Domingo 16 de Septiembre de 2012 07:33

Los 8 Reales del ingenio de Segovia de Carlos II

por Ernesto Gutiérrez Guinea
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Como consecuencia de su procedimiento de fabricación todas las monedas producidas por el método de estampación siempre tienen como característica diferencial, el que su superficie está ligeramente curvada en sentido longitudinal en relación con la vertical de las piezas. Esta curvatura sitúa la parte cóncava en el anverso de las monedas (que aquí estamos así denominando a la cara que muestra la fecha en su parte posterior y castillos y leones cuartelados alternativamente en el centro) mientras que la parte cóncava del arco se sitúa en el reverso.
Aunque en algunos casos esta curvatura ha sido eliminada en gran medida, por martilleado de la pieza entre dos tablas de madera (no en la Casa de Moneda, sino normalmente por un coleccionista para facilitar su almacenamiento, lo que evidentemente no aconsejamos). Si esta curvatura o los restos de ella no aparecen en una cierta moneda de este tipo, ésto ya es una primera indicación de que estamos ante una pieza presuntamente falsa, fabricada mediante fundición sobre molde o acuñación por prensa vertical, ya que el paso entre las superficies cilíndricas que portan los cuños es condición necesaria dentro de la fabricación por estampación, produciendo siempre este paso la referida curvatura.
Otra característica, no necesaria pero sí muy frecuente en este tipo de moneda, es el descentraje de los diseños en sentido horizontal o vertical de las piezas, debido a la dificultad de colocar en una posición correcta los cospeles antes de su estampación. De esta manera, cualquier desfase produce un desplazamiento del diseño que en algún caso solo afecta a una cara de la moneda, aunque mas frecuentemente lo hace a las dos caras en un mismo sentido.
También es característica del método de estampación el fenómeno que se conoce como final del Riel, consistente en un corte vertical que aparece en muchos casos a la derecha o a la izquierda de las monedas, pudiendo afectar o no a la grafila exterior de puntos que enmarca la leyenda. Dependiendo de la amplitud de este corte y la importancia del descentrado, el precio de la moneda, a igualdad del resto de característica como: conservación, rareza o pátina, puede variar dentro de un rango de cierta amplitud que, en casos extremos, puede llegar a disminuir el precio de mercado de la moneda hasta un 50%.
Otra característica común de estas piezas, en particular de las de Felipe II, es el gran número de pequeñas variantes de diseño que frecuentemente presentan. La Orden de 1566 de Felipe II fija los elementos fundamentales que aparecen en estas monedas, pero dentro de ellos, en unos momentos (los iniciales del Ingenio) en los que se había adoptado un método caro y novedoso en aras de la consecución de una mejora estética de las labores efectuadas a cuenta del Patrimonio Real, es natural que se realizaran tanteos en cuanto a la forma del acueducto que representa la marca de Ceca, los florones, puntos y cruces que separan las diferentes componentes del diseño, y la situación relativa de los dígitos de la fecha, en aras de conseguir un mayor efecto plástico.
Ésto hace que pueda darse un tipo de coleccionismo de las monedas de los Austrias basado solamente en la recolección e identificación de estas variantes. Así, si recorremos el espacio dedicado a este tipo de piezas en Catálogos y listas de ventas observamos que el espacio dedicado a la exhibición de fotografías de ellas es siempre muy superior al reservado al de las monedas macuquinas, de esta misma dinastía, acuñadas en cecas peninsulares, siendo así que el número de ejemplares acuñados a martillo en alguna de ellas, como Sevilla por ejemplo, excedía con mucho al número de ejemplares producidos en el Ingenio segoviano. De alguna manera, este fenómeno recuerda al que se produce en relación con la reproducción de fotografías de ejemplares redondos acuñados a martillo en Méjico, Lima o Potosí, que siendo una clara minoría en cuanto a número de ejemplares, se incluyen en los catálogos con mayor profusión que la de los ejemplares usuales recortados, por la mayor belleza y espectacularidad de los ejemplares redondos.
