18/11/2019
"Eliane Elias es la elegancia en el jazz latino". Estas palabras de Fernando Trueba acompañan a las primeras imágenes dedicadas a Eliane Elias en la película Calle 54. Luego, un par de frases más ya dan paso a algo más de cinco minutos de esta película con el sonido de su piano.
Eliane Elias tocando Samba Triste. Fotograma de la película Calle 54
Pianista, cantante, compositora, arreglista y hasta productora, Eliane Elias es una de las figuras más importantes del jazz latino actual y de la música brasileña. Nació en Sao Paulo, ciudad en la que comenzó sus estudios de piano a los seis años. Su madre era pianista de clásico, lo que indudablemente tuvo una clara influencia en el hecho de que Eliane estudiara piano. Con doce años hizo sus primeras composiciones y transcripciones de varios pianistas, dejando claro por dónde iba a encaminar sus pasos. Poco después, con diecisiete años, empezó a actuar en clubs de jazz y otros locales con músicos brasileños como Toquinho y Vinicius de Moraes, con los que siguió tocando y lo ha hecho en numerosas ocasiones, y su carrera musical se afianzó cuando en 1981 se unió al grupo Steps Ahead en Nueva York. Creó su primer trío en 1986, con Eddie Gómez y Jack DeJohnette, y a partir de ahí fueron sucediéndose los éxitos de Eliane hasta ser una de las intérpretes más solicitadas en la actualidad. En sus inicios, con Toquinho, Vinicius de Moraes y Steps Ahead, se limitaba a tocar el piano hasta que poco a poco fue introduciendo su voz y ahora es impensable escuchar un disco suyo o asistir a uno de sus conciertos sin oír sus dotes de excelente vocalista. Su voz cálida y envolvente se ha convertido en parte importante en sus actuaciones. Ha sido nominada en varias ocasiones a los premios Grammy, que ha obtenido en dos de ellas (2016 y 2017). Considerada como una de las grandes intérpretes de la música de Antonio Carlos Jobim y de la fusión del jazz con la bossa nova, su música, de línea melódica, abarca diferentes estilos y contiene siempre ingredientes extraídos de sus raíces brasileñas.
Son varios los pianistas por los que Eliane Elias siente admiración, Art Tatum, Bud Powell, Oscar Peterson, Herbie Hancock (con estos dos últimos ha tocado y grabado) y algunos otros, pero si hay uno que haya tenido una mayor influencia sobre ella, ese es Bill Evans. Desde su primera juventud Eliane escuchaba los discos de Evans descubriendo en ellos un sonido especial. Ese estilo melódico de Evans es el que prevalece en la música de Eliane Elias. Cuando Marc Johnson, su actual esposo y que fue bajista con Bill Evans, le propuso grabar un disco con temas de unas cintas de Evans, que éste le había dado poco antes de morir, Eliane Elias no se lo pensó demasiado y se pusieron a ello. Y así surgió uno de sus discos más apreciados (salvo para algún "intruso"), Something for You: Eliane Elias Sings & Plays Bill Evans, editado en 2008. Un disco con 17 temas, la mayor parte de ellos compuestos por Bill Evans, grabado como tributo y homenaje a Evans. Ese es uno de los más de cincuenta discos, entre propios y colaboraciones, que ha grabado Eliane Elias, desde el primero, Amanda, que grabó en 1985 con el trompetista Randy Brecker (su primer marido) hasta el que ha lanzado en el mes de agosto de este año 2019, Love Stories, un disco que responde claramente al estilo melódico, romántico y sensual de Eliane Elias. Ella misma lo define como el álbum más romántico de cuantos ha grabado. Un disco orquestal que contiene tres temas compuestos por Eliane Elias y seis arreglos suyos de otros tantos temas tradicionales.
Eliane Elias. © 2019 ELIANE ELIAS.
Eliane Elias ha actuado con diferentes formatos de grupo, pero su preferido y más habitual es el que está utilizando últimamente, añadiendo a su piano y voz un contrabajo y batería. El bajista está claro que viene siendo Marc Johnson y hay un par de bateristas que están alternándose en acompañarles en sus últimos conciertos, Rafael Barata y Satoshi Takeshi. Este formato de trío -piano, bajo y batería- es uno de los más utilizados por los pianistas contemporáneos de jazz, como es el caso de Keith Jarrett, Brad Mehldau o Michel Petrucciani (ya fallecido) y cuya precedencia podemos encontrar en Bill Evans, que formó su primer trío con Scott LaFaro (contrabajo) y Paul Motian (batería). Pues con este formato de trío, Eliane Elias está realizando su gira actual por diversos países presentando su último disco. Entre las ciudades en que ha actuado recientemente o va a actuar próximamente está Madrid y yo, que resido en ella, fui a ver su actuación en el teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa el 17 de noviembre, dentro del ciclo de conciertos del Festival Internacional de Jazz de Madrid 2019. Eliane Elias (piano y voz), Marc Johnson (contrabajo) y Rafael Barata (batería) fueron los músicos que durante algo más de hora y media (se acortan los conciertos) deleitaron al público que llenó este auditorio. Y ahora algo sobre este concierto.
Eliane Elias Trío. Madrid, 17 noviembre 2019
Comenzó el concierto con el primer tema de su disco Man of La Mancha, To Each His Dulcinea, que estaban en España y había que homenajear a Don Quijote. Y ahí ya nos demostró su excelente capacidad de pianista consagrada. Uno de los premios Grammy que ha obtenido Eliane Elias fue con su disco Made in Brazil y de este disco sacó los dos siguientes temas que interpretaron, Brasil (Aquarela do Brasil), una canción popular brasileña, y Vocé, que compusieron Roberto Menescal y Ronaldo Bôscoli. De Menescal nos habló Eliane -que habla un español bastante aceptable-, con él ha compartido muchas actuaciones. Y llegó el turno de su nuevo disco, Love Stories, con un tema que popularizó Frank Sinatra, Come Fly With Me. Creo haber leído en alguna entrevista a Eliane Elias, que Frank Sinatra y Joao Gilberto son sus dos cantantes predilectos (y ambos no tienen mucho en común). Lo que fue una sorpresa para mí es que este tema fuera el único de su nuevo disco que interpretara. Como son suaves y románticas historias de amor, las de su disco Love Stories, quizá no den tan bien en el directo, pero el disco merece la pena escucharlo.
Eliane nos recordó que estaba lloviendo en Madrid interpretando al piano Esta tarde vi llover, de Armando Manzanero, no se lo había oído nunca, pero parece que la tarde lo pedía. Un tema que enlazó con el primero que tocó de Bill Evans. Nunca puede faltar en un concierto de Eliane Elias un recuerdo homenaje a Bill Evans, además estaba Marc Johnson, que fue su contrabajista hasta que falleció Evans, y de él fue también el siguiente tema, para luego volver a su Brasil natal con Sambou Sambou. Y si Bill Evans está siempre presente en los conciertos de Eliane Elias, también es fijo Antonio Carlos Jobim. Dice Elias que le gusta cerrar sus conciertos con este tema de Jobim, Desafinado, así que con él lo cerró, a falta de la propina, que la hubo.
Veamos, concierto magnífico, aunque corto, auditorio lleno, público entregado y repertorio muy ceñido a la música brasileña. Yo eché en falta algún guiño más a un jazz más tradicional, que salvo en el homenaje a Bill Evans, no hubo. Claro que para eso el concierto tendría que haberse alargado algo más (porque no sobró ninguno de los temas que interpretaron), aproximándose a las dos horas de duración, que no hubiera estado mal y que creo que la mayor parte del público habría agradecido. Un cierto desencanto que cuando llega una figura internacional como Eliane Elias a tu ciudad, no puedas disfrutar de un repertorio más amplio. Nos gusta el directo. Excelentes los componentes del trío. Eliane Elias tiene un dominio absoluto del piano, sus improvisaciones son magníficas, además de una interesante voz. Dos grandes músicos son también Marc Johnson y Rafael Barata, perfectos en su cometido y brillantes en sendos solos que ofrecieron. Y el Festival Internacional de Jazz de Madrid creciendo en su calidad.
10/09/2019
- ¿Vas a escribir un post sobre el Bogui, ahora que ha cerrado? En un blog que se llama Jazz actual escribir sobre algo que ya no existe ¿no es una contradicción?
- Ya, pero es que allí he pasado muy buenos momentos y he visto y conocido a mucha gente interesante. Además, ha cerrado hace pocos días, su última programación fue el 31 de agosto, hace 10 días apenas. Imagina que lo hubiera escrito hace un par de semanas, entonces sí valdría ¿no? y aún tengo la esperanza de que alguien lo reflote; en su web han puesto Bogui Jazz Club llegó al final de su actividad en la actual ubicación el pasado 31 de agosto.
- Bueno, allá tú.
- Pues eso, allá yo.
Y me pongo a ello. Breve reseña del cierre de Bogui Jazz.
En el número 29 de la calle del Barquillo de Madrid, esquina con la de Piamonte, a finales de los 80 y principio de los 90 del siglo pasado, hubo un restaurante, Casablanca, que luego dio paso a un local de música hip hop, que se llamó Kingston's, para convertirse en julio de 2005 en Bogui Jazz, un club que ha sido referencia del jazz en directo durante los 14 años de su existencia. Todos estos locales, Casablanca, Kingston's y Bogui, gerenciados por Dick Angstadt, un intrépido panameño enormemente conocedor de esta música y enamorado de ella. Bogui ha sido referencia del jazz en directo y uno de los mejores clubs de jazz no solo de Madrid o España, sino de todo el mundo. Y esto lo demuestra el hecho de que la prestigiosa revista Downbeat, en su número de febrero 2018, lo incluyera en la relación que elaboró de los mejores locales de jazz del mundo.
Escenario de Bogui Jazz
Algo más de tres años después de su apertura como club de jazz, el Ayuntamiento de Madrid clausuró el local debido a las quejas de algunos vecinos. Tras las reformas necesarias para mejorar la insonorización, con el apoyo y recogida de firmas de muchos ciudadanos y después de un burocrático papeleo para obtener los permisos correspondientes, Bogui reabrió sus puertas a principio del año 2011. Dos años cerrado, pero no es fácil vencer la obstinación de este panameño, que el pasado mes de agosto de 2018 acometió de nuevo una reforma del local para mejorar aún más la insonorización, lo que supuso una reducción de su aforo, que no supera las 130 personas (50 sentados más unas 80 de pie).
Una vista de Bogui Jazz (fotografía de Borja Suárez)
Ahora, Dick Angstadt ha decidido poner punto final a esta trayectoria. A Dick se le podía ver en el Bogui cada noche o tarde en que había concierto, no faltaba nunca, salvo aquellas ausencias motivadas por problemas de salud o porque el concierto coincidiera con un partido importante de su querido Atleti, otra de sus pasiones. Dick ya ha cumplido 82 años y le parece que tiene algo abandonado a su entorno familiar, esposa, hijos y nietos, a los que quiere dedicar más tiempo. Por cierto, que la esposa de Dick, Nobuko, ha sido un pilar fundamental en la trayectoria de esta sala. Esa, la de tener más tiempo para dedicar a la familia,. es una de las causas del cierre. Pero también supongo que mantener una sala como Bogui, de escaso aforo y con el nivel de los músicos que contrata debe de ser bastante complicado.
