Café Central nos ofrece la oportunidad de escuchar un buen jazz en directo. Además, fue en esta sala donde inició sus actuaciones musicales. Los músicos que acompañaron a Natalia en estos tres conciertos en Café Central (6, 7 y 8 de octubre) fueron José Manuel Villacañas (piano), Richie Ferrer (contrabajo) y Antonio Calero (batería), tres excelentes músicos a los que he visto innumerables veces.
En esta ocasión, Natalia no incluyó en su repertorio demasiados temas de Colours, sólo tres (La gloria eres tú, For once in my life y Summertime), pero sí varios de los estándares de jazz que a ella le gustan y que el público sigue solicitando ¿quizá pensando en un segundo disco? parece que está en ello. No fue tan parlanchina como en alguna otra ocasión que la he visto, pero sí hubo de todo, muy variado, como suelen ser sus conciertos. No podían faltar los temas de los hermanos Gershwin, Vernon Duke, Kurt Weill, Jerome Kern, Duke Ellington, Miles Davis, McCoy Tyner, Harold Arlen, alguno propio de J.M. Villacañas y un par de boleros, que siempre incluye algunos y el público le solicita. No tiene descartado grabar un disco exclusivo de boleros, que así se lo han propuesto.
Natalia Dicenta en Café Central, Madrid, 6 octubre 2017
El concierto comenzó con los tres músicos en el escenario, sin Natalia, interpretando un tema del maestro Villacañas. Luego apareció Natalia (vestida de blanco, que eran días para ello) para iniciar su actuación con una preciosa balada de Vernon Duke, I can't get started, a la que siguió el muy versionado Speak low, de Kurt Weill, me gusta mucho ese tema que he escuchado por numerosos intérpretes. Y llegó, para mí, una de las mejores interpretaciones de la noche con la que Natalia demostró su fuerza en el directo y el punto de inflexión a partir del cual el concierto tomó una trayectoria ascendente, con una mayor interacción entre músicos y público; se trata de Devil May Care, que no es un tema tan conocido como otros de los que escuchamos esa noche, pero del que Natalia hizo una estupenda versión que nos encandiló a todos. Antes de finalizar la primera parte del concierto nos introdujo en los musicales de Broadway y en el cine con I want to be with you y Pick yourself up, y nos contó la historia de la escena de la película Swing time en la que Fred Astaire y Ginger Rogers interpretan esta canción.
Natalia Dicenta con José Manuel Villacañas trío en Café Central, 6 octubre 2017
La segunda parte se inició como la primera, con Villacañas, Ferrer y Calero interpretando un tema compuesto por el primero. Llegaron los boleros La gloria eres tú, de José Antonio Méndez y que cierra su disco, y Como fue, una composición del cubano Ernesto Duarte. Y volvió al jazz más puro con Seven Steps to Heaven, de Victor Feldman y Miles Davis, para seguir con McCoy Tyner y You taught my heart to sing; su primer tema del disco Colours, For once in my life y Sophisticated Lady, de Ellington. Para despedirse, su personalísima versión de Summertime, que el público disfrutó y aplaudió sobremanera. Me da a mí que este tema va a convertirse en un fijo en su repertorio. Pero claro, en estos conciertos y cuando los asistentes están entregados, siempre se hace necesaria, se solicita y se concede una propina, que en este caso no podía ser otra que Over the rainbow, de Harold Arlen, que Natalia ha llevado por todos los escenarios españoles durante varios años con el musical Al final del Arco Iris.
Su entrega fue total en las más de dos horas que duró el concierto, pese a que la temperatura de la sala era bastante elevada en esta prolongación del verano madrileño. En situaciones como esta siempre queda el recurso al abanico y se vieron muchos intentando mover el aire. Creo que Natalia Dicenta está entre las mejores vocalistas españolas (y mira que las hay buenas), a la que nos gustaría ver con más frecuencia en los escenarios. El concierto que nos ofreció en Café Central llega tras ocho años de ausencia de Natalia de esta sala, referente del jazz en Madrid y en la que se inició como cantante. No sé si me equivoco mucho si digo que desde la presentación que hizo de su disco en el Teatro Bellas Artes de Madrid, en noviembre de 2013, son contadas las ocasiones en que se ha podido ver a Natalia en directo, quizá la última fuera la del concierto homenaje a Cifu de este verano en Elciego. Esperemos que entre grabaciones, interpretaciones teatrales, programas de televisión y otras ocupaciones, todavía le quede tiempo para que podamos ir a verla cantar. Que iremos.