Otra característica distintiva de las piezas del Ingenio, especialmente de las de los Austrias, es que se fundieron en mucha menor medida que la de las piezas acuñadas a martillo. En general, las diversas disposiciones, que regulaban el valor en maravedís (como moneda de cuenta) que ordenaban la fundición de las monedas de plata fueron producidas en el Ingenio o las acuñadas a martillo en el resto de las Cecas peninsulares, no distinguía entre las de uno u otro tipo, pero es evidente que la mejor imagen (y por tanto la mayor facilidad para la detección de falsificaciones) eran las monedas estampadas, por lo que éstas eran retenidas en gran medida tanto por los proveedores de la Casa Real, a los que, en principio, eran entregadas como medio de pago. También los particulares que a partir de 1607 con Felipe III ya comienzan a solicitar la entrega de monedas de este tipo al Ingenio a cambio de la plata en barras que entregaban para su acuñación, retenían estas monedas. Esta retención, también disminuía la circulación que tendría este tipo de piezas  que, en general, se suelen encontrar en un rango de conservaciones que van del VF al a AU, en contraste con el de las macuquinas, que normalmente va del VG al VF.
Las piezas del Ingenio se labran en un número relativamente reducido de años: 1586, 1587, 1588, 1589, 1590, 1591, 1594, 1597 y 1598 con Felipe II, 1607. 1608, 1610, 1611, 1613, 1617, 1617, 1620 y 1621 con Felipe III, 1621, 1630, 1631, 1632, 1633, 1635, 1636, 1651, 1652, 1659 y 1660 con Felipe IV, y 1682, 1683, 1684, 1685, 1696, y 1697 con Carlos II. Ya indicábamos en la primera entrada de este volumen que para nosotros las piezas de Felipe II y Carlos II tienen un valor aproximado del orden del doble del de las de Felipe II y Felipe IV. En cuanto a piezas escasas, con un valor aproximadamente un 50% superior al de las comunes de Felipe II o Felipe IV, tenemos las siguientes fechas: 1598, 1652 y 1696. En cuanto a las piezas Raras, con un valor del orden del doble que el de las piezas comunes de Felipe III o Felipe IV tenemos las de los años: 1594, 1610, 1613, 1631 y 1684. En cuanto a las piezas Muy Raras, tenemos el  1621 de Felipe IV con un valor del orden de cuatro veces el de las piezas comunes de Felipe III o Felipe IV. Y por último podemos considerar Rarísimas a las piezas 1621 de Felipe III y de 1685 de Carlos II con un valor aproximado de ocho veces el de las piezas comunes de Felipe III o Felipe IV.
Vemos por tanto que a lo largo de mas de un siglo, el número de años en los que se labra moneda de 8 Reales en el Ingenio es relativamente reducido: 35 fechas solamente, con cifras aún mas bajas para las monedas de denominaciones menores. Con Felipe II únicamente se producen monedas de 8 Reales y de 4 Reales en el Ingenio, mientras que en el reinado del resto de los Austrias se producen piezas de todas las denominaciones: 8, 4, 2, 1 y medios Reales. Las únicas excepciones al diseño que ya hemos mencionado se producen con las acuñaciones de piezas de 2 y 1 Real con el nomograma del nombre del Rey en el reverso en 1682 en tiempo de Carlos II, así como en todas las piezas de medio Real de Felipe III, Felipe IV y Carlos II en las que aparece siempre el nombre del Rey en el reverso, en la misma forma que en los medios Reales acuñados en Méjico, Lima y Potosí en esta misma época.
La fecha de estas monedas aparece siempre en la parte mas alta de lo que venimos denominando como anverso, con la excepción de algunas de las variantes de los años 1588 y 1597 de 8 Reales de Felipe II, en los que aparece ligeramente desplazada hacia la izquierda. En general, las moneda estampadas de 8 Reales de los Austrias a diferencia de las de los Borbones, han llegado hasta nosotros en mayor número que las de otras denominaciones con excepción, quizá, de las de medio Real; lo que resulta lógico, teniendo en cuenta que el trabajo manual requerido para su acuñación era prácticamente el mismo, por lo que el rendimiento en relación con la cantidad de plata acuñada era mucho mayor en la producción de piezas de 8 Reales, de la misma manera que sucedía en Méjico o en Potosí.
En cuanto al tipo de metal labrado en el Ingenio, aunque la mas popular era la acuñación en plata, también se produjo, en número bastante pequeño, la producción de piezas de oro de: 8, 4, 2 y 1 Escudos, comenzando las producción de las primeras con la Onza de 1611 continuada por las emisiones de esta denominación de: 1614 también con Felipe III, 1651 y 1655 con Felipe IV (con un único ejemplar conocido) y 1683 (Rarísima) y 1687, ya con Carlos II.
En cuanto a la acuñación de moneda de cobre (denominadas por sus contemporáneos como vellón, por incorporar en sus primeras emisiones una inapreciable cantidad de plata) las emisiones del Ingenio comienzan en: 1597 y 1598, con Felipe II, con piezas de: 4, 2 y 1 Maravedís con castillo en anverso y león en reverso, y se prolongan con Felipe III con piezas de idéntico diseño de: 1598 a 1603, y con fecha en vertical a la derecha del escudo, de 1600 a 1620. Estas serán las piezas que reselladas, una y otra vez, para aumentar o disminuir su valor, juntamente con las monedas de 8 Maravedís macuquinas de Felipe IV producidas en el resto de las cecas peninsulares, provocarán el problema del vellón (su relación con el valor de la moneda de plata), tan profusamente mencionado en todas las disposiciones monetarias de Felipe IV y Carlos II.

