La política expansionista seguida por Felipe II en relación con Holanda e Inglaterra terminó con la muerte del monarca en 1598. La posibilidad de restaurar la Universalidad Cristiana, basada en la alianza entre el Sacro Imperio y su prolongación en la Monarquía Hispánica (ambas regidas por la Casa de Hagsburgo) y el Papado como rectores, temporal y espiritual, de la Cristiandad se había desvanecido completamente con la consolidación de la Reforma Protestante en Inglaterra, Holanda y los Países Nórdicos, por lo que el mantenimiento de la unidad católica de Europa, ya no era un objetivo alcanzable.
Este sentimiento de pesimismo responsable será el que impregne todo el reinado de Felipe II y del Duque de Lerma como ministro principal del monarca en quién quedaron depositados todos los instrumentos ejecutivos de gobierno, durante la mayor parte del reinado. Lerma, con independencia de la corrupción económica que a favor de su familia y clientela política introdujo en la hacienda real, comprendió pronto que si los delicados equilibrios entre los suministros de metales preciosos americanos y el coste de los ejércitos españoles en Italia y Flandes, no habían impedido cuatro bancarrotas sucesivas durante el reinado anterior, la situación ahora era mucho peor como consecuencia del decrecimiento del ritmo del sistema de arribada de los metales americanos, en la medida en que se hacía necesarios nuevos yacimientos y nuevas tecnologías para asegurar los suministros.
Por ello, necesariamente el gobierno de Felipe II ejercido a través de su ministro hubo de ser necesariamente conservador, con el reconocimiento de que ya no era posible mantener tres frentes abiertos, al mismo tiempo: Francia, los Países Bajos e Inglaterra. Así, en 1598 se llega a una paz con Francia que se prolongaría hasta la entrada de Richelieu, ya con Luis XIII, en la Guerra de los 30 Años, mientras que los enfrentamientos religiosos entre católicos y hugonotes ensangrentaban el país. En cuanto a los Países Bajos, la entrega de los mismos a Alberto de Austria, hijo del Emperador, como dote en su matrimonio con Isabel Clara Eugenia, hija del Rey Felipe II, fue un intento de orientar la política hacia una conciliación que limitara la rebeldía a los territorios del Norte y que permitiera conservar el sur de Flandes y el Bramante.
En este sentido se movió la actuación del Archiduque Alberto que en 1604 con el tratado de Londres suscrito con Jacobo I, que había sucedido a Isabel, que puso fin a las hostilidades con Inglaterra, y hasta cierta medida, al apoyo que ésta prestaba a los independentistas de las Provincias Unidas. En cuanto a los Países Bajos, la toma de Ostende por Ambrosio Spinola en 1604 y un aumento temporal en la remesas de plata americana (1602-1603) permitieron prolongar la ofensiva hasta el corazón de Holanda, llegando hasta Frisia, interrumpiendo la comunicación de ésta con Alemania. Pese a ello, la campaña de Yssel hubo de darse por terminada en 1606 ante la resistencia Holandesa y las dificultades para asegurar el pago de los salarios a los soldados del ejército multinacional que conformaban los Tercios españoles.
De esta manera el Archiduque Albero concluyó un arto al fuego con Holanda en marzo de 1607 que constituyó el prologo de la llamada Tregua de los 12 Años firmada con los Países Bajos en 1609, que constituyó un reconocimiento implícito de la independencia de las Provincias Unidas, dentro de las cuales, además, no fue posible garantizar la libertad de cultos para la población católica. No obstante, la paz las escaramuzas marítimas con la poderosa flota comercial holandesa prosiguieron, tanto en el Caribe, como en Indonesia.
En 1618 ya en los años finales de esta tregua, tuvo lugar en un obscuro lugar de Bohemia, la llamada defenestración de Praga, que supuso la chispa que avivó la Guerra de los 30 Años que, por espacio de ese tiempo, enfrentó a la Casa de Austria con los Príncipes protestantes alemanes, sucesivamente apoyados por los luteranos daneses y suecos, y finalmente, por Francia. Esta Guerra liquidada por la Paz de Westfalia en 1648, con el reconocimiento de la soberanía de los Príncipes protestantes alemanes en sus Estados, supuso el reconocimiento internacional de las Provincias Unidas y la liquidación de la hegemonía española en Europa.