Durante los años de su existencia, Bogui ha sido una de las salas madrileñas que mejor programación de jazz ha ofrecido. Por su escenario han pasado los mejores músicos de jazz internacionales. No voy a mencionar a ninguno porque son cientos, si no miles, y siempre me faltaría alguno, pero Bogui se ha ganado a pulso la consideración de ser uno de los mejores clubs de jazz del mundo. Yo compraba las entradas y hacía la reserva siempre con antelación porque era habitual ver el cartel de sold out días antes de cada concierto. Entre su público era frecuente ver a músicos que acudían allí para ver las actuaciones. Y por supuesto, en muchas ocasiones a Cifu, que consideraba a Bogui como su segunda casa. Tras su fallecimiento en marzo de 2015, Bogui premiaría esa fidelidad programando conciertos de homenaje a Cifu anualmente.
Actuaciones en Bogui Jazz (fotografías de Borja Suárez)
Yo soy muy de club de jazz (creo que ya lo he dicho en algún otro artículo), me gustan estos locales por el ambiente que se respira en ellos. Y también de la música en directo (eso sí que lo he repetido muchísimas veces). Así que siempre que puedo me escapo a uno de estos clubs a escuchar y ver música en directo. No sólo en Madrid, donde vivo, sino en las ciudades que visito y puedo asegurar que Bogui es uno de los clubs de jazz en los que me he sentido más a gusto. En Madrid todavía quedan otros, además también se está programando jazz en locales no habituales (cuidado con la calidad del sonido, porque no todos los espacios valen). Echaré de menos Bogui, pero seguiré asistiendo a estos locales. ¿Y eso de "... llegó al final de su actividad en la actual ubicación ..."? Alguien lo tendría que aclarar.
27/07/2019
Si en el jazz hablamos de pianistas actuales no podemos dejar fuera a Chick Corea (Armando Anthony Corea), que sigue siendo, a sus 78 años, uno de los grandes. Comenzó a tocar el piano a los cuatro años en Chelsea, en el Estado de Massachusetts, ciudad en la que nació en junio de 1941. Fue su padre, trompetista y compositor, quien le inició en la música y le inculcó el amor por ella. Sus primeros años de formación en clásica le han conferido una gran solidez como intérprete y como compositor y ya en los años finales de su formación académica, escuchando el jazz que se hacía en esos años, se decantó por este estilo y a los 19 años decidió trasladarse a Nueva York para iniciar su carrera como músico de jazz. A partir de ese momento comienza el eclecticismo musical de Chick Corea que le hace pasar por diferentes estilos.
Chick Corea (Festival de Jazz de San Sebastián, 29/07/2018)
Sus primeros trabajos le llevaron al jazz latino, primero en la orquesta del cubano Phil Barboza y después con Mongo Santamaría. Acompañó en muchas ocasiones a Sarah Vaughan y posteriormente se unió al grupo de uno de los más importantes saxos tenores de la historia del jazz, Stan Getz. En 1968 Miles Davis lo incorporó a su grupo para sustituir a Herbie Hancock -otro pianista excepcional, con una carrera paralela a la de Corea y con quien años después realizaría varios conciertos de dúo de pianos-, lo que le hizo ser aún más conocido. Davis no sólo ha sido una influencia para muchos de los trompetistas que le han seguido, sino que ha catapultado a la fama a un gran número de intérpretes que actuaron con él. Es el caso de Chick Corea; su paso por el grupo de Davis le supuso un mayor reconocimiento además de adentrarse en el estilo de jazz fusión que por esos años practicaba Miles Davis. Para Chick Corea fue un salto definitivo, tanto es así que, una vez que dejó el grupo de Davis un par de años después, creó su propio grupo, Circle, con el que grabó varios discos y en 1972 Return to Forever, posiblemente su grupo de mayor éxito.
No resulta fácil encuadrar a Chick Corea en un determinado estilo, porque es un músico polifacético, de los denominados eclécticos, que ha combinado diferentes estilos y transitado por ellos. Ha dicho en más de una ocasión que sus gustos son muy variados, pero exceptuando algunos periodos de su trayectoria como el tiempo que estuvo con Miles Davis y algunos otros con predominio del jazz fusión y el jazz rock, la influencia de la música latina ha sido una constante en su carrera. En 1974 el guitarrista Al Di Meola se incorporó a Return to Forever, remarcando aún más el acercamiento del grupo a la música latina. Di Meola tocó en varias ocasiones con el guitarrista español Paco de Lucía y eso hizo que también Chick Corea actuara con él, y trabara una gran amistad con el guitarrista de Algeciras. También compartió y continúa compartiendo algunos conciertos con Jorge Pardo y Niño Josele, entre otros músicos españoles. Y es que Chick Corea siempre ha estado interesado por determinada música española. Ya en 1971 compuso uno de los temas que más ha tocado y no sólo él, porque también lo han interpretado otros muchos músicos; me refiero a Spain, un tema que se inicia con las notas del segundo movimiento del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.
Desde esa época -estoy hablando de la década de 1970- la música latina siempre ha estado presente en la mayoría de los conciertos de Chick Corea con los diferentes grupos que ha ido creando. Pero no sólo la música latina, porque ya he dicho que ha interpretado estilos diferentes y aunque es uno de los más de 300 músicos que Nat Chediak incluye en su Diccionario de Jazz Latino (ya hablé de ese libro en el artículo "Jazz Latino"), Chick Corea transciende esa clasificación y así lo atestiguan sus más de 90 discos grabados y que es uno de los músicos en activo que más nominaciones y premios Grammy posee. Su penúltimo disco, Chinese Butterfly, lo ha grabado junto al baterista Steve Gadd, la colaboración entre ambos músicos viene de lejos, y en ese álbum, compuesto por dos CD con un total de ocho temas, Corea ha querido plasmar la variedad de estilos por los que se ha movido a lo largo de su carrera. Hay algo nuevo, como el tema que da título al álbum, también fusión y temas clásicos de su repertorio, como Return to Forever, y no falta lo latino con A Spanish Song. Lo grabaron a finales de 2017 y lo han estado presentando durante el año 2018. Pero enseguida se puso manos a la obra con el siguiente disco, que acaba de salir a la venta a finales del pasado mes de junio, Antidote es su título, con el que Corea profundiza en la música latina, más específicamente de origen español, y en el que a su grupo habitual añadió la participación de Jorge Pardo, Niño Josele y Luisito Quintero más las voces de Rubén Blades, Gaile Moran y María Bianca. De nuevo Chick Corea quiere compendiar en un disco todas sus vivencias musicales.
Chick Corea es un habitual de los mejores festivales internacionales de jazz y este verano he tenido la ocasión de verlo en directo en Madrid con la banda que le acompaña en muchas ocasiones, The Spanish Heart Band, en Noches del Botánico (https://www.nochesdelbotanico.com/). Aprovecho la ocasión ("que el futuro es muy oscuro", dice el tanguillo) para decir que en esta cuarta edición de este festival (estupendo, por otra parte) los directores del mismo se han "pasao" un pelín en la subida del precio de las entradas, aproximadamente un 100% más que en el de 2018. Llevan cuatro años y ya han puesto los precios de las entradas al nivel de festivales tan prestigiosos y veteranos como los de Newport o Montreux. Quizás ese sea uno de los motivos por lo que este año no se han agotado las entradas en varios conciertos y se han visto bastantes huecos, seguramente más de los que sus organizadores habrían estimado en principio. Ya veremos en 2020.
Pero sigo con Chick Corea y ahora hablando del concierto en el escenario del Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid. Fue un concierto doble, como algunos otros que ha programado Noches del Botánico, porque al grupo de Chick Corea antecedió Paco de Lucía Project, un grupo compuesto por los miembros de la banda que solía acompañar al famoso guitarrista y que está llevando el espíritu de Paco de Lucía por todo el mundo. Y es que el recuerdo a Paco de Lucía fue el hilo conductor de toda la noche y Chick Corea lo nombró en más de una ocasión. Chick Corea se presentó con The Spanish Heart Band, formada por Michael Rodríguez (trompeta), Steve Davis (trombón), Carlitos del Puerto (bajo) y Marcus Gllmore (batería), a los que se unieron Jorge Pardo (saxo y flauta), Niño Josele (guitarra), Luisito Quintero (percusión) y Nino de los Reyes (baile), que ya han tocado y grabado en numerosas ocasiones con Corea.
Chick Corea y The Spanish Heart Band. Madrid, 26 julio 2019
Nada de intimismo en esta ocasión, porque fue un espectáculo musical por todo lo alto y casi exclusivamente basado en los temas que componen el disco Antidote que acababa de publicarse. En esta gira Chick Corea está dispuesto a darlo todo. Lo primero que hizo Corea cuando salieron él y sus músicos fue agradecer la asistencia del público y presentar a los miembros de su banda. A Corea le gusta España, su música y visita con frecuencia este país, pero lo de su idioma se ve que lo ha dejado para cuando sea mayor, así que todo fue en inglés, salvo cuando le pidió a Jorge Pardo que presentara Duende.
Chick Corea en Noches del Botánico. Madrid, 26 julio 2019
Comenzó con Pas de deux, tema inspirado en un ballet de Igor Stravinsky, para enlazar con el que da título al álbum, Antidote, "vacúnate" (dice su letra) contra la inhumanidad. Con The Yellow Nimbus Corea hizo su primer homenaje a Paco de Lucía, hablando de la aureola que rodeaba al guitarrista. Fuimos escuchando los solos de Pardo, Rodríguez y Davis y viendo (y también oyendo) el baile de Nino mientras llegaba la suavidad de Duende. Y la guinda de la noche fue Zyryab, una composición de Paco de Lucía que ya grabaron juntos en 1990. Una maravilla de interpretación, que comenzó con la guitarra de Niño Josele, sólo ese tema superó la media hora de duración, y en el que el lucimiento de Corea y de todos sus músicos fue total. No sé, he leído algún comentario sobre cierta falta de calor del disco. Quien eso afirma es un excelente crítico musical al que admiro, pero desde luego en directo no da la impresión de que le falte fuerza o calor y es que la música además de oírla hay que verla (eso decía Igor Stravinsky).
Tres genios. Chick Corea entre Niño Josele y Jorge Pardo. Madrid, 26 julio 2019
Con Zyryab finalizó el concierto entre continuos aplausos y más ganas del público para seguir escuchando a Corea y a los músicos que le acompañaban. Así que obligado fue que salieran de nuevo, esta vez para tocar uno de los temas más emblemáticos de Chick Corea, Spain, que yo ya oí mientras me alejaba del Jardín Botánico camino del metro, que era tarde y me lo podía encontrar cerrado. Espectáculo de los grandes, buen concierto y buena programación la que está haciendo año tras año Noches del Botánico.
