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Jazz actual

Jazz actual (63)

Miércoles 22 de Mayo de 2024 21:13

Jacky Terrasson

por Leopoldo Simó

 

23/05/2024

Jacky Terrasson

 

Si Estados Unidos es el país del jazz y Francia fue la puerta de entrada del jazz en Europa, qué mejor que hablar de un músico franco-estadounidense como representación de una música que ha llegado a todos los rincones de este planeta. Y ese músico del que va este post es Jacky Terrasson, un magnífico pianista y compositor, que, curiosamente, no nació en ninguno de esos dos países.

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Jacky Terrasson (fotografía © de Alexandre Lacombe)

Así es, Jacky Terrason nació en Berlín, hijo de madre estadounidense y padre francés. Pasó su infancia, adolescencia y primera juventud en Paris, ciudad en la que empezó a estudiar piano cuando tenía cinco años. Seguramente, el hecho de que sus padres también lo tocaran, aunque no de manera profesional, tuvo influencia en esa decisión. El ambiente familiar hace mucho. Ya antes de finalizar sus estudios de piano clásico empezó a interesarse por el jazz y cuando los finalizó ya estaba suficientemente metido en los ambientes de jazz de Paris como para haber conocido a varios músicos de jazz, entre ellos Francis Paudras que le habló de la posibilidad de estudiar en el Berklee College of Music de Boston. Consiguió que le dieran una beca y allí se fue en 1985, poco antes de cumplir los veinte años, donde empezó a tocar en algunos clubs de la ciudad.

En 1993 ganó el concurso del Thelonious Monk Institute of Jazz International Piano Competition, un premio de un enorme prestigio internacional y un hecho que cambió por completo su vida y su caché como pianista. Empezaron a llegarle más contratos y ofertas de conciertos, emprendió una gira internacional con la cantante Betty Carter y grabó sus primeros discos con el sello Blue Note. A partir de ahí, es uno de los pianistas más solicitados en los festivales, salas de conciertos y clubs de jazz del mundo entero, aunque siguen siendo Estados Unidos y Francia los países en los que más actúa. Dos países cuyas músicas han marcado la trayectoria de Jacky Terrasson.

Previamente a su contrato con Blue Note, Jacky Terrasson ya había grabado tres discos con otros sellos discográficos entre 1991 y 1993. Son en total dieciocho los discos que ha grabado, en solitario o como líder de su grupo, principalmente trio. Hace poco más de un mes (este artículo está fechado el 23 de mayo de 2024) salió al mercado el disco que hace el número diecinueve, Moving On, un disco grabado en dos ciudades, en los Recall Studios de Pompignan -donde ya ha grabado algunos de sus otros discos- y en GSI Studios de Nueva York, con contrabajo y batería distintos en sendas grabaciones, con músicos invitados, entre ellos dos excelentes vocalistas para dos temas (escuchad esas voces y ese poema, est-ce que tu me suis?), y editado con su propia discográfica, Earth Sounds, que creó en 2023. Disco que está presentando en su gira actual.

Admirador de Bud Powell, quizá desde su encuentro con Francis Paudras (autor de La danza de los infieles, sobre la vida de Bud Powell), Jacky Terrasson ha sabido crear su propio estilo, que le ha convertido en uno de los pianistas más originales del jazz actual. Esa originalidad también la podemos observar en la variedad de sus composiciones y arreglos, sus diecinueve discos son un claro ejemplo de ello. Sus composiciones son enormemente variadas y los arreglos que hace de temas de otros compositores van desde un exquisito respeto a la melodía original hasta una libertad absoluta en ellos. Ejemplos del primer caso podemos verlos en La Vie en Rose, Sous le Ciel de Paris o incluso en la Marseillaise (y más); un claro ejemplo del segundo caso son Jeux Interdits, del español Narciso Yepes o Take Five (y también hay más). Quizá más que de arreglos podríamos hablar de recreación o recomposición de estándares de jazz.

En 2003, junto al flautista Emmanuel Pahud grabó el disco Into the Blue con arreglos de composiciones de música clásica y más tarde, a partir de 2010 con Push, comenzó a grabar los discos en los que hay un mayor número de composiciones suyas y que lo consagraron definitivamente como uno de los grandes pianistas del jazz actual. Tras Push llegó en 2012 el que, en mi opinión, es uno de sus mejores álbumes, Gouache, donde contó por primera vez con la participación de Cécile McLorin Salvant en un par de temas. Cécile McLorin y Jacky Terrasson han colaborado en varias ocasiones. Tres discos más, Take This, Mother y 53 y llegamos al que he mencionado antes, Moving On, un disco que ha publicado tras más de cuatro años de silencio discográfico.

Quien busque en la música de Jacky Terrasson un jazz tradicional no lo encontrará. Y este disco no podía ser una excepción. Alguien me dijo que su música es inclasificable. Su creatividad inagotable y su constante renovación le lleva a experimentaciones que pueden suponer un riesgo en otros músicos, pero que Terrasson las acomete con la seguridad de su experiencia. Así es como comienza este disco, atreviéndose a fusionar el Estudio nº 6 de Chopin con la canción de mayor éxito de la compositora mexicana Consuelo Velázquez, Bésame mucho (bueno, tampoco es el primer músico contemporáneo que se inspira en Chopin o utiliza su música). A partir de ahí, el disco, con 15 temas, de los que 8 son composiciones de Terrasson y el resto arreglos de estándares, es una nueva demostración de la originalidad e improvisación que caracteriza a este excelente y rompedor pianista. Un disco con una enorme variedad en los temas, que van desde la serenidad que encontramos en Love Light o Enfin (con armónica incluida) al ritmo trepidante de Moving On o AF006.

Jacky Terrasson ha actuado en conciertos con diferentes formatos de grupo, incluso a piano solo, pero seguro que el más utilizado ha sido el trio (piano, contrabajo y batería); un formato utilizado por muchos grandes pianistas de jazz. Quizá el más recordado sea el que formaron Bill Evans, Scott LaFaro, y Paul Motian. Creo que la prematura muerte de LaFaro nos privó de mucho bueno. Ahora, el trio es el formato que más utiliza Terrasson en sus conciertos. Son varios contrabajistas y bateristas los que han acompañado a Terrasson y en la gira que está haciendo en 2024 por países europeos son Sylvain Romano y Lukmil Perez quienes le acompañan, que fueron con los que grabó la parte del disco en Francia. Esta gira europea incluía dos ciudades españolas, Madrid y Logroño, y a la Sala Villanos de Madrid fui a ver y escuchar al trio el 21 de mayo.

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Jacky Terrasson Trio (Madrid, 21 mayo 2024)

Quiso Jacky Terrasson empezar el concierto con suavidad, que nos sintiéramos envueltos en su música más serena y para eso eligió Love Light, un precioso tema que cumple esta función en su último disco, para pasar a continuación a esa recomposición que ha hecho de Bésame Mucho. No incluyó en el concierto los dos temas vocales del disco; lógico, porque allí no estaban ni Camille Bertault ni Kareen Guiock Thuram, que son las vocalistas que los interpretan, pero sí la innovadora versión que ha realizado de I Will Wait for You (los paraguas de Cherbourg se abren para el jazz). Y hasta el escenario de la Sala Villanos llegó el pájaro de Borneo para que nos deleitáramos con este sugerente tema, Edit (piaf). Ya finalizando el concierto el trío interpretó el tema que da título al disco más una propina.

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Jacky Terrasson (Madrid, 21 mayo 2024)

Pero aún no pudo irse, porque gran parte del público puesto en pie le pidió una de sus favoritas, Alma, que está incluida en su anterior disco, 53, y Terrasson, ya solo, sin sus acompañantes, tocó algunos compases de este tema. A quien me dijo que su música es inclasificable (Marisa) no puedo sino darle la razón. Sus dos nacionalidades, sus dos países de residencia con sus respectivas músicas han conformado la mezcla de todas las influencias que han constituido su música desde sus primeros años. Jacky Terrasson es otro músico que merece la pena ver en directo (bueno, como a todos los grandes).

 

 

Sábado 10 de Febrero de 2024 13:03

María Toro

por Leopoldo Simó

 

10/02/2024

María Toro

 

No son muchos los músicos españoles de jazz reconocidos internacionalmente, pero, en mi opinión, hay muy buenos intérpretes de jazz, tanto instrumentistas como vocalistas y también compositores. De los 61 artículos que van publicados en este blog, son 22 los dedicados a músicos españoles. Ahora añado a esta lista un nombre más, el de una flautista y compositora que lleva tiempo triunfando no sólo en España, sino también en varios países. María Toro.

María Toro (fotografía de Lola García Garrido)

Contacté con María Toro tras uno de sus conciertos para proponerle vernos un día y hablar de su trayectoria musical y ante alguna dificultad para hacerlo en persona lo hicimos mediante una conversación telefónica. Agradezco a María su disponibilidad.

María Toro, compositora, flautista y pandeireteira, nació en A Coruña, y ya de niña se interesó por la música y participó en algunas actividades musicales relacionadas principalmente con la música popular gallega. Cuando tenía ocho años insistió a sus padres hasta convencerles de que le compraran una flauta travesera, su primera flauta y su amiga inseparable desde entonces. En A Coruña empezó a estudiar música en el Conservatorio Superior de Música, obteniendo el Título Superior en la especialidad de Interpretación. Simultaneó sus estudios con actuaciones en un grupo de rock progresivo, Amoeba Split, grupo que aún permanece y que actualmente se identifica con un estilo jazz-rock.

Al terminar su formación de clásica decidió investigar otros caminos musicales. Ya había descubierto el blues y el rock de Ian Anderson (Jethro Tull) y a algunos músicos de jazz, entre los que se encontraban referentes del flamenco jazz como Chano Domínguez y Jorge Pardo, este último uno de los mejores flautistas y saxofonistas europeos. Consiguió una beca para estudiar en la Escuela de Música Creativa de Madrid y se trasladó a esta ciudad en 2005 para seguir su formación, iniciando estudios de jazz al mismo tiempo que se interesaba por el flamenco. Desde entonces, el jazz, el flamenco y la música popular han sido las constantes que han marcado su trayectoria musical. Me cuenta que no existen antecedentes familiares suyos dedicados a la música, salvo un tío abuelo, Luis el Toro, natural de El Puerto de Santa María, cantaor de flamenco. Quién sabe si no le viene por ahí su cuota de este estilo.