Si bien el apoyo de España a los Hagsburgos Austriacos fue acordado por Felipe III en 1618, llevado por razones familiares y dinásticas, la implicación a fondo de la monarquía española en la Guerra de los 30 Años, se produjo principalmente por la decisión del Conde Duque de Olivares, ministro principal de Felipe IV, que al subir éste al trono tras la muerte de Felipe III en 1621, decidió poner fin a la tregua con Holanda mas por razones de Política comercial en América para defender el monopolio del intercambio con la colonias americanas, que por motivos de carácter religioso. En el comienzo de esta lucha, se consiguieron ciertos éxitos como la captura de la ciudad de Bahía en Brasil, ocupada por Holanda, que hubo de rendirse ante la acción de una potente escuadra hispanolusa, con 52 barcos de Guerra y una fuerza expedicionaria de mas de 12000 hombres.
También en Holanda, el ejército español consiguió importantes triunfos en el periodo 1624-1626, en el que logro la toma de Breda, estratégica plaza fuerte holandesa, inmortalizada por Velázquez en su famoso cuadro La Rendición de Breda. Sin embrago, el interés español en establecer una base naval y comercial en el Báltico bajo el control de la Casa de Austria, supuso el enfrentamiento, primero con Dinamarca, y luego con Suecia, lo que pese a la derrota de ésta en Nordlingen a manos del Cardenal Infante Fernando, supuso el germen de la entrada de la católica Francia en la guerra, a favor de los protestantes alemanes. Finalmente, la derrota de España a manos de Francia en Rocroi en 1643, supuso el fin de las esperanzas españolas en la recuperación de los Países Bajos.
A partir de ese momento, la soberanía española se extendió únicamente al territorio de las Provincias del Sur (la actual Bélgica), hasta el momento en que en el transcurso de la Guerra de Sucesión española (1700-1714), fueron invadidas por las tropas austriacas, defensoras del archiduque Carlos en su pugna con Felipe IV, candidato de Luis XIV, para la provisión del trono de España e Indias tras la muerte de Carlos II. El primer paso para el dominio de Flandes por los austriacos, fue la victoria de Margorongh en Ramilles tras la que se produjo la caída de Bruselas, y el 23 de junio la de Amberes, renunciando Felipe V en 1709 a todos sus derechos sobre los Países Bajos a favor de Maximiliano, Príncipe elector de Baviera, renuncia que quedó confirmada, otorgando a Austria la soberanía sobre estos territorios, en los tratados de Utrecht y Rastadt que liquidaron la Guerra de Sucesión.
Desde el punto de vista numismático, los reinados de: Felipe IV, Carlos II y Felipe V hasta 1706, supusieron la continuidad en la emisión de Ducatones y Patagones de plata, con un peso unos 32 gramos y 29 gramos respectivamente. Todas estas piezas continuaron siendo acuñadas a martillo en las Cecas de Amberes (FIGURAS 136.2 y 136.5) y Bruselas (FIGURAS 136.3 y 136.4), principalmente. Tanto Alberto y Isabel como Felipe IV acuñaron también Ducatones y Patagones (solo con Alberto e Isabel) en Tournai (FIGURA 136.1), algo mas escasos que los producidos en Amberes y Bruselas. La marca de la Ceca de Amberes (la mas prolífica) es una mano extendida con los dedos hacia arriba; la marca de Bruselas, una cabeza de ángel, y la marca de Tournai, una torre fortificada. La Ceca del Bramante que acuñó monedas mas raras fue la de Bois le Duc, utilizando un árbol como marca de Ceca.