5/03/2019
Cuba y música, música y Cuba. Un binomio inseparable. Imposible pensar en una de las dos sin que nos venga a la mente la otra. Cuánta buena música se ha generado y nos ha llegado desde esa isla caribeña. Bolero, guaracha, rumba, guajira, son, danzón, ... son géneros y ritmos cuyo origen cubano nos da idea de cómo se vive la música allí (en 1997 La Habana entró en el Libro Guinness de los Récords con el son más largo de la historia; más de cien agrupaciones de todo el país tocaron durante cien horas consecutivas). ¿Y el jazz? porque de eso va este blog. Veamos. En la segunda década del siglo XX comenzaron los intercambios musicales con Nueva Orleans y se crearon las primeras bandas de jazz cubano, que actuaban principalmente en Cuba, pero el verdadero auge e internalización del jazz cubano surgió a partir de que Mario Bauzá (clarinete, saxo y trompeta) se trasladara definitivamente, en 1930, a Estados Unidos, a la ciudad de Nueva York, y comenzara a incorporar músicos de jazz a algunas de las orquestas de música latina en las que tocó, dando origen a lo que se denominó jazz afrocubano y después cubop. Desde entonces han sido numerosos los músicos cubanos que han formado y forman parte del mundo del jazz. Y uno de estos músicos actuales es un excelente pianista y compositor, Pepe Rivero, al que he visto en varias ocasiones en las salas y clubs de Madrid, ciudad a la que se trasladó en 1997 y en la que un par de años más tarde fijó su residencia. Sobre él va este post.
Pepe Rivero
Hablo con Pepe Rivero (a quien agradezco el tiempo que me ha dedicado) para que me cuente algunas cosas sobre sus orígenes y su carrera y, mientras tomamos el menú del día en un restaurante-bar del barrio madrileño de Malasaña, me dice que nació en Manzanillo, provincia de Granma, en la parte oriental de la isla. Una población con una gran tradición musical y allí, en su ciudad natal, comenzaron sus contactos con la música, porque gran parte de los integrantes de su familia paterna eran músicos. Un tío suyo era cantante en la Orquesta Original de Manzanillo y su padre saxofonista, que fue quien le inculcó su amor por la música. Pepe Rivero quería tocar el saxo, como su padre, pero no fue así y a los seis años comenzó sus estudios de piano. Por entonces, en su casa sonaba la música de Irakere, con Chucho Valdés, Paquito D'Rivera y otros grandes de la música cubana, con la que creció Pepe Rivero. Más tarde se trasladó a La Habana para finalizar sus estudios de piano en el Instituto Superior de Arte. En 1997 grabó con Celia Cruz para RMM Records y desde entonces siempre acompañó a Celia Cruz en sus actuaciones en España, como también lo ha hecho con Paquito D'Rivera cuando éste ha tocado en alguna ciudad española.
Su formación clásica le ha ayudado en su transición al jazz. Pepe Rivero es un entusiasta de la improvisación, que es uno de los elementos básicos del jazz pero no exclusivo de él, esta práctica ya la utilizaron muchos de los grandes compositores e intérpretes de música clásica e incluso hay quien la considera como el origen de toda música. Pepe Rivero no quiere identificarse con un determinado estilo, no es muy dado a etiquetas y se define simplemente como músico, aunque sus composiciones, arreglos e interpretaciones respiran Caribe por todos lados. Tiene sus referentes en el piano y no olvida lo que han aportado o aportan a este instrumento pianistas como Bill Evans, Keith Jarret, McCoy Tyner o Gonzalo Rubalcaba, además del ya mencionado Chucho Valdés. Ha realizado giras por varios países europeos y americanos y ha grabado seis discos (sólo aparecen tres en su web, que tiene muy desactualizada a fecha de hoy), al margen de otros en los que ha colaborado. El primero de esos seis, Pepe Rivero and Friends, Tonight Latin, en 2007 y el último, Delirio, con María Berasarte, en 2019. Ahora está finalizando un nuevo disco con Javier Colina, El pañuelo de Pepa, que según me dice está a punto de salir cuando esto escribo. Y con Colina lo está presentando en algunas actuaciones y a una de ellas me fui a verles. Fue en el Bogui Jazz, el pasado 3 de marzo.
Pepe Rivero y Javier Colina en Bogui Jazz (Madrid, 3 marzo 2019)
Son muchas las veces que Pepe Rivero y Javier Colina han tocado juntos. Se conocen bien y su compenetración es total. Javier Colina es probablemente el contrabajista español de mayor reconocimiento internacional y uno de los mejores del mundo del jazz, al que también he visto en numerosas ocasiones desde aquella primera que recuerdo con Tete Montoliu en Café Central en 1995, pero ahora no se trata de hablar sobre él, ya lo hice en otro artículo de este mismo blog (El contrabajo de Javier Colina). El concierto de Bogui fue un adelanto de ese disco (El pañuelo de Pepa) y en él hicieron un recorrido por varios temas de algunos compositores cubanos de los siglos XIX y XX, añadiendo un par de composiciones del propio Pepe Rivero. Empezaron por un danzón, Las alturas de Simpson, siguiendo por el conocidísimo Son de la loma, de Miguel Matamoros, el no menos conocido bolero Tres palabras, Los tres Golpes y El pañuelo de Pepa, que da título al disco. Un estreno, Me mata, que compuso Pepe Rivero para el corto cinematográfico Habana me matas, para finalizar con un homenaje al gran pianista que ha sido Bebo Valdés, con otro tema compuesto por Rivero, Para Bebo. La agilidad, fuerza o suavidad -según el momento- con que se deslizan los dedos de Pepe Rivero por las teclas del piano ya es en sí un espectáculo digno de admiración. Pepe Rivero y Javier Colina son dos grandes músicos y dos magníficos improvisadores a los que uno no se cansa nunca de escuchar y cuando además de oírlos los ves, te das cuenta de que no sólo disfruta el público, porque ellos también lo hacen.
Sabemos que son tiempos de fusión, ya todo se fusiona, pero no me atrevería a reducir a ese término lo que hace Pepe Rivero con el jazz y la música popular cubana. Rivero pone toda su formación y conocimiento musical a disposición de sus composiciones, arreglos e interpretaciones y de ahí, imprimiendo su personal estilo, surge su manera de expresarse musicalmente. Una forma de expresión musical, la suya, que cada día está teniendo un mayor reconocimiento internacional. Pepe Rivero está entre los mejores de esa "nueva generación de músicos cubanos" de la que muchos críticos y aficionados hablan.
Al margen de estas actuaciones con Javier Colina, Pepe Rivero continúa con algunos de sus proyectos, como el exitoso "Dos contrabajos y uno sin" en el que a Rivero y Colina se une un segundo contrabajo, Reinier Elizarde 'El Negrón', para actualizar la música de los compositores cubanos del XIX y XX. O las actuaciones con María Berasarte, esta primavera de 2019 tienen programados tres conciertos en el Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid (por cierto, muy interesante y recomendable su programación, este año del 7 de marzo al 13 de abril). En 2018, Pepe Rivero estrenó su obra sinfónica Yoruba Suite, un recorrido por los ritmos de la etnia y religión yoruba, origen de la actual santería cubana. Después, Pepe Rivero adaptó esta obra para quinteto, haciéndola así más fácil de llevar a los clubs y salas. Son muchas las ocasiones que hay para ver a Pepe Rivero en directo con cualquiera de sus proyectos o acompañando a otros grupos o intérpretes, yo ya lo he hecho en varias, y quien no lo haya visto aún, que lo busque, que disfrutará.
Y a todo esto hay que añadir otra faceta de su carrera y profesión que le ocupa no poco tiempo, y es que Pepe Rivero también se dedica a la formación e imparte clases de piano en dos instituciones madrileñas: En la Facultad de Música y Artes Escénicas de la Universidad Alfonso X El Sabio y en la Escuela de Música Creativa. Me imagino a sus alumnos encantados con un profesor como él.
P.S.: En el tercer párrafo digo que tiene su web muy desactualizada. Ya no, porque acabo de comprobar (1 abril 2019) que ya está al día. https://www.peperivero.com/
15/11/2018
Cuando Clint Eastwood, gran aficionado al jazz, se propuso dirigir la película Bird, sobre la vida del gran Charlie Parker, una de sus primeras decisiones fue la de rodearse de un buen grupo de músicos de jazz que le asesoraran y colaboraran en su realización. Toda la supervisión musical corrió a cargo de Lennie Niehaus, que ya había compuesto (y continuó haciéndolo) la banda sonora de muchas de las películas de Eastwood y fueron varios los músicos que intervinieron en la grabación del gran número de temas que se interpretan en el film, empezando por el propio Lennie. En aquellos temas en que no se pudo aislar el sonido del propio Parker o echar mano de sus grabaciones, quien principalmente lo "suplantó" fue el saxo de Charles McPherson. Y es que Charles McPherson tiene todos los predicamentos y todas las condiciones para ser el continuador de la música de Parker.
Charles McPherson (fotografía de Gary Payne, https://www.garypaynephoto.com/)
Charles McPherson nació en Joplin, Missouri, en 1939 y antes de cumplir los diez años se trasladó con su familia a Detroit, ciudad en la que había nacido y vivía Barry Harris (ver Barry Harris, manteniendo viva la llama del bebop, en este mismo blog) que fue su gran mentor, quien lo introdujo en el estilo bebop y por quien McPherson siente una enorme admiración, como la que también siente por Charlie Parker. Las enseñanzas con Harris y sus primeras actuaciones le sirvieron a McPherson para que Charles Mingus se fijara en él y lo incorporara a su grupo. McPherson estuvo tocando con el grupo de Mingus durante 12 años. Ha tocado con Mingus y con muchos otros, entre ellos, además de con Harris, tocó con maestros del bebop como Dizzy Gillespie y Phil Woods y también con la Lincoln Center Jazz Orchestra de Wynton Marsalis. En 1964 publicó su primer álbum como líder y en 2015 el último hasta ahora, The Journey, y entre uno y otro hay otros 22 discos publicados por McPherson, al margen de las múltiples grabaciones en las que ha participado con otros grupos. En realidad creo que The Journey no es el último, porque al mismo tiempo que salía al mercado ese disco, McPherson estaba grabando otro, Love Walked In, que haría el número 25 de sus discos como líder, con el sello catalán Quadrant Records, aprovechando su estancia en Barcelona para actuar en Jamboree Jazz Club. Un disco con estándares de jazz y una única composición suya. The Journey es un disco muy completo y equilibrado que contiene 9 temas, entre composiciones propias de McPherson, de algunos de los músicos que lo grabaron con él (Keith Oxman y Chip Stephens), una composición de Charlie Parker, Au Privave, con arreglos de McPherson y un par de estándares de jazz. Un álbum del que, sin desmerecer a los demás temas, yo destacaría Manhattan Nocturne, preciosa composición de McPherson con muchos detalles de un buen blues.
