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Martes 12 de Junio de 2018 18:46

Director General de Servicios del Ministerio de Sanidad y Consumo.

por Juan Alarcón Montoya
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El 10 de septiembre de 1988 se publicó mi nombramiento como Director General de Servicios del Ministerio de Sanidad y Consumo y tomé posesión en la mañana del lunes 12, acompañado por el nuevo Director General de Salud Alimentaria, el veterinario de Sanidad Nacional Ismael Díaz Yubero, Premio Nacional de Gastronomía 1984 y miembro de la Real Academia de Gastronomía.

Unos días después, el 4 de octubre, asistí a la comida-homenaje al cesante Miguel Marañón y al encontrarme allí con mi compañero de promoción, y articulista de Triunfo, Santiago Rodríguez Santerbás, este se sorprendió al verme y me preguntó que qué hacía yo allí y al intuir que era el nuevo Director, aunque él estaba en la S.G.T. y no dependía de mí, dijo : “ Tu aquí, de aquí hay que irse”. No volví a verle en los 3 años que permanecí en el Ministerio y allí seguía cuando me marché.

Me encontré a mi llegada al Ministerio con Maria Jesús Noqué Navacerrada, una compañera encantadora de Subdirectora de Personal, a la que convencí para que aceptara volver a Costes de Personal, y que desafortunadamente, fumadora empedernida de Partagas, murió muy joven. También me encontré como Oficial Mayor a un viejo conocido y buen amigo de la etapa de Agricultura Juan Antonio Richart Chacón, que al cabo de unos meses aceptó la oferta que le hicieron de ocupar la Secretaria General del INAP, que fué el inicio de su carrera profesional ascendente que le llevó a ocupar la Dirección General de Servicios de Presidencia y posteriormente, hasta su jubilación, la Dirección de Personal de BAZÁN. Para ocupar sus vacantes nombré a Jose Vicente Nuño Ruiz, al que iba a cesar su compañero Santos Castro como Subdirector de Personal de Industria y a un TAC murciano Demetrio de Ramón Hernández, que venía de ocupar durante muchos años la Secretaria del Gobierno Civil de Toledo.

De mí dependía también la Subdirección de Gestión Económica, que ocupaba eficazmente otro TAC Antonio Martínez Martín cuya mujer Fica, murciana de Villanueva del Rio Segura, era Administrativo y la Oficina Presupuestaria, que ocupaba y ocupó hasta su jubilación el gallego de Navia de Suarna -en la Sierra de los Ancares- Nicasio Becerra Álvarez, también TAC.

Igualmente tenía a mi cargo la Informática del Ministerio, que llevaba Luciano Saéz Ayerra. Y a ella me dediqué singularmente convencido, sobre todo tras mi experiencia en Industria, de que la aplicación de las Tecnologías de la Información a la gestión de las Administraciones Públicas era esencial para conseguir unos servicios públicos de calidad al servicio de los ciudadanos. Para ello encargue la elaboración de un Plan de Sistemas de Información del Ministerio de Sanidad y Consumo a la consultora Tecnova, que había montado mi antiguo colaborador del Ministerio de Industria Cesar Lanza, y que en su resumen de conclusiones de abril de 1990 calificaba como “en fase de despegue” la situación en cuanto al grado de implantación de sistemas y tecnologías de la información en el Ministerio de Industria. El principal reto era coordinar las actuaciones en la materia del Insalud.

Precisamente en este área de Informática tuve la oportunidad de realizar mi primer viaje oficial a un país iberoamericano, y fué a Argentina para asistir como ponente en representación del Mº de Sanidad, acompañado por Luciano Saéz, al II Congreso Iberoamericano de Informática y Documentación que organizado por el CREI, Centro Regional para la Enseñanza de la Informática, con sede en Madrid, iba a tener lugar en Mar del Plata (Argentina) del 5 al 9 de diciembre de 1988.

