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Viernes 22 de Agosto de 2014 13:26

LA CHICA DEL ASCENSOR

Hasta ahora teniamos a la chica de la curva, una muchacha pálida que cogíamos en autostop por la noche y que, al acercarse una curva, nos advertía prudencia porque en esa misma curva se mató ella.

Hay que reconocer que, con la proliferación de autopistas, las curvas ya no son lo que eran y, por otra parte, se coge a menos gente en autostop así que las apariciones de la chica de la curva se han hecho cada vez más raras. A mí nunca se me ha aparecido y eso que para llegar a La Pesga hay que pasar unas cuantas curvas de las buenas.

Que nadie se alarme. Nos deja la chica de la curva pero llega  la chica del ascensor. No es lo mismo, porque la chica de la curva era un fantasma benevolente mientras que la del ascensor, si se cree a quienes la han visto, parece tener su pelín de mala llet.

Porque si nos fiamos de lo que dicen las fuentes más próximas, cómo el alcalde de Valladolid de quien se diría que se le ha aparecido unas cuantas veces a juzgar por la autoridad con la que habla del tema, parece que la especialidad de la chica es encerrarse en el ascensor a solas con un hombre (no sabemos exactamente quién entra primero o si, simplemente, la chica se aparece) y hacerle un strip tease privado y algo violento para, acto seguido, ponerse a gritar y acusar a su víctima de violador. Cómo leyenda urbana no esta nada mal.

Cómo no me ha pasado nunca algo así, ni conozco a nadie a quien le haya ocurrido, ignoro la clase de personas  que pueden ser visitadas por este tipo de fantasmas. En el caso de la chica de la curva podemos deducir que es más fácil que se aparezca a conductores temerarios, con coches tuneados y apestando a alcohol ya que, cómo ni un fantasma puede estar en tantos sitios a la vez, sería un despilfarro aparecerse a los conductores normales, de menos riesgo.

Así que, por la misma lógica, imagino que la chica del ascensor no se aparece a la gente normal. Lo eficiente es que reserve sus apariciones para la gente que realmente lo merece: Gente que tiene una concepción de la mujer entre machista y paternalista; Que piensa que en las agresiones sexuales la victima tiene su parte de responsabilidad. Por andar sola por algunos sitios o algunas horas. Por llevar vestidos atrevidos. Por provocar.

Al igual que la chica de la curva, la del ascensor también tiene un mensaje:

Si Usted tiene reparos para entrar en un ascensor porque piensa que se le va a aparecer una chica que se va a arrancar el sujetador o la falda nada más que para ponerle en un aprieto, por favor: ¡Hágaselo ver!

Lunes 14 de Julio de 2014 21:47

LA PESGA

 

Cuando era pequeño iba a veranear a La Pesga, pueblo lindante a las Hurdes y santuario de la familia: Por las tardes bajábamos al rio a merendar y a bañarnos. Aún no había subido el agua del pantano de Gabriel y Galán, creando ese plano de agua uniforme que tenemos ahora, y el rio tenía distintos sitios, con paisajes muy diferentes, que tenían nombres propios: El charco de la olla; El molino; La pesquera…

Nosotros íbamos a la pesquera, lugar al que daba nombre una pequeña presa de cemento que remansaba el agua. La orilla estaba cubierta de piedras de aluvión, cantos rodados a los que llamábamos royos. Con los más grandes se pavimentaban las calles, cada vecino dando las peonadas que se necesitaran. Las calles se iban pavimentando sucesivamente dependiendo de dónde vivía el alcalde de turno. Los alcaldes eran todos del movimiento nacional, signo de los tiempos, pero vivían cada uno en barrios diferentes. Una suerte, porque así las calles de la Pesga se fueron enroyando poco a poco hasta que llegó el cemento y luego el alquitrán.

Con las piedras más pequeñas yo me pasaba las tardes enteras tirándolas al agua de forma que rebotaran en la superficie: Era un juego entretenido y apasionante: Amargo cuando la piedra caía a plomo haciendo "ploff" y más excitante cuanto más botes se lograban. Conseguir uno o dos era algo relativamente fácil y aun tres estaban al alcance de alguien un poco experimentado. Cuatro eran ya un logro y cinco… ¡ay cinco! Todo el mundo presume de haber llegado al quinto, pero no conozco a nadie que lo haya conseguido.

Si se quería ser eficaz había que escoger bien la piedra: Un peso suficiente para que cogiera inercia pero no tanto que necesitara mucha fuerza; Una forma redondeada, aplastada y lisa, cómo una lenteja.

Con el tiempo la mano tanteaba y escogía la piedra adecuada de forma automática mientras la mirada vagaba perdida por la superficie del agua y la mente se distanciaba de la realidad, cómo le pasa a los derviches sufíes cuando giran sobre su propio eje. Así, yo conseguía las cotas de abstracción que otros logran con estupefacientes prohibidos. De hecho podía abstraerme en cualquier sitio, incluso en la mesa, delante de la comida que no me gustaba, especialmente el potaje de garbanzos. Mi tío Eugenio, para defenderme, decía: "es que este niño es metafísico". En realidad quería decir místico, pero mi tío Eugenio usaba las palabras como le daba la gana que para eso había vivido en Bilbao, había cotizado al PNV y había estado en la cárcel por ello.

