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Viernes 01 de Julio de 2016 11:35

De estándares de jazz y nuevas composiciones

1/07/2016

De estándares de jazz y nuevas composiciones

 

Ese es el propósito de este artículo, hablar algo acerca de cómo conviven los llamados estándares de jazz con los temas que nos proporcionan nuevos compositores. Y es que el jazz no ha de estancarse en la música que se creó en las décadas gloriosas, que evidentemente ahí está y seguirá estando e interpretándose siempre, pero tan estimulante y gratificante puede ser escuchar un disco de alguno de los grandes compositores e intérpretes de los años 30 a 60 -o nuevas versiones- como escuchar algunas composiciones nuevas, que las hay muy buenas. La idea de escribir sobre este tema me vino tras una charla que mantuvieron un pianista y una vocalista, ambos compositores, con parte del público asistente a uno de sus conciertos. Más adelante saldrán sus nombres.

La verdad es que es raro asistir a un concierto de jazz en el que no se incluya algún estándar o que estos sean la mayoría de los temas o incluso exclusivos. Me parece bien, porque esos temas nunca desaparecerán y las versiones que hacen de ellos algunos de los intérpretes actuales son realmente magníficas. Pero el jazz, como toda manifestación artística, evoluciona y aparecen nuevas composiciones y hasta nuevas maneras de componer. Quizás, antes de seguir, lo primero que debería hacer es precisar lo que se entiende por estándar de jazz, tarea que me parece imposible o al menos yo me siento incapaz de hacerlo, de manera que remito al lector al libro del músico y crítico de jazz Ted Gioia, The Jazz Standards. A Guide to the Repertoire, en el que se recogen 252 estándares de jazz, temas clásicos en la historia del jazz con una estructura similar (estándar). Seguramente todos los aficionados ampliaríamos la lista de Ted Gioia con más temas, pero el suyo es un libro muy completo, con la historia de cada uno de las composiciones y con sus recomendaciones de las mejores versiones, que creo que sirve para el propósito de aclarar qué se entiende por estándar de jazz.

Actualmente hay bandas o grupos de jazz que basan casi exclusivamente su repertorio en la interpretación de los temas más clásicos de jazz, aunque en muchos casos con arreglos propios ¿por qué hemos de limitarnos a escuchar esos temas solamente en disco porque hayan desaparecido sus creadores?; los hay, la mayoría, que intercalan, casi a partes iguales, estándares de jazz con temas nuevos y también existen aquellos músicos que gustan preferentemente de interpretar sus propias composiciones. Cualquiera de los tres escenarios me parece correcto siempre que la composición e interpretación tengan calidad. He escuchado en disco -no he tenido la suerte de hacerlo en directo en la mayoría de los casos- a prácticamente todos los grandes intérpretes de jazz, pero cuando hoy escucho el saxo de Ravi Coltrane o Branford Marsalis tocar algunos de los temas que crearon Ornette Coleman o John Coltrane se reafirma más en mí la idea de que es bueno y también necesario que las nuevas generaciones de músicos sigan tocando y cantando esos temas clásicos. Y eso que en el ejemplo que he puesto, Ravi no suele tocar muchas composiciones de su padre y sí creaciones propias. Lo mismo puedo decir de otros muchos temas. El famoso Round Midnight de Thelonious Monk interpretado por Herbie Hancock o, por citar a personas que tengo más cercanas, las interpretaciones que han hecho Laura Simó o Carme Canela de Our Love Is Here To Stay y Speak Low respectivamente o los muchos temas clásicos que he escuchado a Joan Chamorro y Andrea Motis. Y así podría seguir poniendo ejemplos.

La música evoluciona y hay que dar paso a nuevas composiciones y si bien es cierto que la mayoría de los compositores-intérpretes de jazz actuales siempre incluyen algún estándar en sus actuaciones, me parece lógico que quieran potenciar sus propios temas. He escuchado en directo a algunos de ellos interpretar sus composiciones. Michel Camilo, Hiromi Uehara, Gonzalo Rubalcaba, Ron Carter, Jorge Pardo, Perico Sambeat, Pablo Martín Caminero, Verónica Ferreiro son sólo algunos ejemplos. A otros muchos los he escuchado a través de sus discos, películas o vídeos, como es el caso de Jacob Collier, que además de poseer un enorme talento musical es uno de los intérpretes que mejor saben aprovechar lo que ofrecen las nuevas tecnologías y las redes sociales. He nombrado a Ravi Coltrane y Branford Marsalis, pero hay otros muchos, Miguel Zenón, Patricia Barber, Esperanza Spalding, Arturo, Sandoval, Eliane Elias, Sarah Lancman, ..., son tantos que no tiene sentido seguir relacionándolos. Pero por situar en alguien concreto el asunto de aquellos que buscan su propia identidad como compositores e intérpretes voy a referirme ahora a dos músicos españoles que comparten algún proyecto común, aunque sigan manteniendo carreras musicales independientes. Y hablo de ellos porque los he visto y los admiro y pueden servir de ejemplo para lo que intento transmitir. Se trata del pianista y la vocalista a que hacía mención al principio del artículo, Moisés P. Sánchez y Cristina Mora.