La Asociación Española de Documentalistas y Bibliotecarios a través de su Presidenta Mercedes Caridad y de M.ª Teresa Fernández, Directora de Informática del CSIC, había concertado el viaje con Viajes El Corte Inglés, que se iniciaba en este área y organizó espléndidamente el viaje poniendo una persona para acompañarnos y resolver a favor nuestro y a su cargo cualquier incidencia, como se demostró con el alojamiento todo incluido en el Hotel Sasso Casino de Mar del Plata, con “bifés” repetidos y excursiones adicionales gratuítas. El viaje se iniciaba la noche del 2 de diciembre con llegada a Buenos Aires el 3, donde estuvimos alojados en el Hotel Libertador el sábado 3, el domingo 4 y el lunes 5 y el martes 6 salimos para la sede del Congreso en Mar del Plata, donde permanecimos hasta que yo tuve que regresar precipitadamente para hacerme cargo, antes del miércoles 14 de diciembre, del dispositivo de control del Ministerio y sus Organismos, como consecuencia de la huelga general que le plantearon las Centrales Sindicales al Gobierno de Felipe González contra el Plan de Empleo Juvenil de este.

Al año siguiente, 1989, asistí acompañado igualmente por Luciano Saéz a otro Congreso organizado también por el C.R.E.I. en Quito (Ecuador) donde presenté una Ponencia.

En 1990 IBM, cuyo Presidente era Fernando de Asúa, organizó un viaje para altos cargos directivos de Empresas y Organismos Oficiales al objeto de visitar algunos Centros de IBM en el área de Nueva York y de Dallas, del 2 al 9 de Junio, con el siguiente Programa :

Dia 2 -Sábado Salida en vuelo IB-951/PAN AM-157, Madrid-Nueva York. Estancia en el Hotel Plaza hasta el miércoles 6.

Dia 3 -Domingo : Cena Oficial de Bienvenida.

Dia 4 -Lunes : Visita a las Oficinas de IBM en White Plains (N.Y.) y al Laboratorio de IBM de Investigación en Yorktown, donde se cubrieron temas sobre Tendencias de la Industria de la Información, visión de la Investigación en IBM, Demostración de superconductibilidad, etc.

Dia 5 -Martes : Visita a las Oficinas de IBM en Madison Avenue, por la mañana, donde se expusieron temas sobre Calidad, Recursos Directivos y Desarrollo de Dirección. Comida en el Metropolitan Club. Tarde libre.

Dia 6 -Miércoles : Por la mañana visita a Merril Lynch, incluyendo almuerzo.

A las 18:11 viaje a Dallas (Texas) en vuelo American Airline AA-375.

Alojamiento en el Hotel The Mansion of Turtle Creek.

Dia 7 -Jueves : Visita al Executive Briefing Center de IBM, cubriendo Futuro de los Sistemas de Información y Oficinas, Sistemas de Oficinas y Productividad, y Grandes Sistemas.

Dia 8 -Viernes : Por la mañana desayuno de trabajo con exposición de la Organización de IBM España.

A las 17:40 regreso a Madrid en vuelo de la American Airlines AA066, que tenía su llegada a Madrid a las 10:35 del sábado día 9.

Entre los invitados estábamos : Antonio Vicent -Presidente de la firma de servicios informáticos CINSA -, Fernando Magro, Luis el yerno de Ramón Rubial y el Secretario General Técnico del Banco de Sabadell Josep Oliu, dos representantes del Gobierno Vasco y yo, como responsable de Informática del Ministerio de Sanidad. Nos acompañó al viaje el Consejero Delegado de IBM España Joaquín Moya-Angeler.

Fué un viaje muy interesante, porque nos permitió conocer por donde iban las lineas de futuro en materia de tratamiento de la información y las comunicaciones.

El equipo de Julián García Vargas en Sanidad y Consumo estaba integrado por:

El Director de Gabinete que era un médico llamado Jose Luis Rodríguez Agulló.

El Director de la Alta Inspección y Relaciones con las Comunidades Autónomas Pedro Pablo Mansilla Izquierdo, copartícipe de la famosa Librería Fuente Taja ubicada en la C/San Bernardo, 48 de Madrid.