A partir de 1687 se generalizó la acuñación de Ducatones y Patagones en prensa de volantes, con el retrato de Carlos II ya maduro. Las piezas a nombre de Felipe IV, del periodo 1702-1705 son todas ellas, en mayor o menor medida, Raras, por lo que las valoramos con un precio doble del de las piezas comunes de los restantes monarcas. También son Muy Raros lo Dobles Ducatones y Patagones con un peso doble (doble espesor) y un valor de cuatro veces el de los Ducatones y Patagones simples y Rarísimos los triples Ducatones con un valor de ocho veces el de las piezas simples. Los tirajes de las piezas del Bramante son citados por HERRERA 1914 en base a los datos investigados por De Witte. Estos datos no siempre se refieren a años completos, por lo que nosotros hemos tomado para el análisis de las piezas de este tipo, las cifras indicadas en el libro referido en la entrada anterior “Las Monedas del Bramante” (1600-1790) que correlacionan notablemente con las anteriores.
Figura 136.1
La pieza mostrada en la FIGURA 136.1 es un Patagón acuñado en Tournai a nombre de Alberto e Isabel no fechado. La marca de Ceca es una torre. Esta pieza, es citada por CAYÓN 1976 como acuñada en Mons, no incluyéndose piezas con la marca de Tournai. Para ellas el valor citado es aproximadamente el doble del de las piezas de las cecas mas comunes. Este valor se eleva a 24.000P en CAYÓN 1980, mientras que en la redición de CAYÓN del HERRERA 1914 (1992), se valora en 25.000P. DAVENPORT 1984, fija unos precios mas reducidos: 100$ en VF y 225$ en XF.
La presente pieza tiene un desgaste muy generalizado, no siendo visibles ninguno de los detalles interiores del escudo imperial en el reverso. Por ello, de acuerdo con la escala de precios que venimos manejando, su valor en F-, sería de 40€. No obstante, por su buena pátina y la rareza relativa de su Ceca, elevamos este valor hasta un precio de mercado de 60€.
Figura 136.2
La pieza cuya fotografía aparece en la FIGURA 136.2 es un Ducatón acuñado en Amberes en 1635 a nombre de Felipe IV. En ella, como en todas las emisiones de 1628-1636 se muestra al monarca con cuello almidonado. Los títulos del Rey además de los de España e Indias, son el de Duque de Borgoña, Bramante y Zelanda. El tiraje de esta pieza, común a los años 1634 y 1635, es de: 1.236.298 ejemplares, siendo los precios indicados en el libro citado anteriormente (1974): 1500FB en F, 3.000FB en VF y 6.000FB en XF (1 FB = 2,5 P en 1974).
Los precios en CAYÓN son algo mas elevados: 8.500P en 1976 y 16.000P en 1980. DAVENPORT 1984 valora este tipo, algo mas alto que el posterior (sin cuello almidonado) con: 200$ en VF y 375$ en XF. Esta pieza tiene una pátina completa intocada con gastaje solo en las partes mas altas del pelo del Rey. Tiene además la armadura completa, apreciándose solo gastaje en los castillos y leones del escudo imperial del reverso. En esta condiciones, su grado es VF+, por lo que su valor y precio de mercado, de acuerdo con la escala de precios que proponemos, es de 270€.
Figura 136.3
La pieza mostrada en la FIGURA 136.3 es un Ducatón acuñado en Bruselas a nombre de Felipe IV en 1662, correspondiendo al tipo sin cuello almidonado acuñado entre 1640 y 1665. El tiraje de esta pieza es de 285.361 ejemplares. Los precios según el libro indicado, para esta pieza serían: 1.300FB en F, 2.500FB en VF y 5.000FB en XF; CAYÓN, al tratarse de la Ceca de Bruselas, valora esta pieza aproximadamente en un 50% mas que la de Amberes: 12.000€ en 1976, 18.000€ en 1980 y 30.000€ en 1992; todo ello para piezas en conservación BC+ que consideraremos equivalente a F- en la escala que venimos manejando. DAVENPORT 1984 valora esta pieza en 175$ en VF y 350$ en XF.