Sobre Moisés ya escribí un artículo en este mismo blog y lo he mencionado en algunos otros. Es un pianista madrileño de sobra conocido en el jazz español y un excelente compositor, que ha grabado varios discos con diferentes agrupaciones y uno de piano solo, Soliloquio, con composiciones suyas. Cristina Mora es una joven cantante, compositora y profesora de música y canto, que gusta de fusionar el jazz con otros estilos. Los dos han tenido sus propios grupos y han actuado y grabado con varias formaciones. En el año 2014 comenzaron a colaborar en algunas actuaciones y fruto de esas colaboraciones surgió un proyecto en el que ahora están inmersos. Para ambos innovar, crear y componer es fundamental, pues, como ellos dicen, les resulta necesario ir más allá de interpretar la música que compusieron otros. "Cuando toco algo de Monk o de McCoy Tyner sé que no lo voy a hacer mejor que ellos y entonces me digo que debo hacer algo nuevo", dice Moisés. Aunque también se puede crear partiendo de obras ya compuestas, como nos recordó el maestro Cifu en su conferencia sobre los elementos del jazz -y la improvisación, el swing, el fraseo y la sonoridad serán distintos en cada intérprete-, la creación pura seguro que tiene una mayor dosis de enriquecimiento cultural. Esa inquietud musical es lo que ha llevado a Cristina y Moisés a plantearse este proyecto que están presentando por varios escenarios españoles.

Cristina le ha puesto nombre al proyecto, Heart Landscapes, que contiene casi exclusivamente composiciones y arreglos de la propia Cristina y de Moisés. Ocho temas propios y dos versiones en los que predominan la suavidad y sutileza que imprime Cristina a sus composiciones, desde Lets Wind hasta Free Your Mind, sólo alteradas en el más rítmico I Want Dance. Lo están presentando por estas fechas de primavera y verano de 2016 y el disco aún está en proceso de grabación. Los he visto en directo en un par de ocasiones, la primera con la formación de cuarteto (piano, bajo, batería y vocalista), con Ander García al bajo y Alberto Brenes en la batería, aunque suele ser Borja Barrueta el baterista que les acompaña.

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Moisés P. Sánchez y Cristina Mora en Bogui Jazz de Madrid

La segunda vez ha sido a dúo, Moisés y Cristina, en el Olivar de Castillejo, un espectacular jardín con más de cien olivos centenarios en pleno casco urbano de Madrid, declarado de interés y con una interesante y bonita historia que invito a conocer a quienes no lo hayan hecho aún. Y digo yo: más de una hectárea de olivar, con su bendito silencio y tranquilidad, en pleno bullicio del centro de una gran ciudad ¿puede considerarse un oxímoron? Un excelente escenario para un excelente concierto. La Fundación Olivar de Castillejo programa algunos actos culturales, principalmente de teatro, cine y música, que en verano se presentan en su espléndido jardín repleto de olivos y otros árboles y plantas y que tiene un aforo de 300 personas. Se llenó para ver y escuchar a Cristina Mora (voz y loops) y Moisés Sánchez (piano) interpretar los temas de Hearts Landscapes. Hace tiempo que Moisés incorpora la técnica de loops en algunos de sus conciertos, bucles grabados y reproducidos en directo sobre los que se añaden otras capas de sonido, y Cristina la viene utilizando en sus últimos conciertos, lo que da un punto de originalidad y una agradable sonoridad. Al ser el concierto al aire libre y no disponer de un equipo de sonido tan completo como en otras ocasiones, Cristina restringió el uso del looper a un par de temas.

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Moisés P. Sánchez y Cristina Mora en el Olivar de Castillejo (30-junio-2016)

El concierto se basó principalmente en los temas de Heart Landscapes, tan solo introdujeron dos que no están en el proyecto, el famoso Come As You Are, de Nirvana y Un Gran Futuro a Tus Espaldas, de Moisés, a piano solo. Es posible que se echara en falta la inclusión de alguno de los temas clásicos del jazz para dar una mayor variedad al concierto. Hay mucho donde elegir y los dos, Moisés y Cristina, saben interpretarlos de maravilla y como decía al principio de este post pueden convivir perfectamente. Pero es su proyecto y se trataba de promocionarlo y potenciarlo lo más posible.

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Moisés y Cristina entre olivos centenarios

Esperemos al disco, que tiene muy buena pinta, y en el que están participando varios intérpretes y mientras tanto os aconsejo que asistáis a alguno de sus conciertos, porque son dos intérpretes y compositores con mucho talento y calidad.

 

Sábado 02 de Abril de 2016 18:10

Verónica Ferreiro: una voz muy personal

2/04/2016

Verónica Ferreiro: una voz muy personal

 

 

Hace algunos años alguien me habló de una joven cantante que empezaba a aparecer por los escenarios de jazz en España. Mi interlocutora estuvo escuchándola en directo una noche y le pareció que tenía una voz asombrosa y un futuro muy prometedor y así me lo transmitió. Yo había oído y visto su nombre, Verónica Ferreiro, en algunas emisoras y publicaciones, pero no sabía nada acerca de ella y creí que sería interesante ver qué ofrecía de novedoso al panorama del jazz y al catálogo de tan excelentes vocalistas de jazz que hay en el mundo y más concretamente en España. Así que empecé a conocer su música. Para mí, descubrir la voz y toda la musicalidad que hay en Verónica Ferreiro ha sido un verdadero hallazgo, porque su estilo, su voz y su manera de interpretar la hacen especial. Después de varios años, después de escuchar sus discos, después de verla en directo, después de adentrarme en su música, intento reflejar en este artículo lo que, en mi opinión, Verónica Ferreiro está aportando al jazz y a la música en general.