Pero yo no era ni metafísico ni místico, solamente estaba atocinado, como muchos chicos en la infancia y adolescencia que saben que pueden permitírselo porque están protegidos por un entorno benevolente.

Y La Pesga era para mí ese entorno benevolente. Acostumbrado a Madrid con todos sus peligros en forma de tranvías, de cruces con semáforos, de mayores que te ofrecían caramelos para sobarte el lomo y de compañeros de cole que trataban de quitarte la merienda, La Pesga era un remanso de paz dónde se podía corretear alegremente y subir hasta el pico sin más peligro que los mozos del campo, que se burlaban a la menor ocasión. Y yo les daba muchas.

Yo llegaba de Madrid al principio de cada verano con la arrogancia de los chicos de ciudad, que se creen superiores porque en su casa hay luz eléctrica, agua corriente y teléfono, y me volvía en el otoño con la sorpresa de haber recibido muchas más lecciones de las que yo pensaba dar.

En La Pesga aprendí a tirar la peonza, a jugar a gata y a la cachera, a nadar, a pescar, a montar en bicicleta, llevándome por delante un montón de ladrillos en el huertito, e incluso a fabricar una escopeta con un tubo de cortina, botecitos de pimentón y pólvora casera.

Más tarde aprendí a jugar al mus, al gilei y a las siete y media (la banca nunca me atrajo), a tirar con escopetas de verdad, una del 22 que tenía Don Marcelino y una del 12 de mi padre. También me cogí mi primera tajada tras una excursión a Junta los ríos (aún agradezco a mi abuelo Nicolás que me librara de las broncas limpiándolo todo) y si no aprendí a bailar fue porque nunca tuve maña para ello, ni aquí ni en Madrid. Ni aunque hubiera vivido toda la vida en Buenos Aires.

Todo eso me permitía ser un pequeño héroe cuando volvía al colegio y contaba todas estas cosas a los compañeros. Por supuesto, otros chicos venían de pueblos pequeños y pasaban allí las vacaciones, pero creo que mi afición a la exageración conseguía que La Pesga se convirtiera en sus cabezas en un territorio mítico, cómo de película, o de cuento. Uno de esos sitios donde se puede hacer de todo y con el que sueñan todos los niños. Así que durante mucho tiempo ejercí la doble vanidad de ser chico de ciudad en La Pesga y chico de pueblo en Madrid.

Después me alcanzó la juventud y empecé a buscarme excusas para ir menos, para dejar de ir: viajes, estudios, la panda de la universidad. La Pesga excitante de mis tiempos de crio no podía rivalizar con lo que Madrid podía ofrecer a un joven.

Al espaciar mis visitas notaba más los cambios tan rápidos que se iban sucediendo: casas más grandes y mejor construidas; la parte de allá del pantano poblada de olivares, pistas, carreteras nuevas y hasta autocares que salín directamente del pueblo. Probablemente el progreso, la pasta de Alemania primero y la de la seguridad social después, se llevaron muchas cosas malas y, la peor de todas, la pobreza. Hoy los niños juegan con las mismas maquinitas que los del resto de España, vemos la misma tele que en Madrid y estamos enchufados a internet y al móvil. Pero yo sigo añorando los royos de la pesquera, la música de Amancio y las partidas de Gilei en el piso de arriba de casa de Lalo. La nostalgia es un excelente detergente para limpiar los recuerdos. Por eso se dice que la patria de un hombre es su infancia.

Por eso quiero terminar citando estos versos de un poeta inglés del siglo XIX, William Wordworth:

Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse. Porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.

Supongo que los que visteis la película de Elia Kazán lo recordaréis.

Lunes 07 de Julio de 2014 19:22

REGENERACION DEMOCRATICA

 

Parece que todo el mundo quiere apuntarse al carro de la regeneración democrática. Tiene su lado bueno porque parece que al fin una amplia mayoría se da cuenta de que las cosas no pueden seguir así pero, cuidado, cuando una expresión se generaliza, cada uno acaba entendiendo lo que quiere. Y deberíamos preguntarnos que hay tras la propuesta del gobierno relativa a la elección directa de los alcaldes.

Hay ciertas ideas cuya simpleza las hace aparentemente evidentes sin ninguna crítica. Está claro que si nos preguntan si nos parece bien que el alcalde sea la persona más votada, la mayoría tendemos a decir que sí. Parece obvio.

Claro que también podríamos preguntarnos si nos parece bien que se excluya de la posibilidad de ser alcalde a aquel o aquella a quien más gente ha excluido de sus votos. Es un poco menos obvio, pero también es lógico: nadie puede gobernar en contra de la mayoría de la población.

En elecciones binarias (dos candidatos/as) la contradicción no se plantea. Quien obtiene la mayoría es, por definición, el que menos oposición encuentra pero ¿qué pasa si hay tres, cuatro o más candidatos?