         

FIGURA 123.1

Al comentar las características de las piezas del Ingenio de Segovia no podemos dejar de referirnos a los Centenes (piezas de 100 Escudos de oro) producidos en cantidad ínfima en esta Ceca en: 1609 y 1618 con Felipe III, y en: 1623 y 1633, con Felipe IV, y a los Cincuentines (piezas de 50 Reales de plata) producidos en 1609. 1610, 1613, 1614, 1617, 1618 y 1620 con Felipe III; así como en: 1622, 1632, 1633, 1635, 1636, 1651, 1652 y 1659 con Felipe IV, y en: 1682, con Carlos II.
Estas son, realmente, piezas llamadas de “presentación” que se entregaban como regalo a personas de importancia a la manera de las redondas americanas, pero siendo aún mas escasas, por lo que llegaron a circular muy poco. Por su gran tamaño, el método de estampación ha producido en ellas defectos de fabricación que disminuyen, en cierta medida, sus precios. En la subasta de la Colección Caballero de Indias celebrada en Barcelona por AUREO en 2009 un Centén de Felipe III se adjudicó en 1 millón de euros (incluidos gastos e impuestos) y otro de Felipe IV en 600.000 mil euros (incluidos gastos e impuestos).
Los Cincuentines de Felipe III y Felipe IV salen espaciadamente en subastas, adjudicándose por un precio entre 10.000 y 40.000 euros, según rareza y conservación, excepto los de: 1609, 1610, 1613, 1614, 1622, 1633, 1636 y 1652 que tienen la consideración de Rarísimos. A quien quiera profundizar en el estudio de este tipo de piezas, les recomendamos la lectura del excelente trabajo de Xabier Calicó sobre ellas, así como de los precisos comentarios a las características de cada una de las fechas y el número de ejemplares supervivientes conocidos, realizado por los hermanos CAYÓN en sus catálogos de subasta publicados entre 2003 y 2010 en  las que se adjudicaron un cierto número de Cincuentines, una gran parte de los cuales fue adquirida por el Estado, ejerciendo su derecho de tanteo; muchos de ellos destinados al Museo a instalar en la reconstruida sede de la Casa de Moneda del Ingenio de Segovia.
 La moneda que se muestra en la FIGURA 123.1 es un 8 Reales producido en el Ingenio de Segovia en 1683 con el Ensayador Bernardo de Pedrera (BR). Esta pieza presenta una clara sobrefecha en el cuarto dígito del año de acuñación, con el 3 sobre un 2. Esta sobrefecha es bastante común, por lo que no supone sobreprecio sobre el de las de 1683 sin sobrefecha.
La pieza tiene una buena pátina original intocada, con un cierto tono tornasolado que se evidencia si la contemplamos con luz incandescente próxima, ladeando ligeramente la moneda. El ejemplar tiene un cierto descentraje, mas patente en el anverso en el que la orla de puntos llega a tocar el borde inferior. La pieza tiene un buen aspecto general. No obstante, el desgaste se extiende a toda su superficie, siendo especialmente relevante en los detalles del escudo imperial del reverso, especialmente en el escudete de Portugal, flores de lis y acueducto. Por ello, su grado es F+.

