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Jueves 14 de Noviembre de 2013 20:33

LA CONFERENCIA RUBALCABA

Algunos fueron el pasado fin de semana al palacio de Congresos cómo quien va a un entierro, o a un funeral, incluso con la comezón morbosa de quien va al circo a ver las piruetas del trapecista, esperando/temiendo que en un momento dado se estampe contra el suelo.

Y el suelo contra el que se tenía que estampar Alfredo Rubalcaba eran las primarias: Una trampa saducea (por citar a los clásicos) de la que es difícil salir, ya que juega con el sentimiento natural del animal hombre que le inclina a querer decidir sobre todo lo que le afecta.

Sin embargo, los que presentan las primarias como algo muy simple (sólo son cuestión de democracia interna) se olvidan de señalar que las decisiones se producen en un contexto de normas y relaciones previas que hacen difícil o inviable, o simplemente inapropiado, un resultado de la decisión que no sea consistente con el status quo. Ya hemos visto en el PSOE el resultado de unas primarias realizadas sin ninguna alteración de ese contexto.

Que no se me malinterprete. Por supuesto que me gustaría que al Secretario General del PSOE se le eligiera por sufragio universal de todos los afiliados, pero para eso habría que cambiar el sistema interno, la estructura del partido, incluyendo la sucesión de procesos congresuales que hay hoy día, la relación entre la ejecutiva federal y las regionales o la posibilidad de dar mandatos imperativos a los delegados de las agrupaciones a los congresos, entre otras cosas. Fuera de eso, las primarias sólo llevarían a la sustitución de un secretario por otro sin que la democracia interna aumentara ni un ápice. Para eso me quedo cómo estoy.

Si hablamos de primarias para candidatos, me parecen muy lógicas en el sistema electoral francés, donde los escrutinios son uninominales y, cuándo necesario, a dos vueltas. Por eso, asegurarse que los candidatos tienen una amplia aceptación, incluso entre los simpatizantes y próximos, es vital para evitar que los votos de los “amigos” que no han pasado el primer filtro se queden en casa, o se vayan al adversario, en la segunda vuelta. Después de todo, todos los que votan en las primarias tienen derecho a votar en las elecciones.

No es el caso en el sistema español: Al presidente del gobierno no lo eligen directamente los ciudadanos sino el conjunto de los diputados quienes, casi en su totalidad, están puestos por los aparatos de los partidos en el marco de un sistema electoral que hace imposible que el elector declare sus preferencias. No es por caer en el surrealismo, pero imaginemos por un momento que un partido elige a su candidato a presidente en primarias. Qué gracias al tirón que obtiene por el hecho de haberlas ganado consigue para su partido una mayoría absoluta de, pongamos, 200 diputados. Pues bien, los otros 199, puestos por el aparato (a sus distintos niveles), podrían perfectamente votar a otro para presidente.

Ya sé que exagero y que eso no pasaría nunca. No importa, el presidente del gobierno así elegido estaría tan controlado por el aparato como el resto de diputados. Así que, denme un sistema electoral en el que pueda elegir a quien quiero cómo diputado (listas abiertas, circunscripciones uninominales o algo así) y les perdono las primarias.

Ya el colmo me parece reclamar primarias para la cabeza de lista de las europeas. Aparte de lo que he dicho del sistema electoral, no veo el valor añadido que tendría el que uno de los eurodiputados españoles, uno mas entre los eurodiputados socialistas de toda Europa, hubiera sido designado en primarias. De hecho, conocida la vanidad de nuestros paisanos, solo serviría para poner trabas a lo que a mi juicio es la tarea a realizar en ese sentido: Conseguir un programa común de todos los partidos europeos socialistas y amigos y buscar una persona con experiencia y capacidad para llevarlo a cabo como presidente de la Comisión. A mi sólo se me ocurren dos nombres: Uno hombre y otra mujer, y ninguno es español.

Lo más triste de todo esto es que el empecinamiento en debatir de las primarias ha estado a punto de dar al traste con una conferencia cuya misión era el rearme ideológico del PSOE. No lo ha conseguido, pero ha limitado el movimiento.

En las circunstancias en que estamos el PSOE necesitaba haber dado una señal fuerte de giro hacia la izquierda, yendo hasta el final en temas cómo la monarquía, la reforma constitucional, las relaciones con la Iglesia o el sistema electoral. Algo se ha avanzado, impensable hace solo unos años, pero queda camino para recorrer. Esa es una responsabilidad seria de los que han puesto el acento en el problema de las primarias, que ahora no tocaba. Pero ¿Cómo se mueve de sitio la iglesia del pueblo cuando la grey anda revuelta?