Charles McPherson es uno de los máximos representantes del estilo bebop, un estilo que emergió en los años cuarenta del siglo pasado y que ha aportado mucho al jazz y por el que han transitado algunos de los más grandes intérpretes de esta música, aunque el bebop también haya servido como inspirador de algunos estilos que se presentaron como revolucionarios pero que no terminaron de cuajar entre el gran público amante del jazz, aun teniendo su momento. Y es que cuando algún estilo musical o alguien se aleja de lo que Charles McPherson denomina la "Santísima Trinidad de la Música: melodía, armonía y ritmo", sus posibilidades de esperanza de vida musical no son demasiado altas. Todo es efímero, pero algunas cosas más que otras.
Ninguna persona del mundo del jazz o aficionado a esta música duda de que Charlie Parker creó escuela y de que hubo varios saxofonistas altos que quisieron tomar su relevo tras su fallecimiento, aun sabiendo que Charlie Parker es irrepetible. De los saxos altos de aquella época (Parker falleció en 1955), posiblemente quede Charles McPherson, ahora cerca de ser octogenario (parece más joven y se le ve en plena forma), como el único o al menos el mayor representante de ese estilo. Y por eso y porque quería verlo ahora en directo, fui a oír y ver a Charles McPherson Quartet a la Sala Clamores de Madrid el pasado 14 de noviembre, un concierto enmarcado dentro del Festival de Jazz de Madrid de 2018, que se celebra en distintos auditorios y clubs.
Un breve apunte sobre la Sala Clamores. Clamores es uno de los clubs de jazz con más solera de la capital de España y al que le tengo un especial cariño. Se inauguró en julio de 1981 y desde entonces no ha dejado de ofrecer música en directo. En el verano de 2015, sus fundadores, Germán Pérez y Ángel Viejo, lo traspasaron a un nuevo propietario, Roberto Rey, que también procede de los ambientes musicales. Tras unos comienzos algo titubeantes, con esta nueva dirección, en cuanto a programación, pues el jazz dejó su protagonismo principal a otras músicas, Roberto ha mejorado considerablemente la programación de sus primeros tiempos y ahora puede volver a considerarse que Clamores es una de las tres salas madrileñas, junto con Café Central y Bogui, que ofrece una mayor presencia de figuras nacionales e internacionales de jazz.
Y una de estas figuras internacionales es sin duda Charles McPherson. Su fidelidad a la música de Parker es evidente, al mismo tiempo que introduce su propia manera de tocar y de entender el bebop, porque McPherson es un músico en toda la dimensión de esta palabra, de una enorme formación musical que le permite aportar su propia concepción de la música. Sin romper la tradición del bebop y desde un máximo respeto a este estilo, McPherson consigue provocar en quienes le escuchan la sensación de asistir a algo totalmente innovador.
Charles McPherson. Sala Clamores, Madrid, 14 nov 2018
En el concierto de Clamores, el cuarteto lo completaron Bruce Barth (piano), Mark Hodgson (contrabajo), aunque el programa anunciaba a Darryll Hall en el contrabajo, y Stephen Keogh (batería), acompañantes habituales de Charles McPherson. Alternaron composiciones propias de McPherson con estándares de jazz. La primera parte del concierto fue un rendir homenaje a grandes intérpretes y compositores, empezando, como no, por Charlie Parker (Au Privave), continuando con Nat King Cole y Lester Young. Fue en la segunda parte, tras un breve descanso, cuando el cuarteto interpretó algunas composiciones de McPherson alternándolas con estándares de jazz. Clamores estaba al completo, días antes ya se había anunciado el sold out, y de allí no se movió nadie hasta que, una vez que parecía finalizado el concierto, el cuarteto tuvo que salir de nuevo y McPherson anunció, esta vez en castellano, "uno más". Y ese uno más fue una personalísima versión de All The Things You Are, de Jerome Kern. Un concierto muy completo, un poco corto en el tiempo a mi parecer, y en el que no dejó de estar presente la melodía, armonía y ritmo de su música. Sin duda Charles McPherson es el máximo representante del bebop en la actualidad. Y allí, en la Sala Clamores de Madrid, fuimos testigos del mejor bebop y del mejor jazz.
Charles McPherson Quartet. Sala Clamores, Madrid, 14 nov 2018
Del concierto sólo me queda hablar algo de los músicos que acompañaron a Charles McPherson. Enorme Stephen Keogh en la batería, magnífico el contrabajo de Mark Hodgson y un pianista de excepción como es Bruce Barth. Aunque de este último oí a alguien del público decir "tiene mejor técnica que sentimiento". A mí me pareció excelente tanto su técnica como su entrega e integración con el grupo, pero quien dijo eso fue una mujer y ya sabemos que las mujeres son más observadoras y sensibles que los hombres.
Finalizo con los proyectos que en un futuro inmediato va a acometer McPherson. Para ello tenía yo que preguntar a quien los conoce, él o su representante, y en este caso acudí a Lynn Sundfor-McPherson, a quien desde aquí doy las gracias por su amabilidad. Lynn es su representante además de su esposa y una excelente pianista. Y esto es lo que me dijo sobre los proyectos inmediatos de Charles McPherson:
· Charles está escribiendo otra composición (la tercera) para San Diego Ballet (director artístico Javier Velasco), en el que Charles es compositor residente; "Song of Songs", una historia del Antiguo Testamento.
· Charles será homenajeado en su 80° cumpleaños en el Lincoln Center con Wynton Marsalis y la Jazz at Lincoln Center Orchestra.
· Charles realizará una gira de la Western Jazz Alliance de West Coast a principios de 2019, patrocinada por NEA (National Endowment of the Arts)
· Como siempre, Charles será el invitado especial a varias universidades este año como director de talleres musicales e intérprete.
Y Lynn añade, "Charles mantiene una agenda ocupada tanto en la interpretación, como en la composición y la enseñanza, y no ha disminuido su ritmo de trabajo en las últimas décadas. ¡Es un hombre y un músico increíble!" Total admiración.
12/07/2018
Hay una frase de Dave Brubeck (o al menos atribuida a él) que es perfectamente aplicable al protagonista de este artículo, el excelente pianista que es Brad Mehldau, “El jazz es la libertad dentro de la disciplina" dice Brubeck. Y es que Brad Mehldau es un gran improvisador y la improvisación es uno de los elementos del jazz (ingredientes, le gustaba decir a Cifu), pero al mismo tiempo Mehldau es absolutamente respetuoso con la estructura musical de las composiciones que interpreta. Improvisación y formalismo, libertad y disciplina. Brad Mehldau es originario de Jacksonville (Florida) y empezó de niño a tocar el piano, primero música clásica y más tarde se decantó por el jazz y a los dieciocho años se trasladó a Nueva York para completar sus estudios musicales en el departamento de Jazz and Contemporary Music de la Universidad The New School. Fijó su residencia en Nueva York y allí empezó a tocar con Joshua Redman. Actualmente reside en Los Ángeles, siempre que no está de gira, que hace unas cuantas cada año. Vivió en Madrid durante algún tiempo a principio de los años 90 y por aquella época realizó varios conciertos en España junto al saxofonista valenciano Perico Sambeat, con quien había coincidido en la New School. En Café Central de Madrid recuerdan gratamente sus actuaciones de aquellos años.
Brad Mehldau
Brad Mehldau es uno de los pianistas más importantes y más solicitados de la actualidad del jazz y ha tocado en distintas agrupaciones, con grandes músicos, y en muchas ocasiones a piano solo. También ha experimentado el formato de dúo en varios conciertos y grabaciones con distintos instrumentistas y vocalistas (piano, saxo, contrabajo, voz, guitarra o batería), lo que en muchos casos permite la creación de un diálogo entre instrumentos. Algunos de los dúos más significativos en actuaciones y grabaciones son las que ha realizado con los saxofonistas Joshua Redman y Joel Frahm, dúo de pianos con Kevin Hays, con la soprano Renée Fleming y la cantante Fleurine Verloop (su esposa), con el batería Mark Guiliana o con el guitarrista Pat Metheny. Pero posiblemente sea con el formato de trío con el que haya realizado más actuaciones y haya grabado más discos. Dirige un trío estable (algo no muy habitual en esta época) con el bajista Larry Grenadier y el batería Jeff Ballard (el primer batería del trío fue Jordi Rossy), con los que lleva varios años tocando. Ha grabado más de una veintena de discos en solitario o como líder de su grupo, entre los que destacan la serie de cinco volúmenes The Art of the Trio editados entre 1996 y 2001, y ha participado en otros tantos. Sólo voy a mencionar sus dos discos más recientes. Mehldau es un gran admirador de la música de Brahms y de Bach y en 2016 publicó su disco a piano solo, After Bach, intercalando preludios de J.S. Bach con composiciones suyas. Acaba de editarse, en mayo de 2018, el último disco, hasta el momento, de Brad Mehldau Trio, Seymour Reads The Constitution!, con ocho temas de los que sólo tres son composiciones de Mehldau y en el que también incluye un par de temas pop. Un disco en el que Mehldau pone de manifiesto sus dotes de improvisador, como en la versión que hace del clásico Almost Like Being in Love.
Para conocer algo sobre los próximos proyectos de Brad Mehldau nada mejor que ponerse en contacto con sus representantes, que me cuentan que Mehldau no tiene intención de abandonar la música clásica y seguir compaginándola con el jazz y tras sus experiencias musicales con la soprano Renée Fleming tiene ahora en proyecto varios conciertos con el tenor Ian Bostridge, con quien está preparando un ciclo con temas de Robert Schumann y otros compuestos por el propio Brad Mehldau. Un ciclo de conciertos que tienen previsto celebrar a lo largo de 2019 en distintos lugares, de los que ya están programados los primeros en algunas ciudades europeas. Ese es uno de sus proyectos, porque también está trabajando en nuevos temas para estrenar en un concierto antes de final de año y que seguramente cristalizará en un nuevo disco y continuará con sus actuaciones a piano solo y con su trío, con temas ya conocidos y otros inéditos. Y así, con su trío, es como he visto yo por primera vez en directo a Brad Mehldau hace bien pocos días. Siempre que es posible (alguna excepción ha habido en este blog) prefiero escribir sobre lo que he visto en directo. Pero antes de hablar de ese concierto, una breve introducción sobre el festival y lugar en que se celebró.