      

FIGURA 123.2

Las valoraciones de esta pieza realizadas por los diferentes autores no son muy distintas a las de Felipe IV. Así, YRIARTE 1965 la valora en 65$; CALBETÓ 1970, en 175$; CAYÓN en 16.000P, 38.000P y 90.000P en 1976, 1980 y 1998 respectivamente; y CALICÓ en 85.000P, 85.000P y 1.200 en 1981, 1984 y 2008, respectivamente. Sin embargo, KRAUSE, a igualdad de conservación, las valora al doble: 250$ en G, 450 en VG, 750$ en F y 1.250$ en VF. Nosotros estamos en esta misma línea, asignando al ejemplar un valor en F+ de 1.400€ y un precio de mercado de 1.200€ por el descentraje de la pieza.
 La pieza cuya fotografía se muestra en la FIGURA 123.2 es también un 8 Reales de Carlos II producido en el Ingenio segoviano en 1683 con el Ensayador Bernardo Pedrera (BR). La pieza es en todo similar a la anterior, aunque en este caso no existe sobrefecha. Su pátina, centraje y conservación son semejantes, por lo que la valoramos en 1.400€ en F+ (1.200€ en F), siendo su precio de mercado 1.200€ por descentraje hacia arriba de su anverso.
Las piezas de Carlos II de 8 Reales del Ingenio son notoriamente mas escasas que las de los dos reyes anteriores, como podemos comprobar, en cuanto a frecuencia de aparición en catálogo de subasta, en las que siempre alcanzan cotizaciones mayores. En KRAUSE 2002, los precios van desde del grado G al VF, en lugar en VG a XF como en Felipe II y Felipe IV. Ésto resulta lógico ya que estas piezas tuvieron una mayor circulación pero ello puede inducirnos a creer que los precios son iguales si no nos fijamos que en el caso de estas últimas piezas las estimaciones de KRAUSE  se efectúan para piezas que  están en conservaciones que van de VG a XF.

        

FIGURA 123.3

La pieza de la FIGURA 123.3 es un 8 Reales del Ingenio de Segovia emitido a nombre de Carlos II en 1697 con el Ensayador Bernardo Pedrera (BR). Esta moneda tiene sobrefecha en sus dos últimos dígitos (97 sobre 82). La moneda es la primera producida en el Ingenio con este diseño que ya no porta en el reverso el escudete de Portugal que se había independizado de España a partir de la mitad del reinado de Felipe IV.
La moneda tiene una pátina original intocada, con aún mejor calidad que la de las dos anteriores. La pieza es valorada por CALBETÓ 1970 con un precio del triple del de las de 1683 de Carlos II, con 450$ en lugar de 150$. En un sentido no muy distinto se manifiestan CAYÓN 1998 que la valora en 140.000P en F en lugar de las 90.000P de las piezas comunes de Carlos II y CALICÓ 2008 que fija 1.500€, en lugar de 1.200€ para las pieza comunes de este Rey.