En Madrid comenzó a integrarse en los ambientes musicales, sobre todo flamenco, llegando a realizar algunas actuaciones a través de la Escuela Amor de Dios, hasta que contactaron con ella de una compañía suiza, Flamencos en Route, con quienes colaboró en varias composiciones y actuaciones. Todo esto mantuvo a María Toro seis años en Madrid, con esporádicas estancias en Suiza, hasta que en 2011 decidió irse a Nueva York y allí tocó con muchos de los músicos más importantes en algunos de los clubs de Manhattan. Fue una etapa que le supuso a María Toro un gran enriquecimiento musical. Bueno, para quien se dedique al jazz o le guste y lo disfrute no está nada mal pasar una temporada en Nueva York. Es una ciudad que puede ser tan hostil como acogedora y a la que artísticamente hay muy pocas que se le puedan comparar y menos aún para escuchar buen jazz. De Nueva York dio el salto a Rio de Janeiro en 2013, ciudad en la que permaneció cinco años y donde descubrió una música nueva que no tenía mucho que ver con lo anterior. En Brasil vivió unas experiencias personales y musicales de mucha intensidad. En 2018 regresó a Madrid donde aún reside cuando sus giras se lo permiten.

María Toro tiene publicados tres discos y en este año 2024 tiene previsto grabar y lanzar un cuarto álbum. Autoproduce y autofinancia sus discos, aunque luego haya una discográfica, Jazz Activist, que los incluye y promociona dentro de su sello. A contraluz fue su primer trabajo discográfico, grabado en Nueva York en 2012 y lanzado en 2014. Contiene siete temas compuestos por María. A Nueva York llegó tras su paso por Madrid y Suiza, cuando ya el flamenco formaba parte de su música y en ese disco se percibe cómo fusiona los ritmos flamencos con el sonido neoyorquino. Recordemos una vez más aquello que parece que dijo Miles Davis: “El flamenco es como nuestro blues”.

En 2017, ya en Rio, grabó su segundo disco, Araras, con nueve temas, de los que ocho son composiciones suyas y el último, Chacareando, un regalo del bajista brasileño Itiberê Zwarg. En este disco participaron varios músicos, entre ellos Hermeto Pascoal, una de las personas más importantes de la música popular brasileña. Trabajar con Hermeto fue para María Toro una experiencia inolvidable. En los cinco años que María estuvo en Brasil descubrió un estilo de música diferente del que había estado escuchando en Nueva York. Una música llena de color y naturaleza que le aportó una nueva visión al mismo tiempo que ella incorporó a esta música su propio estilo. Una simbiosis de la que se siente especialmente satisfecha.

A su regreso a Madrid grabó su tercer disco, Fume, en 2020, con diez composiciones y arreglos suyos. Aprovechando aquella época triste del confinamiento en que no se podía salir se dedicó a componer y lo grabó ya con quienes formarán parte desde entonces de su grupo habitual, David Sancho (piano), Toño Miguel (contrabajo) y Andrés Litwin (batería), más la colaboración en algunos temas de Chano Domínguez, Miron Rafaelovich y Shayan Fathi. Si en el primer disco es el flamenco y Nueva York los que protagonizan los temas y en Araras es la música brasileña su inspiración, en Fume vuelve a su Galicia natal para rendirle homenaje. Pero no es sólo su tierra gallega la que está presente en este disco, porque María Toro va incorporando sus vivencias musicales en cada uno de sus discos. Así que aquí está todo, desde el flamenco hasta Galicia y su música popular (como A Costureira), pasando por Nueva York y Brasil. Una muestra más de la universalidad de la música, tal como la entiende María Toro. Y es que la música de María Toro tiene influencias de muchos estilos.

Llevaba yo algún tiempo detrás de ver a María Toro en directo, pero entre sus giras internacionales -en el último trimestre de 2023 ha estado de gira por países de Europa, Latinoamérica y África- y algún despiste mío, aún no se había presentado la ocasión. Fue Mónica, amiga de María y mía (casualidades de la vida), quien me envió un mensaje en el que se anunciaban dos conciertos próximos en Madrid y decidí ir al primero de ellos que se celebró en el Centro Cultural Juan Genovés del distrito de Aravaca. Hay que estar atentos a la programación de los centros culturales, en algunos de ellos he asistido a conciertos realmente interesantes.

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María Toro Quartet (Madrid, 21 enero 2024)

El concierto se basó principalmente en las composiciones de su último proyecto, Unlimited, cuyo disco aún está pendiente de grabar, con la inclusión de algún tema más del folclore gallego, como fue la interpretación de A Rianxeira. Un concierto en el que además de la flauta, vimos a María Toro tocar la pandereta y cantar. El cúmulo de experiencias que incorpora María Toro en cada uno de sus discos o actuaciones hace de esta artista gallega una de las más interesantes del actual panorama jazzístico español.

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María Toro (Madrid, 21 enero 2024)

Su proyecto más inmediato es el de grabar su próximo disco, Unlimited, cuyo single, que me parece muy bueno, ya presentó en 2023 y puede escucharse en algunas de las plataformas actuales que ofrecen música. Pero no es su único proyecto, María ya tiene en mente la preparación de otro disco en el que el folclore gallego tendrá un protagonismo especial. Su regreso a España le ha supuesto un reencuentro con el folclore y María está interesada en trabajar la música popular. Si a eso añadimos sus conciertos y giras, estará María Toro enfrascada en varios asuntos que la tendrán ocupada una buena temporada. Estaremos expectantes ante todo ello. Mientras tanto, espero poder verla pronto de nuevo en algún escenario, que, a mí, ante todo, es el directo lo que más me gusta e interesa.

 

Viernes 03 de Noviembre de 2023 23:23

Ariel Brínguez

por Leopoldo Simó

 

4/11/2023

Ariel Brínguez

 

Ya he dicho en alguna otra ocasión que el binomio Cuba y música es inseparable. Cuba ha exportado su música al resto del planeta y un buen número de músicos de esa isla caribeña están repartidos por medio mundo. Cuba también tuvo una importancia capital en el nacimiento del jazz latino y sigue teniendo mucho que decir y ofrecer sobre este género, pero no voy a incidir en ello, que ya hay mucho escrito al respecto y, además, no es el objeto de este artículo. De entre los músicos actuales cubanos repartidos por el mundo son muchos los que han elegido España para vivir y bastantes los que residen habitualmente en Madrid y sobre uno de ellos, Ariel Brínguez, va este artículo. No es la primera vez que aparece su nombre en este blog sobre jazz actual, pero ya tenía ganas de hablar más extensamente sobre él, porque lo considero uno de los mejores saxofonistas que hay en España, sobre todo cuando entre sus manos tiene el saxo tenor, aunque también toca el alto y el soprano. Tuve la oportunidad de hablar con Ariel -a quien agradezco su amabilidad, como también la de su mánager, Nuria Becerra- para contrastar algunas informaciones y datos, de manera que no escribiera algo que fuera erróneo.

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Ariel Brínguez (fotografía de Edu Alonso)

Ariel Brínguez nació en Santa Clara y es nieto de un saxofonista muy querido allí, Juan José Brínguez Ochoa, quien fue director del grupo Los Fakires (algo comenté sobre Juan José Brínguez y Los Fakires en el artículo que escribí sobre Ángela Cervantes en este mismo blog), y tuvo una clara influencia en la afición de Ariel por la música. Juan José Brínguez falleció en marzo de este año 2023. También los padres de Ariel y varios de sus tíos estudiaron piano u otros instrumentos; ya un bisabuelo suyo, José María Ochoa, fue un afamado músico cubano, así que su afición musical no sólo le viene por su origen cubano, sino también por su entorno familiar. Y es que en Cuba aparecen músicos hasta debajo de las piedras. Ariel Brínguez estudió música primero en Santa Clara y a los 13 años ingresó en la Escuela Nacional de Arte de La Habana para obtener el Nivel Medio de música y después en la Universidad de las Artes de La Habana y allí, en La Habana y una vez obtenido el Grado Superior de música, se incorporó a la orquesta de Orlando Valle “Maraca”, con la que realizó varias giras por Estados Unidos y Europa. Más tarde llegó su participación en el grupo Irakere que había creado Chucho Valdés, con quien actuó en Cuba y República Dominicana, y sus colaboraciones en la banda de David Murray como saxo tenor.

En la Universidad de La Habana conoció a una alicantina que le hizo tanto tilín (en su acepción castellana, no cubana) que acabó en boda y en su llegada a España a finales de 2007. Luego vino el desamor, pero Ariel ya decidió establecerse definitivamente en Madrid. En Madrid contactó con otros músicos cubanos, españoles y de otras nacionalidades y tuvo la oportunidad de unirse a la big band de Bob Sands con quien tocó en varios conciertos. En 2011 la pianista Marta Sánchez, con quien ya había tocado en diferentes ocasiones, le ofreció unirse a su grupo para grabar su segundo álbum, La Espiral Amarilla, añadiendo así un saxo a lo que en su anterior y primer disco había sido un trio (piano, bajo y batería). Marta Sánchez y Román Filiú, otro gran saxofonista cubano y habitual en los grupos de Marta Sánchez, fueron dos de los músicos con los que solía actuar Ariel en sus comienzos en España.

Ariel Brínguez tiene editados cinco discos, el primero Raíces en Colores, todavía en su etapa cubana y con el que obtuvo un premio, al que siguieron Nostalgia Cubana (2016), Experience (2017) y Conjuros (2022) y en febrero de 2023 una nueva versión de Nostalgia Cubana con sólo cinco temas y grabado en directo en NDR Kultur Hamburg. Está en posesión de dos Grammy por sus colaboraciones con Alejandro Sanz en el álbum El tren de los momentos (2008) y con Chucho Valdés y su álbum Tribute to Irakere: Live in Marciac. (2017). También participó en el disco Voyager con el que su amigo y pianista Iván “Melón” Lewis obtuvo el Grammy al mejor álbum de jazz latino en 2021.

Los dos proyectos que Ariel Brínguez mantiene más vivos en la actualidad (escribo esto en octubre de 2023) son Nostalgia Cubana y Experience. Con el primero, Ariel nos transporta al universo de la música cubana más tradicional, con reflexiones sobre Cuba desde España y temas de grandes compositores cubanos (Virgilio Martí, Miguel Matamoros, Rafael López, Rolando Vergara, Leo Brouwer y otros) con arreglos y adaptaciones del propio Ariel. En Experience, Ariel quiere homenajear a varios de los músicos que han protagonizado la historia musical del siglo XX y ha compuesto ocho temas dedicados a algunos de ellos. Allí están Ravi Shankar, Beatles, Camarón, Bob Marley, Michael Jackson, Lázaro Ros, Jimi Hendrix y Stevie Wonder, todos ellos en la memoria de Ariel, que sin ningún tipo de prejuicio o complejo los convierte en protagonistas de un jazz contemporáneo. Cierra este disco un precioso tema, Tierra, con Ariel y el contrabajista Reinier Elizarde a dúo. Añadamos a estos dos proyectos Latidos, un encargo del Festival Internacional de Arte Sacro (FIAS), que se estrenó en el festival de marzo de 2023.