El número de festivales y eventos musicales en directo que se celebran en el mundo es, afortunadamente, muy elevado. El Ayuntamiento de la ciudad de Madrid inició en los años ochenta del pasado siglo la organización y programación de un conjunto de actividades culturales (música, danza, teatro, cine, deportes,...) que denominó "Los Veranos de la Villa", a celebrar durante los meses de julio y agosto. En estos eventos han colaborado diferentes promotores y patrocinadores y uno de los que mayor peso ha tenido en la programación de las actividades musicales ha sido el promotor valenciano Julio Martí. Pues bien, un pequeño desencuentro de Martí con los responsables del ayuntamiento madrileño en 2014-2015 hizo que Martí se retirara de dicha organización. Pero como su experiencia como promotor musical es muy amplia al igual que sus contactos con músicos y representantes, decidió acometer un proyecto que hasta la fecha está dando muy buenos resultados. Junto con otras dos empresas, Planet Events e Icon Music, se puso en contacto con la Universidad Complutense de Madrid para que les cediera un espacio en el que organizar una serie de conciertos al aire libre en verano. Así es como nació Noches del Botánico (https://www.nochesdelbotanico.com/), que durante más de un mes -desde finales de junio a finales de julio- ofrece una serie de conciertos en un marco espectacular como es el Real Jardín Botánico de Alfonso XIII de la Universidad Complutense. La primera edición de este evento fue en 2016 y en sus tres ediciones ha sido muy alta la categoría de los músicos que han desfilado por él. Este año 2018 se inauguró el 21 de junio con Elvis Costello y Seu Jorge y lo clausura Norah Jones el 29 de julio. Aunque predomina el jazz, no es sólo este género el que puede escucharse en estas noches veraniegas en Madrid. Y ahí, en las Noches del Botánico, fue donde vi a Brad Mehldau el 9 de julio.
Brad Mehldau Trio en Noches del Botánico (9 julio 2018)
Y empezó el concierto. Con algo de retraso sobre el horario anunciado de las 9 pm, porque en España la puntualidad sigue siendo una asignatura pendiente. Y en este caso no por culpa de los músicos ni de los responsables de la organización, que en un par de ocasiones anunciaron el inminente comienzo, sino porque muchos de los espectadores, que al final llenamos el recinto, seguían entrando y pertrechándose de sus bebidas antes de ocupar sus localidades. No sé, quizá algún día se mejore en esto. Un escenario muy bien montado y un excelente sonido, pese a ser un concierto al aire libre, fueron el marco en que pudimos escuchar durante más de una hora a un soberbio trío, uno de los mejores de la actualidad, liderado por Brad Mehldau. La noche fue compartida ─luego diré con quien─ (dos en uno) y pese a que las dos partes del concierto fueron magníficas, como lo son sus protagonistas, no estoy muy seguro de que fuera la mejor combinación para los aficionados a esta música. Porque además nos privó de un más extenso deleite de ambos protagonistas.
Brad Mehldau Trio en Noches del Botánico (9 julio 2018)
Desde las primeras notas, tan claras y tan limpias, que salieron del piano de Mehldau, nos dispusimos, ya en absoluto silencio, a disfrutar de un concierto para recordar. Mehldau tiró de repertorio y pese a que no era muy extenso el concierto, hubo de todo. Desde algún tema inédito a otros más clásicos y también de sus últimos discos. No hay pianista de jazz que no sea admirador de Thelonious Monk y de éste nos ofreció uno de sus temas más famosos, Round Midnight, que ha tocado en numerosas ocasiones pero que creo que no lo ha incluido en ninguno de sus discos. Puede ser que tocarlo sea como homenaje a Monk y no grabarlo como signo de respeto hacia él. Mehldau es tan buen intérprete como compositor, algunos de sus álbumes están integrados exclusivamente por composiciones suyas y de uno de ellos, Highway Rider, posiblemente el más vanguardista, grabado en 2010, pudimos escuchar el tema Into de City, para pasar del jazz más tradicional al más contemporáneo. Bien. He escuchado varios de los discos de Brad Mehldau, pero nunca le había visto en directo y bien que mereció la pena asistir. Un pianista con una técnica muy depurada y un sonido muy nítido. Extraordinarios Mehldau y su trío (y un poquito corto el tiempo).
Y ahora toca decir con quién compartió Mehldau esa Noche del Botánico, ese concierto doble, porque después de Brad Mehldau Trio hubo otra actuación, también de algo más de una hora, en la que pudimos admirar a Cecile McLorin Salvant y escuchar su voz prodigiosa. Como decía Moustache, el polifacético camarero de Irma la dulce, “pero esa, es otra historia”.
21/04/2018
Puede parecer contradictorio que un compositor que falleció en 1937 aparezca en este blog de jazz actual y más aún cuando ya dije, en el primero de los artículos, que "no se trata de escribir sobre la historia del Jazz y sus grandes intérpretes, muchos de ellos ya desaparecidos", pero es que George Gershwin ha aportado tanto a esta música, sus composiciones han sido y lo son aún tan interpretadas y versionadas, que me resulta difícil no escribir sobre su legado musical. No creo que haya un solo instrumentista o vocalista de jazz que no haya interpretado en algún momento alguna de sus composiciones, como también estoy seguro de que no hay un solo día del año en que alguien no haga sonar alguno de sus temas en cualquiera de los clubs de jazz o salas que hay en cualquier ciudad de cualquier país, porque su música sigue estando tan de actualidad como cuando comenzaron sus éxitos. Una música en la que la melodía tiene una importancia capital. Falleció, ya lo he dicho, en 1937, cuando le faltaban poco más de dos meses para cumplir los 39 años, pero en esos no demasiados años que vivió tuvo tiempo de componer un buen número de temas y obras musicales que se encuentran entre los mejores de la historia del jazz y desde luego entre los más interpretados. La mayoría de ellos cuentan con la letra escrita por su hermano Ira.
Ambos, George e Ira Gershwin, nacieron en Estados Unidos, descendientes de padres rusos de origen judío (su verdadero apellido era Gershovitz) y formaron un tándem para la creación de música y letra casi único en el mundo. George Gershwin ha compuesto en solitario la música de más de 300 canciones y de otras tantas en colaboración con otros compositores, como B.G. DeSylva, Kurt Weill, Vernon Duke, Jerome Kern, Irving Caesar, Harold Arlen y muchos otros. Un total de más de 700 títulos y varios de los musicales que se estrenaron en Broadway por aquellos años llevan su música y tomando como partida la novela Porgy, de DuBose Heyward, y la obra teatral del mismo nombre, compuso su única ópera, Porgy and Bess, en la que colaboraron como letristas su hermano Ira y el propio DuBose Heyward. Tratándose de un número tan elevado de temas no tiene sentido que los enumere aquí, ni siquiera los que son más conocidos -ya irán saliendo algunos a lo largo de este artículo-, pero ya que hablo de Porgy and Bess, sólo recordar su comienzo. En la primera escena del primer acto de esta ópera, una mujer, Clara, lleva en brazos a su bebé y le canta Summertime, canción que se repite en el segundo acto y en el tercero, en esta última ocasión es la protagonista, Bess, quien la canta. Una maravilla de canción y sin duda una de las más versionadas e interpretadas por músicos de jazz y de otros géneros musicales. En este enlace podéis ver y escuchar ese tema. El vídeo corresponde a una representación en el Royal Opera House de Londres en octubre de 1992.
Pero vayamos a la actualidad, porque de eso se trata. De conocer algo de lo bueno que se está haciendo con la música de Gershwin en estos momentos, cuando ya hace más de ochenta años que nos dejó. Y aquí enlazo con el proyecto Puro Gershwin, que ha motivado este artículo, cuyo origen es el que sigue. En el año 2016 la Fundación Mutua Madrileña encargó a un excelente pianista, Federico Lechner, la programación de un concierto de jazz. Federico tuvo la idea de realizar el concierto con temas compuestos exclusivamente por George Gershwin. Se lo propuso a una vocalista, Sheila Blanco, y comenzaron a trabajar en la selección, arreglo y adaptación de temas. Para completar el grupo, que en este caso fue trío, contactaron con el guitarrista Chema Saiz, que se unió a ellos (Sheila -gracias- es quien me contó estos orígenes del proyecto). El concierto "De la mano de Gershwin" tuvo lugar el 24 de noviembre de 2016. A partir de esa fecha el trío siguió con el proyecto que ellos denominaron Todo Gershwin, Durante más de un año han estado recorriendo los escenarios españoles, con la formación de trío, interpretando sólo la música de Gershwin. Ante la buena aceptación del público se plantearon ampliar sus actuaciones y grabar un primer disco. Fue entonces cuando dieron entrada a otros dos guitarristas, Israel Sandoval y Marcos Collado, que se alternan con Chema en las actuaciones en directo y en el disco. El disco, con el nuevo nombre del proyecto, Puro Gershwin, contiene 13 temas del compositor y van a presentarlo en varios clubs y salas.
Cubierta del disco Puro Gershwin
La presentación oficial de Puro Gershwin tuvo lugar en el madrileño Bogui Jazz, los días 20 y 21 de abril. Un club donde todos ellos han actuado en numerosas ocasiones y el local en el que comenzó a gestarse este proyecto tras aquel concierto de la Fundación Mutua Madrileña. Bogui Jazz es uno de los clubs que han sido incluidos por la prestigiosa revista Downbeat, en su número del mes de febrero, en la lista de los mejores clubs de jazz del mundo. Pero ya que hablo de un club de jazz español, y aunque no tenga mucho que ver con el tema del artículo, parece justo decir que son cinco los clubs de jazz españoles que aparecen en la mencionada lista. Pueden verse en la siguiente imagen (y si accedéis al número completo de la revista podréis ver el resto de los clubs de la lista, la mayor parte de ellos en Estados Unidos, pero también en más de 30 países). Aquí dejo el enlace a la separata del número de DownBeat de febrero 2018.
http://www.downbeat.com/digitaledition/2018/DB1802_Venue_Guide/_art/DB1802_Venue_Guide.pdf
Fragmento de la revista Downbeat de febrero 2018
Fui a verlos a Bogui el primer día de los dos consecutivos que tenían programados para esta presentación, el vienes 20 de abril, pero antes de hablar del concierto, una brevísima reseña sobre ellos.
Sheila Blanco es una joven cantante, pianista y compositora salmantina que lleva varios años cantando con distintas agrupaciones. Acaba de regresar de Nueva York donde ha participado en el Kerouac International Festival interpretando una serie de poemas cantados y musicados con piano de las poetas españolas de la generación del 27, otro proyecto interesante que espero que tenga continuidad. Conocí a Sheila a mediados del año 2011, cuando hacía pocos meses que se había incorporado como vocalista al grupo Larry Martin Band sustituyendo a Yoio Cuesta, y la he visto en no pocas ocasiones. Me gusta su voz y su manera de interpretar. Tras el fallecimiento de Larry en noviembre de 2013 y la disolución definitiva del grupo algunos meses después, Sheila ha seguido actuando en agrupaciones con diferentes formatos.
Federico Lechner es un pianista, arreglista y compositor nacido en Buenos Aires, de padre checo y madre argentina y que reside en España desde 1984, cuando tenía 10 años. Creció en un ambiente musical -sus padres y sus dos hermanas también son pianistas- y comenzó a tocar el piano poco después de cumplir los tres años, con su madre como su primera profesora. Es un habitual de los clubs de jazz españoles, en los que ha tocado como líder de su propio grupo o acompañando a otros músicos y tiene también una dilatada experiencia, pese a su juventud, en el terreno de la formación musical. Como en muchos otros casos de pianistas de jazz, tanto Federico como Sheila se iniciaron en música clásica.