            

 FIGURA 123.4

Nosotros creemos que no debemos situarnos bajo la influencia del hecho de que, efectivamente, sus precios en subasta, en promedio, son superiores a los de las piezas comunes de Carlos II ya que estimamos que ésto se debe a que, dado lo tardío de su fecha de emisión, es una pieza que circuló menos, por lo que normalmente cuesta mas, no por rareza sino por conservación, y que, por tanto, una pieza de 1697 con una conservación idéntica a una pieza de: 1682, 1683 o 1684, tiene un valor equivalente.
Consecuentemente con este planteamiento, teniendo en cuenta que las fechas comunes de Carlos II, las valoramos al doble que las de Felipe II y Felipe IV, asignamos a esta pieza un valor de 2.100€ en VF+ ya que tiene gastaje solo en las partes mas elevadas del reverso como son los leones del escudo imperial en los que no pueden apreciarse su melena. Al tener en cuenta la marca de fin de riel situada en la parte derecha del reverso, disminuimos su precio de mercado hasta 2.000€.
Aunque el análisis de las piezas acuñadas por estampación a nombre de Felipe V en: Madrid, Sevilla y Segovia, la realizaremos en la próxima entrada, completamos esta entrada con dos piezas de Felipe V acuñadas en la Casa de Moneda de Madrid con maquinaria de nueva instalación para la estampación a rodillo que comenzada en 1710, se prolongó en esta ciudad hasta 1716.

  

FIGURA 123.5


La diferencia fundamental entre esas dos piezas mostradas en las FIGURAS 123.4 y 123.5 es que en la primera, con carácter posterior a su acuñación, se imprimió un dibujo del tipo de cordoncillo, similar al empleado en otras piezas laminadas de Segovia y Sevilla de Felipe V y muy similar al utilizado en los columnarios mejicanos acuñados a molino en Méjico después de 1732, mientras que en la segunda no se incluyó ningún grabado en el canto, a la manera de las emisiones del Ingenio durante el reinado de la Casa de Austria.
El valor de etas monedas de 1710 de Madrid de Felipe V con José Caballero (J) con Ensayador en CAYÓN, CALBETÓ y KRAUSE  es algo mas de un 50% superior al de las comunes de los Austrias. Nosotros creemos que valen mas, pero solo cuando están en mejor conservación, lo que suele ser lo mas frecuente, mientras que en la misma conservación, su valor es similar. Consecuentemente con ello, valoramos la primera en 1.000€ en VF+, reduciendo su precio de mercado a la mitad, 500€, por su  gran descentraje, mientras que para la segunda, asignamos la conservación de XF (solo ligero desgaste en el pelo de los leones del escudo de la Casa de Borbón en el reverso) y fijamos un valor y precio de mercado de 1.500€.