El presente ejemplar presenta un extraordinario desgaste, no apreciándose detalle alguno ni del pelo ni de la barba del Rey. En el anverso solamente es visible una pequeña parte de la armadura, mientras que en el reverso el león de la derecha del escudo está completamente borrado. En estas condiciones, su conservación no sobrepasa el grado G+, por lo que su valor y precio de mercado es solamente de 40€ (50€ en VG y 25€ en G).
Figura 136.4
La pieza de la FIGURA 136.4 es un Patagón acuñado en Bruselas a nombre de Felipe IV en 1649, en el que aparece con los títulos de Rey de España e Indias, Duque de Borgoña y Conde de Flandes. El tiraje de este Patagón, correspondiente a este año, indicado en el libro citado es de: 72.348 ejemplares. Esta pieza fue emitida desde el año 1621 al de 1663. Los precios en el libro citado son: 1.500FB en F, 3.000FB en VF y 6.000FB en XF, todos ellos en 1974. Los precios para CAYÓN van elevándose proporcionalmente en el tiempo (en F-): 12.000P, 20.000P y 25.000P en 1976, 1980 y 1992, respectivamente. DAVENPORT 1984 valora esta pieza, como todos los Patagones, con valores aproximadamente mitad de los de los Ducatones: 100€ en VF y 225$ en XF.
La presente pieza presenta la corona sobre la cruz de San Andrés del anverso prácticamente sin desgaste. En el reverso el desgaste solo se puede apreciar en las partes mas altas de los castillos y leones del escudo imperial. Además esta pieza presenta todavía considerable cantidad de su brillo original, por lo que su grado es VF. En estas condiciones su valor y precio de mercado es de 100€.
Figura 136.5
Por último la FIGURA 136.5 reproduce un Ducatón de Felipe V, acuñado en Amberes en 1703, con la marca de esta Ceca (mano extendida) bajo el busto del Rey. Esta variedad corresponde a la del busto pequeño del monarca, algo mas corriente que la de busto algo mas ancho. El tiraje de esta pieza correspondiente al conjunto de los años 1703 y 1704, es de 427.920 ejemplares. No obstante esta tirada , este tipo de moneda es considerablemente mas raro que el de los Ducatones de los reyes anteriores, debido a que tras el paso de la soberanía de los Países al Pretendiente Carlos III, posteriormente Emperador de Austria como Carlos VI, la mayor parte de estas piezas fueron fundidas para emitir los siguientes Ducatones a nombre del Archiduque Carlos.
En este sentido se manifiesta la obra citada sobre las monedas del Bramante, con: 3.300FB en F, 6.500FB en VF y 13.000FB en XF. CAYÓN 1976 y CAYÓN 1980 valoran esta pieza, creemos que mas bajo que la tendencia del mercado. Por el contrario, en la valoración de CAYÓN de las piezas incluidas en la reedición de 1992 de HERRERA 1914, ya el valor de esta pieza se acerca a la estimación del mercado: 70.000P en F- en 1992. En este mismo sentido se manifiesta DAVENPORT 1984, con valores de mas del doble del de los Ducatones de Amberes de reyes anteriores: 500$ en VF y 1.000$ en XF.
El relieve que presenta la cabellera del Rey en este tipo de moneda es muy alto (prácticamente similar al usual en medallas) por lo que es extraordinariamente difícil encontrar ejemplares en los que no se aprecien signos de desgate. Esta pieza presenta evidente desgaste solamente en la parte mas alta del pelo del Rey en el anverso, mientras que su reverso se encuentra prácticamente en XF. En estas condiciones, graduaremos este ejemplar en VF+. Como ya hemos indicado, al considerar esta pieza como Rara, su valor y precio de mercado sería el doble del de los Ducatones comunes de reyes anteriores (260€ en VF+): 520€.
16. THE DUCATONS AND PATAGONS OF BRAMANTE OF PHILIP IV AND PHILIP V The expansionist policy pursued by Philip II with regards to Holland and England ended with the death of the monarch in 1598. The possibility of restoring the Christian universality, based on the Alliance between the Holy Roman Empire and its extension in the Spanish monarchy (both governed by the House of Hapsburg) and the Papacy as rectors, temporal and spiritual of the Christianity had vanished completely with the consolidation of the Protestant Reformation in England, Holland and the Nordic countries, which is why the maintenance of the Catholic unity in Europe, it was no longer an attainable goal.