Alfredo Rubalcaba ha conseguido al menos una tregua. Esperemos que pueda aprovecharla no en su interés, sino en el de un PSOE renovado. El bastante tiene con haberse bajado del trapecio ileso y entre aplausos.

Miércoles 06 de Noviembre de 2013 19:39

FAGOR

La ya larguísima crisis va dejando en el paisaje industrial montones de cadáveres, y no sólo de inmobiliarias y sus bloques de pisos por terminar o por ocupar: La seda; Pescanova; Panrico; Roca, son solo algunos nombres de la otrora la flor y nata de un capitalismo español cada vez más internacionalizado y prepotente, que están ahora en situaciones de concurso o pre-concurso sin que quede ni siquiera claro que vayan a tener la necesaria respiración asistida.

A ellos ha venido a añadirse la emblemática FAGOR: ¿Quién no ha tenido alguna vez un frigo, una lavadora o un horno de esta marca?

FAGOR, antes ULGOR, dio origen al conglomerado financiero-industrial Mondragón (EROSKI, CAJA LABORAL, LAGUN ARO, ORBEA, por citar las más conocidas, y un largo etc. Quizás hasta la orquesta sea suya), primero del País Vasco, y uno de los más importantes de España, y singular en muchos aspectos: Su gestión cooperativa; Su preocupación, desde los orígenes, por la formación técnica; Su filosofía social de dar prioridad al trabajo sobre el capital y su organización democrática.

De alguna manera, el grupo Mondragón era la demostración por la práctica de que se podía jugar en el terreno del capitalismo (la eficacia empresarial) sin caer en la regulación autoritaria y manteniendo principios progresistas. No es casualidad que el grupo fuera fundado por el cura Arizmendieta. Después de todo, la llamada doctrina social de la Iglesia siempre consistió en creer que se puede mejorar la suerte de las clases trabajadoras sin cambiar el sistema. Algo que muchos socialdemócratas comparten, por cierto.

Ahora que FAGOR ha caído de bruces,  que el holding Mondragón no se atreve a socorrerla porque no sabe si no resultará tocado y hundido a su vez y que EROSKI parece que empieza a estornudar, descubrimos de nuevo que nadie lucha largo tiempo contra el dragón sin tomar parte de su naturaleza y que EROSKI y FAGOR habían emitido (¡vaya!) más de 800 millones de euros en participaciones preferentes (sí, cómo las Cajas) de las cuales una parte importante están en manos de sus propios empleados - cooperativistas. Que perderán no sólo sus empleos sino también sus ahorros. Difícil papeleta para el gobierno vasco e incluso para el central, que no parece dispuesto a decir esta boca es mía.

Contrasta la rapidez con la que se acudió, con el dinero de todos, a salvar bancos y cajas, con la indiferencia con qué se está dejando pudrir nuestro tejido industrial: Riesgo sistémico decían. Pero a mi se me hace difícil imaginar que una sucesión de quiebras de grandes empresas no tenga también un impacto sistémico sobre todo en las instituciones financieras que acumulan deuda de esas empresas.

Salvo que, quizás, sea eso lo que se pretenda: La conversión de deuda en propiedad a precios de saldo. Parece que a lo que estamos asistiendo es a la apropiación pura y simple del sector industrial y de servicios por el financiero. Hace ya un tiempo que los llamados fondos buitres han empezado a picotear la carroña en ese proceso de destrucción creativa (así lo llaman) que nos permite presumir de que se haya duplicado la inversión extranjera en España sin que esos inversores hayan creado ni una sola empresa.

Creo que fue Buenaventura Durruti el que dijo aquello de: No nos importan las ruinas, nosotros heredaremos la tierra. Se estremecería si viera cómo los grandes banqueros han hecho suya su frase.