El Subsecretario, que era también médico neurocirujano, José Luis Fernández Noriega.

El Secretario General Técnico que era un TAC Diego Chacón Ortiz, que fué al único que García Vargas se llevó con él cuando pasó a dirigir el Ministerio de Defensa.

Un farmacéutico catalán Joaquín Bonald de Director General de Farmacia y Productos Sanitarios, que al año sustituyó, con mi sugerencia al respecto, por el Subdirector de Farmacia, el farmaceútico sevillano nacido en Pedrera, Ignacio Lobato Casado.

Un Catedrático de Medicina, José Simón Martín de Director General de Planificación Sanitaria.

Otro médico asturiano, Jesus Gutiérrez Morlote de Director General del INSALUD

Dos TAC, Luis Herrero Juan de Director General de RR.HH. del Insalud, que tenía con él como Subdirector a otro TAC, que ha llegado a Ministro de Justicia con el PP., Rafael Catalá Polo, y Cesar Estrada Martínez que era el Director General de Programación Económico-Financiera del Insalud.

Otro médico como Director del Instituto de Salud Carlos III, Rafael Nájera Morrondo.

Un Secretario General de Consumo con rango de Subsecretario, viejo sindicalista de UGT , César Braña Pino, del que dependían :

La Dirección del O.A. Instituto Nacional del Consumo, con la farmacéutica Ana Corcés Pando, mujer de Teófilo Serrano Beltrán, el ingeniero de Caminos que fue Secretario de Estado de Administraciones Públicas.

La Dirección General de Salud Alimentaria y Protección de los Consumidores, que ocupaba Ismael Diaz Yubero, farmaceútico y Premio Nacional de Gastronomía, que en una de sus publicaciones y recordando una comida que tuve con él y mis colaboradores en el restaurante el Ñeru de Madrid, me cita y hace referencia a mi capacidad de entonces con el simil de la “boa constrictor”.

El Delegado del Gobierno para las Drogas, también con categoría de Subsecretario, el catalán Miguel Solans Soteras y su adjunto y también catalán Santiago de Torres Sanahuja, que era cuñado de Toni Zabalza, el Secretario de Estado de Hacienda con Solchaga y a quien, con ocasión de un desplazamiento a Bruxelas y no teniendo habitación reservada, le ocupé la suite que él se había hecho reservar para si en un céntrico hotel.

Las relaciones con el Subsecretario no fueron fáciles, ya que él pasaba bastante de la gestión del Ministerio y prefería ocuparse de los temas político-sanitarios, por lo que no podía despachar conmigo con la frecuencia necesaria y utilizaba a su Jefe de Gabinete Angel Capapé, excelente persona, para intentar que despachara a través de él. Evidentemente no lo logró, con las demoras y la tensión consiguientes, agravadas por la que había entre él y el Ministro. Esta era tan grande, que el Ministro llegó a animarme en varias ocasiones a que frenara al Subsecretario, a lo que yo le respondía que cómo hacerlo si dependía jerárquicamente de él. La situación llego a ser tal que, cuando cesó el Subsecretario y pasó a ocupar la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid con Joaquín Leguina, al verme en un acto que presidía y al que yo asistí, se dirigió a mí y me dijo : “ Juan, dame un abrazo ahora que no dependes de mí y no te tengo que pedir que me hagas las cosas por favor”. Era una gran persona y tuvo mala suerte en la vida, murió muy joven.

En una de esas ocasiones de tensión en el Ministerio, el Ministro se decidió a cesar al Secretario General de Asistencia Sanitaria el asturiano Eduardo Arrojo Martínez, Inspector de Hacienda, y mantener al frente del Insalud al médico José Simón Martin y a sustituir al farmaceútico catalán del Hospital San Pablo de Barcelona Joaquin Bonal de Falgas por el farmaceútico titular Ignacio Lobato Casado que era el Subdirector más cualificado hasta que chocó con Bonal, y al que yo apoyé para que el Ministro se decidiera a nombrarlo. Ha sido el mejor Director General de Farmacia junto a Félix Lobo.