Se suman al proyecto tres experimentados guitarristas. No he visto mucho a Israel Sandoval ni a Marcos Collado, pero sí en varias ocasiones a Chema Saiz y en algún otro artículo de este blog ya he hablado de él. En mi opinión, uno de los mejores guitarristas de jazz españoles y sin duda uno de los más solicitados. No son muchos los ejemplos de una agrupación en la que los únicos instrumentos sean el piano y la guitarra, pero sí algunos. Y más de un concierto memorable recuerdo con estos dos instrumentos. En el concierto de presentación de Puro Gershwin la sección rítmica la cubrieron las guitarras y el piano ¿y el bajo? pues de eso se ocupó la sabia mano izquierda de Federico (incluso a veces con la derecha cruzada). Si añadimos la frescura de una voz como la de Sheila, obtenemos una agrupación de jazz vocal muy atrayente.
Es frecuente que haya grupos tributo o conciertos homenaje a intérpretes, pero en raras ocasiones lo son a compositores. Así que me parece muy acertado que se rinda tributo a uno de los compositores más prolíficos y exitosos de la historia del jazz. Fui con la idea de comprobar el resultado de este proyecto una vez que ya está consolidado y que han grabado el primer disco, que ya había escuchado, porque quería ver su directo. Aún no los había visto en ninguna de sus actuaciones anteriores, cuando se anunciaban como Todo Gershwin. La verdad es que conociendo a los intérpretes y admirando la música de Gershwin todo apuntaba a que iba a ser una noche de disfrute, aunque tratándose de temas tan versionados y por los mejores cantantes e instrumentistas siempre puede quedar la tentación de las comparaciones, pero yo es algo que nunca hago. Me gusta o no lo que veo u oigo pero jamás en comparación con lo que he visto u oído. Es mi manera de asistir a cualquier espectáculo y de intentar disfrutarlo sin ningún tipo de prejuicio. Y esa fue una gran noche.
Muchos de los temas compuestos por George e Ira Gershwin fueron escritos para los musicales que se estrenaron en Broadway por aquellos años o para películas o se incluyeron posteriormente en alguna película. Y así es en el caso del disco Puro Gershwin que han grabado, siempre en formación de trío pero con cinco intérpretes. Los únicos fijos son Sheila y Federico, que además son los productores. Y en esos temas, los del disco, se centró el concierto. La primera sorpresa fue ver que para esta noche de presentación estaban los cinco. Los tres guitarristas y no solo uno de ellos, que se alternaron durante el concierto y en un par de temas coincidieron los tres. El primero de ellos fue Nice work if you can get it, una composición con una estructura muy clásica de los musicales de la época, que fue escrita para el film A Damsel in Distress.
Puro Gershwin. Bogui Jazz, 20 abril 2018
El concierto empezó con otro tema de esa misma película y que es también el primero del disco, A foggy day, tras el que Sheila presentó a los componentes del grupo y nos anunció de qué iba a ir el concierto: los trece temas que componen el disco. Solo que en el directo la interpretación toma un cariz algo distinto, porque ellos tienen muy presente que tienen al público delante y que la interacción con él no debe perderse. Esa es la magia del directo, que la conexión de los músicos con el público no se pierda nunca. Federico y Sheila tienen suficiente experiencia en los escenarios -pese a que los dos son jóvenes- para saberlo y no dejar que el público desconecte. Y eso lo demuestra el silencio y atención que prestamos todos durante sus interpretaciones (he asistido a algunos conciertos en los que se oye más las conversaciones de los asistentes que a los propios músicos). Sheila tiene una voz muy clara y una buena dicción, en el castellano que nos hablaba (no es ajeno a esto que también haya trabajado como periodista en la radio) y en el inglés de las canciones. Yo he notado una clara evolución en ella, desde que la vi por primera vez en 2011, cuando casi se limitaba a ser la vocalista de un grupo, a ahora, en la que ya se le notan sus maneras de líder. También su manera de interpretar y su voz han evolucionado hacia estilos más próximos a nuevas tendencias musicales dentro del jazz-blues vocal, algo quizás en la línea de la estadounidense Rachelle Ferrell. Y eso se notó en algunos de los temas como Fascinating rhythm o It aint't neccesarily so (éste también con los tres guitarristas en el escenario).
Sheila Blanco. Bogui Jazz, 20 abril 2018
Alternaron los temas más rítmicos con las baladas y la primera de ellas llegó pronto, en segundo lugar, cuando interpretaron I love you, Porgy. La ópera Porgy and Bess tuvo bastante presencia con cuatro temas, entre ellos no podía faltar Summertime. Y hablando de baladas, hay una que Sheila ha cantado en innumerables ocasiones y a la que le tiene un cariño especial; es The man I love, que fue escrita en 1924 y posteriormente incluida en el musical An American in Paris y también en la película del mismo título. Se lucieron todos. Magníficos los guitarristas, excelente Sheila y un portentoso pianista, Federico. Creo que hay un buen número de grandes pianistas en el mundo del jazz y Federico Lechner es uno de ellos. Se adivina una fuerte formación académica y se le notan las miles de horas que ha debido de pasar delante de las 88 teclas desde que empezó con tres años. Lo he visto en varias ocasiones, pero nunca lo había oído cantar y aquí lo hizo, con Sheila, interpretando I got rhythm.
Federico Lechner y Sheila Blanco. Bogui Jazz, 20 abril 2018
Hubo propina, claro está, y esta fue el cierre de un gran concierto como lo es también en el disco. Su último tema, Embraceable you. De momento, con este proyecto pueden recorrer un buen número de sitios, porque la música de Gershwin gusta mucho y ellos la interpretan muy bien. Pero hay tantos temas de Gershwin aún, como de otros grandes compositores, que quién sabe si éste no será el primero de otros Puro ... Habrá que esperar a ver cómo evoluciona este proyecto y los suyos propios, que cada uno de ellos los tiene.
Noa Lur
En varias ocasiones, desde hace al menos cuatro años, quise ir a ver cantar en directo a Noa Lur y en otras tantas hubo algo que me lo impidió. Algunas personas me habían hablado de ella, de su calidad interpretativa y en esos casos no te puedes conformar con ver algunos de sus vídeos o oír sus discos. Y al fin, el día que se clausuraba el Festival de Jazz de Madrid 2017, el 30 de noviembre, tuve la oportunidad de verla en el Centro Cultural Nicolás Salmerón. Excelente la iniciativa Jazz en los Distritos que ya pusieron en marcha en años anteriores los organizadores de este festival. Una iniciativa que acerca el jazz a los barrios de la ciudad. Ese concierto me sirvió para comprometerme conmigo mismo a seguir a Noa (Ainhoa Vidaurreta es su verdadero nombre) más de cerca, a verla de nuevo en directo y a escribir este artículo sobre ella.
Noa Lur
Uno de los conciertos a los que no pude asistir y a los que aludo al comienzo de este artículo, fue el que se celebró en Lo Otro (Madrid) en diciembre de 2013, en el que Noa cantó acompañada de tres grandes pianistas, Moisés P. Sánchez, Pepe Rivero y Luis Guerra. Dejo aquí el enlace a un vídeo de ese evento en el que se escucha a Noa cantar su tema Badakit. Jazz en euskera, que para eso es de Bilbao. Un pequeño paréntesis para decir que los eventos que programa Lo Otro son verdaderamente interesantes. Una gran iniciativa que puso en marcha y dirige Juan Alberto García de Cubas y que cuenta con la codirección de la pianista Marta Espinós. Estamos acostumbrados a las grandes salas de concierto y a los clubs de música que aparecen en las guías, pero también existen pequeños locales, como son fundaciones, asociaciones, hoteles, restaurantes y hasta museos y bibliotecas, en general poco conocidas sus actividades, en los que se puede oír muy buena música. En muchas ciudades los hay.
Noa Lur es una joven cantante bilbaína que comenzó tomando clases de danza en su ciudad natal, su primera aparición cantando en público se produjo en un programa de la TV vasca (ETB), tenía entonces 13 años, y en Bilbao también empezó a estudiar periodismo. No tiene antecedentes musicales en su familia, salvo el recuerdo de su abuelo que tocaba la trompeta en una agrupación local, pero ya se sabe que los de Bilbao siempre han tenido fama de tener buen oído y buena voz. Cuando contaba 19 años se trasladó a Madrid, donde estudió comunicación audiovisual y para seguir formándose musicalmente y poder vivir más de cerca el jazz que ya la tenía enganchada, porque al margen de los festivales que se celebran en varias ciudades españolas, algunos de fama internacional como los de San Sebastián, Vitoria o Getxo, son Madrid y Barcelona las ciudades españolas en las que hay más espacios en los que interpretar jazz y ver a músicos nacionales e internacionales. Y en Madrid comenzó el lanzamiento de una carrera como vocalista que la ha llevado a ser reconocida como una de las voces femeninas más importantes del panorama jazzístico español. Pero ahí, en España, no para la cosa, porque Noa ya ha actuado en varios países. Ya en 2013 fue premiada como una de las mejores voces jóvenes del jazz europeo en el Festival Internacional “Nomme Jazz” de Estonia.
Noa tiene editados dos discos. El primero, Badakit, sólo a piano y voz, lo grabó en 2013 y en él se incluyen varios estándares de jazz con arreglos de Moisés P. Sánchez, Pepe Rivero y Luis Guerra y tres composiciones suyas. Año y medio después Noa lanzó una edición especial de ese disco en el que incluyó el tema Moody's Mood for Love, consiguiendo ser el número 1 de ventas en Itunes Jazz .El segundo disco, Troublemaker, es de 2016 y es el que está presentando ahora en varios escenarios españoles. En este segundo, Noa se lanza a la composición, pues parte de los temas que lo integran son suyos, con arreglos y dirección musical de Moisés. Un disco al que le fue concedido el premio BBK Jazz de 2017 por su excelente producción y en el que participan también algunos artistas invitados como Christian Scott o Antonio Lizana. Dos discos muy diferentes y en ambos se descubre el enorme potencial que tiene esta cantante. Otra de las iniciativas en las que está inmersa Noa es la que denomina Jazz for children, que junto con el también cantante Jorge Fontecha y otros músicos acercan el jazz a los más pequeños con actuaciones en directo basadas en adaptaciones de canciones de películas de dibujos animados o de temas populares de mayor actualidad.