Desde hace varias décadas, los economistas están aplicando el modo de razonar de la teoría económica a los asuntos políticos. Desde este punto de vista lo que importa en un sistema electoral, es que dé un resultado de satisfacción óptimo para el conjunto de los ciudadanos, entendiendo como óptimo cualquier estado en el que cualquier cambio que suponga incremento de satisfacción de unos tenga como como consecuencia una perdida superior en otro u otros y por consecuencia un estado sub óptimo.

La propuesta del gobierno para las elecciones municipales tiene dos fallos conceptuales de base que la invalidan.

El primero parece ignorar que, en el sistema actual, los ciudadanos votan listas, no personas y que en la lista más votada, y en realidad en todas las listas, todos los miembros tiene los mismos votos. Inferir que los ciudadanos que han dado un mismo número de votos a, pongamos 10 personas, quieren que sea alcalde el señalado por su partido como cabeza de lista, no me parece un ejemplo de regeneración democrática precisamente.

Teniendo en cuenta que lo que se vota son listas, el segundo fallo es el de suponer, para las elecciones de tres o más listas, que los ciudadanos descartan por igual a las listas que no votan. Es decir que el elector que vota, por ejemplo, al PP, valora exactamente igual a fuerza nueva, a izquierda unida y a los verdes. Suena raro.

Por el contrario, parece perfectamente lógico que un elector, que quiere que gobierne el partido que él ha votado, pueda aceptar, como segunda opción que gobierne otro y descartar absolutamente que gobierne un tercero. Un gobierno formado por una minoría pero al que apoyan otros electores que lo ven como segunda opción tendría, seguramente, más legitimidad democrática que un gobierno de una minoría algo más mayoritaria pero al que los demás electores no quieren ver ni en pintura. Podemos razonablemente pensar que la primera solución se acerca más al óptimo de bienestar común que la segunda.

Para entender lo que digo pensemos un momento en cómo funciona el concurso de Eurovisión. En él cada jurado no vota exclusivamente la canción que más le gusta sino que tiene una serie de votos ponderados (12; 10; etc.) que da a diversas canciones según su orden de preferencias. No es habitual, pero no sería imposible que un concursante que obtuviera 10 puntos de cada jurado, pudiera ser el más votado sin haber tenido un solo voto de 12. Dejando aparte el dudoso gusto que los jurados de Eurovisión han demostrado en las últimas ediciones, esta claro que nadie consentiría que se llevara el premio alguien que tuviera en total menos votos aunque tuviera una respetable cantidad de doces porque el total es la expresión de la máxima satisfacción del conjunto de jurados.

El problema practico que se plantea en las elecciones políticas es el de determinar de forma correcta cuales son las segundas y terceras opciones de los electores (Curiosamente, nunca he visto preguntar al CIS por ello. Por ejemplo: Si el partido al que usted vota no obtuviera la mayoría suficiente para gobernar, ¿Cuál preferiría Usted que o hiciera? o algo similar). Por supuesto una elección con un sistema de puntos como en Eurovisión me parece difícilmente practicable pero hay alternativas.

Una de ellas es el voto sucesivo: Si hay, supongamos, cinco candidatos y ninguno logra la mayoría absoluta, se hace una segunda elección de la que se elimina al que menos votos ha sacado. Con ello se obliga a los que tenían a ese candidato eliminado como primera opción a explicitar su segunda preferencia en su nuevo voto. Si aun así nadie saca la mayoría absoluta, se elimina de nuevo al que menos votos ha sacado y así sucesivamente.

En realidad, pienso que, en la práctica, un sistema como el francés, en el que lo que se hace es una segunda vuelta con los dos candidatos mejor situados, daría unos resultados bastante aceptables en cuanto a combinación de primeras y segundas preferencias de los electores con una notable economía de procedimiento.

El “pero” de este sistema es que obligaría a disociar en las municipales la elección del alcalde de la de los concejales ya que si se aplica la eliminación de los menos votados a todos los componentes de la lista se acabaría con uno de los elementos claves de nuestro sistema que es la representación proporcional. En un momento en que se pone en cuestión el bipartidismo no parece que sea la dirección correcta. Por su parte la elección separada de alcalde y concejales obligaría a repensar el reparto de competencias establecido en la ley de reguladora de las bases del régimen local, incluida la moción de censura. No obstante, es una vía que se puede explorar.

La solución más simple es, curiosamente, la que está más a mano: El sistema actual funciona de manera que, cuando una lista no alcanza la mayoría absoluta, se abre un proceso de posibles coaliciones poselectorales y acuerdos de gobierno. Lo que está implícito en el sistema es que los representantes elegidos comparten con los electores a los que representan no solo el acuerdo sobre un programa sino también, las segundas opciones y preferencias.

Suponer que ese vínculo es fiable al 100% es excesivo y todos tenemos en la cabeza a formaciones políticas que han hecho acuerdos post electorales que claramente rechinaban con el sentir de sus bases. Probablemente esto se deba a que el sistema de listas cerradas tiende a separar a los aparatchiks de sus bases y aunque todos sabemos que al final se acaba pagando en términos electorales, esto no es un gran consuelo.