Veronica Ferreiro

Verónica Ferreiro

(Foto de Tony Madrid, https://www.flickr.com/photos/tonymadrid/)


Y empiezo por un breve resumen de sus inicios. Verónica Ferreiro nació en A Coruña en el seno de una familia de músicos. Su abuelo paterno era saxofonista y clarinetista, y su tío Xavier Ferreiro percusionista del grupo gallego Luar Na Lubre. En su casa siempre sonó la música de jazz, sobre todo el latin jazz que le encantaba a su padre, y hasta la gaita que tocaba su madre, y ese vivir la música desde la infancia ha sido en muchos casos determinante para la carrera musical de grandes intérpretes y así fue en el caso de Verónica. Comenzó estudiando ballet clásico (tiene figura de bailarina) y tras graduarse en Danza Clásica dio clases como profesora de Baile Moderno en varios centros de A Coruña, estudió solfeo y piano en el Conservatorio Superior de Música de A Coruña, pero lo que le gustaba era cantar y ya en la adolescencia comenzó a decantarse por el jazz, el blues y el folk. Cuando tenía 16 años se abrió una escuela de música moderna en A Coruña en la que daba clases Carmen Rey y allí se fue Verónica de cabeza a estudiar Técnica Vocal e Improvisación con Carmen, que fue su profesora, mentora y ahora gran amiga. En el año 2003 ganó el concurso Certame Galego da Canción que organizaba la Xunta de Galicia, que incluía también una beca para estudiar en una escuela de música de España. Verónica eligió la Escuela de Música Creativa de Madrid y ahí estudió canto, con Carita Boronska, piano, con Mónica Menéndez y Andy Phillips, solfeo, con Miguel Blanco, y otras materias musicales .Durante sus estudios, y como parte de ellos, actuó como corista y bailarina en las giras de algunos de los mejores cantantes españoles y también en grupos de jazz, como el del pianista Pepe Rivero y la Big Band de Bob Sands. En 2008 creó, junto con Sergio Fernández, a quien conoció en la Escuela de Música Creativa, su propia banda de jazz con la que comenzaron a recorrer los pueblos y ciudades españolas actuando en salas y festivales. En pocos años Verónica Ferreiro se ha convertido en una de las vocalistas más importantes de España y ya planea su salto a escenarios internacionales. Ahora, además de las actuaciones y grabaciones con su grupo, también colabora habitualmente con Aurora García y el grupo The Betrayers.

 


Verónica Ferreiro ha grabado dos discos; pueden parecer pocos, pero teniendo en cuenta su juventud y que en los dos la mayoría de las composiciones son suyas no lo considero yo así. Además creo que la calidad de ambos es muy alta. El primero lo grabó en diciembre de 2010 y marzo de 2011 y se editó en octubre de 2011. Laio (lamento, en castellano), contiene 10 temas, de los que todos son composiciones de Verónica y Sergio, excepto uno (Non quero crer) que es de Carmen Rey. Laio es un disco que marca el camino musical que ha decidido tomar Verónica Ferreiro. No abandona su Galicia natal (hasta en el título se ve), mantiene esa nostalgia gallega al mismo tiempo que se adentra en el soul y el jazz y algo de folk. Laio es un disco técnicamente muy bueno y se nota que muy trabajado en el que Verónica demuestra sus dotes de compositora y de excelente cantante con esa voz tan especial y personal que la identifica claramente. Aquí podéis ver y escuchar una grabación suya del tema Stop Your Step grabado en la sala Clamores de Madrid https://www.youtube.com/watch?v=IT_s3Dh-2pE y más vídeos suyos podéis encontrar en YouTube.



Nese Tempo, su segundo disco (EP), se ha editado en 2015 y contiene sólo cinco temas. Dos compuestos por Verónica y Sergio (Voando y Noso Tempo), otro por ellos dos y Rubén García (Ti E Máis Eu), uno por Antonio Vega (Lucha de Gigantes) y Lela, que es una canción tradicional gallega con ritmo de fado y letra de Alfonso Rodríguez Castelao y con arreglos y adaptación de Verónica y Sergio. Cuando escuché Nese Tempo por primera vez, en Spotify en junio 2015, me pareció percibir una evolución importante y positiva en su música y en su manera de interpretar. Porque en este disco la voz de Verónica es aún más sugerente que en el anterior, parece más suelta y se acerca más a lo que nos ofrece Verónica en sus actuaciones en directo y eso que en ninguno de los temas del disco hace uso de esos scats que domina tan bien. En Voando, Noso Tempo y Ti E Máis Eu, que son sus tres composiciones, escuchamos la personalísima voz de Verónica con todos sus matices y registros y hasta casi podemos ver su expresividad. Lucha de Gigantes es un homenaje más de los muchos que se han hecho al desaparecido líder de Nacha Pop. Y Verónica hace también una bonita y personal versión de Lela.



Quien me conoce sabe que el directo me gusta más que comer con los dedos (como se suele decir). Así que hace bien poco me fui a ver a Verónica a Bogui Jazz de Madrid, una de las salas madrileñas que mejor programación de jazz tiene. Esa noche, con la sala al completo, a Verónica la acompañaban Moisés P. Sánchez (piano), Javier Sánchez (guitarra), Ander García (bajo y contrabajo) y Georvis Pico (batería). No estuvo Rubén García, el pianista habitual del grupo, pero me agradó ver de nuevo a Moisés, al que sigo desde hace años y considero uno de los mejores pianistas españoles del momento. Moisés Sánchez ya ha tocado con Verónica en varias ocasiones y el resto de los componentes son los que habitualmente tocan con ella en sus conciertos y en sus grabaciones. Músicos excelentes todos ellos. Cuántas horas de trabajo habrá detrás de estos virtuosos. Verónica utilizó el término "excelso" para referirse a ellos y la verdad es que resulta un verdadero deleite asistir a conciertos de este nivel. Y es que en música no hay nada comparable al directo. Salid de vuestras casas y acudid a los locales de música en vivo, es ahí donde comienza la magia.