Barry Harris. Manteniendo viva la llama del bebop
Cronológicamente el estilo bebop sucede (que no sustituye) al swing (es bueno que los diferentes estilos convivan juntos). Ya comenté en el artículo que dediqué al swing (muy breve, por cierto) que muchas de las big bands que surgieron en la era del swing se disolvieron en los primeros años de la segunda guerra mundial, al ser más difícil el mantenimiento de grandes agrupaciones. La desintegración de las big bands propició la aparición de grupos más pequeños, al mismo tiempo que llegaron al jazz músicos jóvenes con ideas renovadoras, que, algo cansados del sonido comercial del swing, se empeñaron en buscar nuevas formas de hacer jazz. Fue entonces, al inicio de la década de 1940, cuando comenzaron a aparecer los primeros indicios del bebop. Se pasaba de las big bands a grupos más reducidos (cuarteto, quinteto, sexteto) y empezaba el jazz moderno. Algunos de los músicos que emergieron en aquellos años han escrito varias de las mejores páginas de la historia del jazz. Hablo de Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Bud Powell, Thelonious Monk y algunos otros que revolucionaron el jazz. Art Tatum, Tadd Dameron, Powell y Monk han sido sus principales referentes en el piano (que de un pianista va este artículo). El bebop se caracteriza principalmente por un fraseo rápido y poco espaciado, una mayor utilización de los solos instrumentales improvisando sobre la melodía principal y un mayor protagonismo de la sección rítmica de lo que había sido en los años anteriores. Ese periodo fue también el del auge de las jam session, porque aun habiendo empezado antes, en los años 30, es en la década de los 40 cuando realmente se generalizan e incluso llega a haber clubs que las programan, como fue el caso de las célebres del Minton's, en Harlem (NYC). Hay un magnífico cortometraje de 1944, Jammin' the Blues, nominado a los premios Oscar de aquel año, sobre una jam session con excelentes músicos. Lo podéis ver aquí. Una verdadera delicia ver y escuchar este corto.
Los músicos que he citado (y otros) son tan grandes que su música y el estilo que crearon perdurarán en el tiempo. Porque además han tenido muchos continuadores y algunos de sus contemporáneos todavía están en activo para mantener viva la llama del bebop. Y este es el caso del protagonista de este artículo, Barry Harris, un excelente pianista y compositor que tocó con ellos y que aún hoy, a sus 87 años, se pasea por el mundo para enseñarnos y deleitarnos con todo lo que sabe hacer con su piano. Reside en Nueva York, pero todos los años realiza una gira por diferentes países, la mayoría europeos (en España ha estado en más de 30 ocasiones y siempre ha dicho que le gusta y que es un país en el que se hace y toca un buen jazz), en los que actúa en conciertos y pone en marcha sus talleres de formación intensiva (workshops). Porque esa, la de formación y educación musical, es una de las facetas que más le interesan y a la que dedica gran parte de su tiempo. Aprovecho que este mes de abril está en Madrid, en el Bogui Jazz durante una semana, para escribir sobre él.
Barry Harris nació en Detroit en diciembre de 1929, allí estudió piano y allí estuvo hasta que se trasladó a Nueva York en 1960. En los años 40 y 50 Detroit fue uno de los centros neurálgicos del jazz en Estados Unidos (que es como decir en el mundo). Por allí pasaron los mejores músicos de la época y con la mayoría de ellos tocó Harris. Después, en Nueva York, empezó tocando en el grupo del baterista Max Roach y más tarde en el quinteto del saxofonista Julian "Cannonball" Adderley. En Nueva York conoció a Thelonious Monk, con quien hizo una gran amistad y compartieron durante años un apartamento que la baronesa Pannonica de Koenigswarter, protectora y amiga de Monk y de otros músicos de jazz, tenía en Nueva Jersey. Además de tocar con la práctica totalidad de los mejores músicos de jazz de la época, Barry Harris comenzó su etapa de educador que aún hoy sigue ejerciendo. La enseñanza es una de sus pasiones, quiere y necesita transmitir sus conocimientos, además de que fuera lo que le permitió vivir y mantener un cierto reconocimiento en unos años en los que hubo una clara marginación de los músicos dedicados al bebop. En 1982 abrió un centro de enseñanza e investigación de jazz en Nueva York, el Jazz Cultural Center, que hubo de cerrar cinco años más tarde (en 2012 un buen pianista y ex-alumno de Harris abrió un centro de formación similar en Bilbao, el Jazz Cultural Theatre) aunque Harris continuó con sus talleres de formación en diferentes lugares. Por sus clases han pasado infinidad de músicos. En su página web, http://www.barryharris.com/, tenéis información sobre sus workshops y tutoriales. Pero lo más curioso es que Harris es profesor y también alumno, porque sigue tomando clases de piano con una profesora de clásico. Nunca se acaba de aprender.
Jazz Entre Amigos, el programa de televisión española que dirigió durante varios años Juan Claudio Cifuentes "Cifu" le dedicó uno de sus capítulos. El programa sobre Harris se emitió el 29 de agosto de 1988, cuando Harris tenía 58 años y ya llevaba más de 40 tocando jazz. Sesenta minutos de programa con la buena música de Barry Harris y con la sabiduría y conocimientos de Cifu.