Ahora, la Nostalgia Cubana de Ariel Brínguez está recorriendo los escenarios de media Europa, inundándola de ritmos caribeños en clave de jazz. Decía Gabriel García Márquez que “El Caribe no es un área geográfica, sino cultural” y músicos como Ariel están extendiendo esa cultura por el mundo. Pero no nos confundamos restringiendo la música de Ariel Brínguez exclusivamente a la más representativa de su país natal o al jazz latino, porque Brínguez es un músico universal y su eclecticismo musical le ha llevado a interpretar todo tipo de composiciones de jazz, desde las más clásicas a las más contemporáneas y a las suyas propias. Y no sólo de compositores de jazz, porque con su proyecto Jazz about Bach nos propone, de nuevo sin prejuicios ni complejos, que escuchemos la música del genio alemán desde otra perspectiva.

He asistido a conciertos de Ariel Brínguez en varias ocasiones. Creo recordar que la primera vez que lo vi fue en el Teatro de la Abadía de Madrid (¿2014?) con Pablo Martín Caminero (otro grande) y este año 2023, que la programación del Festival de Jazz de Madrid es muy atractiva, no quise perderme su concierto como líder de un buen plantel de músicos. Así que fui a verlos a la Sala Villanos, una sala que acaba de abrir sus puertas, las mismas que cerró en 2022 la mítica Sala Caracol. Un concierto en el que a los saxos tenor y soprano de Ariel se unieron Pablo Gutiérrez (piano), Javier Sánchez (guitarra), Darío Guibert (contrabajo) y Fede Marini (batería) para tocar los cinco temas que componen su Nostalgia Cubana grabado en directo en el NDR Kultur Hamburg. Esos cinco temas más una medio sorpresa, porque por allí estaba Ángela Cervantes y Ariel la invitó -entre las interpretaciones de La Sitiera y Hermosa Habana- a que subiera al escenario para poner voz al grupo. Un concierto en el que Ariel volvió a demostrar que es uno de los mejores saxofonistas de la actualidad y un gran manejador del directo.

Ariel Brínguez (Madrid, 24 octubre 2023)

Dice Ariel que el jazz es sentimiento y tienes que saber trasmitirlo a quien lo escucha. Me parece importante y más en el directo. He asistido a conciertos en los que nadie pondría en duda la calidad de los músicos, pero en los que se echaba en falta esa transmisión de sentimientos de la que habla Ariel. No es su caso, porque su conexión e interacción con el público que lo escucha es otra de las virtudes de Ariel. Es la magia del directo, conseguir que la conexión entre artista y público funcione en ambos sentidos y Ariel nos lo demostró esa noche -hasta con algún toque de humor- en la que la Sala Villanos estaba repleta de un público totalmente entregado, que no paramos de aplaudir hasta lograr que, cuando ya se habían ido del escenario, volviera de nuevo el grupo para tocar un tema más (la propina), ya sí el último de la noche, que fue Un día de noviembre. Ariel no imita la interpretación y el sonido de saxofonistas insignes, a los que sin duda admira, sino que, aun buscando inspiración en ellos, ha conseguido tener su propio sonido.

El quinteto de Ariel Brínguez (Madrid, 24 octubre 2023)

Pese a sus numerosas actuaciones y giras no abandona su faceta de formador y continúa dando clases de saxofón en la Escuela Superior de Música Creativa de Madrid. Ariel Brínguez comparte mánager con Iván “Melón” Lewis y ambos son de los músicos cubanos residentes en España que más giras internacionales están realizando en estos últimos años. Además de sus actuaciones por España, ciudades de otros países como Francia, Alemania, Austria, Portugal o Bulgaria han podido disfrutar en los últimos meses de la música de Ariel Brínguez. Jazz isn't dead.

 

 

8/07/2023

Joshua Edelman y el Jazz Cultural Theatre de Bilbao

 

Uno de los grandes pianistas y compositores de jazz que en su faceta de formador ha contribuido de manera indiscutible a mantener viva la llama del bebop, Barry Harris, abrió en 1982 un centro de enseñanza e investigación de jazz en Nueva York, el Jazz Cultural Theatre. Treinta años más tarde, en 2012, un alumno de aquel centro fundó otro similar y con el mismo nombre en Bilbao, el Jazz Cultural Theatre. Hablo de Joshua Edelman, excelente músico nacido en Manhattan, donde vivió hasta los 25 años, y que desde 1980 reside en España; un primer año dando clases en Liria y luego en Valencia hasta su traslado a Madrid en 1986. Desde 2010 reside en Bilbao. Barry Harris falleció en diciembre de 2021, pocos días antes de que hubiera cumplido 92 años, pero la herencia musical que nos ha dejado es enorme y uno de los músicos que prolonga el legado de Harris es Joshua Edelman. Entre ambos se forjó una gran amistad que ha durado hasta que Harris nos dejó. Harris llegó a Madrid por primera vez en 1986 a impartir clases en los Seminarios Internacionales de Jazz del Taller de Músicos de Madrid y al mismo tiempo dar unos conciertos en Café Central. Desde entonces Joshua Edelman siempre lo acompañó en sus actuaciones en España.

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Barry Harris y Joshua Edelman (fotografía de Cristina Santolaria)

Sin que hubiera músicos entre sus antecedentes familiares, únicamente un tío abuelo un famoso letrista (Yip Harburg) y su madre pianista aficionada, Joshua Edelman comenzó a tomar clases de piano a los siete años en Nueva York. Sus padres no eran músicos, ambos eran arquitectos y amantes de cualquier manifestación artística, y ese ambiente familiar pudo influir para que Joshua Edelman abrazara otra de las ramas del arte como es la música. Pasó toda su infancia, adolescencia y primera juventud en Nueva York, una de las ciudades donde el jazz está más presente. Eran los años 50 y 60 del siglo pasado y en los clubs era frecuente ver a los mejores músicos de jazz de la época. Entre los músicos a los que se escuchaba regularmente en los locales de la ciudad estaban Thelonious Monk, Charles Mingus, Horace Silver, McCoy Tyner, Sonny Rollins, Freddie Hubbard, Herbie Hancock, Rahsaan Roland Kirk, Art Blakey y muchos más. En 1976 comenzó a tocar en bandas de jazz en Nueva York, pero todo esto lo detalla muy bien Joshua Edelman en su web (https://jazzculturalbilbao.com/joshua-edelman/), así que no voy a añadir más sobre su biografía centrada en aquellos años. Fue poco después de su llegada a España (1980), y más exactamente a Madrid (1986), cuando yo empecé a saber de él y de su obra.

Eran unos años en los que en España había una fuerte acción cultural y aunque el jazz no fuera la música más demandada (tampoco lo es ahora) existían varios locales en los que escuchar jazz. Cuando Edelman llegó a Madrid aún permanecía abierto el legendario Whisky Jazz Club, el Johnny era un auténtico centro de reunión de jazzeros, acababa de cerrar el Balboa Jazz, pero en esa década abrieron sus puertas algunas salas que aún hoy permanecen ofreciendo buen jazz, Clamores, Café Central, Café El Despertar. Desde su llegada a Madrid, Joshua Edelman se convirtió en habitual en las programaciones de esos clubs y de otros que abrieron más tarde.

Edelman es un pianista absolutamente comprometido con la formación de intérpretes y con el mantenimiento de ese estilo, bebop, que aprendió de sus maestros. Un estilo que se caracteriza principalmente por un fraseo rápido y corto, una mayor utilización de los solos instrumentales improvisando sobre la melodía principal y un mayor protagonismo de la sección rítmica. Ese es el estilo de jazz que nos ofrece Joshua Edelman, que simultanea la dirección de su Centro de Enseñanza, Investigación y Difusión del jazz, con actuaciones en directo y grabaciones de discos. Son diez los discos que ha grabado hasta el momento. El primero de ellos, Daylight, en 1995 y el último, My Greenwich Village Stories, en 2022. Discos que desde 2013 ha editado el sello discográfico que creó ese año Cristina Santolaria (su esposa, periodista y gestora cultural), Jazz Basque Country Productions. En los últimos años he visto a Joshua Edelman varias veces tocando en Madrid, en Bogui (ya desaparecido) y en Café Central y lo considero como uno de los grandes pianistas que hay en España y no hay duda de que el plantel actual es excelente.

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Joshua Edelman en Café Central, Madrid

Joshua Edelman no olvida las raíces populares del jazz y la vocación integradora de una música que nació y se ha extendido por el mundo para tender puentes y conectar personas, países y culturas, incorporando diversas tradiciones. Así lo entiende y con esa perspectiva ha desarrollado toda su carrera y así lo ha demostrado en varios de sus discos; Conexiones, Fusión de Almas, Calle del Rosario o Manhattan Bilbao Jazz-Zubia son un claro ejemplo del espíritu integrador del jazz como lo entiende Edelman. Conexión, ese es el término que utiliza Joshua Edelman para describir lo que representa el jazz para él y así lo ha puesto de manifiesto en sus muchas actuaciones con músicos latinos o colaborando en la promoción de grupos de folclore vasco, como ha hecho últimamente con el grupo de Xabi Arakama, con quienes ha tocado en el Summer Jazz Festival de Cracovia en los primeros días del mes de julio de este año 2023.

 

Jazz Cultural Theatre

En una de las ocasiones en que asistí a un concierto de Joshua Edelman hablé con él y le expuse mi interés en escribir sobre su música y el Jazz Cultural Theatre. Yo vivo en Madrid, Joshua en Bilbao y no es fácil coordinar agendas, pero al final, tras varias conversaciones, conseguimos fijar una fecha para vernos en Bilbao, aprovechando que yo iba a estar un par de días en el Festival de Jazz de Vitoria de este año 2023. Le agradezco la facilidad que me brindó para poder vernos.