Dentro de mis competencias en el Ministerio estaba el área de Recursos, que llevaba la Oficialía Mayor. Ahí me encontré con un tema complejo y delicado que eran los Recursos presentados por los farmacéuticos individualmente contra la Orden Conjunta de la Presidencia del Gobierno de 10 de agosto de 1985, a propuesta de los Ministerios de Economía y Hacienda y de Sanidad y Consumo, que establecía los márgenes comerciales de las Oficinas de Farmacia en la expedición de medicamentos y por la que se había modificado el porcentaje del 30% a percibir por los mismos por la dispensación de los productos farmacéuticos, ya que el beneficio de estos se entendía se había incrementado con la implantación del IVA y con la ampliación del sistema de Seguridad Social a mayor número de beneficiarios, y que había sido recurrida ante la Audiencia Nacional primero y después ante el Tribunal Supremo por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y sobre la que había recaído Sentencia de la Sala 3ª del Tribunal Supremo, con fecha 4 de julio de 1987, declarándola nula. El magistrado que instruyó el proceso en la Audiencia Nacional que declaró inicialmente la nulidad por no haberse aportado el preceptivo informe de la SGT del Ministerio, fue Rafael Mendizábal Allende, quien después, cuando se vió el sumario en el Tribunal Supremo, donde era Presidente de la Sala 3ª, aunque no correspondía a su sala, lo reclamó por haberlo conocido con anterioridad. La actuación era legal, pero quizás un tanto torticera.

En realidad, la Oficialía Mayor del Ministerio de Sanidad y Consumo, al parecer si había remitido el oportuno informe de la SGT a la Orden Ministerial Conjunta, pero no podía acreditar su remisión ante la Audiencia Nacional, cuando esta reclamó los antecedentes, porque no tuvieron la precaución de hacer constar los documentos que se habían remitido. Hay que hacer constar que ese informe es preceptivo para conformar la voluntad de la Administración pero no es vinculante y en modo alguno afecta a los derechos de terceros.

Cuando me hice cargo de los Recursos del Ministerio me encontré con estos 15.964 recursos presentados individualmente por los farmacéuticos, que estaban siendo estudiados por el personal de los Servicios de Recursos del Insalud y del Ministerio, de un modo caótico. En Enero de 1989 centralicé la gestión de estos recursos en el Ministerio y el acuse de recibo de los mismos a los interesados y preparé una solicitud de informe al Consejo Estado sobre el cumplimiento de la Sentencia. Al respecto sostuve una entrevista con su Presidente D. Tomás de la Quadra Salcedo sugiriéndole la oportunidad de la aplicación de la teoría del lucro cesante, a lo que me dijo que iban a estudiarlo pero que creía había algún otro argumento para aplicar al caso.

Los recursos de los farmacéuticos se presentaban ante Presidencia, Hacienda o Sanidad y se acumulaban en Sanidad como Ministerio proponente de la Orden conjunta, pero unos cientos que se presentaron en Hacienda, en vez de remitirlos sin más a Sanidad, el Oficial Mayor resolvió que no era el Ministerio competente, con lo que les abrió ya la puerta para el Recurso contencioso.

Abierta ya la vía, los demás recursos, que teníamos en trámite en el Ministerio de Sanidad, siguieron un tiempo después, yo ya no estaba en el Ministerio, los mismos pasos y al parecer la broma se dice que costó a los españoles unos 16.000 millones de pesetas.

Otro episodio importante de mi etapa en Sanidad fué la inclusión entre las prestaciones de la Seguridad Social para los enfermos de hemodiálisis de la eritropoyetina, un medicamento extranjero muy caro, que además, al tratarse de una hormona que facilita la producción de glóbulos rojos, era usado por los deportistas para mejorar su rendimiento.