Hay varias películas sobre jazz o dedicadas al jazz o en las que predomina la música de jazz (mejor me olvido de la última, La la land), pero son dos las que destacan sobre todas las demás, al menos en mi opinión. Round Midnight (ganadora del premio Oscar a la mejor banda sonora en 1986), dirigida por Bertrand Tavernier e interpretada por Dexter Gordon en su papel principal, y Bird (ganadora del Oscar al mejor sonido y del premio BAFTA a la mejor banda sonora en 1988), dirigida por Clint Eastwood y con Forest Whitaker en el papel de Charlie Parker, porque es una película sobre la vida de este gran saxo alto. En esta segunda, en Bird, Barry Harris es uno de los músicos que interpreta al piano gran parte de los temas de su banda sonora. Creo que junto a su participación en el documental sobre Thelonious Monk, Straight, no Chaser, son sus únicas incursiones en el mundo cinematográfico.
Y tras esta introducción sobre el estilo bebop y de algunos datos biográficos de Barry Harris entro de lleno en su presencia de este año en Madrid. La sala Bogui Jazz programó una semana completa con Barry Harris, del lunes 24 al domingo 30 de abril. Los cinco primeros días con un taller o seminario con Barry Harrys y esos mismos días, en sesión de noche, una jam session con pianistas de auténtica categoría: Richard Clements (lunes), Luciano Fabris (martes), Ignasi Terraza (miércoles) y Joshua Edelman (jueves) (Edelman es a quien me refería al hablar del Jazz Cultural Theatre de Bilbao), porque el viernes se lo reservó el propio Harris para un concierto con su trío, al igual que sábado y domingo. Es admirable que con 87 años Barry Harris complete una semana como ésta, con cinco workshops y tres conciertos.
Dos momentos del workshop de Barry Harris en Bogui (26/04/2017)
Yo asistí al primero de los tres conciertos que ofreció Harris en Bogui, el viernes 28 de abril, y lo que cuento a continuación es lo que yo viví esa noche. Empiezo por decir quiénes fueron los músicos que le acompañaron en estos tres conciertos. Barry Harris suele acompañarse, siempre que puede, de músicos del país que visita y en esta ocasión los anunciados eran Richie Ferrer al contrabajo y Jimmi Castro en la batería. A Richie Ferrer lo he visto en no pocas ocasiones, varias veces con Larry Martin Band y con el grupo que le sucedió tras el fallecimiento de Larry, Speak Jazzy, otras con Pedro Iturralde y también con alguna otra agrupación. Ha colaborado en otras ocasiones con Barry Harris y no me cabe duda de que es uno de los mejores contrabajistas españoles de la actualidad, al margen de que es una enciclopedia de jazz; Larry Martin (Manuel Martín Arriaga) decía de él que era la "Richipedia". A Jimmi Castro no lo había visto nunca, aunque lleva muchos años dándole a la percusión y haya sido uno de los bateristas que han tocado con Harris en sus visitas a España. Pero además de Richie y Jimmi también estuvo el gran bonguero cubano Ramón González "El León" y cuando vi los bongos en el escenario y la aparición de Ramón González me di cuenta de que en el concierto iba a tener un protagonismo especial el jazz latino.
Sólo con ver las manos de Barry Harris uno se da cuenta de que son manos de pianista. Dedos largos, ágiles, flexibles, siempre en movimiento, son dedos que llevan más de 80 años tocando y acariciando las teclas de un piano. Y es que una de las características de Barry Harris es que toca el piano sin estridencia, con suavidad, como si sus manos se deslizaran por las teclas. También puede uno acercarse al bebop de esa manera.
Y empezó el concierto. Sabíamos que íbamos a disfrutar y escuchar los temas que inmortalizaron él mismo, Thelonious Monk, Bud Powell, Tadd Dameron, ... y así fue. Y es que pese a su edad y a que una enfermedad le tuvo algún tiempo apartado de los escenarios (de eso hace ya más de diez años), Barry Harris tiene una enorme vitalidad y ganas de transmitir todo lo que sabe y ha vivido. Se divierte tocando y divierte a sus músicos y al público que le escucha. Para abrir y dejar claro de qué iba la cosa, el grupo acometió un tema latino al que siguió She, una composición de Charles Aznavour y Herbert Kretzmer, que dedicó a todas las mujeres presentes. Después, a piano solo, Love is a Blossom, de Duke Ellington. Un paseo por la música brasileña y cubana, algo de Powell, A Little Crazy, vuelta a Monk con Ruby, My Dear, y para finalizar el tema que suele cerrar sus conciertos, Nascimento, con todos los asistentes coreando y bailando. Y es que Barry Harris no solo provoca y dirige a sus músicos (es increíble ver el divertimento que existe entre ellos) sino que también lo hace con el público que asiste a sus conciertos. Pero no se cerró con Nascimento, porque hubo propina ante la insistencia de los que allí estábamos. Un magnífico concierto que nos hizo vibrar, reír, cantar, bailar y sobre todo en el que escuchamos jazz del bueno interpretado por un músico irrepetible que ama el jazz y todo lo que la música representa.