En mi opinión, los centros de enseñanza musical para niños y adolescentes tienen un papel crucial en la formación de las personas. No se trata únicamente de aprender música o a tocar un instrumento, sino que la música forma parte de las humanidades, que en su sentido más amplio incluyen los estudios de arte. Ya escribí sobre la importancia que para mí tienen estos centros de formación en un artículo sobre la San Andreu Jazz Band que dirige Joan Chamorro. Ahora he visitado el Centro que fundaron en Bilbao Joshua Edelman y Cristina Santolaria y me reafirmo en la importancia que tienen esta clase de instituciones. Un lugar para la Enseñanza, la Investigación y la Difusión del Jazz, como ellos dos lo definen.

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Jazz Cultural Theatre de Bilbao

Pero en este centro los alumnos no son sólo niños y adolescentes, como en la SAJB, aunque sí lo sean la mayoría, sino que sus edades van desde los 5 años hasta algunos con más de 70. Actualmente el número de alumnos se aproxima a los 100, repartidos entre clases individuales y grupales y las diferentes disciplinas que imparte el centro: improvisación, combos, jazz vocal e instrumentos. En algunos casos, cursos enfocados a la preparación para las pruebas de acceso a la enseñanza superior de jazz. El Centro que dirigen Joshua Edelman y Cristina Santolaria difiere de las escuelas tradicionales de música; Joshua y Cristina han querido seguir la línea y el método de enseñanza que instauró Barry Harris en su centro neoyorquino y que continuó utilizando en toda su trayectoria como pedagogo de jazz. Un método basado en los fundamentos de la música, la creatividad, la improvisación y el trabajo en equipo.

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Joshua Edelman en el Jazz Cultural Theatre (fotografía cedida por J. E.)

Joshua Edelman ha dedicado toda su vida a la música, muy especialmente al jazz, y sin olvidar su Nueva York natal (no hay más que ver la foto anterior) está comprometido con la enseñanza, investigación y difusión del jazz desde Bilbao a todos los lugares donde él y su música alcancen.

 

 

Domingo 16 de Abril de 2023 21:24

Tigran Hamasyan

por Leopoldo Simó

 

16/04/2023

Tigran Hamasyan

 

Sabemos que los orígenes del jazz se remontan al último cuarto del siglo XIX en el Estado de Louisiana y su principal ciudad, Nueva Orleans. Poco más tarde, el jazz se extendió a todo Estados Unidos y desde allí al resto del planeta. Es evidente que ningún país puede disputarle a Estados Unidos la supremacía en esta música, pero sí que hay algunos, como Francia, Cuba o Brasil, que han aportado muchos granitos de arena al jazz. Otros países, con gran tradición de música popular, han recogido el jazz para integrarlo o fusionarlo con su música, como es el caso de España con el flamenco-jazz. Pero hoy voy a hablar de otro país y de uno de sus músicos de jazz más importantes. Armenia tiene una gran tradición musical y cuida mucho su música popular y, sin abandonar ésta, uno de los compositores y pianistas de ese país, Tigran Hamasyan, se ha convertido en un intérprete de un enorme prestigio internacional y uno de los más premiados y solicitados en el mundo del jazz.

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Tigran Hamasyan (Coutances, 2015)

Tigran Hamasyan nació en Gyumri, Armenia, en julio de 1987, en el seno de una familia con una gran afición a la música y a los tres años comenzó su primer contacto con el piano. Cuando tenía diez años su familia se trasladó a la capital, Erevan, y allí continuó sus estudios de piano con Vahagn Hayrapetyan, un afamado pianista armenio que había sido discípulo de Barry Harris. De esa manera se produjo el contacto de Tigran Hamasyan con el bebop y el arte de la improvisación. Tigran estudiaba piano clásico al mismo tiempo que escuchaba mucha música popular armenia y poco a poco fue considerando la posibilidad de fusionar la música de su país con estilos más cercanos al jazz y así comenzó una trayectoria que lo llevó a participar en los dos primeros festivales de jazz de Erevan, en 1998 y 2000 y más tarde a ganar el primer premio del concurso de piano solo en el festival de jazz de Montreux de 2003, cuando tenía tan solo 16 años. Fue en ese mismo año cuando sus padres decidieron trasladarse a Los Ángeles, ciudad en la que Tigran continuó su carrera musical. Siguió coleccionando premios, entre ellos el Thelonious Monk Piano Competition en 2006, seguramente el premio más codiciado por los pianistas jóvenes de jazz. Tras Los Ángeles llegaron unos años de estancia en Nueva York. Ahora, Armenia y Francia son los dos países en los que comparte su residencia (cuando no está moviéndose por el mundo).

Desde las raíces de la música popular armenia y fusionándola con el jazz, Tigran Hamasyan grabó sus primeros discos en 2007, (New Era), 2008 (World Passion) y 2009 (Red Hail), con composiciones suyas o arreglos de canciones del folclore armenio. Y desde ese primero de 2007 al que presentó en abril de 2022, StandArt, son 13 los álbumes que ha grabado Tigran Hamasyan, en los que se adivina que su faceta de compositor tiene tanto peso como la de intérprete. Álbumes grabados con distintos formatos de grupo e incluso a piano solo, como A Fable, uno de sus grandes discos. Para sus actuaciones en directo, Tigran Hamasyan suele utilizar el formato de trío, acompañándose de bajo y batería, un formato de grupo muy clásico en el jazz, y así lo vi yo por primera vez el 8 de julio de 2021 en Noches del Botánico en Madrid. Había escuchado algún disco suyo y me había hablado de su talento la gran crítica musical que es Mirian Arbalejo, pero aquel concierto me entusiasmó. Una noche fantástica aquella, porque a la actuación de hora y media de Tigran Hamasyan Trio siguió otro tanto de Cécile McLorin. Ese concierto demostró una vez más que en los grandes músicos el directo es siempre superior a cualquier grabación. La interpretación de Tigran Hamasyan fue todo un espectáculo, pero sobre todo hubo un tema, Into the Forest, que en directo me resultó de una enorme belleza. Un tema que está incluido en su disco They Say Nothing Stays The Same, publicado en 2019, que he escuchado en su disco numerosas veces, pero nunca como aquella noche.

Su último disco grabado hasta ahora, StandArt, difiere algo de los anteriores en los que los orígenes armenios de Tigran tenían una presencia capital. En este disco, salvo el tema de la pista 8, Invasion During an Operetta, compuesto por él, el resto son estándares de jazz de diferentes compositores, entre 1928 y 1953, con arreglos suyos y en el que a su trío habitual con Matt Brewer (bajo) y Justin Brown (batería) incorpora en un par de temas los saxos tenor de Mark Turner y Joshua Redman y en otros dos a Ambrose Akinmusire con la trompeta. Un repertorio de nueve temas, variado y muy bien escogido, en el que brilla el piano de Hamasyan, Turner está espléndido en el más melódico All The Tings You Are, un dueto entre piano y saxo, y Hamasyan y Redman ponen las líneas de bebop en el Big Foot de Charlie Parker. La trompeta de Akinmusire suena tenue en el suave tema I Should Care y en el siguiente, que es una suerte de improvisación de los cuatro. Cierra el disco Laura, una composición de 1944, tema musical de la película homónima, que aquí, más que un arreglo de Tigran Hamasyan, es una recomposición completa del tema. Otro gran disco de Tigran Hamasyan.

Desde aquella noche de julio de 2021 en que vi a Tigran Hamasyan, siempre he tenido la convicción de que no tardaría mucho en volver a verlo. Y ha sido hace algunas semanas, en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid, en el ciclo Jazz en el Auditorio, cuando he tenido esa oportunidad. Hubo cambio en el trío, porque no estuvieron ni Matt Brewer ni Justin Brown. Fueron Rick Rosato (contrabajo) y Jonathan Pinson (batería) quienes ocuparon su lugar en este concierto y en la gira europea que Tigran Hamasyan está realizando este año.

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Tigran Hamasyan Trio (Madrid, 18 marzo 2023)

La mayor parte del concierto se basó en su último disco, StandArt, pero también hubo espacio para otros temas que no están en él. Cerca del final del concierto llegó el momento culminante de la noche cuando el trío interpretó el Big Foot de Parker. Allí no estaba Joshua Redman con su saxo, como en el disco, pero el bebop de Parker con los arreglos de Hamasyan sonó de maravilla, durante más de veinte minutos, hasta el punto de enardecer de tal manera a los que allí estuvimos que los “bravo” y los aplausos, con el público puesto en pie, se alargaron en el tiempo. La magia del directo, que nunca me cansaré de elogiar cuando la calidad de los intérpretes es tan grande.

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Tigran Hamasyan Trio (Madrid, 18 marzo 2023)

Siempre sale uno de estos conciertos con una sensación doble: haber sido testigo de un prodigio y al mismo tiempo pensar que ese prodigio podría haberse prolongado algo más. Seguiremos atentos a los nuevos proyectos de este formidable pianista.

 

Domingo 12 de Marzo de 2023 18:17

Lara Vizuete

por Leopoldo Simó

 

12/03/2023

Lara Vizuete

 

Antes del 30 de octubre de 2019 no había visto yo aún a Lara Vizuete en directo (imperdonable, además viviendo ambos en la misma ciudad) y ese día se celebró en la sala Galileo Galilei de Madrid un homenaje a Dick Angstadt, propietario del Bogui Jazz Club, que Dick decidió cerrar apenas un par de meses antes. Esa noche fueron muchos los músicos que actuaron para homenajear a Dick y una de las cantantes que no faltó a la cita fue Lara Vizuete. Ahí la vi por primera vez. Cantó un par de temas en inglés y su voz me pareció de una gran belleza. Me propuse seguir sus actuaciones; en directo fue difícil porque poco después llegó la pandemia y con ella la cancelación de los conciertos. Escuché su disco Alba, que precisamente había presentado ese mismo año, en abril, en la sala Bogui, y desde entonces siempre he pensado que es una de las cantantes más interesantes del panorama jazzístico español. Y no sólo cantante, porque Lara Vizuete también es compositora y arreglista de los temas que interpreta.

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Lara Vizuete (fotografía de Nacho Landeras)

Lara Vizuete nació en 1992 en Miranda de Ebro, una población no muy grande (unos 35.000 habitantes), pero con una gran oferta cultural que incluye un Conservatorio y una Escuela Municipal de Música. Allí empezó Lara Vizuete, a los siete años, a estudiar piano y violonchelo como segundo instrumento. ¿Qué por qué lo sé? Porque me lo ha contado ella misma. Antes de seguir diré que Lara, además de una excelente cantante, es una persona muy amable y agradable y accedió a una petición mía para vernos y charlar sobre ella y su música, lo que hicimos en un café del barrio madrileño de Malasaña. Desde aquí mi agradecimiento. Continúo.