This feeling of responsible pessimism will be the one that permeated throughout the reign of Philip II and the Duke of Lerma as Chief Minister of the monarch in who all executive instruments of Governmen were deposited during the greater part of the reign. Lerma, independently of the economic corruption that his family and political clientele introduced in the Royal Treasury, quickly understood that if the delicate balances between the supplies of American precious metals and the cost of the Spanish armies in Italy and Flanders had not prevented four successive bankruptcies during the previous reign, the situation now was much worse as a result of the decrease in the rate of the system of American metals arrival, that made necessary new deposits and new technologies to ensure supplies.
Therefore, necessarily the Government of Philip II exercised through his Minister had to be necessarily conservative, with the recognition that it was no longer possible to maintain three fronts opened, at the same time: France, the Netherlands and England. Thus, in 1598 he got to a peace with France, which lasted until Richelieu arrived and with Louis XIII, in The 30 Years War, while the religious clashes between Catholics and Huguenots stained the country with blood. As for the Netherlands, the surrender of them to Albert of Austria, the Emperor’s son, as a dowry in his marriage with Isabella Clara Eugenia, daughter of Philip II, was an attempt to guide policy towards a conciliation that would limit the rebellion to the territories of the North and that would preserve the South of Flanders and the Bramante.
The performance of Archduke Albert moved in this sense who in 1604 with the Treaty of London signed with James I, who had succeeded Isabel, who put an end to the hostilities with England, and to some extent, to the support that she lent to the independence of the United provinces. As for the Netherlands, the seizure of Ostend by Ambrosio Spinola in 1604 and a temporary increase in the shipments of American silver (1602-1603) made it possible to prolong the offensive into the heart of holland, reaching as far as Friesland, interrupting the communication between her and Germany. Despite this, Yssel campaign had to be terminated in 1606 because the Dutch resistance and the difficulties to ensure the payment of wages to soldiers in the multinational army that formed the Spanish thirds.
Thus, the Archduke Albert concluded a cease-fire with Holland in March 1607, which constituted the prologue of the so-called the Truce of the 12 years signed with the Netherlands in 1609, which constituted an implicit recognition of the independence of the United provinces, within which, moreover, it was not possible to guarantee the freedom of worship for Catholics. However, the peace and the skirmishes maritime with the powerful Dutch commercial fleet continued, both in the Caribbean and Indonesia.
In 1618, in the final years of this truce, it took place in a dark place of Bohemia, the so-called defenestration of Prague, which was the spark that fuelled the 30 years war which, for a period of that time, faced the House of Austria with the German Protestant princes successively supported by Lutheran, Danish and Swedish, and finally, by France. This war settled by the peace of Westphalia in 1648, with the recognition of the sovereignty of the German Protestant princes in their States, led to the international recognition of the United provinces and the liquidation of Spanish hegemony in Europe.
While the support of Spain for the Austrians Habsburgs was agreed by Philip III in 1618, led by dynastic and familiar reasons, the deeply involvement of the King of Spain in the 30 Years War took place mainly by the decision of the Count Duke of Olivares, Chief Minister of Philip IV, who, when the last came to the throne after the death of Philip III in 1621, decided to put an end to the truce with Holland, more for reasons of commercial policy in America for defending the monopoly of trade with the American colonies, than for reasons of a religious nature. At the beginning of this struggle, certain successes were achieved as the capture of the city of Bahia in Brazil, occupied by Holland, which had to surrender to the action of the Spanish and Portuguese powerful Squadron, with 52 warships and an expeditionary force of more than 12,000 men.