 THE 8 REAL OF THE INGENIO OF SEGOVIA DE CHARLES II

As a result of its manufacturing process all the coins produced by the stamping method always have as a differential characteristic, its surface is slightly curved lengthwise in relation to the vertical of the coins. This curvature is the concave part on the front of the coins (which here are so called the side showing the date on the back part and castles and lions quadrant alternatively in the center) while the concave part of the arch is located on the back.
Although in some cases this curvature has been removed to a large extent, by hammering of the coin between two planks of wood (not in the mint, but usually by a collector to facilitate its storage, which obviously we do not recommend). If this curvature or remnants of it do not appear in a certain currency of this kind, this is already a first indication that we are facing an allegedly false coin manufactured by smelting on mold or coinage by vertical press, since the step between the cylindrical surfaces that carry the stamps is a necessary condition within the manufacture by stamping, always producing this step the aforementioned curvature.
Another feature, not necessary but it is very frequent in this type of currency, is the decentring of the designs in horizontal or vertical direction of the coins, due to the difficulty of placing the token in a correct position before its stamping. In this way, any mismatch produces a shift in the design which in any case only affects one side of the coin, although more often makes it to both sides in a same direction.
The phenomenon is known as end of the Rail, consisting in a vertical cut that appears in many cases to the right or to the left of the coins, and can affect or not to the extern grafila of points that framed the legend, it is also characteristic of the stamping method. Depending on the extent of this cut and the importance of the off-centre, the price of the currency, the rest of the feature as equal: conservation, rarity or patina, may vary within a range of some width that, in extreme cases, can decrease the market price of the currency down to 50%.
Another common feature of these coins, in particular those of Philip II, is the large number of small variants of that the design often have. The Order of 1566 of Philip II sets the fundamental elements that appear in these coins, but within them, in some moments (the initials of the Ingenio) in which had been adopted a new and expensive method in honour of achieving an aesthetic improvement of the carried out works on account of the Royal Heritage, naturally be conducted observing how the aqueduct which represents the mint mark, the rosettes, the points and the crosses separating the different components of the design, and the relative position of the digits of the date, in order to achieve a greater plastic effect.
This makes that a type of collecting coins of the Habsburgs is based only on the collection and identification of these variants. Thus, if we go through the space dedicated to this type of coins catalogues and charts we note that the space dedicated to the exhibition of photographs of them is always far superior to the one reserved for the cob coins, of this same dynasty, minted in Peninsular mints, being so the number of copies hammer minted in one of them as Seville for example, exceeded by far the number of copies produced in the Ingenio of Segovia. Somehow, this phenomenon reminds the one that occurs in realtion with the reproduction of photographs of hammer minted round copies in Mexico, Lima or Potosi, that being a distinct minority in terms of number of copies, are included in the catalogues with more profusion than the one of the usual cut copies, by the most beautiful and spectacular of the round specimens.
Another distinctive feature of the coins of the Ingenio, especially the ones of the Habsburgs, is that they were smelted in much lesser extent than the hammer minted coins. In general, the various provisions regulating the value in maravedis (as currency account) that ordered the smelting of silver coins were produced in the Ingenio or the hammer minted ones in the rest of the Peninsular mints, were not distinguished between the ones of one kind or another, but it is clear that the best image (and therefore the easier facility for the detection of counterfeits) were the stamped coins for which they were retained in great measure by the suppliers of the Royal House, to which, in principle, were delivered as a mean of payment. Also the private people from 1607 with Philip III already started to request delivery of coins of this type to the Ingenio in exchange of bars silver given to their minting retained these coins. This retention, also decreasing the movement that would have this kind of coins that, in general, are usually found in a range of conservations ranging from VF to AU, in contrast to the cob coins, normally ranging from the VG to the VF.
The coins of the Ingenio are worked on a relatively small number of years: 1586, 1587, 1588, 1589, 1590, 1591, 1594, 1597 and 1598 with Philip II, 1607. 1608, 1610, 1611, 1613, 1617, 1617, 1620 and 1621 with Philip III, 1621, 1630, 1631, 1632, 1633, 1635, 1636, 1651, 1652, 1659 and 1660 with Philip IV, and 1682, 1683, 1684, 1685, 1696 and 1697 with Charles II. We already indicated in the first post of this volume that for us the coins of Philip II and Charles II have an approximate value in order of the double of the ones of the Philip II and Philip IV. As for the scarce coins, worth approximately 50% more than the common ones of Philip II or Philip IV, we have the following dates: 1598, 1652 and 1696. As for the rare coins, with a value in the order of twice as much as the common coins of Philip III or Philip IV we have those of the years: 1594, 1610, 1613, 1631 and 1684. As for the very rare coins, we have the 1621 of Philip IV with a value in the order of four times higher than the common coins of Philip III and Philip IV. And finally we can consider extremely rare the coins 1621 of Philip III and 1685 of Charles II with an approximate value of eight times higher than of the common coins of Philip III or Philip IV.