Sin que tuviera antecedentes de músicos en su familia, salvo un abuelo violinista, sus padres, muy aficionados a la música, siempre apoyaron su afición y amor por la música. Una vez finalizados los cuatro años del grado elemental de piano Lara se trasladó a Vitoria para seguir con sus estudios de piano en el Conservatorio Jesús Guridi de esa ciudad. Y claro, pasó algo lógico. Vitoria es una ciudad en la que el jazz tiene una gran presencia, allí se celebra uno de los festivales de jazz más importantes del mundo y el jazz enganchó a Lara y mientras continuaba con sus estudios de piano empezó a compaginar estos con algunas actuaciones como cantante de un trío en bodas, iglesias y otros eventos, decidiéndose ya claramente por el canto. Tras su estancia en Vitoria, Lara dio el salto a San Sebastián en 2011 para permanecer cuatro años de formación en Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco), donde estudió canto con Judy Niemack, una excelente vocalista, compositora y una de las profesoras de canto más solicitadas en universidades y centros de enseñanza de jazz. Durante su estancia en Donosti, Lara participó como cantante en Reunion Big Band, que en 2015 grabó un disco, Unexpected Paths, bajo la dirección de Perico Sambeat. Luego vino su etapa del Master of Music, que, con una duración de dos años, organizan el Departamento de Jazz del Prince Claus Conservatoire de Groningen y la ciudad de Nueva York. Un tiempo compartido entre la ciudad holandesa y la estadounidense, que también aprovechó para actuar en algunos conciertos.

En 2017, a su regreso a España tras su experiencia en Groningen y Nueva York, se instaló en Madrid, donde compagina actuaciones en distintas salas con su faceta de formadora como profesora de canto y voz en la Universidad Alfonso X el Sabio, la Escuela de Música Creativa y La Escuela de Música y Danza El Molino de Santa Isabel. En 2018 grabó su primer disco, Alba, con ocho temas, de los que cinco son composiciones suyas y los otros tres arreglos de composiciones muy conocidas. Cuando en 2018 Lara obtuvo el premio del Concurso Alternativas de La Noche en Vivo, Paquito D’Rivera elogió el arreglo que Lara había hecho de Cómo fue, de Ernesto Duarte, que es uno de los temas incluidos en el disco. Un disco que protagonizó el concierto de Café Central, en el que vi cantar a Lara por segunda vez.

Lara Vizuete Quintet en Café Central (Madrid, 10 enero 2023)

En un momento de nuestra conversación hablamos de sus facetas de compositora y cantante. La música es su pasión y a la que dedica prácticamente todo su tiempo (no sé de dónde saca tanto). Le gusta componer y ve una dificultad añadida cuando a la composición hay que añadir letra, pero cantar es lo que le produce una mayor satisfacción. El directo, el contacto con el público, la improvisación vocal, todo eso es lo que le resulta más atractivo de cuanto hace. Para Lara la voz es un instrumento más. Lara es una cantante con una formación musical muy sólida, pero también es joven y doy por hecho que ha de tener sus referentes entre las cantantes de jazz; le pregunto por ello y me da dos nombres, admira mucho a Silvia Pérez Cruz (y quién no) y el segundo nombre que me da es el de Lucy Yeghiazaryan, cantante armenia, apenas un par de años mayor que Lara, que ahora reside en Estados Unidos.

Lara me habló de sus proyectos actuales, al margen de su quinteto más o menos estable con el que actúa. El primero que me citó es la preparación de su segundo disco. Otro de los proyectos en los que participa es Real Eyes, liderado por el saxofonista Daniel Juárez, en el que Lara pone la voz. Lara también forma parte de la Song Band del pianista argentino Mariano Diaz. Con el contrabajista Ernesto Larcher participa en The Hateful Three y en The All Night Long Big Band, más enfocados al blues y al rhythm and blues (y hasta a otros subgéneros derivados de estos). Y con esta Big Band vi a Lara Vizuete por tercera vez cantando en un escenario. Fue en el Café Berlin de Madrid el pasado día 9 de marzo. No son muchas las ocasiones que hay para ver una Big Band, su mantenimiento resulta complicado, pero haberlas las hay o se establecen para momentos concretos y se agradece.

En este caso se trata de una Big Band que toca principalmente blues en todas sus acepciones. “El flamenco es como nuestro blues”, parece que dijo Miles Davis, pero no sólo porque sean músicas que vienen del pueblo y enraizadas en sus sentimientos más profundos, también porque en ambas músicas coexisten diferentes estilos o subgéneros. De la misma manera que en el flamenco hay palos (es difícil saber cuántos), el blues actual no se puede restringir únicamente a lo que fue en sus orígenes de finales del XIX (o incluso antes) y principios del XX. Pero no es mi intención, ni mis escasos conocimientos me permiten, hablar aquí sobre este tema, que hay mucha literatura escrita por personas que sí que saben de esto. Bueno, pues allí, en el Café Berlin, se presentó la banda de Ernesto Larcher con Lara Vizuete como vocalista.

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The All Night Long Big Band en Café Berlin, 9 marzo 2023 (fotografía de Enrique González)

Una Big Band dirigida por el bajista Ernesto Larcher (magníficos todos los proyectos musicales de este gran contrabajista), con un sonido excelente y que tocaron un repertorio muy variado, porque el público fue allí a pasárselo bien, a disfrutar de su música y a bailar. Por el escenario del Berlin pasaron el R&B de Louis Jordan, entre otros, y los temas más rítmicos de groove y shuffle, pero también hubo tiempo para el slow blues más clásico y el soul y ahí es donde, en mi opinión, la voz de Lara Vizuete brilla más. Creo que Lara está especialmente dotada para este estilo de música. Y es que a su depurada técnica vocal une la emotividad y la fuerza que siempre y necesariamente hay que poner para interpretar estos temas. Y por si no lo había hecho ya durante el concierto, todo eso lo demostró con creces en These Arms of Mine, de Otis Redding; magnífica esa interpretación.

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Lara Vizuete en Café Berlin, (Madrid, 9 marzo 2023)

Es posible que su extensa dedicación a la formación en tres instituciones madrileñas le ocupe tanto tiempo que restrinja el que pueda dedicar a actuaciones y grabaciones, pero a los aficionados nos escatima verla más en los escenarios, que es lo que me gustaría. Seguiremos pendientes de su carrera musical.

 

Miércoles 30 de Noviembre de 2022 15:10

Melody Gardot

por Leopoldo Simó

 

30/11/2022

Melody Gardot

 

El valor de la musicoterapia. Nunca sabremos si, en cualquier caso, aun sin sufrir el accidente, Melody Gardot se hubiera dedicado profesionalmente a la música. Quiero pensar que sí lo habría hecho, porque su talento musical es enorme. Lo cierto es que ahora está entre las mejores cantantes de jazz, blues o baladas.

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Melody Gardot (On est en direct, France-2)

Digo lo anterior porque Melody Gardot, en su adolescencia, no tenía la intención de dedicarse profesionalmente a la música. Nació en Nueva Jersey en 1985 y pasó gran parte de su infancia y adolescencia en Filadelfia, ciudad en la que comenzó a estudiar piano. A los dieciséis años empezó a tocar el piano los fines de semana en bares y clubs de su ciudad para conseguir algo de dinero mientras estudiaba moda en Filadelfia. En eso estaba, cuando llegó un fatídico día de noviembre de 2003 en que un automóvil se llevó a ella y a su bicicleta por delante causándole varias fracturas óseas y daños neurológicos severos, que la hicieron estar cerca de un año ingresada en un hospital. Uno de los médicos que la trató, conociendo sus antecedentes musicales, le aconsejó la dedicación a la música como una manera de ayudar a recuperarse. Y ahí empezó todo. Y como éste es un blog de jazz, que no de medicina, aquí dejo este asunto, porque además hay varias publicaciones en las que se habla de ese periodo de Melody Gardot y del valor de la musicoterapia, para centrarme en sus aspectos musicales.

Durante ese periodo de hospital comenzó a tocar la guitarra y a componer algunos temas y bien pronto, en mayo de 2005, pudimos ver el fruto de todo ello, convertido en un primer disco en formato EP, Some Lessons: The Bedroom Sessions, que contiene siete temas compuestos por ella. A partir de ahí, la carrera musical de Melody Gardot ha sido una constante historia de superación hasta el momento actual en que se la compara en éxitos con cantantes más consolidadas y de estilos algo similares, como Madeleine Peyroux, Diana Krall, Stacey Kent o Norah Jones. He escrito “se la compara” porque yo no me llevo muy bien con el asunto de las comparaciones, siempre he intentado huir de ellas. Cuando escucho sus discos o la veo en directo (como ha sido recientemente, luego hablaré sobre ello) sólo estoy pendiente de su música y de su melodiosa voz, una voz envolvente, sugerente, en inglés, francés y portugués. Su dicción en los tres idiomas es perfecta.

Después de ese primer disco llegaron seis álbumes en los siguientes doce años, desde 2008 (Worrisome Heart) a 2020 (Sunset In The Blue). Tras el éxito de Sunset in The Blue (una maravilla de disco con temas grabados con la Royal Philharmonic Orchestra de Londres), Decca editó una versión Deluxe en la que añadió cinco temas a la edición estándar. Ya por entonces Melody Gardot vivía en Paris, ciudad en la que fijó su residencia en 2017. Pero aquí no acaba la historia de sus discos (y espero que continue aún con más), porque en 2021 Melody Gardot se unió con el pianista franco-brasileño Philippe Powell para grabar un nuevo álbum que salió al mercado en mayo de 2022, Entre eux deux. Al margen de su país natal, Melody Gardot se siente cómoda en Francia, Brasil y Portugal. Francia y Brasil (para mí por este orden) son los dos países que, si exceptuamos a Estados Unidos, más han aportado al jazz (bueno, luego está Cuba con su aportación al jazz latino, pero esa es otra historia para otro momento). Visto así, la unión de Melody Gardot y Philippe Powell tenía todas las condiciones necesarias para que el resultado fuera exitoso. Y así ha sido.