Barry Harris en Bogui Jazz (28 abril 2017)
Richie Ferrer, Ramón González y Jimmi Castro en Bogui Jazz (28 abril 2017)
La compenetración de Harris con los músicos que le acompañaron fue total y su humor y vitalidad contagian a quienes le rodean. Es absolutamente admirable que a sus 87 años haya firmado una semana como ésta. Todas las mañanas estaba en Bogui a las 10:30, terminaba el workshop entrre las 6 y las 7 pm y 2 ó 3 horas más tarde la jam o el concierto. Además, cercano y asequible para todos los que deseaban hablar con él, simplemente saludarle o hacerse una foto con él para el recuerdo. Reconocimiento y agradecimiento también para la sala Bogui Jazz, Dick Angstadt, alma del Bogui, y AIE Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España, que entre todos han colaborado para hacer realidad la presencia de esta leyenda del jazz en una sala madrileña.
Ángela Cervantes, de Santa Eulalia a Santa Clara
Aquí tenemos otra voz femenina española que lleva varios años cosechando grandes éxitos. Ángela Cervantes nació en Ibiza -no hace mucho tiempo, porque es joven- y allí, en el término municipal de Santa Eulalia, pasó sus primeros años y realizó sus primeros estudios musicales y ya con 15 años formó parte del coro Ciutat d'Eivissa. A los 19 años se trasladó a Barcelona para continuar sus estudios en el Aula de Música Moderna y Jazz del Conservatorio del Liceo. El Aula forma parte de la red internacional de escuelas del Berklee College of Music de Boston. En Barcelona Ángela estudió armonía, interpretación, danza y otras materias y ya en esa época se decantó claramente por el jazz y empezó a cantar en grupos de jazz y gospel, actuando en festivales de varias ciudades europeas.
En 2005 se trasladó a Madrid, donde actuó como corista de varios intérpretes y grupos y fijó su residencia o al menos su base de operaciones, porque Ángela siguió y sigue circulando por el mundo. Varios países europeos y americanos han tenido el privilegio de verla actuar. Además, forma parte de los grupos Pink Tones (español) y Brit Floyd (británico), ambos son grupos tributo a Pink Floyd. Con el grupo Brit Floyd ha realizado giras durante los años 2014, 15 y 16 por Norteamérica, Europa y Latinoamérica, totalizando más de 300 conciertos.
Ángela Cervantes. “Great Gig in the Sky” con Brit Floyd en Red Rocks, Colorado (11-jul-2016)
Tiene grabados tres discos. El primero de ellos en 2012, En esta orilla del Drexler, un homenaje al cantautor uruguayo Jorge Drexler. Su segundo disco, editado en 2014, también es un homenaje, en este caso recordando a Ella Fitzgerald & Joe Pass, disco grabado con el guitarrista madrileño Chema Saiz, magníficas interpretaciones de algunos de los temas que inmortalizaron Ella & Joe. Pero si me parecen excelentes estos dos discos, qué decir del tercero, que grabó hace pocos meses, en 2016, y que ha titulado Camino a Santa Clara ... Por 50 años más con Los Fakires, una maravilla. Escuchando esos tres discos se percibe la cantidad de matices y registros que tiene su voz, porque son discos con ritmos muy diferentes en los que el eclecticismo musical de Ángela se hace patente. Y esa es una de sus grandes virtudes, la de ser capaz de interpretar estilos muy distintos y siempre bien. Pero si además de escuchar sus discos ves sus actuaciones, es cuando te das verdaderamente cuenta de la cualidades artísticas que tiene Ángela Cervantes. Y es lo que hice yo, ir a ver una de las presentaciones de su disco Camino a Santa Clara ... (no sé si resulto pesado y reiterativo si vuelvo a insistir, una vez más, en la importancia de escuchar y ver música en directo, pero si es que sí, ya no lo digo más).
Para quien no lo sepa (supongo que pocos) Los Fakires es un grupo cubano que se formó en 1964 en la ciudad de Santa Clara, lo que indica que llevan más de cinco décadas tocando, principalmente música cubana, son, bolero-son, bolero, guaracha (aunque en sus inicios también incluían rock en sus actuaciones). Genuinos representantes de la Vieja Trova Cubana y una auténtica institución en la isla, Los Fakires han llevado la tradicional música cubana por medio mundo. Pues bien, Ángela Cervantes se fue a Santa Clara a grabar con ellos su último (hasta ahora) disco y anda presentándolo, primero en Cuba y ahora en varias ciudades españolas, empezando por su Ibiza natal. Ese disco no tiene desperdicio. Catorce temas excelentemente interpretados. Es evidente que no son temas clásicos de jazz, sino de la más pura música afro-cubana, con arreglos que ha realizado Ariel Brínguez.