We can therefore see that over more than one century, the number of years that work currency of 8 real in the Ingenio is relatively small: only 35 dates, with figures still lower for the coins of smaller denominations. With Philip II are only produced 8 real and 4 real coins in the Ingenio, while during the reign of the rest of the Habsburgs are produced coins of all the denominations: 8, 4, 2, 1 and half reales. The only exceptions to the design that we have already mentioned occur with the coinages of the coins of 2 and 1 real with the nomogram of the name of the king on the back in 1682 in the time of Charles II, as well as all the coins of half real of Philip III, Philip IV and Charles II in which always appears the name of the King on the back in the same way as in the half real minted in Mexico, Lima and Potosí at this time.
The date of these coins always appears in the higher part of what we come from calling as the front, with the exception of some of the variants of the years 1588 and 1597 8 real of Philip II, which appears slightly displaced to the left. In general, the stamped coin of 8 real of the Habsburgs as opposed to the ones of the Bourbons, have come to us in greater numbers than the other denominations with the exception, perhaps, of the ones of half real; what is logical, taking into account that the manual work required for their coinage was practically the same, so the performance in relation to the amount of silver coined was much higher in the production of coins of 8 real, in the same way that happened in Mexico or in Potosí.
As regards for the type of metal worked in the Ingenio, though the more popular was in silver coinage, also occurred, in fairly small number, the production of gold coins: 8, 4, 2 and 1 escudos, starting the production of the first with the onza of 1611 continued by this designation of emissions: 1614 also with Philip III, 1651 and 1655 with Philip IV (with a unique known copy) and 1683 (very rare) and 1687, already with Charles II.
As for the minting of copper coin (so-called by its contemporaries such as bullion currency, to incorporate in its first issues an invaluable amount of silver) the issues of the Ingenio start in: 1597 and 1598 with Philip II with coins of: 4, 2 and 1 maravedis with a castle on the front and a lion on the back, and are extended with Philip III with coins of identical design of: 1598 to 1603, and dated vertically to the right of the shield, from 1600 to 1620. These will be the coins that resealed, again and again, to increase or decrease its value, together with the 8 maravedis cob coins of Philip IV produced in the rest of the Peninsular mints, cause the problem of the bullion (its relationship with the value of the silver coin), so widely mentioned in all monetary provisions of Philip IV and Charles II.
Commenting on the characteristics of the coins of the Ingenio of Segovia we cannot refer to the Centenes (100 escudos gold coins) produced in tiny amounts in this mint in: 1609 and 1618 with Philip III, and in: 1623 and 1633, with Philip IV, and the Cincuentines (50 real silver coins) produced in 1609. 1610, 1613, 1614, 1617, 1618 and 1620 with Philip III; as well as: 1622, 1632, 1633, 1635, 1636, 1651, 1652 and 1659 with Philip IV, and in: 1682, with Charles II.
These are, actually, called coins of "presentation" that were given as a gift to people of importance in the manner of the American round, but still scarcer, by what came to circulate very little. By its large size, the method of stamping has been produced in them manufacturing defects that, in some extent, their prices. In the auction of the Knight Collection of India held in Barcelona by Aureo in 2009 a Centén of Philip III was attributed for 1 million euros (including costs and taxes) and another of Philip IV for 600,000 thousand euros (including costs and taxes).
The Cincuentines of Philip III and Philip IV come out sparingly in the auctions, being attributed for a price between 10,000 and 40,000 euros, depending on the rarity and the conservation, except the ones of: 1609, 1610, 1613, 1614, 1622, 1633, 1636 and 1652 that are considered as very rare. To those who want to deepen the study of this kind of coins, we recommend reading the excellent work of Xabier Calicó about them, as well as the precise opinions about the characteristics of each of the dates and the number of known survivors copies, conducted by the Cayón brothers in their auction catalogues published between 2003 and 2010 in which were attributed a certain number of Cincuentines, a large part of which was acquired by the State, exercising its right of sizing up; many of them intended for the Museum to install at the reconstructed headquarters of the Mint of the Ingenio of Segovia.
The currency shown in the figure 123.1 is an 8 real produced in the Ingenio of Segovia in 1683 with the Assayer Bernardo de Pedrera (BR). This coin presents a clear over-date on the fourth digit of the year of minting, with 3 on a 2. This over-date is quite common, so it does not surcharge on the ones of 1683 without over-date.