Entre eux deux es un disco excelente y seguramente el más intimista de Melody Gardot. Un disco grabado sólo a piano y voz. Ambos, voz y piano, se unen para ofrecernos un diálogo entre dos personas que se conocen bien y disfrutan con la misma música (entre eux deux). La pista de apertura, This Foolish Heart Could Love You, se grabó también como sencillo y es un tema romántico que nos indica la línea de todo el disco. Contiene diez temas, de los que tres los canta en francés y uno en portugués y francés, todos con el estilo relajante, suave y lleno de sentimiento y sensibilidad de Gardot, acompañada por las notas del piano de Powell. Ocho de los diez temas son composiciones de Gardot y Powell a los que se añade una versión muy lograda de uno de los temas que compusieron Francis Lai y Pierre Barouh para la película Un hombre y una mujer, de Claude Lelouch. Con una voz más grave que la de Nicole Croisille, que es la intérprete que recordamos cantando L’amour est bien plus fort que nous (Plus fort que nous en el disco), Melody Gardot, en dueto con Philippe Powell, nos ofrece una versión que sin duda quedará entre las mejores de este tema. La otra composición no suya es Samba Em Prelúdio, pero todo queda en familia. Philippe Powell es hijo de Baden Powell, guitarrista y compositor brasileño, que junto con Vinicius de Moraes compuso Samba Em Prelúdio. Aquí lo interpretan a un ritmo más lento, como corresponde a su estilo y al conjunto del disco, que, además de los temas cantados, incluye también un recitativo instrumental de Philippe Powell y un poema de Melody recitado por ella y musicado por Philippe. Un disco que merece la pena escuchar unas cuantas veces.

La gira europea que están realizando este año 2022 tuvo parada en Madrid. Un amigo me propuso ir y como no la había visto nunca en directo, aunque haya actuado en España en más de una ocasión, fuimos a ver su concierto en el Teatro Príncipe Pío. Y allí se presentaron Melody y Philippe, acompañados en este concierto por Irwin Hall (saxo y flauta), Christopher Thomas (contrabajo), Jorge Bezerra (percusión), Astghik Vardanyan (violín), Gohar Papoyan (violín), Astghik Gazhoyan (viola) y Artyom Manukyan (violonchelo).

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Concierto de Melody Gardot (Madrid, 28 nov 2022)

El concierto empezó fuerte, con un conjunto de instrumentos de percusión de los utilizados en las batucadas brasileñas, incluido el birimbao (o berimbau). Luego salieron Melody, Philippe y demás músicos para ofrecernos un concierto de los que se recuerdan de por vida. Con esa composición de banda, el concierto no se podía ceñir exclusivamente a su último disco e hicieron un repaso por gran parte de la discografía de Melody Gardot. Desde temas de su álbum de 2009 My One and Only Thrill, como fue Our Love Is Easy o Les Étoiles, hasta composiciones de sus dos últimos álbumes, como la ya mencionada This Foolish Heart Could Love You. Y como el directo siempre es diferente al disco, pudimos ser testigos directos de la variedad de registros que posee Melody Gardot y de la sensibilidad que pone interpretando sus canciones. Philippe Powell nos contó cómo, cuándo y quiénes compusieron Samba Em Prelúdio, lo que le dio pie para hablar de Brasil y su música y de su padre, Baden Powell. Este es uno de los temas que buscó Philippe para cantar en dueto con Melody en el disco y, claro, no podían dejar de incluirlo en el concierto. Así que disfrutamos de este precioso tema, ya muy versionado, pero aquí con un cariño y sensibilidad especiales.

“Sem você meu amor eu nâo sou ninguém”.

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Melody Gardot (Madrid, 28 nov 2022)

Melody Gardot canta, compone y toca el piano y la guitarra y en un momento del concierto Philippe se retiró para que Melody interpretara un par de temas al piano. Dieron el concierto por finalizado, pero allí no se movía nadie y los aplausos no cesaban y después de algunos minutos -porque costó- salió Melody, le pusieron una guitarra en sus manos e interpretó Baby I’m a Fool, también de su álbum My One and Only Thrill, un tema que he escuchado orquestado, pero aquí fue sólo ella con su guitarra. Enorme interpretación de una canción preciosa. Y esa fue la primera propina (no sé por qué hay muchas personas que dicen bis) y hubo una segunda. En este caso, Melody y el violonchelo de Artyom Manukyan (genial) interpretaron una canción popular mexicana, La Llorona (¿quién no la conoce?) cantada en un correcto castellano. Un broche de oro para un gran concierto.

Finaliza su gira europea y yo espero verla de nuevo, no sé si en Madrid o en alguna otra ciudad española o europea, pero no me gustaría quedarme con las ganas. Mientras tanto, habrá que estar pendiente de sus nuevos proyectos. De momento la unión Gardot-Powell parece funcionar muy bien. Empecé el artículo diciendo “Nunca sabremos si …”, ahora, después de empaparme bien de su música y verla en directo, estoy seguro de que sí. No podríamos habernos perdido esa calidad de voz.

(Pido disculpas por las fotos del concierto, que no son ni medio buenas, pero es lo que hay).

 

 

Miércoles 27 de Abril de 2022 18:55

Kenny Garrett, recordando los orígenes

por Leopoldo Simó

 

27/04/2022

Kenny Garrett, recordando los orígenes

 

El saxofón no formaba parte de los instrumentos más habituales en los primeros años del jazz, pero más tarde se consolidó como uno de los instrumentos básicos de muchas agrupaciones. Desde el saxo soprano al barítono (dejando al margen otros más especializados y menos comunes) los hemos escuchado infinidad de veces en conciertos y grabaciones. Conozco a un excelente saxofonista (y amigo) que toca todos ellos y siempre dice que el barítono es el que más le gusta. Pero no creo equivocarme si digo que el saxo tenor es el que tiene un mayor número de adeptos. Ya he nombrado tres (soprano, tenor y barítono) y me falta el cuarto, y a mí, que no soy un entendido en la materia, el sonido que más me gusta (o eso creo), es el del saxo alto. Y si hablamos de saxo alto y de intérpretes actuales no podemos olvidarnos de Kenny Garrett.

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Kenny Garrett (Foto de Hollis King)

Kenny Garret nació en Detroit y está considerado como uno de los más importantes saxos alto de la actualidad. A los 18 años comenzó a tocar en la orquesta de Duke Ellington, que por entonces dirigía el hijo de Duke, Mercer Ellington. Fue un periodo de más de tres años en los que Garret aprendió mucho rodeado de aquellos músicos. Después se trasladó a Nueva York para tocar en algunas orquestas, como las de Mel Lewis, Lionel Hampton y Art Blakey. En 1984 grabó su primer disco como líder de grupo, Introducing Kenny Garrett, y en 1986 Miles Davis lo oyó tocar y le propuso incorporase a su grupo. Lo que en principio iba a ser una colaboración puntual se convirtió en cinco años de Garrett con Davis, hasta agosto de 1991, poco antes del fallecimiento de Davis. El primer disco que grabó con Miles Davis fue Amandla, en 1988, publicado ya en 1989. Ha colaborado con los mejores músicos del momento y mantiene su propio grupo, con quien ha grabado ya 20 discos. Tiene varios premios de la revista DownBeat, cinco nominaciones a los premios Grammy y obtuvo este premio en 2010 al mejor álbum de jazz instrumental, Five Peace Band, grabado junto a Chick Corea, John McLaughlin, Christian McBride y Vinnie Colaiuta.

En muchas ocasiones, por distintas personas y con palabras y maneras diferentes se ha dicho que la música es la expresión de lo inexpresable. Esto lo sabe muy bien Kenny Garrett, que lo que hace es expresar y comunicarnos con su saxo y con sus composiciones todo aquello que ha conocido en el mundo de la música. Garrett es un músico que no renuncia a nada. Estudia toda la música que se ha hecho y se hace, toca la música que escuchó en su infancia, en los años 60 y 70 (su padre, aunque no músico profesional, también tocaba el saxo), pero al mismo tiempo está recogiendo y asimilando todo tipo de sonidos de diferentes latitudes con los que enriquecer la música que él mismo crea, sin olvidar nunca los orígenes afroamericanos con que se inició este fantástico recorrido que es el jazz.

Es lógico pensar que los años que pasó en su ciudad natal, Detroit, han influido en su estilo musical. Garrett nació en 1960 y no pasemos por alto que en Detroit convivían diferentes géneros (bebop, free jazz, soul, música clásica) y fue la ciudad que vio nacer a la discográfica Motown Records, dedicada especialmente a la música Afroamericana, que dio origen a lo que más tarde se denominó estilo o sonido Motown. A buen seguro que este eclecticismo musical tiene mucho que ver con el estilo (o estilos) de música que compone e interpreta Kenny Garrett. El resultado de todo esto es un magnífico conjunto de composiciones que Garrett nos ofrece con el limpio y claro sonido de su saxo. Es difícil encuadrar a Kenny Garrett en un concreto estilo de jazz, porque su mundo musical es amplio y lleno de matices, como lo prueban sus discos.

El último de sus discos, Sounds From The Ancestors, es un ejemplo claro de lo que representa la historia del jazz para Garrett. Los ocho temas del disco son composiciones suyas y comenzó a grabarlo a finales de 2019, poco antes de la pandemia, y en el parón que supuso ésta dedicó tiempo a reflexionar sobre su contenido e incorporar algunos detalles, hasta agosto de 2021, fecha de su lanzamiento. El disco está imbuido de toda la música que ha ido absorbiendo Garrett a lo largo de su trayectoria, jazz, soul, R&B, gospel y por supuesto la música afrocubana que le ha acompañado en sus colaboraciones con el pianista Chucho Valdés. Al mismo tiempo, con este disco, Garrett recuerda y homenajea a varios de los músicos con los que ha tocado. El primer tema, It’s Time to Come Home, -que también es el último, aunque en la interpretación haya diferencias- es un brindis al jazz afrocubano; con Hargrove, Garret rinde homenaje a quien fue un gran trompetista; no podía faltar el recuerdo a dos grandes bateristas, Art Blakey, en cuya orquesta estuvo Garrett y Tony Allen, uno de los más grandes bateristas africanos y uno de los exponentes del Afrobeat y de la música yoruba, y a ellos dedica el tema For Art’s Sake, con un final en el que la batería y la percusión toman el protagonismo, como también lo hacen en el trepidante What Was That?. El tema que da título al álbum, Sounds From The Ancestors, comienza con una introducción suave del piano -aquí tocado por Garrett- que pronto da paso a un despliegue más rítmico con voces y percusión (en el disco intervienen, además del quinteto, otros músicos), para finalizar con las mismas notas iniciales del piano, también tocado por Garrett. Este disco dedicado al sonido de los antepasados es, sin duda, un hito importante en la discografía de Kenny Garrett. Como él mismo apunta con el título del tema que abre y cierra el disco, “Es hora de volver a casa”.