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Verónica Ferreiro (Madrid, Bogui Jazz, 31 marzo 2016)


Verónica Ferreiro siempre se ha declarado admiradora de Rachelle Ferrell y sin llegar a los exagerados sonidos y gestos que son tan propios en la norteamericana, su voz se transforma a veces en un instrumento más del grupo. En el concierto al que asistí en Bogui, utilizó en algunos momentos esa técnica vocal-instrumental que es tan característica en ella. La voz de Verónica es tan personal y tan versátil que la ha convertido en una de las cantantes con mayor proyección en el jazz en España y a buen seguro que pronto podrán disfrutar su directo en otros países en los que ya circulan sus grabaciones.



Comenzó Verónica el concierto cantando Lela, un tema que está incluido en Nese Tempo. Sabíamos que el concierto iba a girar principal y lógicamente en torno a los temas de sus dos discos. De hecho sólo incluyó dos temas ajenos, Don't Waste Your Time, que también suele incluir en sus conciertos Rachelle Ferrell, y Holding Back The Years. Y si no los años, el tiempo parece detenerse cuando escuchas cantar a esta gallega. Después de Lela vino Voando, Riverside, en el que lució la guitarra de Javier Sánchez, y con Noso Tempo finalizó el primer pase del concierto. En Noso Tempo Verónica hizo cantar al público el estribillo, e noso tempo nunca pasará, y debía de haber en la sala bastantes profesionales de la música o al menos con buen oído porque la verdad es que la entonación de los coros fue realmente buena.


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Javier Sánchez y Ander García (Madrid, Bogui Jazz, 31 marzo 2016)


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Moisés Sánchez y Georvis Pico (Madrid, Bogui Jazz, 31 marzo 2016)


Y con el segundo pase continuó el disfrute. Con el público ya entregado y Verónica dominando el escenario (esta chica vale mucho), tuvimos la ocasión de escuchar Lucha de Gigantes, del grandísimo Antonio Vega, en la versión y arreglos que hicieron Verónica y Sergio. No podía faltar Laio (creo que a Verónica le gusta mucho este tema) y 20, ambos temas de su primer disco, que empezaron con el contrabajo de Ander y donde Moisés nos hizo vibrar a todos con un solo de piano para recordar. Lo de Moisés es espectacular, ya publiqué un artículo sobre él en este mismo blog, uno de los primeros. Faltaba Ti E Máis Eu, con el público acompañando a Verónica, para cerrar el concierto. Más la propina, que la hubo con Stop Your Step. Hay que seguir a esta talentosa cantante y compositora porque el concierto fueron dos horas de auténtico deleite que supieron a poco.


 

 

 

 

 

 

 

 

Domingo 27 de Diciembre de 2015 12:32

Perico Sambeat

26/12/2015

Perico Sambeat

La primera vez que vi a Perico Sambeat en directo fue en noviembre de 2011, en el teatro Fernán Gómez de Madrid, en un concierto en que acompañó en un par de temas a Javier Colina y Silvia Pérez Cruz y en el que completaban el grupo Albert Sanz (piano) y Marc Miralta (batería) (publiqué un artículo en este blog sobre Javier Colina y aquella actuación). Por descontado que ya conocía su trayectoria y había escuchado grabaciones suyas, porque Perico Sambeat es uno de los mejores saxofonistas españoles, reconocido internacionalmente. De nuevo un músico surgido del Levante español, que tantos buenos intérpretes ha dado.

Perico Sambeat

Perico Sambeat

Perico Sambeat nació en Godella, Valencia, en 1962, donde, aún niño, empezó a estudiar piano y flauta travesera. A los 18 años pensó que sólo la flauta era poco y comenzó a tocar saxo y con 20 años se trasladó a Barcelona para estudiar en el Taller de Musics y posteriormente, en 1991, a Nueva York ingresando en la New School for Jazz and Contemporary Music, una escuela de música que pocos años antes había fundado la Universidad neoyorkina The New School. En Nueva York, donde compartió piso con otros dos grandes saxofonistas actuales, Mark Turner y Joshua Redman, además de completar sus estudios de saxo, tuvo la oportunidad de tocar con grandes músicos, entre ellos el gran saxofonista alto Lee Konitz, que tuvo una gran influencia sobre él en su acercamiento al cool y al bebop. Sambeat toca principalmente los saxos alto y soprano, ha grabado 24 discos con las diferentes agrupaciones que ha tenido y son más de un centenar en los que ha participado como acompañante. Su faceta de compositor es tan importante como la de intérprete y en ambas ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales y ha actuado en salas de concierto, clubs y auditorios de medio mundo y sigue haciéndolo cuando su tiempo ahora se lo permite, porque Perico es profesor en el Campus de Valencia del Berklee College of Music desde su inauguración en el año 2012, un trabajo que le absorbe gran parte del tiempo. Perico es profesor en el Master of Music in Contemporary Performance, impartiendo clases de improvisación y un ensemble de músicas mediterráneas, además de dar clases particulares de improvisación (performance) a masters y undergraduates del Berklee en Valencia. Uno de sus alumnos de los últimos años, un muy buen clarinetista con el que mantengo contacto y que ahora lidera un grupo de jazz, Miguel Ruiz Santos, me habla de Perico en estos términos: "podría decir un montón de virtudes de Perico, pero por destacar alguna, diría que además de excelente músico es una buenísima persona y muy educado, lo que a la hora de dar clase lo convierte en un profesor muy respetuoso y que intenta enseñar todo lo que sabe, nunca se da por vencido con ningún alumno y tiene mucha paciencia. Además es de los que no para de tocar en clase, que toca con los alumnos, a mí me encantaba porque aprovechaba para escucharlo y copiar su forma de articular, sus licks y motivos… Sus clases son calmadas, como él, lo que crea un ambiente muy propicio para la enseñanza". Desde que está en el Berklee valenciano es más difícil ver en directo a Perico Sambeat, pero aún así procura no desatender esta faceta. Para los valencianos es más asequible verlo, él vive allí y cuando puede está en el Jimmy Glass Club o en algún concierto que se organice en la zona, aunque tampoco abandona sus giras nacionales e internacionales.

