No es muy arriesgado pensar que la Plaza de la Maestranza de Sevilla ya pueda intuir lo que en algunos días va a suceder en su ruedo, cubierto de albero : una nueva edición de La Feria de Sevilla, que viene a ofrecer el regocijo general , intenso y breve , de sólo unos días. Aquí llegados , cabe afirmar que el espectáculo, que ahora se puede contemplar, tiene dos acreedores ciertos: la Maestranza , que le hospeda y que ya existía desde mucho antes , y una providencial iniciativa vascocatalana ,de dos animosos concejales del AYUNTAMIENTO HISPALENSE, los señores José María Ibarra, industrial del aceite, y Narciso Bonaplata, propietario de una fundición. De mutuo acuerdo defendieron un Proyecto de feria en 1846, que Isabel || firma al año siguiente. De esta manera, La Feria de Sevilla , dedicada en principio a compra-venta de ganado ofrecía , desde su Primera edición un festejo taurino: seis bureles de Taviel para los matadores José Lucas, de Sevilla y Manuel Diaz, de Cádiz , el 17 de abril 1847. Desde entonces, La Feria ha venido progresando año a año, con rarísimos apagones, y en todos los aspectos, hasta llegar a ser hoy, un gran evento cuya fama supera colmadamente los límites de España .
Pero los grandes acreedores, en lo que concierne a la indiscutible brillantez del escenario taurino, que nuestros sentidos pueden percibir golosamente, es la belleza y el ambiente del singular coso maestrante. Los momentos aurorales de este lugar mágico para el toreo están a principios del siglo XVIII, cuando cerca del famoso Arenal existía un espacio cuadrado, propiedad de la Real Maestranza, cerrado por un tapiado y en donde los maestrantes ejercitaban sus ejercicios hípicos. A partir de los años treinta de ese siglo, comienza un periodo de vicisitudes cuyo anhelo es la consecución de un escenario, el mejor y el más distinguido, para realizar el arte del toreo. En aquellas calendas se empleaba necesariamente la madera en aquella clase de construcciones por lo que no perduraban. Una plaza entregada hacia 1735 es derribada por el costo excesivo de su conservación , en 1739 , y se sustituye por otra también de madera, que no tarda en entrar en servicio, que se prolonga hasta casi la mitad de ese siglo. Luego, tras el periodo de prohibición de la Fiesta , por Fernando VI , surge un nuevo coso mas moderno en sus estructuras , con lugar para 14000 espectadores , y de un aspecto elegante incluyendo la grata sorpresa de una Puerta Principal , que llamaban del Principe… tenia muchos adornos y resultaba ser una plaza muy torera… pero seguía siendo de madera , en sus tres cuartas partes… y en los primeros años del siglo XIX sucedió un tiempo de rigurosos vendavales y huracanes , que lanzaron sobre los aterrorizados habitantes de Sevilla toda clase de estacas, tablas, vigas procedentes del coso, que resultó también seriamente averiado,por ello y de acuerdo con los nuevos tiempos toda la madera de la vieja construcción se cambia por otros materiales mas consistentes, y a la mitad del siglo siguiente eran ya las gradas de piedra , y a finales, aparece la preciosa verja que rodea el coso, y que parece señalar su feliz conclusión: la Real Maestranza de Sevilla ya estaba preparada, guapa y anhelando la llegada de José y Juan, sus dos novios, amigos en la calle y rivales en el ruedo …
Hoy cuando el tiempo ha pasado , me paro ante la Real Maestranza de Sevilla y veo un gran dama, cuya belleza me desconcierta… y pienso que a pesar de haber conocido a tantos toreros, no puede haber olvidado ni a Joselito, “El mas Grande” …ni a Juan , “El Pasmo de Triana.”
No pueden estas líneas concluir sin hacer una corta referencia a la Plaza Monumental de Sevilla, donde también hubo toros durante la Feria de Abril .Es cierto que muchos aficionados, fuera de Andalucía, ignoran su existencia. y ello a pesar de haber sido un coso moderno , construido en cemento armado ,en 24 meses y para 23000 espectadores ,y en el torerísimo barrio de San Bernardo cerca del célebre Matadero verdadera Facultad de Torería Sevillana. Su breve historia descansa en aquella rivalidad y en un hecho real: el famoso señor Pagés, legendario empresario taurino, aunque fuera catalán, era el titular de la Maestranza y también amigo intimo de Juan Belmonte, las obras de la Monumental fueron financiadas por Joselito y su genial hermano Rafael, el “Divino Calvo”, que por ser el mayor, había heredado el apodo familiar : “EL GALLO” – entre otros inversores . Muchos aficionados sevillanos, acérrimos partidarios de la Maestranza recibieron de uñas la llegada de su joven competidora, que fue estrenada el seis de junio de191. Alternando,con ganado de Contreras , los diestros Fortuna, Posadas y, naturalmente , Joselito. Pasan dos años con diferentes espectáculos, es 1920 y días después de la Feria de Abril de aquel año, el 20 de mayo Joselito muere en Talavera de la Reina , corneado y herido por el toro “Bailador” de la Viuda de Ortega , en plena juventud y en plenas , facultades. España y Madrid se conmocionan, todos acuden a su domicilio, en la calle de Arrieta , y en los diarios una foto de Belmonte destrozado , Sevilla le despide en el Cementerio de San Fernando… toda una época del toreo ha concluido. Los innumerables partidarios de aquel Hércules joven se desperdigan por todas partes, huérfanos de su caudillo , muchos juran que no volverán jamás a los toros, el planeta de la Fiesta anda desconcertado y la joven Monumental muere, pero el elevado costo de su derribo, mantiene en pie su triste figura, acosada por la ruina y el abandono durante años.