“The Spirit is in The Sound

You know it when you hear it”

(A. Scott Galloway)

 

En este año 2022 está presentándolo en una gira de actuaciones por diferentes países. Seis ciudades españolas tienen (o han tenido) el privilegio de escuchar en directo la música que hace Kenny Garrett y siendo una de ellas Madrid, ciudad en la que resido, yo no podía dejar pasar la ocasión de asistir a su concierto. Y eso fue el 25 de abril en Café Berlín, un importante club de jazz de Madrid. Allí, en el día y hora señalados, se presentó el quinteto de Kenny Garrett, con él en el saxo alto, Vernell Brown (piano), Corcoran Holt (contrabajo), Rudy Bird (percusión) y, Ronald Bruner (batería).

 

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Kenny Garrett Quintet (Café Berlín, 25 abril 2022)

Esa noche del 25 de abril, por el escenario de Café Berlín pasó todo un mundo. Pasó Detroit, Nueva Orleans, Nueva York, Cuba, Guadalupe y por supuesto África, esos países centroafricanos donde empezó todo. Todos los antepasados de Garrett estaban citados allí. El concierto estuvo basado en los temas de su disco Sounds from the Ancestors, sólo que aquí los temas tuvieron una duración superior. Empezó fuerte, con Soldiers of the Fields, duplicando (o más) la duración que tiene ese tema en el disco, con un alarde increíble del saxo de Garrett y así nos dimos cuenta de que la noche iba a ser altamente prometedora. Después llegaron, uno tras otro, los demás temas del disco. El manejo que tiene Kenny Garrett del directo es asombroso.

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Kenny Garrett (Café Berlín, 25 abril 2022)

Durante todo el concierto se mantuvo un silencio escrupuloso por parte del público, tan solo roto (el silencio, claro) por los aplausos y muestras de admiración siempre en los momentos debidos. Hasta que ya cerca del final del concierto Kenny Garrett decidió que el público (prácticamente lleno el local) tenía derecho a participar activamente en la fiesta y comenzó a alentarnos a hacerlo. No tuvo que insistir mucho Kenny Garrett, porque el ambiente que se respiraba tras dos horas de un espléndido concierto era de euforia y todo el mundo (ya muchos puestos en pie) comenzó a seguir las indicaciones del ”director” Garrett y a tararear, palmear y hasta bailar al ritmo que siguió tocando el grupo. Presenciando el concierto vi a varios músicos locales y uno de ellos, uno de los contrabajistas españoles más notables (navarro para más señas), se unió a la fiesta final sustituyendo en el contrabajo a Corcoran Holt.

Únicamente me resta decir que los cuatro músicos que acompañaron a Kenny Garrett son auténticos maestros de sus instrumentos y que para recordar los sonidos de los ancestros resulta esencial el uso de ese conjunto de instrumentos de percusión que Rudy Bird domina a la perfección. También mi aplauso para Café Berlín, que está ofreciendo una programación muy atractiva.

 

Sábado 12 de Marzo de 2022 23:07

Marta Sánchez, una madrileña en NYC

por Leopoldo Simó

 

12/03/2022

Marta Sánchez, una madrileña en NYC

 

Hace once años -escribo esto en marzo de 2022- que la pianista y compositora madrileña Marta Sánchez trasladó su residencia a Nueva York y en esta ciudad sigue viviendo, aunque sus continuas giras y actuaciones hacen que se mueva por todo el mundo. Marta Sánchez estudió piano clásico en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, su formación clásica ha marcado claramente su carrera musical dedicada al jazz. Aunque ha tocado y toca con distintas agrupaciones, tiene su propio quinteto que es con quien ofrece un mayor número de conciertos.

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Marta Sánchez (Fotografía de Tayla Nebesky)

No son muchas las ocasiones en que Marta Sánchez actúe en su país de origen, España, así que los que vivimos en él tenemos que aprovechar esas breves incursiones para verla en directo, que ahí es donde más se saborea su música y se disfruta de ella. Y una de esas escasas ocasiones se ha presentado estos días, que ha incluido en su gira europea Algeciras y Valencia. La casualidad quiso que yo estuviera por la zona levantina el día que Marta Sánchez Quintet tocaba en Valencia, así que reservé entrada para verla y unos días antes de su concierto contacté con ella para ver si me concedía unos minutos en los que poder conversar sobre ella y su música. La amabilidad de Marta hizo que fuera posible y que pudiéramos quedar el mismo día del concierto en el precioso barrio del Carmen de la capital levantina.

Tras completar su formación en el Real Conservatorio Superior de Música, Marta Sánchez inició sus primeras actuaciones en público al mismo tiempo que las simultaneaba con su formación en jazz en la Escuela Popular de Música y Danza de Madrid, en la que realizó el curso Superior de Jazz. También estudió en la Escuela de Música Creativa de Madrid y en Barcelona, ciudad a la que viajaba con frecuencia, tomando en ambas ciudades clases esporádicas con varios músicos como Mariano Díaz, Joan Díaz, Perico Sambeat, Bob Sands, German Kucich, Guillermo Klein o Joan Monné. Sus primeras actuaciones en jazz fueron con el cuarteto Zafari Project, junto al saxofonista Julio Botti, el contrabajista Francisco López y el batería Hasier Oleaga. Este grupo consiguió el primer premio en el festival Debajazz en 2005.

En 2011 recibió una beca Fulbright para continuar sus estudios en la Universidad de Nueva York, pero ya antes, en España, había grabado dos discos. El primero, Lunas, Soles y Elefantes, en 2008, con el formato de trío acompañada por Carlos Barretto y Andrés Litwin, y el segundo, La Espiral Amarilla, en 2011, ya en cuarteto, con Reinier Elizarde al contrabajo en lugar de Carlos Barretto e incorporando al saxofonista Ariel Brínguez, con quienes tocó en varias ocasiones. En 2011 y 2012 realizó sendas giras por varios países de Centroamérica y Sudamérica.

En Nueva York comenzó a tocar en algunos clubs y no tardó mucho en crear su propio quinteto, que es el formato de agrupación más habitual de Marta Sánchez. El quinteto es una agrupación muy característica del jazz, pero el de Marta Sánchez es especial, porque al piano, contrabajo y batería une dos saxos, uno alto y otro tenor, buscando una segunda voz y en verdad que ese contrapunto resulta excelente. Existen algunos precedentes con esta composición con dos saxos, pero no muchos, y aunque los integrantes del quinteto han ido cambiando, el formato lo ha mantenido. Con la formación de quinteto es con la que Marta Sánchez grabó sus tres siguientes discos, Partenika (2015), Danza Imposible (2017) y El Rayo de Luz (2019), el primero y el tercero incluidos en la lista de The New York Times de los 10 mejores álbumes de jazz de cada uno de esos años. Ahora ha publicado un cuarto disco, que lo ha presentado hace tan sólo unos días, el 23 de febrero, en Brooklyn y lanzado al mercado discográfico dos días más tarde. Antes de detenerme brevemente en este último álbum, titulado SAAM (Spanish American Art Museum), un sucinto comentario sobre el jazz que hace Marta Sánchez.

A este blog le puse el título de Jazz actual, pero no porque en él se hable del jazz contemporáneo, que también, pero no exclusivamente. Lo que pretendí es que fuera un espacio en el que conviviera todo lo que se mueve hoy alrededor del jazz; intérpretes (la mayor parte de los artículos van por ahí), locales, estilos, ciudades, festivales. Quizá más que de jazz actual podría hablarse de la actualidad del jazz. En el caso de Marta Sánchez se cumple todo, porque es una pianista y compositora que está totalmente de actualidad, celebrando numerosos conciertos por todo el mundo y además su concepción de la música y del jazz es de lo más contemporáneo que podemos encontrar hoy. Cuando le pides que defina cómo es su música sólo utiliza una palabra, “música”, y es que Marta huye de las etiquetas. Se habla mucho de la evolución del jazz, hay detractores y defensores de lo que se está haciendo hoy en día, opiniones de que el jazz está muerto, de que está más vivo que nunca, qué será efímero y qué no; pero la música que hace Marta desde sus raíces clásicas me resulta imperecedera. He escuchado todos sus discos, he seguido su evolución, no he tenido la fortuna de verla mucho en directo (espero verla más) y me parece una excelente compositora e intérprete en constante progresión. Ahora, algo muy breve sobre su reciente disco, SAAM.

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SAAM es un disco compuesto en su totalidad ─como todos sus anteriores─ por Marta durante una situación complicada, pues a la pandemia global que nos hemos enfrentado en los dos últimos años, Marta añade la pérdida de un ser querido, su madre. En cierto modo, el disco es un homenaje a ella, con dos temas que la recuerdan directamente, Mariví y December 11th, y también a sus emociones y sensaciones vividas por Marta en este periodo. Un disco nacido de una pérdida y en busca de un equilibrio y en el que Marta también quiere reflejar cómo sus dos países de residencia, España y Estados Unidos, han impactado en su vida.

En el disco acompañan a Marta los saxos Alex LoRe (alto) y Román Filiú (tenor), Rashaan Carter (contrabajo) y Allan Mednard (batería) y en el tema Mariví, en que no están los saxos, también Ambrose Akinmusire (trompeta), Camila Meza (voz) y Charlotte Greve (sintetizadores). Algunos temas más complejos, como los dos que abren y cierran el disco, The Unconquered Vulnerable Areas y When Dreaming Is The Only, y desde luego todos de una gran sensibilidad y belleza. Las notas del piano de Marta suenan claras y sugerentes junto al protagonismo de los saxos, para mí sobre todo en The Eternal Stillness (también excelente la labor del bajo aquí) y December 11 th. El tema más diferente, Mariví, es un precioso homenaje a su madre. En mi opinión, SAAM es el disco más completo de cuantos ha publicado Marta Sánchez.

La conversación con Marta me predispuso para escucharla en directo aún más de lo que ya estaba yo, llevaba tiempo deseándolo. Tenía reserva de entrada en el Jimmy Glass de Valencia y allí fui dispuesto a disfrutar con la música de este quinteto, en el que a los saxos se mantuvieron LoRe y Filiú, Pablo Menares fue el bajo, Jimmy McBride baterista y los temas de SAAM protagonizaron el repertorio. Jimmy Glass Jazz es un club muy al estilo newyorkino y uno de los cinco clubs españoles que incluyó la revista Downbeat, en su número del mes de febrero de 2018, en la lista de los mejores clubs de jazz del mundo. El concierto giró en torno a los temas de este disco, salvo Mariví, que allí no estaban ni Ambrose Akinmusire ni Camila Meza.