Dos han sido los discos de Perico Sambeat editados en el año 2015. El que grabó a finales de 2014 con Javier Colina y Marc Miralta, que forman el CMS Trío (Colina, Miralta, Sambeat), con el título de Danza Guaná y el último, grabado con su big band y que lleva por título Voces. Con CMS Trío es el tercero que graba, después del que dio nombre al trío, en 2007 y Andando en 2009. Y cuando tres músicos prodigiosos se juntan el resultado ha de ser forzosamente excelente. Y es que este trío es de lo mejor que hay en el jazz español. Y como este artículo va de Perico diré que en este disco Perico Sambeat demuestra su fuerza interpretativa y sus grandes dotes como compositor. Danza Guaná es un disco con temas que tienen su origen en la música de África y de América Latina. Nueve temas, de los que seis son composiciones de Perico Sambeat, una de Marc Miralta y dos estándares que dan el contrapunto clásico al disco, uno de Gene de Paul, You Don't Know What Love Is, y otro de Miguel Matamoros, Juramento, un bolero fascinante del que el trío hace una magnífica y seductora versión. A mí, personalmente, me parece un temazo, como dicen ahora los jóvenes. En este álbum podemos escuchar al Perico más rítmico en temas como Una Cana al Aire, Danza Guaná o Apocalypso y al más melódico en You Don't Know What Love Is o Juramento. Y escucharle tocar, además del saxo, la flauta (en Dos Mundos) y la Kalimba.

Perico Sambeat Trio

CMS Trío, Sant Feliu de Llobregat, septiembre 2014

En el último disco, hasta ahora, de Perico Sambeat, Voces, Perico vuelve a la agrupación de big band, que había utilizado ya en uno de sus discos más exitosos, Flamenco Big Band. En Voces Perico se aleja de la fusión del jazz con el flamenco y presenta ocho temas compuestos por él, dos de ellos en colaboración con Berna Díaz y Carles Alberola, en una línea más melódica, con temas nuevos y alguno rescatado y con nuevos arreglos para big band, como Matilda, que ya estaba en su disco Friendship con la voz de Carme Canela y en éste la voz la pone Silvia Pérez Cruz. Para esta grabación Perico ha reunido a un plantel de verdaderas estrellas de la música y del jazz en España, incorporando también a dos magníficas vocalistas. No voy a citar aquí la lista completa de músicos que componen esta big band, que por otra parte puede verse en el propio disco o en la web de Perico, http://pericosambeat.com/perico-sambeat-big-band/, pero conozco suficientemente a muchos de ellos para afirmar que son músicos de primer nivel.

Perico Sambeat es un saxofonista con una técnica muy depurada, de un gran academicismo, muy versátil, con un gran conocimiento de la tradición musical y un músico muy minucioso en su trabajo y muy serio en el escenario, poco dado a salirse de la norma. Pero sabe que aunque se posea una buena técnica eso no basta en el jazz, que es necesario transmitir al público tus propios sentimientos y eso ya es otra historia que a Perico no le falla. Perico Sambeat ha transitado, y sigue haciéndolo, por varios estilos y tendencias y ha compuesto desde baladas hasta flamenco, género con el que se siente muy a gusto tanto interpretando como componiendo, ahí quedan sus colaboraciones con Gerardo Núñez o Enrique Morente, pero siempre con el jazz como fuente de inspiración, para él "el jazz es universal y puede enriquecer cualquier música con la que se asocie". Bueno, estamos en la era de las fusiones. En la música, en la cocina, ... y hasta en política hay fusiones, pero tampoco hay que abusar. Lo que ocurre es que a Perico le gusta tanto la música, sabe tanto y disfruta tanto que creo que todo se le queda pequeño. Sin considerarle un vanguardista, le gusta innovar. Puro eclecticismo musical.

Miércoles 23 de Septiembre de 2015 09:02

Diana Krall, una reina de las baladas

23/09/2015

Diana Krall, una reina de las baladas


No podía dejar pasar esta oportunidad en que Diana Krall da un concierto en Madrid, mi ciudad, para escribir un artículo sobre ella, una de las cantantes de jazz más internacionales, además, por supuesto, de asistir a su concierto. En la gira que Diana Krall está llevando a cabo para presentar su último disco, Wallflower, hay programados dos conciertos en sendas ciudades españolas. El 22 de septiembre en Madrid y el 26 del mismo mes en Barcelona, donde ya actuó en su anterior gira de hace tres años. Casualmente el día 26 tengo previsto estar en Barcelona, pero allí mi agenda será más apretada, así que me decanté por sacar entradas para el de Madrid, en el Palacio de Deportes (ahora Barclaycard Center, así es la vida). Por cierto, creo que el precio de las entradas es un pelín alto para la que está cayendo.

Diana Krall

Diana Krall

Dentro del panorama actual de las vocalistas de jazz no son muchas las que puedan estar a la altura de Diana Krall, al menos en lo que a éxitos de ventas se refiere. En ese apartado quizá sólo la supere Norah Jones, cuyas ventas de discos se cuentan por decenas de millones. Otras divas actuales del jazz, como Patricia Barber, Madeleine Peyroux, Stacey Kent o Cassandra Wilson, sin que tenga intención de compararlas (que nunca lo haré), no creo que la superen en esa faceta ligada en parte a los aspectos comerciales. Pero no quiero seguir dando nombres de vocalistas porque son muchas las que hay y muchas las que me gustan. En España también tenemos un buen elenco de excelentes cantantes de jazz (algunas de ellas ya pasaron por este blog). Así que ahora me ceñiré a hablar de Diana Krall.