Escuchar sus discos, los vídeos de Noa que he visto en Internet y sobre todo el concierto al que asistí en el C.C. Nicolás Salmerón apuntaban a que actuaciones más intensas de esta bilbaína podían ser altamente gratificantes para alguien como yo que disfruta la música en directo. Tiré de programación y vi que actuaba en el Bogui Jazz de Madrid el 21 de diciembre y en cuanto pude adquirí una entrada para ir a verla dispuesto a que en esta ocasión no hubiera nada que me lo impidiera. Llegué a Bogui con un amigo que también disfruta de los directos, saludé a Borja y a Dick y tomé asiento con la certeza de que iba a ser un gran concierto. Otro paréntesis para remarcar una vez más la buena programación musical que preparan los responsables de esta sala (recién reformada), encabezados por Dick. Yo soy muy de club de jazz, también me gustan los conciertos en grandes salas o auditorios, pero el intimismo y el ambiente de los clubs me atrae sobremanera (y cierro este paréntesis para volver a hablar del concierto). Acompañaron a Noa los componentes habituales de su grupo, David Sancho (piano y teclado), Mauricio Gómez (saxo tenor), Ander García (bajo) y Alberto Brenes (batería). El concierto giró en torno a su disco Troublemaker con alguna inclusión de su anterior disco, a Noa le cuesta prescindir del tema Badakit y hace bien, porque me parece de una gran belleza, y también hubo espacio para que el grupo interpretara una composición del disco que acaba de editar Ander García, Hiru.
Noa Lur y su grupo en Bogui Jazz de Madrid (21 dic 2017)
Noa tiene una voz muy académica y su técnica vocal es excelente y se nota muy trabajada pese a su juventud, con una gran variedad de registros que van desde la sutileza a una fuerza arrolladora. Sus composiciones y su voz son muy de vanguardia y, aunque reconoce que hay temas estándares de jazz que perdurarán en el tiempo, ella prefiere innovar y crear su propio universo musical, ya sea con composiciones nuevas o con temas "de siempre" a los que incorpora sus especiales arreglos e imprime su voz tan personal, sin olvidar nunca sus raíces vascas y la tradición musical de su tierra. Sus dos discos hasta ahora publicados contienen sendos temas en euskera.
Noa Lur en Bogui Jazz de Madrid (21 dic 2017)
Interpretaron todos los temas del disco Troublemaker (no sé si faltó I Remember, que también está en el primero). Excelente la interpretación de Wind Blow que aunque en el directo no cuenta con la trompeta de Christian Scott -que sí está en el disco- tiene mucho swing y fuerza. Fuerza que desde luego no le falta a Brooklyn C16, en el directo más que en el disco, lo que resulta por otra parte lógico. Un alarde de voz, de entonaciones y de registros lo que nos ofreció Noa en Errua, el tema que canta en inglés y euskera, un tema precioso. Muy bonito el tema The Dream y la historia que cuenta, con mucho scat al final (también los hubo en otros temas) y en el que solicitó la colaboración del público como coro, pero digamos que nuestra participación coral sólo puede considerarse aceptable. Sombras, un poco de fusión con el flamenco, fue el único tema cantado en castellano y dejó para el final el que da título al disco, Troublemaker. Pero como es habitual en estos conciertos en los que la calidad es alta, el público solicita más (otra, otra, suele decirse acompañado de aplausos), los músicos aceptan la propuesta (normalmente pronto) y viene la propina (que todos agradecemos), que en este caso ya se salió de este disco y del anterior. Y fue Angel Eyes, una composición de Matt Dennis que popularizó Frank Sinatra.
Final del concierto en Bogui Jazz de Madrid (21 dic 2017)
Interesante la propuesta musical que nos ofrece Noa Lur, con una voz prodigiosa y una técnica vocal y creativa que a buen seguro la llevará a tener un largo y exitoso recorrido en el jazz actual. Yo, desde luego, se lo deseo.
Dee Dee Bridgewater, gran diva del jazz actual
Cuando se habla de las grandes divas del jazz siempre nos vienen a la memoria los nombres de Bessie Smith, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Billie Holiday, Carmen McRae y algunas otras que lo fueron todo en el mundo del jazz vocal de su época, pero tras ellas han seguido apareciendo otras vocalistas de renombre que han ido tomando el relevo. Algunas ya nos dejaron también, como Dinah Washington o Nina Simone, otras ya se han retirado o anunciado su alejamiento de los escenarios, como Aretha Franklin, y las hay que siguen estando activas y llevando a nuestros oídos lo mejor de esa música. Y de entre estas últimas hay una que me parece sorprendente por su voz, su fuerza arrolladora, porque se ha convertido en ídolo internacional y porque de alguna manera recuerda a las primeras. Y no es otra que Dee Dee Bridgewater, estadounidense como todas las que he citado más arriba.
Dee Dee Bridgewater (Denise Eileen Garrett, el apellido Bridgewater lo tomó de su primer marido, el trompetista Cecil Bridgewater) es hija de un trompetista y de una cantante de jazz y ha recorrido medio mundo cantando con los mejores músicos y actualmente reside entre Las Vegas y Paris con su tercer marido, aunque en el caso de Dee Dee lo de residir es mucho decir porque se pasa más de medio año de gira. Nació en Memphis, pero aún niña su familia se trasladó a Flint (Michigan) donde estudió y comenzó a cantar en bandas escolares. Más tarde se incorporó a la banda de jazz de la Universidad de Illinois con la que comenzó a hacer giras por todo el país y desde entonces no ha parado de moverse por todo el mundo. Tiene dos premios Grammy y un premio Tony. Sus dos Grammy son por sendos discos (Dear Ella y Eleanora Fagan) tributo a dos de las más grandes vocalistas que ha dado el jazz, Ella Fitzgerald y Billie Holiday. En 1999 Dee Dee Bridgewater fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Lo curioso en Dee Dee Bridgewater es que el verdadero reconocimiento internacional no le llegó en su primera etapa estadounidense, sino después de trasladarse y fijar su residencia en Paris en el año 1986. Dos años antes, en 1984, intervino en el único largometraje (creo) en el que ha aparecido, The brother from another planet, -aunque sí lo había hecho en series de TV y musicales de Broadway- una película que pasó un tanto desapercibida y en la que se ve a una joven Dee Dee cantando uno de los temas de la película, Gateway. Haciendo clic en la imagen podéis ver algunas secuencias de Dee Dee Bridgewater en esta película.
Cuando llegó a Paris ya había grabado cuatro discos, pero allí grabó el que la lanzó definitivamente a la fama, Live in Paris, y con el que obtuvo en 1989 su primera nominación a los Grammy de las ocho que posee. Ahora, ya no tan joven y con una imagen diferente, pero con la experiencia de tantos años recorriendo los escenarios internacionales, ir a ver un concierto de Dee Dee Bridgewater es algo altamente recomendable. Sus directos están llenos de energía, una energía que transmite al público que va a verla. Así que hice caso de mi propia recomendación y me fui a ver a Dee Dee Bridgewater & The Memphis Soulphony el 14 de noviembre al teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa. Su actuación se enmarcaba dentro del Festival Internacional de Jazz de Madrid de 2017, un festival que año tras año mejora su programación. Quienes no tenemos muchas posibilidades de viajar agradecemos sobremanera que los promotores de los locales de música (ya sean auditorios, teatros o clubs) y de los festivales traigan a nuestras ciudades a estas estrellas de primera fila. Los organizadores del festival de Madrid han traído a un buen plantel de ellas para esta edición de 2017.
Ahora vayamos al concierto del día 14. Las entradas se agotaron con varias semanas de antelación. Afortunadamente a veces uno es previsor y las adquirí a los pocos días de que la organización publicara la programación del festival, más de un mes antes del concierto. Y es que Dee Dee tiene mucho tirón en todo el mundo. Su último disco, Memphis ... Yes, I'm Ready, de este mismo año 2017, es un auténtico homenaje a la música soul, con canciones que han hecho célebres un buen número de grandes intérpretes y eso es uno de los riesgos que asume Dee Dee, que comparen sus versiones con las de aquellos que las crearon o las hicieron famosas, pero que no tiene ningún reparo en asumirlo, porque Dee Dee también es muy grande y hace su propia versión de estos temas. Tiene mucho mérito atreverse con Take My Hand, Precious Lord (el tema que cierra el disco) que hemos escuchado en la voz de la reina del Gospel que fue Mahalia Jackson o bien es cierto que cuando hemos escuchado a B.B. King en The Thrill is Gone es difícil creer que puede haber una versión mejor. Y hablando de ello, Dee Dee Bridgewater me va a permitir que en un artículo dedicado a ella haga mención de la versión que de este tema hizo B.B. King en el Madison Square Garden de NYC durante el Crossroads Guitar Festival de 2010, rodeado de excelentes músicos, entre los que se encontraba Eric Clapton. Pero sobre este tema diré algo más adelante.
Una de las cualidades importantes en cualquier persona dedicada al arte y en este caso a la música, es tener un estilo propio y no cabe duda que Dee Dee lo tiene. He mencionado este disco, además de por ser el último que hasta ahora ha grabado, porque casi todos los temas que lo componen nos los ofreció Dee Dee en el concierto de Madrid. Faltó el ya mencionado Take My Hand, Precious Lord y uno que popularizó Elvis Presley, aunque hiciera una breve imitación de él. Creo que todos los demás temas estuvieron presentes en el concierto. Dee Dee es brutal (en el buen sentido de la palabra) en el directo, donde contagia su energía y su alegría al público y lo hace partícipe con sus extendidas explicaciones sobre los temas que está interpretando o sobre lo que se le ocurre en cada momento. También hay algo de su vocación teatral en sus actuaciones que hace que aún se disfrute más de ellas.
Dee Dee Bridgewater en dos momentos del concierto (Madrid, 14 nov 2017)
Comenzó el concierto con Giving Up, de Van McCoy, hizo un repaso por todo el disco, me parece que su versión de Yes, I'm Ready es genial además de que es un tema precioso, y lo finalizó con The Thrill Is Gone, que ya he mencionado antes pero del que me quedaba algo por decir. Y es que es cierto que la versión de B.B. King es difícil de superar, pero en el directo, que no en el disco, Dee Dee se crece en este tema, lo hace suyo, lo interpreta de maravilla y consigue que todo el aforo del recinto (en este caso los 682 espectadores que caben en la sala Guirau del Fernán Gómez, que estaba llena) se levanten de sus asientos para corear y bailar este bellísimo blues. Y ahí finalizaba el concierto, con un público absolutamente entusiasmado por lo que había visto y escuchado y que no paraba de aplaudir, así que salieron de nuevo para ofrecernos la propina que faltaba, que fue Try a Little Tenderness (también en el disco) y es que el soul de Otis Redding aún no había estado presente en el concierto.
Dee Dee Bridgewater & The Memphis Soulphony (Madrid, 14 nov 2017)
Para finalizar este post es justo resaltar la enorme categoría y la excelencia de los músicos (seis instrumentistas y dos vocalistas) que componen The Memphis Soulphony, que acompaña a la reina del blues, soul y gospel que es Dee Dee Bridgewater en esta gira que está llevando a cabo por varios países para presentar este nuevo espectáculo. Porque espectacular es su actuación. Varios vídeos de Dee Dee Bridgewater circulan por Internet, aquí sólo algunas fotos del maravilloso concierto al que asistí.