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Marta Sánchez Quintet en Jimmy Glass Jazz (Valencia, 10 marzo 2022)

Un puntazo para Chevi Martínez, propietario del Jimmy Glass, llevar a su club a un grupo como el que lidera Marta Sánchez y una enorme satisfacción para los aficionados españoles poderlos ver en directo. Que nada ni nadie nos impida seguir disfrutando de la música en directo.

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Marta Sánchez en Jimmy Glass Jazz (Valencia, 10 marzo 2022)

Ahora Marta está inmersa en esta gira para presentar este disco por varios países, pero ya está trabajando en un nuevo proyecto, un disco a piano solo. Mientras seguimos escuchando su música, yo esperaré a verla pronto de nuevo en directo con su quinteto, a piano solo o a dúo con Román Filiú, con quien también se la puede ver en ocasiones. Gracias por todo, Marta.


 

Miércoles 22 de Diciembre de 2021 00:30

Èlia Bastida, amor por el violín

por Leopoldo Simó

 

21/12/2021

Èlia Bastida, amor por el violín


Hace poco más de un año publiqué un artículo sobre el violín en el jazz y Maureen Choi, una violinista excelente. En la primera parte de ese artículo hacía una referencia y un breve comentario de varios de los violinistas de jazz actuales sin incluir a la protagonista de este artículo y no porque yo no conociera aún su música y su trayectoria, sino porque no la había escuchado lo bastante ni la conocía lo suficiente para escribir sobre ella. Ahora llevo varios meses escuchando las grabaciones de Èlia Bastida y creo que tiene unas condiciones enormes para llegar a ser una figura en el jazz como violinista (su instrumento principal), pero también como saxo tenor y vocalista. Una figura más que emerge de la Sant Andreu Jazz Band que dirige Joan Chamorro, una iniciativa y escuela de formación musical que está causando sensación en todo el mundo.

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Èlia Bastida (fotografía de Adrià Porta)

Quise ver a Èlia en mi último viaje a Barcelona, pero no pudimos coincidir, y ahora, aprovechando una actuación suya en Madrid, contacté de nuevo con ella para concertar un encuentro en el que pudiéramos hablar de su trayectoria, proyectos y otros temas relacionados con su música y el jazz en general. Y como su estancia en Madrid fue de dos días y Èlia es una persona de una gran amabilidad, no fue difícil encontrar un tiempo para vernos y charlar. No era mi pretensión que fuera un formato de entrevista, sino simplemente una conversación para conocer algo más sobre ella y su música. Y así fue y desde estas líneas quiero agradecérselo.

Èlia Bastida nació en Barcelona y a los cuatro años comenzó a tocar el violín. El sonido de este instrumento la cautivó de tal manera que fue como un flechazo, un amor a primera vista (u oído). Su madre es pianista y profesora de lenguaje musical, lo que pudo contribuir a que Èlia salvara las trabas que en principio le pusieron y consiguiera convencer a sus padres de su afición por el violín. Estudió violín clásico con Pablo Cortés, un referente en la enseñanza de este instrumento, a los doce años ingresó en el IEA Oriol Martorell de Barcelona, institución en la obtuvo el grado medio de violín clásico seis años después. A los diecisiete años entró en la Sant Andreu Jazz Band, así que no es alguien que se ha formado en la SAJB desde los ocho años como muchos de los niños y niñas que entraron a esa edad. Fue entonces cuando descubrió verdaderamente el jazz y decidió dedicarse a esta música, que, sin dejar de lado la clásica, ha marcado su carrera y sigue marcándola. Fue así, en una big band, como empezó Èlia a tocar jazz. Y es también en la SAJB donde comenzó a tocar el saxo tenor, que ahora lleva a todos sus conciertos junto a su violín y a su preciosa voz.

Ha participado en más de 30 discos y ha grabado cuatro propios, el primero de ellos editado en 2017, Joan Chamorro presenta Èlia Bastida, uno más de la serie en que Joan Chamorro va presentando a quienes han formado parte de la SAJB y ya empezaron a volar por su cuenta. El segundo en 2019, The Magic Sound of the Violin, el tercero con Carolina Alabau en septiembre de 2021, coincidiendo con el Jazzing Festival de Sant Andreu, y éste, que hace el cuarto, que están presentando ahora, Èlia Bastida meets Scott Hamilton & Joan Chamorro Trio, grabado también en 2021. Cuatro discos propios, sin añadir el titulado Joan Chamorro New Quartet & Scott Hamilton, en el que Èlia, además del violín, también toca el saxo tenor y canta, y junto a Joan Chamorro (contrabajo y saxo barítono) y al saxo tenor de Scott Hamilton, se unen Alba Armengou (saxo alto, trompeta y voz) y Carla Motis (guitarra y voz). En este enlace podéis ver un vídeo de Èlia Bastida interpretando Rabo de nube, el tema que cierra su segundo disco.

Hablé con Èlia de sus referentes en el violín; todos los músicos tienen su personalidad propia, pero también sus influencias. Èlia ha escuchado a todos los principales violinistas y de los clásicos en el jazz se queda con Stéphane Grappelli y Stuff Smith, no son malos ejemplos. También de su amor por la música. Es su afición y la profesión que ha escogido, pero también su pasión desde niña, la música significa mucho para ella y disfruta estudiando y tocando. La vida da muchas vueltas y nunca sabemos lo que nos deparará el destino, pero a mí me da que el futuro de Èlia va a ser de grandes éxitos, tiene unas condiciones enormes para lograr lo que se proponga y ya, actualmente, está consiguiendo un reconocimiento que traspasa los límites de su país; sus giras ya son de ámbito internacional.

Otra de sus dedicaciones es la de formación musical. Èlia tiene un plantel de alumnos particulares y a su vez es profesora de violín en el Aula de Música 7, adscrita al Conservatorio Superior de Música de Barcelona. Ha creado su propia metodología con material de violín jazz (vídeos, tutoriales, transcripciones de solos, ideas, conceptos, etc.). Una metodología que irá enriqueciendo poco a poco y cuya primera versión formal tiene previsto publicar en abril de 2022. Al margen de estos proyectos, con discos, conciertos y grabaciones con Joan Chamorro y la SAJB, Èlia tiene como propio el que ha iniciado con Carolina Alabau y participa en el de HalliGalli Quartet, un cuarteto de cuerda formado por dos violines, chelo y guitarra, aunque ocasionalmente también incorporan otros instrumentos. Estaré pendiente de todos esos proyectos.

Ya he dicho que contacté con Èlia con motivo de su actuación en Madrid, tenía muchas ganas de verla en directo, que ya he comentado en muchas ocasiones lo que el directo me atrae. Así que voy a ello.

El concierto fue en el salón de actos del Ateneo de Madrid y a Èlia la acompañaron en el escenario Scott Hamilton (saxo tenor), Joan Chamorro (contrabajo), Joan Monné (piano) y Arnau Julià (batería). A los dos Joan (Chamorro y Monné) los he visto en varias ocasiones y me agradó volver a verlos. Pero no había visto nunca en directo al resto del grupo. Fueron cuatro los conciertos que ofrecieron, dos pases el 18 de diciembre de 2021 y otros dos pases el día 19. Yo asistí al primero de ellos. El concierto estaba organizado por Candlelight, música a la luz de las velas. Bueno. Igor Stravinsky decía que "No basta con oír la música; es necesario verla". Ya sé que esa frase del maestro ruso no se refiere al acto visual de contemplar a los intérpretes, sino a la representación en imágenes que la música puede producir en el intelecto de cada uno (más o menos). Pero yo aprovecho esta frase del insigne compositor para decir que a mí también me gusta ver a los intérpretes que estoy escuchando y en este concierto la visibilidad fue prácticamente nula. En un escenario en negro, apenas se adivinaba las figuras de Èlia o de Scott cuando se acercaban más sobre las velas que supuestamente lo iluminaban. Sé que es el formato que Candlelight da a sus conciertos, pero en otros suyos no hay tanta oscuridad.

Parece que yo no fui el único al que le incomodó la iluminación, porque según me cuentan, a partir del segundo pase se modificó, mejorando considerablemente la visibilidad. Lástima que para mí llegara tarde. En esas condiciones no pude hacer fotos del concierto, pero un alma caritativa me ha enviado algunas de las del concierto que se celebró unos días antes en el Conservatori del Liceu en la presentación del disco en Barcelona.

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Èlia Bastida con Scott Hamilton y Joan Chamorro Trio

Conservatori del Liceu, Barcelona, 3 dic 2021 (Fotografía de Lili Bonmatí)

 

Pese a lo dicho sobre la iluminación y a su brevedad (¡ay! los dos pases), el concierto fue un verdadero éxito, con el salón de actos del Ateneo lleno. El disco que están presentando, con Scott Hamilton y Joan Chamorro Trío, tiene 14 temas, la mayoría de línea melódica, incluye algunas sambas, dos de ellas cantadas por Èlia y un único tema más rítmico. El concierto se basó principalmente en los temas del disco, aunque evidentemente no tuvieron cabida varios de ellos por la brevedad del concierto. También incluyó algún tema que no está en el disco, como el primero en el que Èlia apareció por uno de los pasillos de la platea tocando e improvisando con su violín hasta llegar al escenario en el que ya se unió el grupo en un precioso Luiza. Èlia hizo una propuesta muy equilibrada, con el protagonismo principal de su violín y el saxo tenor de Hamilton, escuchamos su voz en una de las sambas y tomó el saxo tenor para uno de los temas, el clásico For Sentimental Reasons, precioso los dos saxos tocando este tema. También hubo espacio o tiempo para la oscarizada Moon River o para que disfrutáramos de ese tema más rítmico al que me refería, que no es otro que Tin Tin Deo, que compuso Chano Pozo y que popularizó enormemente Dizzy Gillespie. Magnífica su versión de este tema de jazz latino. La propina, que la hubo, fue un tema que ya va siendo habitual en los grupos que dirige Joan Chamorro, Bésame mucho.

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Èlia Bastida y Scott Hamilton

Conservatori del Liceu, Barcelona, 3 dic 2021 (Fotografía de Lili Bonmatí)

 

Èlia Bastida tiene un presente musical ya consolidado y un futuro prometedor, pero yo aún mantengo las ganas de verla en directo en más ocasiones, con menos velas y un poquito (no pido mucho) más de iluminación. Al menos pude verla cuando estuve hablando con ella un buen rato antes de los ensayos, eso sí, con mascarilla. Todo llegará.


 

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