Portada y contraportada del disco Camino a Santa Clara ... por 50 años más con Los Fakires
Como he dicho, me fui una noche a verla. Fue en el Bogui Jazz de Madrid. Ya he hablado en algún otro artículo de esta sala madrileña como una de las que mejor programación tiene. Su propietario, Dick Angstadt, es un gran entusiasta del jazz y los amantes de esta música le agradecemos los esfuerzos que hace por mantener ese nivel. Como muchas otras noches, el Bogui estaba totalmente lleno, el programa era muy atrayente y los músicos que acompañaron a Ángela Cervantes fueron Pepe Rivero (piano), Ariel Brínguez (saxo). Reiner Elizalde "Negrón" (contrabajo), Chema Saiz (guitarra) y Michael Olivera (batería). Todos, menos Chema, cubanos. A todos ellos los he visto en numerosas ocasiones y con distintas agrupaciones y no me cabe duda de que son músicos de primera fila. No todas sus interpretaciones fueron del disco Camino a Santa Clara ..., porque también incluyeron otras composiciones, como un par de temas compuestos por Ariel y que forman parte de su disco Nostalgia Cubana. Ariel Brínguez es nieto de Juan José Brínguez (en la portada del disco junto a Ángela), actual director de Los Fakires, y supongo que ha tenido mucho que ver en este proyecto. Abuelo y nieto son magníficos saxofonistas. No sé mucho sobre Juan José, a quien únicamente he escuchado en grabaciones, pero mantener un grupo como el suyo tantos años tiene mucho mérito. A Ariel lo he visto varias veces en directo y tengo más elementos de juicio para opinar sobre sus grandes cualidades de saxofonista. Ariel toca los saxos tenor, alto y soprano, además de ser compositor y arreglista, y es un habitual de los escenarios de jazz españoles, liderando su propio grupo o acompañando a otros músicos, principalmente en Madrid, que es la ciudad en la que reside desde 2007 y donde es profesor de saxofón en la Escuela de Música Creativa. También forma parte de la orquesta Irakere de Chucho Valdés (Chucho vuelve a estar nominado para los premios Grammy de este año 2017 -ya ha ganado ocho- al mejor álbum de Latin Jazz). Pero no restrinjamos la música de Ariel Brínguez a los ritmos cubanos, porque Ariel es un gran saxofonista capaz de interpretar magistralmente la música del jazz más clásico, como Body and Soul o Georgia on my Mind, por poner dos ejemplos de los varios estándares que le he escuchado yo en directo. Pero volvamos a Ángela y al concierto del Bogui Jazz.
Ángela Cervantes en Bogui Jazz, 29-12-2016 (Foto de Borja T. Suárez)
Fue una gran noche en el Bogui. Ángela tiene una voz prodigiosa que modula como quiere y que se adapta perfectamente a cualquier estilo. En este caso, la música típica de la Vieja Trova, son, bolero-son y boleros. Hasta recitó un poema, Hermosa Habana, de la poetisa santaclareña Isamara Hernández, musicado por Ariel. Lo he escuchado también en la voz de la propia Isamara, que es también una excelente compositora y pianista, pero con permiso de la poetisa cubana, me quedo con la versión recitada de Ángela. El concierto fue un recorrido por Cuba, por todo el disco, con canciones preciosas, como Ausencia, Pensamiento, La rosa roja y otras que completan el disco, para finalizar con el tema que se ha convertido en el distintivo de este proyecto, Ojos malignos, un bolero-son compuesto por Juan Francisco Pichardo, que Ángela y los músicos que la acompañaron alargaron cuanto quisieron para goce y disfrute de los que allí estábamos. Muchos pies y manos del público llevando el ritmo y hasta hubo un par de atractivas damas que se atrevieron a bailarlo junto al escenario, algo poco frecuente en las salas españolas, no así en las de otros países. Un perfecto broche para un gran concierto.
Ángela Cervantes y su grupo en Bogui Jazz, 29-12-2016 (Foto de Borja T. Suárez)
Tras la actuación de Bogui y otra siguiente en la sala BBK de Bilbao, Ángela y Ariel partieron a Santa Clara para reunirse de nuevo con Los Fakires y cantar y tocar con ellos un par de domingos en el Parque Vidal de esa ciudad y también actuar en otros conciertos en La Habana. Cuba y su música tiran mucho. Pronto comenzará su gira internacional de 2017 con Brit Floyd, otros ciento y pico conciertos por distintos países, espero que le quede tiempo para que podamos seguir viéndola con su Camino a Santa Clara y otros proyectos que acometa.
Christian Scott, innovación y tradición
En los últimos días del mes de agosto de 2005 el huracán Katrina sumió a la ciudad de Nueva Orleans en una de sus mayores desgracias, si no la mayor. El sistema de diques falló, estos cedieron y la ciudad quedó casi totalmente anegada y destruida. Los fallecidos y desaparecidos superaron el millar -pese a que el 28 de agosto, un día antes de la gran catástrofe, se ordenó la evacuación de la ciudad- y los daños materiales fueron enormemente cuantiosos. Unas semanas después la gente comenzó a volver a la ciudad, encontrándose con un panorama desolador. Ese periodo, el de los meses posteriores al Katrina, ha sido recogido por David Simon y Eric Overmyer en una excelente serie de televisión, Treme, que refleja el retorno de sus ciudadanos, la reconstrucción de la ciudad y la reivindicación de su cultura musical. ¿Por qué esta introducción para hablar de Christian Scott? Pues por varias razones. La primera porque Christian Scott nació en Nueva Orleans y es un afamado trompetista, compositor y productor. La segunda porque aparece en algún capítulo de la serie en su segunda temporada. La tercera porque es nieto de Donald Harrison Sr. y sobrino de Donald Harrison Jr. (que también aparece en la serie, como muchos otros músicos famosos), ambos fueron Big Chief Indian, participando durante años en el Mardi Gras de Nueva Orleans e inspiraron los personajes de Albert y Delmond Lambreaux. Y también porque Treme me parece una serie magnífica -me la regaló un amigo, gracias Manolo-, llena de jazz en todos sus capítulos (principalmente en los de la primera temporada), y me apetecía meterla por algún sitio en esta sucesión de artículos.