Domingo 07 de Julio de 2013 19:32

Golpe de Estado

Dejadme que haga una serie de comparaciones irreverentes: Como al depuesto presidente Mursi, a Rajoy lo eligió la mayoría de los electores. Igual que él, ha tenido que dejar de lado algunas de sus promesas electorales; Como Mursi, Rajoy o sus ministros han modificado o pretenden modificar leyes de cierta importancia y, como en el caso de Mursi, estas modificaciones siguen a veces criterios religiosos o son concesiones a la jerarquía eclesiástica. Como Mursi, Rajoy no ha podido impedir el descalabro económico, ni el aumento del paro y la pobreza. Como Mursi, ha visto descender su popularidad en picado y, como a él, le piden cambios e incluso la dimisión multitudinarias manifestaciones populares.
 ¿Justificaría todo esto que el ejército diera un ultimátum a Rajoy, lo detuviera y se lanzara a la caza de los cabecillas de su partido? Entonces, ¿porqué en Egipto sí?
 Un golpe de estado es un golpe de estado. Sólo desde la acomodaticia política a que nos vienen acostumbrando las potencias occidentales puede verse de otra manera. Y es un error. Por varias razones:
 La primera, porque ya ha pasado: En Argelia, en los 90, se anularon unas elecciones que daban el poder a los islamistas. Los países occidentales respiraron aliviados, pero se generó en Argelia una oleada de terrorismo que aun dura. Se mantiene un régimen autoritario y la economía argelina se salva solo gracias al gas.
 La segunda, porque este relativismo moral nos lleva a ponernos de parte de unos en Egipto y de sus contrarios en Siria. ¿Quizás porque en ambos casos hay que estar del lado de los rebeldes, sean quienes sean? Un poco infantil como argumento. Tal vez porque se quiera ganar un poco de presencia en la zona gracias al derrocamiento del poder actual. No sé si es infantil pero al menos es ingenuo.
 La tercera, porque existe un país que está en circunstancias muy similares a las de Egipto: Turquía tiene un gobierno de inspiración islamista, salido de las urnas pero sometido a una fuerte presión popular en su contra. También tiene un fuerte ejercito mas bien laico. ¿Qué pasaría si el ejercito turco, a la vista de la amable reacción ante el golpe de Estado en Egipto, se decidera a dar el paso? ¿Se aceptaría un golpe de estado en un país candidato a entrar en la Unión Europea?
 La cuarta es más de fondo: Siempre ha sido un problema saber que hacer con los ejércitos en tiempo de paz. Por eso los mandamos a Kosovo, Afganistán y otros sitios lejanos en misiones “humanitarias”. Los romanos lo tenían claro: Las legiones no podían entrar en Roma. Pero en España, durante casi dos siglos el ejercito se acostumbró a ejercer de arbitro y se sucedieron los pronunciamientos de uno y otro signo que a menudo se saldaban con pelotones de fusilamiento y que desembocaron en una dictadura militar de cuarenta años. Creo que todos sabemos lo que ha costado, con aquellas bases y prácticamente sin más depuraciones que el propio escalafón, construir un ejercito profesional y respetuoso de la democracia. No es bueno que vean en los periódicos reacciones tan tibias a fenómenos que no son ni tan distantes, ni tan distintos.
 Se puede comprender que los actores políticos, cuando vean difícil alcanzar sus objetivos por medios democráticos, sientan la tentación de llamar al primo del Zumosol. Pero un golpe de estado es siempre malo, por buena que sea la intención de los golpistas, por bueno que parezca el resultado.
 Si llamamos al flautista para que nos libre de los ratones, no nos quejemos el día que empiece a llevarse a nuestros niños.

Martes 28 de Mayo de 2013 19:36

EXORCISTAS

 

En este tiempo de despidos, recortes, cierres y EREs , el hecho de que una institución, aunque sea eclesiástica, reclute mano de obra, aunque sea para hacer exorcismos, es una noticia que hay que mirar con un enfoque positivo: puestos a trabajar cualquier cosa vale y si uno es capaz de superar el asco al vómito verde y poner una voz de autoridad, parece que el resto es fácil.

Además, creo que ya era hora: Después de muchos años de placidez espiritual, mezcla de descreimiento colectivo y de ganas de no complicarnos la vida condenando herejes, y en los que las únicas posesiones celebradas eran las de los partidos de baloncesto, parece que el maligno, aburrido, vuelve a apuntar las orejas.

Menos mal que la jerarquía eclesiástica, tan fina siempre detectando los cambios sociales, ha sido sensible a las primeras señales: Todos sabemos, por el cine y los libros, que un síntoma importante de la posesión demoniaca es un habla ininteligible y sincopada, talmente como les ocurre a determinados portavoces cuando les preguntan por los casos de corrupción en su partido.

Ya es bastante obvio que algún íncubo hiperactivo debe haber poseído a Luis Bárcenas, quien pudiendo disfrutar de su pasta en un paraíso tropical drinking rhum and Coca Cola, prefiere arrastrar su humanidad de juzgado en juzgado sembrando minas de papel rayado que pueden explotarle a cualquiera en cualquier momento.