Dee Dee Bridgewater & The Memphis Soulphony (Madrid, 14 nov 2017)
Natalia Dicenta, actriz y cantante
O cantante y actriz, porque es difícil saber qué fue primero si queremos escribirlo en el orden cronológico en que aparecieron sus aficiones. Pero es igual, porque tan bien hace lo uno como lo otro. El caso es que Natalia Dicenta ha nacido, crecido y vivido en un ambiente impregnado de arte y en una familia en la que se vivía con pasión cualquier manifestación artística. Arte es Vida, Vida es Arte, decía Wolf Vostell. Hija y nieta de actores, es cierto que profesionalmente Natalia empezó como actriz (en 1974 cuando aún era una niña) mucho antes que como cantante (1998), pero quién sabe si en su primera infancia ya su voz no era pura melodía. Así que se lo pregunto a ella (muchas gracias Natalia por atenderme tan amablemente) y me dice que así es, pero que en su casa siempre se estaba escuchando música. Ya sus abuelos maternos, Lola y Eugenio, la entretenían con canciones, ella zarzuela y él tangos, que Natalia hacía suyas con su buen oído musical. Después descubrió los muchos discos que tenían sus padres, bastantes de ellos de jazz, y comenzó su afición por esta música. Así que podemos concluir que ambas vocaciones o aficiones comenzaron en su infancia. Pero como lo que aquí interesa es hablar de jazz, pasaré de puntillas por toda su maravillosa carrera como actriz, sus trabajos en programas de televisión y los numerosos premios conseguidos en el terreno de la interpretación para centrarme en su faceta de cantante.
No son muchas las carreras similares a la de Natalia, en la que su lado de cantante tiene ahora tanto peso como el de actriz. Sí que ha habido grandes vocalistas de jazz que han protagonizado películas u obras de teatro, pero en la mayoría de los casos como reclamo de las mismas dada la categoría de aquellas y la fama alcanzada en el mundo de la música. No voy a nombrarlas aquí, pero sí diré que la mayoría de las grandes divas del jazz han aparecido en alguna película. El caso de Natalia es distinto, porque creció como actriz de teatro y cine, también la hemos visto en televisión, presentando el programa Lo tuyo es puro teatro, con su aparición en algunos capítulos de La Mandrágora, ambos programas dedicados al teatro, y participando en varios capítulos de diferentes series. Y fue más tarde, en 1998, cuando le propusieron realizar una serie de conciertos en el Café Central de Madrid -dos semanas completas- en los que estuvo acompañada por el pianista Vicente Borland, que ya había trabajado con ella en Lo tuyo es puro teatro. Desde aquel debut como cantante, Natalia Dicenta ha participado en varios festivales de jazz y actuado en los clubs españoles más importantes. Yo la vi por primera vez en directo en la sala Clamores de Madrid, en noviembre de 2011, con José Manuel Villacañas, Reinier Elizalde "Negrón" y Antonio Calero. Pero Natalia no se prodiga mucho en los clubs de jazz, quizá en parte porque su faceta de actriz ocupa mucho de su tiempo. Un ejemplo de esto es su trabajo en el musical Al final del arco iris, que entre preparación, ensayos y representaciones estuvo más de tres años dedicada casi en exclusividad a él. Este musical, centrado en la vida de la actriz y cantante Judy Garland, ha sido uno de los últimos éxitos de Natalia Dicenta haciendo el doble papel de actriz y cantante.
Pero volvamos a la cantante de jazz. Natalia tiene una voz muy clara y una perfecta dicción tanto en castellano como en inglés. Le gusta interpretar los temas más clásicos de entre los estándares de jazz y a la vez mezclar diferentes estilos (blues, swing, latin, ...) a los que incorpora su particular y personal interpretación y con 12 de esos temas Natalia ha confeccionado su primer disco, Colours. Un disco producido por la propia Natalia y Vicente Borland, muy variado y agradable de escuchar, que incluye no solo temas de jazz y que Natalia ha grabado con un plantel de excelentes músicos y en el que ha querido "plasmar todos sus cariños". Es comprensible que no muestre preferencia por alguno de los temas del disco frente al resto, los ha elegido y grabado todos con una enorme ilusión, y así contesta a una pregunta mía, pero me cuenta que hay uno que incorporó al final, cuando ya estaba casi cerrado y acordado el contenido del disco, que quiso incluir porque le parece un tema de una belleza musical inmensa. Se trata de Just For A Thrill, un precioso blues compuesto por Lillian Hardin (excelente pianista y compositora y que fue la segunda esposa de Louis Armstrong) y Don Raye y que popularizaron la propia Lillian, Ray Charles y Aretha Franklin entre otros. Mientras compráis y escucháis el disco y vais a ver a Natalia en directo (recomendado para quienes no lo hayan hecho aún), podéis oír esta bonita balada, interpretada por Natalia, pinchando en este enlace. Siguiendo con Colours, me pareció muy arriesgado el arreglo que ha hecho Vicente Borland para un tema tan versionado como Summertime, pero la verdad es que el resultado es muy bueno y Natalia hace una estupenda y muy personal versión de este tema.
Contraportada y portada del disco Colours
Natalia admira a todas las grandes divas del jazz, especialmente a Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Carmen McRae y de las actuales considera que Dee Dee Bridgewater es un auténtico prodigio, sobre todo en sus actuaciones en directo, en las que transmite toda su energía. Y ahora me interesa resaltar las características de Natalia como intérprete en directo (en un artículo anterior dije que ya no iba a insistir más en la importancia del directo, no interpretéis esta frase como un incumplimiento de mi palabra). En sus conciertos se hace muy presente su "otra" profesión/vocación, la de actriz, porque Natalia no sólo canta, y lo hace muy bien, sino que interpreta las canciones. Natalia disfruta en el escenario, en directo, donde puede transmitir sus emociones y donde canta y cuenta cada una de las historias de los temas que interpreta. Además, como por deformación (o formación) profesional (y en su condición de mujer) le gusta hablar, entretiene sus conciertos introduciendo algunas disertaciones, bien para explicarnos de qué va el siguiente tema o el precedente o para contar alguna anécdota que tenga relación con lo que estamos viendo y escuchando. Desde luego tablas no le faltan.
Pese a que, como ya he dicho, sus directos son menos frecuentes de lo que algunos desearíamos, me propuse ver de nuevo una actuación suya antes de escribir este post sobre ella, lo que pude hacer realidad el pasado día 6 de octubre en Café Central de Madrid, local que ya ha aparecido en más de una ocasión en esta serie de artículos y uno de los que mejor programación de jazz tiene de entre los que existen en Madrid. Ya son 35 los años (abrió en el verano de 1982) que Café Central nos ofrece la oportunidad de escuchar un buen jazz en directo. Además, fue en esta sala donde inició sus actuaciones musicales. Los músicos que acompañaron a Natalia en estos tres conciertos en Café Central (6, 7 y 8 de octubre) fueron José Manuel Villacañas (piano), Richie Ferrer (contrabajo) y Antonio Calero (batería), tres excelentes músicos a los que he visto innumerables veces.
En esta ocasión, Natalia no incluyó en su repertorio demasiados temas de Colours, sólo tres (La gloria eres tú, For once in my life y Summertime), pero sí varios de los estándares de jazz que a ella le gustan y que el público sigue solicitando ¿quizá pensando en un segundo disco? parece que está en ello. No fue tan parlanchina como en alguna otra ocasión que la he visto, pero sí hubo de todo, muy variado, como suelen ser sus conciertos. No podían faltar los temas de los hermanos Gershwin, Vernon Duke, Kurt Weill, Jerome Kern, Duke Ellington, Miles Davis, McCoy Tyner, Harold Arlen, alguno propio de J.M. Villacañas y un par de boleros, que siempre incluye algunos y el público le solicita. No tiene descartado grabar un disco exclusivo de boleros, que así se lo han propuesto.
Natalia Dicenta en Café Central, Madrid, 6 octubre 2017
El concierto comenzó con los tres músicos en el escenario, sin Natalia, interpretando un tema del maestro Villacañas. Luego apareció Natalia (vestida de blanco, que eran días para ello) para iniciar su actuación con una preciosa balada de Vernon Duke, I can't get started, a la que siguió el muy versionado Speak low, de Kurt Weill, me gusta mucho ese tema que he escuchado por numerosos intérpretes. Y llegó, para mí, una de las mejores interpretaciones de la noche con la que Natalia demostró su fuerza en el directo y el punto de inflexión a partir del cual el concierto tomó una trayectoria ascendente, con una mayor interacción entre músicos y público; se trata de Devil May Care, que no es un tema tan conocido como otros de los que escuchamos esa noche, pero del que Natalia hizo una estupenda versión que nos encandiló a todos. Antes de finalizar la primera parte del concierto nos introdujo en los musicales de Broadway y en el cine con I want to be with you y Pick yourself up, y nos contó la historia de la escena de la película Swing time en la que Fred Astaire y Ginger Rogers interpretan esta canción.
Natalia Dicenta con José Manuel Villacañas trío en Café Central, 6 octubre 2017
La segunda parte se inició como la primera, con Villacañas, Ferrer y Calero interpretando un tema compuesto por el primero. Llegaron los boleros La gloria eres tú, de José Antonio Méndez y que cierra su disco, y Como fue, una composición del cubano Ernesto Duarte. Y volvió al jazz más puro con Seven Steps to Heaven, de Victor Feldman y Miles Davis, para seguir con McCoy Tyner y You taught my heart to sing; su primer tema del disco Colours, For once in my life y Sophisticated Lady, de Ellington. Para despedirse, su personalísima versión de Summertime, que el público disfrutó y aplaudió sobremanera. Me da a mí que este tema va a convertirse en un fijo en su repertorio. Pero claro, en estos conciertos y cuando los asistentes están entregados, siempre se hace necesaria, se solicita y se concede una propina, que en este caso no podía ser otra que Over the rainbow, de Harold Arlen, que Natalia ha llevado por todos los escenarios españoles durante varios años con el musical Al final del Arco Iris.
Su entrega fue total en las más de dos horas que duró el concierto, pese a que la temperatura de la sala era bastante elevada en esta prolongación del verano madrileño. En situaciones como esta siempre queda el recurso al abanico y se vieron muchos intentando mover el aire. Creo que Natalia Dicenta está entre las mejores vocalistas españolas (y mira que las hay buenas), a la que nos gustaría ver con más frecuencia en los escenarios. El concierto que nos ofreció en Café Central llega tras ocho años de ausencia de Natalia de esta sala, referente del jazz en Madrid y en la que se inició como cantante. No sé si me equivoco mucho si digo que desde la presentación que hizo de su disco en el Teatro Bellas Artes de Madrid, en noviembre de 2013, son contadas las ocasiones en que se ha podido ver a Natalia en directo, quizá la última fuera la del concierto homenaje a Cifu de este verano en Elciego. Esperemos que entre grabaciones, interpretaciones teatrales, programas de televisión y otras ocupaciones, todavía le quede tiempo para que podamos ir a verla cantar. Que iremos.