Diana Krall no es sólo una excelente cantante, sino también buena pianista y compositora. Como ocurre con muchos otros músicos que han llegado a lo más alto, la carrera musical de Diana comenzó en su infancia, a la edad de cuatro años, en la pequeña localidad canadiense de Nanaimo en la que nació y en la que tanto su padre como su madre eran pianistas. Para cerrar el ciclo de familia musical, en 2003 se casó con el músico británico Elvis Costello. A los 17 años obtuvo una beca para estudiar en el prestigioso Berklee College of Music de Boston, escuela de formación de la que tantos grandes músicos han salido. Tiene publicados 14 álbumes, desde el primero, Stepping Out, en 1993 hasta este último que se puso a la venta en febrero de este año 2015, Wallflower. Diana Krall ha obtenido cinco premios Grammy y como aún es joven (50 años no es nada) y le queda mucho por ofrecernos, a buen seguro que obtendrá varios premios más.

Los trece álbumes anteriores a este que ahora presenta están llenos de estándares de jazz. Muchos de ellos temas de los mejores compositores y que han sido cantados por las y los más grandes vocalistas y que en el caso de Diana cobran una sonoridad distinta. Y es que Diana tiene una clara y definida personalidad. No intenta imitar a ninguna de las grandes divas que le han precedido o que son sus contemporáneas en el mundo del jazz vocal. Sus interpretaciones tienen siempre el sello personal que ella les imprime basado en una cadencia y tempo lentos y una voz un punto grave y algo rasgada, pero muy melodiosa, lo que hace que sea considerada como una de las mejores cantantes de baladas de jazz, bossa nova o de la fusión de ambos. Tomemos un ejemplo: en 1927 George Gershwin compuso 'S Wonderful, con letra de su hermano Ira, un tema que han interpretado desde entonces los mejores cantantes, no solo de jazz. En los años setenta del pasado siglo Klaus Ogermann, que ya había trabajado con Antonio Carlos Jobim en varios temas de bossa nova, hizo unos arreglos de 'S Wonderful para adaptarlo a este ritmo -versión que popularizaría enormemente Joao Gilberto- y Diana Krall lo incluyó en su CD The Look of Love, editado en 2001. Las interpretaciones de una y otra versión han sido numerosas y muchas de ellas de una extraordinaria calidad, pero es posible que la versión grabada por Diana tenga un tempo distinto a las demás, más lento, sin que eso signifique que la prefiera a algunas otras, simplemente intento remarcar una de las características que definen a esta cantante y pianista. Y no es ese el único tema que puedo poner de ejemplo, porque hay muchos otros, en algunos de ellos llego a pensar que será difícil encontrar un metrónomo capaz de medir ese pulso.

Su último disco (hasta ahora) difiere de todos los anteriores en que en él no se incluye ninguna composición de las llamadas estándares de jazz. Hay temas de The Mamas & the Papas, Eagles, Leon Russell, Gilbert O'Sullivan, Bob Dylan, Paul McCartney, Elton John, Jim Croce, 10cc, Randy Newman y Neil Finn con los que Diana Krall ha confeccionado este álbum que ahora presenta. Un disco editado por Verve Records de una gran calidad y que también está disponible en plataformas como iTunes o Spotify. Pero esta selección de temas que ha hecho Diana para su nuevo disco ha supuesto que los críticos de jazz más puristas no lo consideren dentro de este género, pese a los arreglos que ha hecho David Foster, que si bien es cierto que no es un jazzman, es un afamado compositor y arreglista capaz de muchas cosas.

No son temas de jazz, sino casi todos clásicos del pop muy bien elegidos por Diana Krall y David Foster en la línea melodiosa de la cantante. El único tema que tiene un ritmo y un tempo algo más rápido es Operator, que compuso Jim Croce en el año 1972, aunque interpretado por debajo de los de su creador. Me parece un disco magnífico del que no sabría decir cuál de los temas me gusta más. Quizá si Diana lo ha titulado con el nombre de la composición de Bob Dylan, Wallflower, sea porque es su preferido (o quizá no). Es una canción preciosa. Creo que a Diana Krall no se la puede encasillar únicamente, ni ahora ni antes, en la categoría de jazz singer, porque ella ha abordado muchos estilos llevándolos siempre al terreno que le gusta y domina, que es el de la balada, y aunque haya intentado (y seguramente conseguido) acercar el jazz al gran público.

No considero que el Barclaycard Center (o Palacio de Deportes) de Madrid sea el mejor escenario para este tipo de conciertos. Ya sé que en los últimos años se han celebrado muchos -este mismo mes de septiembre varios de música pop y rock- y hasta alguno de música clásica -la osadía no conoce límites-, pero me hubiera gustado más un auditorio o teatro con mejor acústica para escuchar a Diana Krall y he de suponer que ha habido condicionantes de fecha, de aforo o de otra clase que han hecho decantarse por este lugar a los promotores del concierto (entre paréntesis diré que la organización dejó bastante que desear). En las demás ciudades europeas de esta gira el escenario es más adecuado para un concierto de estas características, salvo el MEO Arena de Lisboa que también es, como el de Madrid, un pabellón deportivo reconvertido para alojar eventos de todo tipo. Pero pese a lo inadecuado y desangelado del lugar disfruté del concierto de Diana Krall, de escucharla y verla en directo, algo que aún no había tenido la ocasión de hacer.

Diana Krall concierto1

Diana Krall concierto2

Dos momentos del concierto, Madrid 22 septiembre 2015

El de Madrid es el primer concierto de esta gira europea que finalizará el 27 de octubre en Estambul y cuyo objetivo principal, como ya he dicho, es la promoción de su disco Wallflower, pero no fue en el contenido de ese disco en lo que se centró principalmente el concierto. Diana estuvo acompañada en este concierto por Anthony Wilson (guitarra), Dennis Crouch (bajo), Stuart Duncan (violín), Karriem Riggins (batería) y Patrick Warren (teclado). Excelentes músicos todos ellos, que en algunos momentos del concierto nos dejaron unos solos para recordar, sobre todo la guitarra de Anthony Wilson y el violín de Stuart Duncan.