Otro demonio adicto del gota a gota, esta vez virtual, es el que se ha encarnado en Diego Torres, otrora intimo del infante consorte, quien va soltando mails como confeti, cada uno de un tono más ruborizante.

Hasta el mismísimo Belcebú, no puede ser otro, se ha puesto a la tarea y llevando a Jose Mari Aznar a un monte le ha enseñado la Moncloa y le ha dicho: Todo esto será tuyo si postrándote ante mí haces unas declaraciones de esas que dan titulares durante un par de meses.

Claro, que el demonio de las rotativas y los focos no es privativo de un partido, porque no pasa un día sin que un militante más o menos conocido del PSOE salga a decirnos que no descarta, pero solo si es necesario, por supuesto, presentarse a esas primarias que todos piensan ganar. Ignorando que si no cambiamos el modelo cambiar las personas no sirve para nada.

Hablando con unos amigos de estos temas me decían que los que en realidad necesitaban un exorcista eran los banqueros, porque hay que estar realmente poseído por el demonio para venderle preferentes y participativas a viejecitas y jubilados sin ningún conocimiento financiero.

Es una opinión, pero yo creo que podemos ahorrarnos esos sueldos. Basta con llevarlos a la cárcel. En cuanto pisaran el patio de los “comunes” les iban a sacar los demonios por las orejas en un plis plas.

Y es que nada como el sacramento de la comunión para arreglar a algunos.

 

Viernes 03 de Mayo de 2013 19:15

PUBLICIDAD

De pequeño iba en Metro al Cole: Diego de León - Puerta del Sol, con transbordo en Goya. Me llevaba Mari Tere, una chica vecina, amiga de la familia, que debía hacer un trayecto similar. De ella recuerdo su falda tableada, sus calcetines a media pantorrilla y el calor tierno de su mano, con la que me guiaba, abriéndose camino con una eficacia asombrosa, entre la muchedumbre que abarrotaba los andenes y pasillos.

En aquel tiempo el Metro solo tenía cuatro líneas y las estaciones más lejanas del centro eran Tetuán y Vallecas. El billete costaba 40 o 50 céntimos, de peseta, según el trayecto, y de él vivían la taquillera, el que picaba los billetes antes de entrar al andén, el jefe de estación, el conductor y el que cerraba las puertas. Supongo que además lo hacían los de mantenimiento y los plumíferos de las oficinas, pero esos no eran visibles. Bueno, de vez en cuando se hacía visible también algún inspector que nos iba pidiendo los billetes para comprobar si, a pesar de todos los filtros, nos habíamos colado por el morro. Claro que al inspector no se le veía nunca por las mañanas porque en los vagones era imposible moverse de tan apretados que íbamos.

Hoy, con todo ese personal (al menos el visible) reducido al maquinista, parece que el Metro tiene problemas para llegar a fin de mes y a algún genio de la casa se le ha ocurrido la brillante idea de recurrir a la publicidad.

Siempre ha existido. El rosario de estaciones que se desgranaba cada mañana hasta Sol: Goya, Retiro, Banco, etc. era a su vez una sucesión de cartelones a gran escala encuadrados por una cenefa de azulejos: Limpiametales NETOL, perfumería GAL, bombillas OSRAM, y hasta alguna tintorería cuyo nombre he olvidado, que mostraba un dibujo de un hombre entrando con una gabardina sucia y arrugada y saliendo por otra puerta con ella impecable. Pero a nadie en su sano juicio se le habría ocurrido nombrar a alguna de las estaciones con alguna de esas marcas.

La Puerta del Sol tuvo siempre un encanto particular. Cuando me liberé de la mano de Mari Tere (o la perdí, el sentimiento es ambiguo) aprovechaba siempre, a la vuelta, para haraganear un poco por las calles adyacentes, con una densidad de tiendas que no tenía ni soñaba tener el barrio de Salamanca. ¡Y qué tiendas!: Material fotográfico; instrumental quirúrgico; Objetos de escritorio. Por no hablar de Multicolor, una juguetería que creo que aún sobrevive en la calle Arenal. O la más escondida "Gomas la Discreta" en la calle Jardines, el único sitio de Madrid dónde se vendían preservativos sin receta médica.

La estación de Sol, que daba entrada a ese parque de atracciones, era también una de las más bulliciosas: en ella concurrían varias líneas y poseía probablemente el más intrincado laberinto de pasillos de toda la red. No era difícil confundirse y acabar en Tirso de Molina, o más lejos, si uno iba despistado. No sé si llagar a ese mundo por la estación de Vodafone será algo igual.