Sin embargo el remedio a esa separación es más simple de lo que parece: un sistema de listas abiertas permitiría a los ciudadanos poner en las concejalías a quienes más sintonicen con sus propias ideas e incluso expresar sus primeras preferencias y siguientes con mayor claridad. Hecho esto, los concejales elegidos podrían llegar a acuerdos que expresaran más fielmente la voluntad de los electores. Eso sería una verdadera regeneración democrática.

Pretender gobernar todos los municipios de España a base de treintas y cuarentas por ciento puede ser muy útil para conservar el poder e incluso para intentar imponer el sistema a niveles superiores pero de regeneración democrática no tiene nada.

Jueves 26 de Junio de 2014 12:35

AFORAR

Una acepción común del verbo aforar es la de “estimar o evaluar la capacidad o el contenido de un recipiente”.

Supongo que las autoridades competentes han debido evaluar o estimar de manera muy pesimista lo que se le podía venir encima al ex rey Juan Carlos I, a juzgar por las prisas que se están dando en aforarle.

Son los inconvenientes de la abdicación. Lo normal, en monarquía, es que el rey termine sus funciones muriéndose, ya sea en la cama o en el campo de batalla, para que el chambelán de turno pueda gritar aquello de: “El rey ha muerto, ¡Viva el rey!”.

Creo que hay alguna tribu africana en la que nombran rey a uno de sus miembros quien por un tiempo determinado es tratado, valga la redundancia, a cuerpo de rey: le dan de comer hasta saciarse, le llevan mujeres y seguramente, esto sólo lo imagino por la situación geográfica, le permiten cazar algún elefante. Después se lo cargan, y ya esta: El siguiente, por favor.

Ha habido abdicaciones famosas, algunas de ida y vuelta como la de Fernando VII, y en la mayoría de ellas el rey abdicado ha tenido que salir con el rabo entre las piernas. Lo excepcional, por inhabitual, es un rey abdicado pasando tranquilamente los últimos días de su vida en Yuste. Claro que Juan Carlos I no es Carlos V, quien no se avergonzaba de su hijo bastardo, Don Juan de Austria. Ni supongo que de otras cosas.

Los tiempos cambian. Y un rey abdicado puede ser rápidamente presa de los fantasmas del pasado en forma de presuntos hijos, amores turbios o negocios oscuros. De cuentas no saldadas, en definitiva.

Con aforamiento o sin él, si hay cosas saldrán. Y cada cosa que salga, independientemente del recorrido judicial que tenga, será una acusación contra la falta de transparencia anterior. Así que creo que el debate es un poco inútil. La propia abdicación exprés es un síntoma del deterioro de la institución. Ha bastado un resquicio para que cientos de banderas tricolores se colaran por él.

Pero no nos engañemos: El 19 de junio no era el 14 de abril. Hoy por hoy no se trata de dar un golpe que traiga la republica. De lo que se trata es de corregir los abusos de un poder ante las limitaciones de una Constitución que cada día pide a gritos una reforma.

Hagamos una reforma constitucional que profundice en la democracia, que se adecúe a las nuevas circunstancias y que impida los recortes en los derechos adquiridos.

Probablemente, entonces, la republica vendrá como fruta madura.

Martes 27 de Mayo de 2014 22:41

¡CLARO QUE PODEMOS! PERO ENTRE TODOS

 

Parafraseando a Neil Amstrong, podríamos decir que la sorpresiva irrupción de PODEMOS en el espectro político ha sido un pequeño paso para la humanidad y un gran paso para Pablo Iglesias (No es descartable que algún puñado de votos le venga por su nombre) quien ha hecho, en la resaca de los resultados, unas declaraciones a la medida de sus ambiciones. Comprensible.

El éxito de PODEMOS en estas elecciones es una sacudida inesperada con la que, por fin, parece que la indignación de unos y otros puede estructurarse en una respuesta política. Sin duda aportará cambios en las relaciones de poder de unas y otras fuerzas y en nuestra manera de ver y entender la política. Cambios de los que, por supuesto, sólo tiempo que tenemos por delante nos dará el alcance exacto.

Lo que parece establecido, hoy por hoy, es lo siguiente:

- El PSOE se ha llevado un batacazo. No discuto si mayor o menor que el del PP, seguramente más doloroso.

- El PSOE sigue siendo la fuerza mayoritaria de la izquierda.

- La izquierda, en conjunto, gana a la derecha.

- Hay un bloque crítico con el sistema, en el que se puede meter incluso a UPyD , que sobrepasa holgadamente un tercio de los votantes.

Sin embargo, creo que hay que ser cauteloso con algunas aseveraciones que se hacen precipitadamente. Una de ellas es la que estos resultados pueden extrapolarse a futuras elecciones:

La abstención es una reserva de votos que pertenece sobre todo al PSOE y al PP. Si nos fiamos de las estadísticas, una parte de esos abstencionistas volverá a votar en las próximas elecciones. No descarto que algún desencantado vea ahora la luz y se anime a votar a PODEMOS o similares pero yo diría que, en principio, los indignados han echado el resto.