Christian Scott tocando la trompeta en el capítulo 1 de la segunda temporada de Treme
(a la derecha el personaje de Delmond Lambreaux, interpretado por el actor Rob Brown)
Pero dejo de hablar de la serie -lo que hay que hacer es verla- y ahora me centro en Christian Scott, a quien también incluí en el artículo sobre los trompetistas actuales. Nació en Nueva Orleans (ya lo he dicho) en el año 1983, lo que significa que aún es joven y que a sus 33 años tiene toda una carrera por delante. Comenzó su formación musical con su tío Donald Harrison Jr. para luego graduarse en el New Orleans Center for Creative Arts, de Nueva Orleans, y más tarde en el Berklee College of Music de Boston, dos importantes instituciones norteamericanas de formación musical. Scott tiene en su haber dos premios Edison y ha sido nominado al premio Grammy como trompetista, compositor y productor. Ha grabado diez discos y ha participado en varios más.
Su intención es hacer un jazz moderno que recuerde al sonido de Nueva Orleans, innovación y tradición Su último trabajo discográfico, Stretch Music, es toda una declaración de intenciones. Scott tiene una formación musical muy anclada en la tradición del jazz de Nueva Orleans. No en vano aprendió a tocar con su tío Donald Harrison Jr., también de Nueva Orleans, y es descendiente de un Gran Jefe de la tribu india de Los Guardianes de la Llama (Guardians of the Flame), pero al mismo tiempo cree que el jazz debe innovarse, estirarse. De ahí el título del álbum, Stretch Music, música elástica, extensible, estirada, que evidentemente no se queda en el título, sino que se refleja en los temas que en él aparecen. Además, ha diseñado una aplicación, Stretch Music App, que permite personalizar el audio, de manera que se pueda silenciar o escuchar sólo cualquier instrumento elegido (https://itunes.apple.com/us/app/stretch-music/id1020746962?mt=8). Scott también es un innovador en el diseño de la trompeta y el fliscorno, que los ha transformado en los tres que más utiliza y que les ha dado el nombre de Siren, Sirenette y Reverse Flugelhorn. En su página web pueden verse los instrumentos que ha diseñado (http://christianscott.tv/stretchmusicendorsements/). Decía George Brake que "el artista no acaba nunca de agotar sus sueños" y así es en el caso de Christian Scott, que a buen seguro seguirá haciendo realidad sus sueños y sus ideas y que por el momento está enfrascado en componer y tocar un jazz moderno sin abandonar el sonido de Nueva Orleans.
Con su agrupación, generalmente quinteto, ha recorrido la mayoría de países en los que hay clubs, auditorios o festivales donde escuchar jazz, convirtiéndose en uno de los trompetistas más solicitados actualmente. A sus años no le cuesta mucho trabajo viajar. En España, país al que suele acudir todos los años (y que es el mío) ha actuado en Madrid, Barcelona, San Sebastián, Vitoria, Cartagena, Tenerife, Las Palmas y seguramente en algunas ciudades más (habría que preguntarle a él o a su representante). El pasado mes de noviembre (2016) tocó tres días seguidos 25, 26 y 27 en los festivales de Madrid, Cartagena y Barcelona respectivamente. Y antes, en julio, lo había hecho en el de San Sebastián y en el de las Islas Canarias. Siempre con un gran éxito.
Christian Scott en el festival Jazzaldía de San Sebastián (2010)
La programación del Festival Internacional de Jazz de Madrid 2016 incluyó la actuación de Christian Scott Quintet el día 25 de noviembre en la Sala Guirau del Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, un buen auditorio y buen día para escuchar en directo a este genial trompetista. Así que me decidí a ir a verle. Acompañaron a Christian Scott en este concierto los músicos Lawrence Fields (piano y teclados), Logan Richardson (saxofón), Max Mucha (bajo), Corey Fonville (batería) y la jovencísima Elena Pinderhughes (flauta) -un sexteto con la incorporación de Elena, que no un quinteto-, todos ellos virtuosos de sus instrumentos, pero a mí me sorprendieron especialmente el bajista Max Mucha, que me pareció excelente marcando el ritmo durante todo el concierto y Elena Pinderhughes, que a sus 21 años ya es una magnífica flautista, además de vocalista, aunque esa noche no pudiéramos escuchar su preciosa voz. Christian Scott utilizó durante todo el concierto la trompeta que él mismo ha diseñado y que denomina Siren, salvo en uno de los temas en que utilizó su Reverse Flugelhorn (fliscorno invertido) que proporciona un sonido más apagado que el fliscorno (puede verse a los pies de Scott en alguna de las fotos).