La publicidad es la reina de nuestro tiempo. Nosotros mismos nos hemos convertido en enseñas ambulantes: Empezó con el discreto chic de los logos de Lacoste y Fred Perry  y se ha convertido en un escandaloso exhibicionismo de marcas en camisetas, pantalones, sudaderas y hasta chaquetas americanas. Pagamos por eso y nuestros hijos se sienten infelices si no pueden mostrar, por encima de la cintura del vaquero, el borde del calzoncillo con las mágicas palabras "Calvin Klein" en él.

Pero hay una explicación del desaguisado del Metro que va aún más allá del omnipresente poder de la publicidad.

La toponimia urbana se ha construido generalmente a base de nombres y recuerdos ilustres:  Hechos heroicos; Batallas ganadas o incluso perdidas; Fechas memorables; Padres de la Patria; Generales de fama y algún soldado raso cómo Cascorro; Políticos que mandaron en su tiempo. Hasta algún que otro científico.

Así que si el callejero no hace sino resumir lo que es y fue importante, está claro que había una ausencia: Los que en realidad mandan hoy y mandarán siempre, las grandes empresas. Vayámonos, pues, acostumbrándonos. A la estación de Banco de España habrá que cambiarle muy poco para llamarla simplemente "BANKIA".

Al menos esa tendremos el orgullo de haberla pagado entre todos.

Domingo 14 de Abril de 2013 23:31

Monárquicos, republicanos y felipistas

¡Hay que ver como ha cambiado el paisaje! Hace un par de años, incluso uno,  la clientela republicana la componían un puñado de radicales, un puñado de nostálgicos y un puñado de idealistas, en el sentido hegeliano del termino. No mucho para llenar grandes manifestaciones, aunque las banderas tricolores hayan ondeado regularmente en las convocatorias de otros.

De un año para acá, la Casa Real ha multiplicado las meteduras de pata, por decirlo con un término suave, que han ido dejando al descubierto que lo que parecían hechos puntuales y separados: Botswana; Urdangarin, la princesa Corina, etc. encajan perfectamente entre sí, sacando a la luz una imagen de una Corona más preocupada por sus negocios y por su tren de vida que por los problemas que padecen sus conciudadanos. Por si fuera poco, su estrategia de marketing ha sido improvisada (no la habían necesitado nunca) y contraproducente, contribuyendo a enturbiar esta atmosfera de fin de reino en la que la gente necesita poco para salir a la calle.

 

Que haya más republicanos manifestándose es un síntoma, pero no el único: Las intervenciones de los tenores del sistema defendiendo a la monarquía y la figura del rey aumentan a velocidad exponencial y, curiosamente, para hacerlo tienen que bucear en el pasado y recordarnos continuamente como el 23 F, vestido de uniforme y de madrugada, Don Juan Carlos salvó la democracia. Mal tienen que ver las cosas para salir a la palestra de este modo.

 

Otro error, incluso aunque sea verdad: Si lo único que se puede encontrar para defender al rey es algo que pasó hace 30 años, apaga y vámonos. Sin contar con que a mucha gente, ahora, la democracia que salvó Don Juan Carlos les parece incompleta, vieja y agotada y piden un cambio de sistema precisamente para profundizar en la democracia.

 

Otro síntoma de que las cosas van mal para la Corona: Los más avispados de los defensores del sistema dan ya por amortizado a Don Juan Carlos. Ha bastado con un par de ejemplos de fuera, el Papa, la reina de Holanda, para que se encienda la bombilla. De forma que, en la más rancia tradición de la monarquía borbónica, con una historia repleta de facciones dinásticas, se está creando un partido “felipista” en el que aparece hasta algún ilustre socialista pidiéndole al rey que abdique.

 

No es necesariamente una mala idea pero no resolvería gran cosa en el fondo, quizás ganar tiempo, dado que Don Felipe parece estar mejor aceptado que su padre, pero poco más, porque la crisis de la monarquía no es algo aislado y no puede ocultar la crisis general de un sistema cuya clase política está tan deteriorada que ni los dos grandes partidos políticos juntos suman más de la mitad de la intención de voto. La historia no se repite y para sobrevivir como rey Don Felipe tendría que poder encarnar la segunda transición cómo lo hizo su padre, de una forma un tanto surrealista, eso si, con la primera.

