Hasta ahora teniamos a la chica de la curva, una muchacha pálida que cogíamos en autostop por la noche y que, al acercarse una curva, nos advertía prudencia porque en esa misma curva se mató ella.
Hay que reconocer que, con la proliferación de autopistas, las curvas ya no son lo que eran y, por otra parte, se coge a menos gente en autostop así que las apariciones de la chica de la curva se han hecho cada vez más raras. A mí nunca se me ha aparecido y eso que para llegar a La Pesga hay que pasar unas cuantas curvas de las buenas.
Que nadie se alarme. Nos deja la chica de la curva pero llega la chica del ascensor. No es lo mismo, porque la chica de la curva era un fantasma benevolente mientras que la del ascensor, si se cree a quienes la han visto, parece tener su pelín de mala llet.
Porque si nos fiamos de lo que dicen las fuentes más próximas, cómo el alcalde de Valladolid de quien se diría que se le ha aparecido unas cuantas veces a juzgar por la autoridad con la que habla del tema, parece que la especialidad de la chica es encerrarse en el ascensor a solas con un hombre (no sabemos exactamente quién entra primero o si, simplemente, la chica se aparece) y hacerle un strip tease privado y algo violento para, acto seguido, ponerse a gritar y acusar a su víctima de violador. Cómo leyenda urbana no esta nada mal.
Cómo no me ha pasado nunca algo así, ni conozco a nadie a quien le haya ocurrido, ignoro la clase de personas que pueden ser visitadas por este tipo de fantasmas. En el caso de la chica de la curva podemos deducir que es más fácil que se aparezca a conductores temerarios, con coches tuneados y apestando a alcohol ya que, cómo ni un fantasma puede estar en tantos sitios a la vez, sería un despilfarro aparecerse a los conductores normales, de menos riesgo.
Así que, por la misma lógica, imagino que la chica del ascensor no se aparece a la gente normal. Lo eficiente es que reserve sus apariciones para la gente que realmente lo merece: Gente que tiene una concepción de la mujer entre machista y paternalista; Que piensa que en las agresiones sexuales la victima tiene su parte de responsabilidad. Por andar sola por algunos sitios o algunas horas. Por llevar vestidos atrevidos. Por provocar.
Al igual que la chica de la curva, la del ascensor también tiene un mensaje:
Si Usted tiene reparos para entrar en un ascensor porque piensa que se le va a aparecer una chica que se va a arrancar el sujetador o la falda nada más que para ponerle en un aprieto, por favor: ¡Hágaselo ver!