Also in Holland, the Spanish army achieved important triumphs in the period 1624-1626, when it achieved the seizure of Breda, strategic Dutch stronghold square, immortalized by Velázquez in his famous painting The surrender of Breda. However, the Spanish interest in establishing a naval and commercial base in the Baltic under the control of the House of Habsburg, meant the confrontation, first with Denmark, and then with Sweden, what, despite the defeat of this in Nordlingen at the hands of the Cardinal Infante Ferdinand, was the germ of the entry of the Catholic France in the war, in favour of the German Protestants. Finally, the defeat of Spain at the hands of France in Rocroi in 1643 marked the end of the Spanish hopes in the recovery of the Netherlands.
Thereafter, the Spanish sovereignty was extended only to the territory of the provinces of the South (current Belgium), until the moment when, during the War of the Spanish Succession (1700-1714), they were invaded by the Austrian troops of Archduke Charles in his conflict with Philip IV, candidate of Louis XIV for the provision of the Spain and Indian throne after the death of Charles II. The first step in the domain of Flanders by the Austrians was the victory of Margorongh in Ramillies after which the fall of Brussels occurred, and on 23 June that of Antwerp, giving Philip V in 1709 up all his rights on the Netherlands in favour of Maximilian, Prince-elector of Bavaria, resignation which was confirmed, giving Austria sovereignty over these territories in the treaties of Utrecht and Rastadt which settled the War of succession.
From a numismatic point of view, the reigns of: Philip IV, Charles II and Philip V until 1706, assumed the continuity in the issuance of Ducatons and Patagons of silver weighing about 32 grams and 29 grams respectively. All these coins continued to be minted by hammering in the Mints of Antwerp ( Figures 136.2 and 136.5) and Brussels (Figures 136.3 and 136.4), mainly. Both Albert and Isabella as Philip IV minted also Ducatons and Patagons (only with Albert and Isabella) in Tournai (Figure 136.1), a little scarcer are those produced in Antwerp and Brussels. The mintmark of Antwerp (the most prolific) is a hand with the fingers extended upward; the mark of Brussels is a head of angel, and that of Tournai, a fortified tower. The Mint of Bramante that minted rarer coins was that of Bois le Duc, using a tree as mintmark.
From 1687 the coinage of Ducatons and Patagons spread in flywheel press, with the portrait of Charles II already mature. The coins on behalf of Philip IV, of the period 1702-1705 are all of them, to a greater or lesser extent, rare, so we value with a double price of common coins of the other monarchs. Also the Double Ducatons and Patagons are very rare wth a double weight (double thickness) and with a value of four times the simple Ducatons and Patagons and the triple Ducatons are quite rare with a value of eight times the simple coins. The production of the coins of the Bramante are cited by Herrera 1914 based on the data investigated by De Witte. These data do not always refer to full years, so we have taken for the analysis of the coins of this type, the figures indicated in the referred book at the previous post The coins of the Bramante (1600-1790) that correlate significantly with the previous ones.
The piece shown in Figure 136.1 is a Patagon coined in Tournai on behalf of Albert and Isabella not dated. The mintmark is a tower. This coin is cited by Cayón 1976 as coined in Mons, not including coins with the mark of Tournai. For these the quoted value is approximately twice the coins of the more common mints. This value rises to 24,000 pesetas in Cayón 1980, while in the re-issue of Cayón of the Herrera 1914 (1992), is valued at 25,000 pesetas. Davenport 1984, fixed more reduced prices: $100 in VF and $225 in XF.
This piece has a very widespread wear, not being visible none of the interior details of the imperial coat of arms on the back. Therefore, according to the scale of prices that we have been using, its value in F- would be €40. However, by its good patina and the relative rarity of its Mint, we raise this value to a market price of €60.
The coin whose photograph appears in Figure 136.2 is a Ducaton coined in Antwerp in 1635 in the name of Philip IV. Therein, as in all issues of 1628-1636, shows the monarch with starched collar. The titles of the King, apart from Spain and Indian, were Duke of Burgundy, Bramante and Zealand. The production of this coin, which was common in the years 1634 and 1635, is: 1,236,298 copies, being the prices quoted in the book cited above (1974): FB1,500 in F, FB3,000 in VF and FB6,000 in XF (1 FB= 2.5 pesetas in 1974).