Christian Scott y su grupo en el Festival Internacional de Jazz de Madrid (25-noviembre-2016)
Decía yo que innovación y tradición, aunque creo que hay más de lo primero que de los segundo. Y en varios de los temas el sonido de Nueva Orleans se adivina más que sentirse. Pero eso no quiere decir que su jazz no sea de primera línea, que lo es, además de corroborar que Scott es un trompetista y compositor que tiene bien ganado el puesto que ocupa como uno de los mejores jazzistas actuales. Aunque no hubiera intermedio o descanso en el concierto del Fernán Gómez -fue todo seguido como es habitual en este tipo de conciertos- yo distinguiría dos partes, porque además en mitad del concierto Christian Scott hizo la presentación de sus músicos, que eran cinco, y a cada uno de ellos le dedicó un mínimo de cuatro minutos (5x4=20) -Scott sabe enrollarse bien-, lo que puede considerarse como un descanso (al menos para ellos). En la "primera parte" el grupo tocó varios de los temas que están incluidos en su último disco, Stretch Music, como The Last Chieftair o Sunrise in Beijing con el protagonismo de la flauta de Elena Pinderhughes. Y en el repertorio de la "segunda" tuvieron cabida un par de temas con alguna influencia afro-cubana, Brown Belle Blues y Ñengueleru, que están recogidos en su álbum Ninety Miles que grabó junto a David Sánchez y Stefon Harris. Buen concierto el que nos ofreció el grupo de Christian Scott, con una propina final trepidante, Jihad Joe.
Christian Scott en el Festival Internacional de Jazz de Madrid (25-noviembre-2016)
Con figuras como Christian Scott y otros el nivel artístico del Festival Internacional de Jazz de Madrid sigue creciendo año tras año. Este año 2016, en más de un mes, desde que se inició con la actuación de Hiromi Uehara el 25 de octubre y finalizó con Laurent Cugny el 30 de noviembre, han pasado por el festival verdaderas figuras de la actualidad del jazz. Excelente labor la que está haciendo su director artístico, Luis Martín, el Ayuntamiento de Madrid y los patrocinadores. Esperemos que siga así.
Eva Fernández irrumpe con fuerza en los escenarios
A quienes nos gusta la música y disfrutamos escuchando las composiciones y a los intérpretes que han alcanzado la gloria, también nos apasiona descubrir nuevos valores o figuras emergentes que aporten frescura al panorama musical y valoramos enormemente -al menos yo- el esfuerzo que supone abrirse paso en un mundo a veces demasiado constreñido, en el que muchos de los intentos por triunfar acaban en fracaso o en el rincón de los recuerdos de juventud. He escrito en este blog de jazz actual sobre algunos de los músicos más consolidados y reconocidos (sin ir más lejos, el anterior artículo fue sobre la familia Marsalis y no creo que haya muchos músicos que sean más famosos que ellos), también sobre intérpretes o grupos que, aunque sean habituales de las discográficas y escenarios, triunfan o lo están haciendo más en el ámbito local que internacional. Y ahora me complace dedicar este post a una nueva figura que está irrumpiendo con fuerza en los escenarios españoles.
En el artículo que publiqué en este mismo blog sobre la Sant Andreu Jazz Band que dirige Joan Chamorro (diciembre 2012), decía que "Hay un potencial enorme en los miembros que componen esta banda y estoy convencido de que, si quieren, pronto veremos a muchos de ellos triunfando en los escenarios y en el mundo discográfico.". Ya lo han hecho algunos de ellos, como es el caso de Andrea Motis, que ha actuado y triunfado ya en varios países, y ahora aparece con fuerza otra integrante de la SAJB, Eva Fernández, que está recorriendo España con su grupo y coleccionando éxitos. Y a buen seguro que seguirán saliendo talentos de la SAJB que pronto dejarán, por edad, la banda, para volar en solitario o incorporados a otros grupos. Ya han dado ese salto o están a punto de hacerlo varios de ellos: Magalí Datzira, Iscle Datzira,, Rita Payés, Marçal Perramón, Joan Mar Sauqué o Carla Motis están actuando y grabando al margen de la SAJB.
Eva Fernández es una joven (22 años en el momento que se publica este post) saxofonista y vocalista, nacida en Barcelona, que comenzó a estudiar saxo con Joan Chamorro a la edad de 8 años y a los 12 se incorporó a la SAJB el mismo año de su creación, 2006. Eva toca los saxos alto y soprano y también el clarinete y la trompeta. La vi por primera vez en octubre de 2012, cuando entonces contaba 18 años, en el Jamboree Jazz Club de Barcelona en uno de los conciertos que prepara Joan Chamorro con algunos integrantes de su banda. En aquella ocasión su participación fue escasa porque se trataba de la presentación de Magalí, que fue la estrella del concierto. Más tarde, en 2013, le tocó a Eva su presentación en la serie de "Joan Chamorro presenta ...", grabando su primer disco con 13 temas, la mayoría de ellos estándares de jazz. Volví a verla, segunda vez, con la SAJB en el hotel Havana de Barcelona, un concierto en el que se me erizaba el vello y no por frío, sino por emoción o admiración al ver a tantos niños y adolescentes tocar tan bien. En aquella ocasión, escuchar a Eva un solo con el saxo y cantar me hizo ver que estábamos ante una potencial nueva estrella del jazz. Sólo faltaba que ella se lo propusiera.