Las elecciones europeas tienen una mecánica diferente de las generales. Son las más proporcionales de España al tener una circunscripción única de nivel nacional. En las generales y muchas autonómicas la división en circunscripciones penaliza a los partidos pequeños cómo bien sabe IU por amarga experiencia.

Otra afirmación precipitada es la de que se acabó el bipartidismo. No es exactamente verdad. En primer lugar porque de lo que estamos hablando es de un bipartidismo imperfecto en el que en un número importante de legislaturas los nacionalistas han asegurado la gobernabilidad del partido mayoritario. Es una consecuencia del sistema electoral que les prima a ellos debido a la concentración de sus votos en pocas circunscripciones en vez de a los partidos nacionales con vocación de bisagra.

En segundo lugar porque con el sistema electoral actual ese bipartidismo imperfecto está más que asegurado (al menos a nivel nacional). Pablo Iglesias lo tiene claro cuando dice que su meta es sobrepasar al PSOE pero si lo consigue el bipartidismo se mantendría igual, salvo que el segundo partido sería PODEMOS (con permiso de UPyD e IU que aspiran a lo mismo). Sólo con un sistema electoral que asegurase una mayor proporcionalidad a nivel nacional se podría conseguir algo parecido al multipartidismo aunque dudo que catalanes y vascos lo acepten de no ser que venga en un paquete que incluya dosis mayores de soberanía. Y aun así.

Así las cosas, ¿qué conclusiones sacar? Estas son las mías:

Al menos para las generales IU y PODEMOS están condenados a entenderse. Cerca de 40 provincias tienen 7 o menos diputados. Así que, incluso aumentando sus porcentajes actuales, conseguirían muy pocos escaños si van separados. Juntos es otra cosa y parece que así lo entiende IU que ha empezado a mandar cables.

Más difícil parece un acuerdo con el PSOE, no sólo porque éste comienza ahora un periodo de "baño de realidad" del que no se sabe cómo saldremos, sino porque para el público de PODEMOS, dejar de cantar aquello de "PSOE PP la misma mierda es" de un día para otro es bastante improbable. Por su parte, Izquierda Unida tiene en la memoria una larga lista de agravios, reales o presuntos, que no parecen dispuestos a olvidar, cómo han demostrado en Extremadura, aunque no hayan sacado gran cosa de ello.

De todas maneras las generales están aún lejos y toca pasar por la casilla de las municipales y buena parte de las autonómicas. En algunas regiones, y en todos los grandes ayuntamientos, el sistema da una proporcionalidad bastante aceptable por lo que supongo que cada uno ira por su cuenta y las conclusiones definitivas de cara al futuro se sacarán a la vista de los resultados. En mi opinión la clave la darán los dos Madrid (Comunidad y Ayuntamiento)

Entonces veremos si los tres partidos son capaces de entenderse, si hay una posibilidad de una mayoría de izquierdas, si las reticencias de unos y de otros se liman y si el PSOE es capaz de abandonar lo que se llamó en su día patriotismo constitucional y sumarse al carro de los que quieren un cambio de régimen, de Constitución y de sistema electoral.

Para salir de la crisis por la puerta correcta.

Miércoles 21 de Mayo de 2014 19:58

TRES DISPAROS EN LEON

“… cómo tres golpes secos dados en la puerta de la infelicidad”. No hace falta que Montserrat y Triana hayan leído a Camus para que, después de unos cuantos años entre rejas, comprendan las consecuencias de estos tres disparos que han hecho buena aquella frase de que “hay enemigos, enemigos a muerte y compañeros de partido” y que han desatado una cadena de despropósitos en un tiempo record:

Dos militantes del PP se cargan a tiros a su jefa política y la consecuencia más inmediata es … la dimisión de una concejal socialista, evidenciando hasta que punto la izquierda española esta presa de un complejo de “gallina en corral ajeno” y acepta, sin más las normas de comportamiento político que impone la derecha aunque ésta misma no las cumpla.

De acuerdo, era un exabrupto mezquino y miserable, pero no más que los que abundan en boca de políticos que ni se molestan en disculparse. Por ejemplo, el del candidato Arias Cañete. Que, por supuesto, es diferente: Es peor. Si dentro de unos días se produce una muerte violenta en España, hay muchas más probabilidades de que sea por violencia machista que de que se repita algo similar a lo de León.

Lo cual no ha impedido que se desaten los grandes medios y se inicie una caza de brujas contra algunos internautas, incapaces de comprender que Facebook y Twiter no son tertulias de taberna entre amigos, por parte de unos fiscales incapaces de determinar los limites de la libertad de expresión, por burda que sea. A este respecto, el azar de las cosas ha querido que esta misma semana el país semanal publicara un comentario de Juan José Millás a una foto del cardenal Bertone. El comentario, magnífico, termina así: Yo, de las monjas, le pondría cianuro en las natillas. Por supuesto, el estilo es mucho mejor, claro.