The prices of Cayón are a little higher: 8,500 pesetas in 1976 and 16,000 pesetas in 1980. Davenport 1984 values this type a little higher than the later (not starched neck) with: $200 in VF and $375 in XF. This coin has a full untouched patina just with wear in the higher parts of the hair of the King. It also has the armour full, just appreciating wear in the castles and lions of the imperial coat of arms of the back. In this conditions, its grade is VF+, so its value and market price, according to the scale of prices which we are proposing, is €270.
The coin shown in Figure 136.3 is a Ducaton coined in Brussels in the name of Philip IV in 1662, corresponding to the type without starched neck coined between 1640 and 1665. The production of this coin is 285,361 copies. Prices according to the indicated book, for this coin would be: FB1,300 in F, FB2,500 in VF and FB5,000 in XF; Cayón, considering that it is from the Mint of Brussels, values this coin approximately at 50% more than that of Antwerp: €12,000 in 1976, €18,000 in 1980 and €30,000 in 1992, for coins in conservation BC+, which we will consider equivalent to F- in the scale that we have been using. Davenport 1984 values this coin in VF at $175 and at $350 in XF.
This copy presents a special wear, not appreciating any detail of the hair or the beard of the King. In the front, just a small part of the armour is visible, while in the back, the lion on the right of the shield is completely deleted. In these circumstances, its conservation does not exceed the G+ grade, so its value and market price is only €40 (€50 in VG and €25 in G).
The piece of Figure 136.4 is a Patagon coined in Brussels in the name of Philip IV in 1649, with the titles of King of Spain and Indies, Duke of Burgundy and count of Flanders appears in it. The production of this Patagon, of this year, indicated in the cited book is: 72,348 copies. This coin was cast from the year 1621 to the 1663. The prices in this book are: FB1,500 in F, FB3,000 in VF and FB6000 in XF, all of them in 1974. For Cayón, prices rises according to the time (in F-): 12,000 pesetas, 20,000 pesetas and 25,000 pesetas in 1976, 1980 and 1992, respectively. Davenport 1984 valued this piece, as all the Patagons, with values of approximately half of the Ducatons: €100 in VF and $225 in XF.
This coin presents the Crown on the cross of St. Andrew of the front almost with no wear. In the back, the wear only can be seen in the higher parts of the castles and lions of the imperial coat of arms. Also, this piece also presents a considerable amount of its original brightness, so its grade is VF. In these circumstances, its value and market price is €100.
Finally, the Figure 136.5 reproduces a Ducaton of Philip V, coined in Antwerp in 1703, with the mark of this Mint (outstretched hand) under the bust of the King. This variant corresponds to that with the small bust of the monarch, something more common compared with the one with a wider bust. The production of this coin corresponding to the whole of the years 1703 and 1704, is 427,920 copies. Despite this production, this type of coin is considerably rarer than the Ducatons of the earlier Kings, because after the passage of the sovereignty of the countries to pretender Charles III, later Austria Emperor as Charles VI, most of these coins were melted to issue the following Ducatons on behalf of the Archduke Charles.
The cited work about the coins of Bramante declare in this sense, with: FB3,300 in F, FB6,500 in VF and FB13,000 in XF. Cayón 1976 and Cayón 1980 value this coin, we believe that, lower than the market trend. On the contrary, the value of this piece in the valuation of Cayón of the coins included in the re-issue of Herrera 1914 1992, is closer to the estimation of the market: 70,000 pesetas in F- in 1992. Davenport 1984 manifest in this sense, with values of more than the double of that of the Ducatons in Antwerp of earlier Kings: $500 in VF and $1,000 in XF.
The relief that presents the hair of the King in this coin is very high (almost similar to the usual in medals) so it is extraordinarily difficult to find copies in which we do not appreciate signs of wear. This piece presents obvious wear just inthe higher part of the hair of the King in the front Davenport 1984, whileits back is practically in XF. In these circumstances, we will value this copy in VF+. As we have already indicated, considering this coin as rare, its value and market price would be the double of the common Ducatons of previous Kings (€260 in VF+): €520.