The coin has a good untouched original patina, with iridescent tone that is evident if we contemplate it next to incandescent light, slightly tilting to one side the currency. The copy has a real decentring, more patent on the front in which the border points reaches touching the bottom edge. The coin looks good overall. However, the wear extends to its whole surface, being especially relevant in the details of the imperial shield of the back, especially in the shield of Portugal flowers of lily and aqueduct. Therefore, its grade is F+.
The valuations of this coin made by different authors are not very different from the ones of Philip IV. Thus, Yriarte 1965 valued it for $65; Calbetó 1970 for $175; Cayón for 16,000 pesetas, 38,000 pesetas and 90,000 pesetas in respectively 1976, 1980 and 1998; and Calicó for 85,000 pesetas, 85,000 pesetas and 1,200 in respectively 1981, 1984 and 2008. However, Krause, in equal conservation, values them in double: $250 in G, $450 in VG, $750 in F and $1,250 in VF. We are in the same line, by assigning to copy a value of €1,400 in F+ and a market price of $1,200 by the decentring of the coin.
The coin whose photograph is shown in the figure 123.2 is also a 8 real of Charles II produced in the Ingenio of Segovia in 1683 with the Assayer Bernardo Pedrera (BR). The coin is totally similar to the previous one, although in this case there is not over-date. Its patina, centring and conservation are similar, which is why we appreciate it for €1400 in F+ (€1,200 in F), with its market price of €1200 per decentring until the top of its front.
The coins of Charles II of 8 real of the Ingenio are notoriously scarcer than the ones of the two earlier kings, as we can see, as for the frequency of appearance in auction catalogue, which always reaches higher contributions. In Krause 2002, the prices range from G to VF grade, instead of VG to XF as in Philip II and Philip IV. This is logical because these coins had a greater circulation but it can lead us to believe that the prices are equal if we do not look for these latest coins estimated by Krause are made for coins that are in conservations ranging from VG to XF.
The coin of the figure 123.3 is a 8 real of the Ingenio of Segovia issued in the name of Charles II in 1697 with the Assayer Bernardo Pedrera (BR). This coin has over-date in its last two digits (97 on 82). The currency is the first produced in the Ingenio with this design that already does not carries on the back the shield of Portugal which had become independent from Spain from the half of the reign of Philip IV.
The coin has an untouched original patina, with even better quality than the previous two. The coin is valued by Calbetó 1970 with a price of the triple of the ones of 1683 of Charles II, with $450 instead of $150. In a not very distinct sense, are manifested Cayón 1998 that values it for 140,000 pesetas in F instead of 90,000 pesetas for the common coins of Charles II and Calicó 2008 laying down to €1,500 instead of €1,200 for the common coins of this King.
We believe that we must not be influenced by the fact that, indeed, their prices at auction, on average, are superior to the common parts of Charles II that we believe that it is due to that, given the lateness of its date of issue, it is a coin that circulated less by what it normally costs more, not by rarity but for conservation, and that, therefore, a coin of 1697 with an identical conservation to a piece of: 1682, 1683 or 1684, has an equivalent value.
Consequently with this approach, taking into account the common dates of Charles II we value twice than the ones of Philip II and Philip IV, we attach to this coin a value of €2,100 in VF+ because it makes only wear in the higher parts of the back as the lions of the imperial shield in which it cannot be seen their mane. To take into account the end of the rail mark located on the right side of the back, we would fall its market price down to €2,000.
Although the analysis of the coins minted by stamping in the name of Philip V in: Madrid, Seville and Segovia, we will make in the next post, we complete this post with two coins of Philip V minted in the Mint of Madrid with machinery of new installation for the stamping roller that started in 1710, and lasted in this city until 1716.
The fundamental difference between these two coins shown in the figures 123.4 and 123.5 is that a drawing of the type of cord, was printed in the first, subsequent to its coinage character, similar to the one employed in other laminated coins of Segovia and Sevilla of Philip V and very similar to the one used on the Mexican columnarios mill minted in Mexico after 1732, while the second did not include any engraving in the edge, in the manner of the emissions of the Ingenio during the reign of the House of Habsburg.
The value of these coins of 1710 of Madrid of Philip V with José Caballero (J) with Assayer in Cayón Calbetó and Krause is something more than one 50% superior to the ones of the common of the Habsburgs. We believe that they are worth more, but only when they are in better conservation, which tends to be more frequent, while in the same conservation, its value is similar. Consequently with this, we value the first one for €1,000 in VF+, reducing its market price to the half, €500, for its great decentring, while for the second, we attach the XF conservation (only slight wear in the hair of the lions of the shield of the House of Bourbon on the back) and set a value and market price of €1,500.

 

Ultima modificacion el Martes 11 de Febrero de 2014 11:18
Ernesto Gutiérrez Guinea

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