Y como para demostrar que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra ilustres portavoces del PP, con la honrosa excepción de Soraya Sáenz de Santamaría que todo hay que decirlo, se lanzaron a toda prisa a buscar chivos expiatorios en el 15M, la PAH y, en general, en el llamado “clima de crispación”. Por suerte para el PP, alguien debió de advertirles a tiempo que iban camino de repetir el mismo error que tras los atentados de Atocha y les recordó las consecuencias. A pesar de eso, aún de cuando en cuando se oye alguna tontería de ese tipo.

Probablemente, los estrategas de campaña que trataron de sacar tajada intentando convertir en martirio político lo que era, según todas las apariencias, un ajuste de cuentas y santificando a Isabel Carrasco no sabían lo que se traían entre manos. La fama es algo muy delicado. Cada uno se fabrica la suya con sus actos y la imagen de la Sra. Carrasco en Castilla y León estaba lejos de carecer de sombras, por decirlo suave. Ya sé que las oraciones fúnebres no son el momento de sacar defectos pero hay que tener mesura so pena que la gente, cabreada, te devuelva a la realidad.

Se dice que una imagen vale más que mil palabras y ha habido una que se la ha escapado en varias ocasiones a los guardianes de la TV: Donde cayó la Presidenta del PP de León apenas había al día siguiente cuatro velas y dos o tres ramos de flores. Los que recuerden imágenes similares de otros hechos luctuosos no tienen más que comparar y sacar sus conclusiones.

Lunes 07 de Abril de 2014 22:55

¡Fittipaldi!

En cualquier país serio, el incidente de Esperanza Aguirre con los policías municipales (o agentes de movilidad, según quien lo cuente) no habría merecido más que unas líneas en las páginas de sucesos del día siguiente.

En el nuestro, el debate político se enmascara y se esconde en este tipo de chorradas porque no es políticamente correcto que se reconozca a las claras que en el seno del PP de Madrid hay una lucha sorda por el poder entre sus dos damas principales: Ana Botella y Esperanza Aguirre.

Después de todo es un incidente banal: La Aguirre hizo algo que hacen a diario muchos madrileños: aparcar donde pueden cuando se les obliga a dar cien vueltas para gestiones que consumen apenas unos minutos cómo comprar el periódico, ir al cajero o dar un recado rápido en un portal o en una tienda.

No creo que los agentes tuvieran intenciones especialmente animosas contra ella. A lo sumo comprendo que, al comprobar la pieza que habían cazado, quisieran regodearse un poquito. Es humano.

A partir de ahí los acelerones, las embestidas y las persecuciones dignas de un guion cinematográfico son semilla para el cotilleo y las declaraciones solemnes y ahuecadas del tipo: La ley es igual para todos. Cómo si no fuera obvio. Cómo si importara.

Lo que importa es que el PP de Madrid, y por ende el nacional, tiene un buen dilema: Parece claro que Ana Botella no puede ganar la alcaldía y que sin la alcaldía no se puede ni soñar en ganar la Comunidad. ¿Puede hacerlo Esperanza Aguirre? Es más difícil de saber. Yo no pienso que este incidente le perjudique mucho ya que su gesto es bastante consistente con su imagen habitual de mujer echada p’alante, algo chulesca y sin pelos en la lengua. Hay una parte del electorado de derechas que es así. Y, por otra parte, muchos automovilistas que circulan por Madrid han tenido en alguna ocasión ganas de decirle a un guardia exactamente lo mismo que ella: oiga mire, si me tiene que poner una multa póngamela pero, por favor, no me sermonee, que deje la catequesis hace años.

Porque lo más surrealista de todo esto es que izquierdas y derechas hayan descubierto de repente que tenemos una policía municipal magnífica y que por Madrid se circula perfectamente y sin ningún problema gracias a ellos que, por supuesto, no están ahí para recaudar.

Supongo que si, finalmente Esperanza Aguirre es la candidata a la alcaldía, será la candidata Fittipaldi.

Domingo 23 de Marzo de 2014 21:32

SUAREZ

Se había ido ya hace tiempo, pero los hombres tenemos de marcar con cruces las fechas del calendario y él decidió esperar a la primavera para la suya.

Unos y otros se están dedicando ya al ejercicio de hipocresía habitual en estos casos. Algo relativamente normal tras cualquier defunción, pero esta inmersión en el túnel del tiempo a que nos están sometiendo periódicos y televisiones, empieza a sobrepasar los limites de los razonable. Se han convertido en un coro que recuerda los gritos de “santo subito” a la muerte de Juan Pablo II. Ayer oí en televisión a una señora de Cebreros contar cómo, de pequeño, había querido regalar sus zapatos a un niño que no tenia.

Supongo que todos los hombres y mujeres que como se dice “entran en la historia” lo hacen de una manera un tanto abrupta, con el tiempo encargándose de poner las cosas en su sitio

Nunca podremos saber como hubiera evolucionado España en otras circunstancias. Y aunque algunos pensemos que los cambios sociales y económicos llevaban necesariamente a una apertura democrática y que el franquismo sin Franco era imposible de imaginar, es difícil refutar la tesis oficial de el hombre casi providencial que nos llevó de una orilla a otra del mar Rojo sin (apenas) mojarnos el culo.