 

Pero habrá más pasos en este gran debate al que nos acercamos (que se plantee será ya en sí algo positivo): Hasta ahora, cuando se habla de republica, hablamos de la segunda. La posibilidad de una tercera está aún en la fase de ninguneo, quizás para no conjurarla, no sé. Pero a medida que la borrasca arrecie empezarán a aparecer políticos, incluido alguno extranjero, profesores, locutores y hasta presidentes de patronales, explicándonos los terribles efectos secundarios que la republica puede traer para la estabilidad del país, para nuestra prima de riesgo, la confianza de los mercados, etc. etc.

 

Ese será el momento. Recordad entonces una anécdota que me contó mi hermano Fernando, médico:

 

Una señora fue a su consulta pidiéndole algo para dejar de fumar. Mi hermano le extendió una receta para unas pastilla. La señora, muy de su tiempo le dijo: Pero doctor, he leído en internet que esas pastillas tienen efectos secundarios. Mi hermano le contestó: Tiene Usted razón, pero piense en los efectos secundarios que tiene el seguir fumando y decida Usted.

 

Ni que decir tiene que la señora se llevó la receta.

 

Domingo 07 de Abril de 2013 19:31

ECCE HOMO

Desde hace ya mucho tiempo, la conmemoración de la Semana Santa en España es una sucesión un poco esquizofrénica de escenas contradictorias: Mientras la gente aprovecha, los que pueden, para tomarse unas pequeñas vacaciones, la tele, prácticamente todas las cadenas, se acompasan al discurso nacional católico y nos inundan de películas históricas, algunas de parentesco muy lejano con la vida de Jesús, y documentales de procesiones en toda la geografía patria. Integrada en el paisaje, la conocida versión musical del verso de Antonio Machado: "No puedo cantar ni quiero… a ese Jesús del madero… sino al que anduvo en el mar" nos recuerda cómo, después de un peloteo competencial entre romanos y judíos los primeros ejecutaron al Cristo.

Crucificándolo, los romanos hicieron a los cristianos un primer regalo (después vendrían otros) dándoles un icono de una simplicidad y de una fuerza expresiva como nunca ha habido otro en la historia: La cruz.

No siempre fue así: Al principio los cristianos se reconocían entre ellos mediante dibujos de peces, ya que la palabra griega ICTHYS (pez) puede ser vista como el acrónimo de Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador. También por las muchas referencias a los peces en el nuevo testamento: La pesca milagrosa; Los cristianos son cómo pececillos en el mar; Serás pescador de hombres, etc. Todavía hoy se ven pegatinas de peces en algunos coches, quizás de nostálgicos de una iglesia más acorde con sus orígenes.

Sin embargo la fuerza simple de la cruz, que existía como símbolo en culturas anteriores: Egipto y Grecia, se impuso incluso mucho antes que el propio crucifijo (Con el Cristo encima de la cruz) ya que éste encontraba resistencias entre los que creían que no se debía representar la imagen de la divinidad.

La cruz es un signo fácil y polisémico: Cualquiera con dos palos puede construir una para marcar la tumba de un ser querido; Un lugar importante a recordar; Un cruce de caminos. Con una cruz se ubica un punto en un mapa, se firma un documento, se marcan objetos y lugares. Y todos esos posibles usos llevan adherida, de forma más o menos visible la huella indeleble de su connotación religiosa.

Si uno planta con determinación la espada frente a sí, puede afirmar sin ningún género de dudas aquello de "in hoc signo vincit".  Y así, la espada ha hecho de la cruz un símbolo triunfante, no sólo en lo espiritual sino también terrenal y juntas han vencido viejos imperios y construido nuevos mundos, acumulado poder y atesorado riquezas: La cruz convertida en joya, en adorno, cada vez más lejos de su significado original.

Y tanta proliferación de cruces, espadas o joyas, ha llegado sin duda  a enmascarar lo más importante: La propia figura de Jesús, paradigma de todos los que, en sus propias palabras, sufren persecución por la justica, de la misma forma que el Gólgota resume, en un solo espacio, todos los patíbulos pasados y futuros. Probablemente el mensaje que menos interesa pasar a las iglesias establecidas.

Algo prácticamente inevitable desde que, en el Concilio de Nicea, se impuso como dogma la naturaleza divina del Cristo. Desde entonces, por más que los teólogos hablen de la doble naturaleza o unión hipostática, lo cierto es que el Cristo dios se ha zampado al Cristo hombre y, de paso, ha desactivado completamente su mensaje humano, tan moderno para su tiempo, de igualdad, solidaridad y fraternidad.

Yo, con todos mis respetos para el maestro Machado, creo que se equivocaba de medio a medio: Andar encima del mar no tiene ningún mérito, está a la altura de cualquier dios.