Alejandra Clemente Martínez, mi suegra, que era una mujer de una belleza excepcional, tanto en lo físico como en su interior, y dotada de una gran inteligencia natural y una voluntad de hierro estaba sometida a tratamiento de hemodiálisis desde hacía años, y que años después crearía una Asociación de Enfermos Renales en la Región de Murcia, se enteró de que existía ese medicamento pero que se autorizaba excepcionalmente. Yo lo planteé en el Ministerio y me dijeron que por tratarse de mí se lo podían facilitar excepcionalmente y cuando se lo dije me contestó que no, que o se lo facilitaban a todos los enfermos o que prefería morirse sin él. Mi esposa, que es una luchadora infatigable en defensa de los derechos humanos, llevó el tema ante el Defensor del Pueblo y allí le dijeron que si formalizaba una denuncia por escrito instaban al Ministerio para que lo incluyese entre las prestaciones farmacéuticas a los enfermos de la Seguridad Social.

Conseguido esto me planteó que si seguía adelante contra el Ministerio podría provocar mi cese. No dudé, le dije que adelante, pero que antes iba a hacer una gestión con mi amigo Ignacio, Director General de Farmacia, al que pedí recibiera a mi esposa y la escuchara. Al día siguiente, Ignacio Lobato la escucho y le dijo : “dame unos días para preparar la Resolución”. Efectivamente, pocos días después la eritropoyetina se incluyó como medicamento aplicable a todos los pacientes renales que la necesitasen.

El 12 de marzo de 1991 Julián García Vargas fue nombrado Ministro de Defensa y al despedirse me dijo que tan sólo se llevaría a Diego Chacón Ortiz como S.G.T., ya que para el puesto de Director General de Servicios contaba en Defensa con el general” Junquera.

El nuevo Ministro de Sanidad y Consumo fué el economista Julián García Valverde, que tardó un par de meses en realizar cambios en el equipo heredado, hasta el punto que yo despachaba directamente con él, ya que el Subsecretario no ejercía. Una tarde me comunicó que me iba a sustituir por una persona de su confianza -su compañero de partidos de tenis, Rodrigo Molina Fernández, Ingeniero de Caminos, Técnico Facultativo de Organismos Autónomos del MOPU- a lo que le contesté dándole las gracias por liberarme de ocupar un puesto sacrificado y que no otorgaba ninguna satisfacción. Al escucharme se quedó sorprendido y me dijo que era la primera que al cesar a alguien, este le daba las gracias. Al día siguiente -26 de abril de 1991- llevó el cese y nombramiento al Consejo de Ministros y allí debieron advertirle que había cometido un error, porque me llamó y me insistió en que quería contar conmigo y me ofreció la Gerencia de alguno de los grandes Hospitales de Madrid, a lo que le manifesté que estos carecían de la autonomía de gestión necesaria y que dependían excesivamente de los controles burocráticos impuestos desde el Insalud, diciéndome que estaba de acuerdo y era su intención dotarles de mayor autonomía y yo le dije que me lo volviese a plantear cuando lo hiciese. De momento me dijo que quedaría de Vocal Asesor en su Gabinete y con la productividad que estimase adecuada y así permanecí hasta el 12 de septiembre, fecha en que acepté la oferta que me había hecho Jorge Souto Alonso, Secretario General del Consejo de Seguridad Nuclear, para que ocupara el puesto de Subdirector de Administración de ese Organismo, que había dejado vacante Pablo Fernández.

A Ignacio Lobato, que había devenido en mi mejor amigo en el Ministerio de Sanidad, le advertí que estuviese preparado para su cese, ya que el Ministro sería muy sensible a las demandas de la industria farmacéutica y, efectivamente, unos meses después se produjo su cese. Cuando el Ministro le dijo que le buscaría una salida, Ignacio Lobato le contestó muy digno que él era funcionario y no tenía que preocuparse de su futuro. La respuesta del Ministro fue tenerlo sin productividad y sin actividad. Ese verano, cuando Pedro Sabando me invitó a comer y me quería ofrecer algo yo le dije que ya tenía una oferta, que mejor se lo ofreciese a Ignacio Lobato que tenía difícil salida, y así lo hizo, se lo llevó a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

Juan Alarcón Montoya

Juan Alarcón Montoya

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