Y aquí se cambió el tercio. Diana Krall, que es veterana en estas lides, sabe que el directo es otra cosa y que si actúa para más de dos mil personas hay que meter caña y desmelenarse un poco y vaya si se movió ese pelo rubio. Y así comenzó el concierto, con el ritmo de We just coudn't say goodbye, que está incluido en su álbum anterior Glad Rag Doll, para seguir con un rítmico y sensacional On the Sunny Side Of the Street a mayor velocidad de la que se aprecia en su primer disco, Stepping out, uno de mis temas preferidos (son muchos) y que compusieron en los años treinta Jimmy McHugh y Dorothy Fields. Y los temas más melodiosos no llegaron hasta el cuarto en que la banda interpretó Just Like a Butterfly That's Caught in the Rain. Y más adelante empezaron los temas incluidos en Wallflower, empezando por el que da título al disco y siguiendo con California Dreamin' y Desperado. Y ya no hubo más temas del disco, porque Diana volvió al jazz más clásico. Tiene claro que no quiere que el público deje de identificarla con el jazz. Terminó el concierto, Diana y sus músicos se fueron del escenario pero el público no, insistiendo en que volvieran. Y se hicieron de rogar, porque tardaron lo suyo en volver a salir para interpretar otros tres temas, empezando por East Of The Sun (And West Of The Moon).

Me gustó el concierto y me sorprendió gratamente Diana Krall en directo con esos magníficos músicos. Vuelvo a insistir -ya lo he dicho muchas veces- que el directo es otra cosa. Pero la próxima vez que venga a Madrid, por favor, llevadla a otro sitio.

Sábado 23 de Mayo de 2015 18:11

El amplio mundo de Quincy Jones

23/05/2015

El amplio mundo de Quincy Jones

 

En los anteriores artículos que han aparecido en este blog he escrito sobre intérpretes (principalmente), estilos, locales, festivales, instrumentos e incluso del jazz en algunas ciudades, como fueron los dos dedicados a Nueva York y el que escribí sobre Paris. Pero éste, que comienzo ahora, no sé dónde encuadrarlo, porque su protagonista abarca tantas facetas del mundo artístico que no resulta fácil etiquetarlo. Pero me parecía obligado dedicar un artículo a quien ha sido protagonista de tantos hechos en el mundo de la música. Hablar sobre Quincy Jones es tan fácil como difícil. Fácil porque su vida es tan rica y extensa que hay mucho que decir sobre él y sobre lo que ha significado en el mundo de la música y muy especialmente en el jazz y difícil ... por lo mismo, porque es tarea ardua resumir en una pocas líneas esa vida.


QuincyJones

Quincy Jones en el Montreux Jazz Festival 2013, homenajeado por sus 80 años

 

Quincy Jones es ante todo un gran músico y, como tal, un amante de la música. Pero es mucho más que eso, porque sus actividades no se han limitado a lo largo de su extensa carrera a la interpretación y composición. Empezó tocando la trompeta en clubs de Seattle, ciudad a la que se trasladó con su familia desde Chicago, donde había nacido en 1933. Tenía entonces 14 años de edad. Y ahora, además de tocar trompeta y piano, desempeña los roles de arreglista, compositor, director de orquesta, productor discográfico, de cine y televisión, director ejecutivo de medios de comunicación, editor y hasta escritor si consideramos la autobiografía que escribió y publicó en 2001, Q: The Autobiography of Quincy Jones. Y aunque sus orígenes musicales están en el jazz y esta música ha sido su principal dedicación, también ha cultivado otros estilos, como el pop, soul, bossa nova o rock, lo que a veces le ha supuesto la crítica de quienes no entendían este alejamiento del jazz, que por otra parte QJ nunca ha abandonado. Pero una de las facetas de QJ que mayor reconocimiento y agradecimiento merece es la del apoyo y promoción que presta a nuevos y jóvenes intérpretes. A su edad y habiendo sido todo en el mundo de la música es de agradecer esa dedicación suya para dar a conocer nuevos talentos en la interpretación musical. Más adelante volveré sobre ello.


Cuando empezó a escuchar bebop quedó inmediatamente atraído por aquel sonido que revolucionó el jazz en los años 40. La trompeta de Dizzy Gillespie, que fue enseguida su ídolo, y el saxo de Charlie Parker le cautivaron tanto que no paró hasta conseguir una beca en el Berklee College of Music de Boston, donde completó sus estudios de música. De ahí pasó a tocar la trompeta en la orquesta de Lionel Hampton, viajando por medio mundo. Después, en Paris, decidió continuar sus estudios musicales con la célebre profesora Nadia Boulanger y con 26 años Quincy Jones ya dirigía su propia orquesta. Es demasiado extensa la lista de músicos con los que ha tocado, para los que ha hecho arreglos, para los que ha compuesto o a los que ha dirigido como para relacionarlos a todos aquí, pero son innumerables y de lo más variado, además de los más famosos. Es el músico que más premios Grammy ha obtenido, 27, y el que más nominaciones tiene a ellos. Y más records, como el de ser el productor del disco más vendido de todos los tiempos, Thriller, de Michel Jackson, con el que trabajó y grabó en múltiples ocasiones. O también el de ser el productor de la canción que mayores ventas ha tenido en la historia de la música, We are the world, que se grabó con la participación de un buen número de grandes intérpretes en 1985 para recaudar fondos para luchar contra el hambruna en Etiopía. Ha sido nominado a los Oscar en media docena de ocasiones por las bandas sonoras o canciones que compuso para importantes películas, es Doctor Honoris Causa por varias universidades y poseedor de un sinfín de galardones y premios.