Eva Fernández con la Sant Andreu Jazz Band en el hotel Havana de Barcelona (26 oct 2014)
Y parece que se lo ha propuesto, porque ya se ha lanzado definitivamente a los escenarios españoles (por el momento) y a la grabación discográfica. Ahora tiene un segundo disco, That Darkness, con 8 temas que ha grabado con David Pastor (trompeta), Josep Lluis Guart (piano), Miguel Ángel Cordero (contrabajo) y Toni Pagés (batería). David Pastor es un magnífico trompetista, al que incluí como representante español en mi artículo sobre los trompetistas actuales y uno de los más grandes continuadores, como el cubano Arturo Sandoval, del estilo bebop que inició Dizzy Gillespie entre otros. Eva lleva más de un año tocando con ellos y con esa agrupación, que han denominado Eva Fernández Group, están recorriendo España y presentando su disco en la séptima edición del Circuito de Músicas Populares "Girando Por Salas" (http://www.girandoporsalas.com/). La primera actuación en esta gira fue en Sala Clamores, de Madrid, el 27 de octubre de 2016, concierto al que asistí para ver a Eva en directo por cuarta vez. Y digo cuarta porque ya este mismo año 2016, en agosto, la había visto de nuevo en el Jamboree en el espectáculo que Joan Chamorro denominó "La màgia de la veu" como homenaje a cuatro grandes cantantes: Billie Holiday, Dinah Washington, Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, en las voces de Magalí Datzira, Eva Fernández, Andrea Motis y Rita Payés.
La magia de la voz, en el Jamboree (Joan, Rita, Eva, Magalí y Andrea)
A veces pensamos que todos los artistas han de tener un referente a quien más admiran y en quien mirarse, seguro que Eva tiene varios, pero cuando le pones en esa tesitura Eva dice que su cantante preferida es Dinah Washington, una de las grandes voces del jazz y el blues. Pero ha escuchado grabaciones de todos los grandes saxofonistas, a quienes también admira y de los que también ha aprendido, Johnny Hodges, Cannonball Adderley, Stan Getz ... y a las mejores vocalistas, Billie Holiday, Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald ... y le fascinan voces más actuales como la de Amy Winehouse o la de Silvia Pérez Cruz, completamente diferente. Además ha tenido la suerte de conocer a músicos actuales que también son referentes para muchos, como Jessie Davis, Perico Sambeat, Scott Hamilton, Dick Oatts... con los que ha podido tocar en algunas ocasiones. Pero volvamos al concierto de Clamores.
Eva Fernández Group. Sala Clamores, Madrid, 27 oct 2016
Eva toca el saxo maravillosamente bien, con un sonido muy limpio, aunque dice que aún tiene mucho que aprender y mejorar -nunca se acaba de aprender- y además lo trata con mucho mimo y cariño, tanto que a veces lo recoge entre sus brazos como si fuera un bebé. Su voz es muy melodiosa, expresiva, con una entonación perfecta y algo más grave que las de Andrea Motis o Magalí Datzira, dos de sus compañeras que también han surgido de la SAJB y que ya están triunfando en el jazz, y si al talento y la técnica que posee Eva unimos su trabajo y dedicación y la ilusión que tiene, que es mucha, estoy seguro de que su progresión y éxito en el mundo de la música serán rápidos. Le atrae la composición y quiere seguir tocando, cantando y componiendo. Esperemos que continúe haciendo las tres cosas.
Eva Fernández. Sala Clamores, Madrid, 27 oct 2016
Su formación musical no se ha ceñido sólo a la SAJB, sino que Eva ha estudiado también en el Taller de Musics de Barcelona, donde amplió sus estudios de saxo (y continúa haciéndolo) con Marcel lí Bayer, Vicent Macián y Santi de la Rubia. Está acostumbrada a interpretar temas clásicos de jazz, que son la mayoría de los que incluye en sus actuaciones, pero ya está incorporando algunos otros más recientes e incluso alguna composición propia como That Darkness, que da título a su segundo disco, que también incluye la versión que han hecho de Love Is A Losing Game de Amy Winehouse. Tres estándares de jazz, un tango, una samba y una composición de David Pastor completan el disco. Sólo ocho temas, pero muy variados para comprobar que esta catalana se desenvuelve muy bien cualquiera que sea el estilo y ritmo que acomete. El jazz es una música de evolución constante, Eva lo sabe y por eso en sus actuaciones quiere recorrer gran parte de lo que esa música nos ha ofrecido desde su nacimiento y no ceñirse a un único estilo. En el concierto de Clamores así fue y Eva y los músicos que la acompañaron nos ofrecieron un repertorio muy variado que yo particularmente agradezco. Ya está teniendo éxito y buenas críticas, pero me da que en breve será una figura muy solicitada. En este enlace podéis ver un vídeo en el que Eva interpreta como vocalista uno de los temas estándar más antiguos del jazz, After You've Gone.