Tampoco importa mucho. Después de todo, los propios israelitas renegaron de Moisés una vez el trabajo hecho y probablemente con razón, ya que cada momento requiere sus hombres y su equipo. Lo que Adolfo Suarez tenia que hacer lo hizo, bien o mal, y a partir de ahí ya no servía ni a unos ni a otros aunque todos lo alaben ahora.

Pero esas alabanzas no son ni mucho menos desinteresadas. No es la primera vez que se trata de utilizar la transición como coartada para mantener el régimen con un discurso que se podría resumir cómo: “fue tan difícil, tan improbable, que no podemos arriesgarlo”. Sobre todo que no se nos ocurra imaginar que podía haber sido de otra manera.

Y nos pasaran una y mil veces la imagen de Adolfo Suarez sentado en su escaño mientras el resto de los padres de la patria buscaban el inútil cobijo de las mesas de los suyos. Hasta el rey ha salido a chupar rueda.

De los dos colegas que montaron el tinglado, el rey ha tenido el viento de popa mientras que a Suarez la vida y los amigos lo han tratado cruelmente. Tiene por eso la simpatía romántica que despiertan los vencidos y, por eso, resulta patética la intentona de aprovechar su aura para apuntalar un régimen que hace agua por todas partes.

Adolfo Suarez fue el último presidente del gobierno franquista y el primero de la democracia. Gracias ello, el rey nombrado por Franco pudo mantenerse. No es de extrañar que quieran sacarle jugo hasta el final.

Por favor, déjenlo descansar en paz.

Miércoles 26 de Febrero de 2014 21:17

EL 23 F DE JORDI EVOLE

Desde que en 1938 Orson Welles sembró el pánico en Nueva York con su versión radiofónica de la guerra de los mundos de Herbert Georges Wells, ¿Cuál es el medio que no ha soñado alguna vez con repetir la hazaña? Recuerdo especialmente cómo, hace relativamente poco tiempo, la radio belga engañó a mucha gente con un "informativo especial" en el que daba cuenta de que Flandes se había independizado unilateralmente de Bélgica.

El engaño, tanto el jocoso como el malintencionado, forma parte de la munición habitual de programas radiofónicos y televisivos: Cámaras ocultas; Cobayas que llegan al plató sin saber que van a reencontrarse con el amor de su vida o a enterarse de que tenían un hermano que desconocían; Maquillaje de declaraciones; Montajes de videos y escenas similares se repiten asiduamente para gozo o indignación de los espectadores.

Me atrevo a decir que lo que ha intentado Evole es más difícil que lo de Orson Welles o los belgas: Sembrar el pánico, o simplemente hacer creer algo imaginario es relativamente fácil. En el caso de Welles lo que “cantaba” era lo de los marcianos pero, ¿Acaso era eso lo importante? Si cuando vimos en la tele la caída de las torres gemelas el locutor nos hubiera dicho que habían sido atacadas por naves extraterrestres nos lo habríamos creído a pies juntillas. En aquél momento lo importante era lo que pasaba. Quién era el culpable sería importante al día siguiente.

También fue fácil en el caso de la emisión belga: se creyó porque era perfectamente creíble dado el ambiente caldeado del norte del país. Podría hacerse perfectamente en España: hasta el más novato de los realizadores podría fabular un "informativo" sobre una declaración unilateral de independencia de Cataluña que se creerían cientos de miles de espectadores, unos porque la temen, otros porque la desean: Bastaría con unas imágenes de archivo de manifestaciones multitudinarias llenas de senyeras; declaraciones de Mas o Rajoy; guardias civiles tirando pelotas al mar en la Barceloneta y hasta un locutor podría decirnos, para poner picante, que el ayuntamiento de Cervera se había declarado leal a la monarquía cómo en el siglo XVIII.

Sin embargo, el desafío de Evole era mucho mayor: Tenía que partir de un guion ya escrito, aunque algunas páginas estén aún en blanco; Tenía que rellenar esos huecos de manera que pudieran integrarse de manera creíble en lo que ya sabemos todos. Por supuesto, metiendo lo necesario para que el conjunto pudiera interpretarse de una manera diferente a la habitual pero respetando cosas obvias: No podía haber muertos, ni manifestaciones, ni tanques en más sitios que en Valencia, de la misma manera que no puede haber un reloj en la muñeca de un soldado romano.

¿Superó el desafío? Creo que sólo a medias. Supongo que el número de crédulos sería más importante durante los cinco primeros minutos que al final, ya que a medida que avanzaba el programa si iban viendo las cuerdas cada vez más gordas. En esto Jordi Evole violó la ley más importante de los cuentistas, la de que la tensión debe ir siempre en aumento.