Morir en la cruz sólo puede hacerlo un hombre.

Domingo 17 de Marzo de 2013 22:07

IBERIA

Iberia es uno de esos elementos que han estado desde siempre en el decorado de mi vida.

Quizás porque crecí a la sombra del luminosos parpadeante de la avenida de América en Madrid, que se veía desde el balcón del cuarto de mi abuelo y en el que leí mi primera palabra en inglés: Fly Iberia;

Quizás porque algún domingo por la tarde mi familia me llevaba a tomar café (ellos, yo un refresco de naranja) a la terraza del aeropuerto de Barajas, que entonces daba directamente sobre las pistas permitiendo a los no pasajeros contemplar las maniobras de despegue y aterrizaje y desde la que en alguna ocasión vi, bajando por la escalerilla de un avión y envueltas en cierto aire de misterio, a mis primas que vivían en Suecia;

Quizás, en fin, porque la hermana mayor de un amigo era azafata y, aparte de que le traía de los sitios más diversos chucherías y juguetillos que no se encontraban en Madrid, nos hablaba de ciudades diferentes, de personas de color y de costumbres exóticas que tenían a toda nuestra cuadrilla con la boca abierta.

Para mi, acostumbrado a viajar del pueblo a Madrid en trenes renqueantes de vagones de madera cuya carbonilla se te metía en la ropa, en el pelo y en los ojos en cada túnel, y en unos autobuses con mas pasajeros que asientos, lo del avión me parecía una puerta a todo un mundo de fantasía: De sitios a los que escapar; De gente para conocer. Si hay un material del que estén hechos los sueños, los míos de viaje y aventura tenían sus sólidos cimientos en el logo de Iberia y en sus folletos de las agencias de viaje.

Ni que decir tiene que el primer viaje en avión que hice, ya mayorcito, fue con Iberia y con Iberia he viajado desde entonces en bastantes ocasiones, no tantas como para conseguir algo con mis puntos (siempre caducan antes de llegar a juntar los suficientes) pero si las suficientes como para haber visto su deterioro, lento pero inexorable.

Acurrucada al calor de la lumbre del Estado; engordada su plantilla de mandarines con paniaguados de toda procedencia y carcomida por un sindicato de señoritos, el SEPLA, ignorantes de algo que sabe hasta el campesino más humilde de mi pueblo, que el que se carga la cabra no vuelve a ordeñarla nunca, Iberia era como esos gatos domésticos que, acostumbrados a recibir sin esfuerzo la ración de leche y galletas, sueñan que cazan ratones mientras destrozan la tapicería del sofá del salón.

Sobreprotegida como un niño enfermizo, estaba condenada a que, al pisar el primer día el patio del colegio, el grandullón de turno le comiera la merienda. Y así ha sido. Una cruz más en el pasivo de toda una sucesión de gobiernos que han actuado en esto de la globalización con la estúpida fe del converso dejando a las empresas, sobre todo a las públicas, sin la más mínima preparación en un apurado ¡Sálvese quien pueda!

Ahora que Iberia se hunde lentamente como un gran paquebote pero sin orquesta de violines, no puedo impedir una cierta nostalgia de aquel glamour de NO-DO y escribo este post para dedicarlo a todas las manos pequeñas que contribuyeron a mantenerla en pie: mecánicos, empleados, azafatas y muchos otros que ahora pagarán los platos rotos de un ERE que ni siquiera durará mucho tiempo en los periódicos puesto que, crisis obliga, no será sino uno más en una larga sucesión de empresas y sectores.

Y para dejar constancia de que un día hubo en España una compaña aérea que viajaba a los cinco continentes.

Miércoles 13 de Marzo de 2013 13:34

ACOSO

Un acoso puede tapar otro. O provocarlo. Del cementerio del olvido ha resucitado el acosador de Nevenka, el ex alcalde de Ponferrada  Ismael Fernández, para recordarnos que a veces la vida puede tener recovecos insospechados. Nadie diría  hace diez años que un escándalo que tenía como protagonista un alcalde del PP, que salió del asunto bastante bien parado, se cobre ahora sus víctimas en el PSOE.

 El asunto de Ponferrada no ha sido solo un error político. Ha sido sobre todo una estupidez. Y eso por dos razones:

 Atribuyen a Fraga la frase de que la política hace a veces extraños compañeros de cama. Es posible, pero, al menos en política, no obligan a nadie a meterse en la cama de nadie y si uno pernocta en lechos dudosos no puede extrañarse de lo que pueda pescar. El problema de Ismael Fernández no es sólo que fuera un acosador convicto, que ya me parece bastante grave. Lo peor es que es un cacique sin más brújula aparente que su poder personal. Dime con quien andas … debieran haber reflexionado los ex – PSOE de Ponferrada.

 Pero la estupidez se acentúa si se mira con un mínimo de objetividad la aritmética política de Ponferrada. Entre el PP y la lista del ex alcalde acosador arrasan. Es decir, el voto mayoritario es de derechas. Podrá indignar que un personaje así obtenga tantos votos, pero lo cierto es que los tiene. Intentar gobernar apoyándose en una querella de familia y sin base electoral es una temeridad y va en contra de cualquier sentimiento democrático. Ya sé que la situación se invierte en otros sitios, especialmente en Extremadura, donde el PP gobierna una región con mayoría de izquierdas gracias a un pacto espurio con IU pero no se trata de elegir este comportamiento como modelo y los ex – PSOE de Ponferrada debieran haber recordado la indignación que esto causó en su día.

 Para que este cúmulo de insensateces haya podido producirse han tenido que coincidir diversas ambiciones: En uno, la de preferir ser alcalde antes que militante honesto de un partido fair play; En otro la de adornar su currículo con la conquista de una perla de la corona en una región donde las ciudades de mas de cincuenta mil habitantes se cuentan enseguida; En algunos más, por fin, la de saldar viejas cuentas con un secretario general a quien la mayoría de los barones no le han perdonado que ganara un congreso y le han dejado inmediatamente al descubierto, algunos con “enorme tristeza”.

 Así que finalmente la víctima del caso “Nevenka” ha sido un Alfredo Rubalcaba que sabe ya que, salvo milagro, no se sentará nunca en el despacho de la Moncloa pero que tiene que resistir porque su función más importante, casi la única, es la de cambiar el PSOE de arriba abajo.

Algo que barones y baroncitos no están dispuestos a consentir.

 

 

Lunes 04 de Marzo de 2013 17:02

EL JUEGO DE MARIENBAD

En las largas tardes de aburridas clases en el Ramiro, mi compañero de pupitre y yo matábamos el tiempo con juegos discretos, de los que se juegan con papel y lápiz y en silencio: el ahorcado, por supuesto, y también a ir creando, e intentando cerrar antes que el otro, cuadritos en los cuadernos de mates.  También jugábamos a un juego que consiste en tachar rayas de unas filas establecidas según una estructura particular, generalmente número impar de rayas en cada fila, pero siempre con una sola raya en la primera fila. También se podía jugar con palillos, como en la película de Alain Resnais, pero era más arriesgado, sobre todo en clase de filosofía cuyo titular, un cura a quien llamábamos cariñosamente “el cuervo”, solía dar la lección paseando entre los bancos.

 

Se jugaba tachando rayas hasta que solo quedaba una, de forma que el que tenía que tachar la última perdía y, aunque era un juego relativamente simple, dejaba traslucir el temperamento de cada uno en su manera de jugar: los timoratos avanzaban rayita a rayita; los impetuosos arrasaban con todo lo que permitían las reglas en una jugada; los reflexivos se pasaban las horas muertas pensando que tachar y los nerviosos dando codazos a esto últimos para que arrearan.

 

En el extraño juego de esgrima en el que se están enfrentado una desorganizada plana mayor del PP y ese amigo al que nadie puede nombrar, esta quedando bastante claro quien es el que los tiene bien puestos: Luis Bárcenas está tomando la iniciativa constantemente y a cada paso que da destroza las explicaciones más o menos confusas esgrimidas por el PP, obligándole a dar una nueva versión que, prácticamente de forma inmediata, es de nuevo desmentida.

 

Está claro que este hombre, de quien se conocen cuentas en el extranjero por valor de al menos 22 millones de euros y cuya procedencia no está aclarada, podría estar tomando el sol y caipiriñas en un paraíso fiscal o al menos en un país sin extradición posible. Sin más preocupaciones.

 

Si en lugar de eso permanece en Madrid, frecuenta un despacho, recibe un sueldo (o un finiquito diferido), se enfrenta a una imputación por varios delitos, pierde papeles manuscritos y se pelea por un despido improcedente, es que hay algo mucho más importante que se nos está ocultando.  Al menos de momento.

 

No sé cuántas filas de palitos hay en este juego (no sé si lo sabe nadie) pero es seguro que alguien en Génova tiene en este momento la misma cara que pone el que ve que quedan sólo tres palillos en filas distintas y que, coja el que coja, se comerá el marrón.

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