Tuvo algunos errores de bulto. Ignoró anécdotas menores, como el hecho de que un diputado tuviera que ser evacuado al hospital tras sufrir un ataque de asma y/o ansiedad (¿no estaba al tanto del compló?) pero sobre todo se olvidó de algo que fue fundamental para el desarrollo de los acontecimientos y con lo que los golpistas no habían contado: Que Francisco Laína (un TAC, mira tu por dónde), poniéndose unas cuantas leyes por montera, constituyó a la comisión de subsecretarios en gobierno en funciones del país y paró el golpe: Desde el hotel Palace, precisamente.

Hay algo más, que no tiene nada que ver con los hechos. Si la tesis que desde el principio plantea el falso documental, la de que el rey se implicó en un ardid para frenar el aumento del golpismo, hubiera sido verdad, su difusión hubiera sido un balón de oxígeno para la monarquía. Ya aparece cómo salvadora en la versión aceptada de los hechos pero aquí se iba un pelín más lejos: Juan Carlos habría sido el buen doctor que nos hace un poco de pupita en brazo o en el culete para vacunarnos de cosas más terribles: Un benefactor ilustrado vaya.

He seguido con cierta frecuencia programas de Jordi Evole. Creo que es uno de esos periodistas de investigación criados en el post Watergate que salieron de las escuelas de periodismo con una Remington cargada en la mochila y que piensan que su destino manifiesto es destapar un escándalo cada semana y si es posible dos. No me parece mal que sea así, pero no es el tipo de personalidad consistente con la tesis del documental de haber sido cierto.

Constatado esto, todo lo demás consistió en el juego de cazar el gazapo.

Martes 28 de Enero de 2014 22:32

VOX ¿POPULI?

La foto dio la vuelta al mundo: Ortega Lara salía del zulo en el que había permanecido secuestrado por ETA durante año y medio con varios kilos menos, barbas de talib y unas gafas más grandes que su cara.

El otro cambio era más sutil, apenas perceptible: Los etarras habían secuestrado a un “pringao”, un funcionario de prisiones sin historia y tirando a gordito, pero en los cuatro metros de su celda había hecho un viaje iniciático del que volvía con el olor de los mártires y los héroes. Ese carisma le permitió convertirse en un icono para las victimas del terrorismo etarra, para la derecha y, en particular, para la derecha más reacia a negociar con ETA.

La relación del PP con las victimas de ETA ha pasado por altos y bajos: Utilizadas sin escrúpulo como ariete contra los gobiernos socialistas,blandos con el terrorismo, eran mas difíciles de manejar cuando el pragmatismo de la función del gobierno imponía al PP un enfoque más allá del meramente policial. Además, la infiltración es mutua, de manera que los desencuentros de unos y otros se traducían necesariamente en conflictos internos más o menos sordos. El propio Ortega Lara, con sus idas y venidas era un ejemplo de ese malestar.

Así que no es de extrañar que en esta atmosfera de fin de régimen en la que unos y otros tratan de posicionarse, se augura el fin del bipartidismo y florecen en todos los campos ideológicos toda clase de aventuras políticas, un sector de ese entramado, con Ortega Lara al frente, haya decidido dar el paso y formar su propio partido político: VOX.

Hasta ahora, una de las peculiaridades del sistema español, a diferencia de otros países europeos, era la inexistencia de un partido (no me refiero a grupúsculos) de extrema derecha. En realidad, ésta estaba incrustada en el PP conviviendo con liberales, conservadores moderados e incluso centristas. Algo que daba una ventaja electoral de salida al PP frente a una izquierda dividida y con unas reglas electorales que perjudican a las minorías.

Que la creación de este partido va contra los intereses de la derecha en su conjunto me parece claro. Sin embargo, lo que más me sorprende no es que el PP sufra una escisión (habrá que ver su alcance) sino por donde ha venido: Creo que es fácil estar de acuerdo en que los dos años de gobierno del PP se han distinguido por un enfoque conservador muy claro que raya la extrema derecha en asuntos como la enseñanza, las libertades públicas o el aborto. De manera que un observador atento se hubiera esperado una escisión mas bien por el lado del centro.

Esto significa que la formación de VOX no se debe a problemas de ideología religiosa, ni al miedo a la pérdida del poder económico de la derecha. Su monotonía es ETA y, por extensión, el país Vasco y Cataluña. A estas alturas de la película, una buena parte de la derecha española, no es que no sepa cómo reaccionar a los problemas territoriales, es que ni siquiera ha asimilado el Estado de las Autonomías.

Es fácil decirse que las elecciones pondrán a cada uno en su sitio. Que otros, de todos los colores, lo han intentado y el férreo sistema electoral les ha negado el pan y la sal. El problema es que las próximas elecciones son las europeas, las mas proporcionales de todas las españolas debido a la circunscripción única. He leído que un sondeo les da unos cuatrocientos mil votos y es probable que la espantá de Mayor Oreja, quien no hace falta que vaya en su lista, le basta con no ir en las del PP, les ceda unos cuantos más.

Así que no será difícil ver a Ortega Lara paseando su aura de Quijote por los pasillos del parlamento europeo.

Lo que me pregunto es ¿de que cuernos va a hablar allí durante cinco años? Porque el programa de VOX cabe en una hoja.

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