Son más de seis décadas, casi siete, las que Quincy Jones ha dedicado a la música, y lo que le queda, seis décadas que comenzó como intérprete y que ha cubierto transitando por todas las facetas imaginables que pueda tener el mundo musical. Ha grabado más de 250 discos como intérprete de trompeta y piano, como director de orquesta o con otros artistas, interpretaciones a las que siempre imprime su enorme sentido del ritmo, algo que lleva muy dentro, recordemos que sus orígenes vienen del bebop, un estilo que se caracteriza por el fuerte protagonismo de la sección rítmica y el uso del fraseo rápido. Toda su música recogida en esos más de 250 discos, desde los primeros que grabó en los años 50 hasta los últimos editados, que incluyen una recopilación de sus mejores temas, como Anthology, Quincy o From Q with love, o el último (creo) en 2014, Bossa Nova/Quintessence. Su disco Anthology contiene verdaderas joyas del jazz, como Harlem Nocturne o Quintessence.


Anthology

Portada del disco Anthology

 

Quincy Jones se ha hecho habitual de los festivales más importantes. El de Montreux no se concibe sin su presencia y la de algunos de sus intérpretes promocionados. Y ahora QJ dedica gran parte de su tiempo al descubrimiento y promoción de jóvenes promesas, a través de su productora Quincy Jones Productions. Algunos de estos músicos jóvenes en los que está volcado Quincy Jones me han parecido realmente interesantes cuando he escuchado sus grabaciones.

Alfredo Rodríguez es un buen pianista cubano -Cuba sigue dando muy buenos músicos- que ya ha grabado tres discos. Los últimos dos años, 2013 y 2014, ha tocado en el Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona.

Andreas Varady es un guitarrista, originario de Eslovaquia, que siendo aún adolescente (ahora tiene 17 años) había tocado ya en un buen número de festivales internacionales (en el de Montreux tuvo su primera actuación en 2012) y en los mejores clubs de jazz de Europa.

Nikki Yanofsky es una joven cantante canadiense de jazz y pop que ha actuado ya en varios países europeos y Japón, además de sus constantes actuaciones en Canadá y Estados Unidos.

Jacob Collier creo que es uno de los intérpretes preferidos de Quincy Jones, quizá porque lo ve como un genio y un músico muy completo. No empezó con la música de jazz hasta los 14 años, antes había estudiado canto. Compone, es vocalista, toca el piano y el contrabajo y es uno de los músicos más visitados en Youtube. Ha tocado ya varios años en el festival de jazz de Montreux y este año repite compartiendo escenario con genios como Chick Corea, Herbie Hancock y Melody Gardot.


JacobCollier

Programa del Montreux Jazz Festival 2015. Auditorio Stravinski, 16 de julio

 

Justin Kauflin es un caso especial y también uno de los músicos predilectos de Quincy. Un chico que empezó a tocar el violín y el piano a los cuatro años y que poco después se quedó ciego debido a una enfermedad de las denominadas raras. Ya en su adolescencia cambió la música clásica por el jazz y estudió con excelentes músicos. En 2014, bajo la dirección de Alan Hicks, interpretó el documental Keep On Keepin' On, que relata la historia de amistad del joven Justin y el gran trompetista y maestro de maestros Clark Terry (fallecido hace tan solo tres meses, en febrero de 2015) y que ha obtenido varios premios y fue nominado a los Oscar como mejor documental. Por entonces ya estaba Justin con Quincy Jones, con quien ha hecho varias giras y actuado también en el festival de Montreux.


Y no solamente los que acabo de mencionar, porque son más los que están en la órbita productora de QJ. Pero el apoyo y promoción de jóvenes intérpretes no se limita a la producción, que a fin de cuentas es una de las actividades de Quincy Jones y para eso creó su propia productora, sino que también promociona a otros músicos sin que sea él el responsable de la producción de los mismos. Tal es el caso, por ejemplo, de la barcelonesa Andrea Motis, trompeta, saxo y voz, de la que ya he escrito en un par de artículos en este blog y una de las grandes realidades ya del jazz en España. En el festival de Peralada, en julio de 2011, Quincy Jones presentó personalmente y apadrinó a varios artistas, entre los que estaban la jovencísima pianista Emily Bear y Andrea Motis, que entonces acababa de cumplir 16 años.


Peralada2011

Quincy Jones con Andrea Motis y Emily Bear. Festival Castell Peralada, 20 julio 2011

 

Quincy Jones, un octogenario que no para de trabajar y que sigue dedicando todo su tiempo a la música, que en definitiva ha sido y es su vida.

 

Domingo 08 de Marzo de 2015 17:52

Leandro Barbieri, un Gato con muchas vidas

8/03/2015

Leandro Barbieri, un Gato con muchas vidas

 

Hay quien dice que fue su primera esposa, Michelle, quien le puso el apodo de "Gato" a Leandro Barbieri, otros aseguran que fue un amigo de la juventud quien lo hizo. Y ahora (el mismo día que he publicado este artículo) me dice su segunda y actual esposa, Laura, que fue su madre quien le dio el nombre de Gato, porque tocó una noche en dos o tres clubs de Buenos Aires y pasaba de uno a otro a través de los callejones como un gato. Sea cual sea el origen, lo cierto es que en todo el mundo es conocido como Gato Barbieri, uno de los saxofonistas más importantes del jazz y especialmente del jazz latino. Nació en Rosario (Argentina), en noviembre de 1932 (ó 1934, sus biógrafos no se ponen de acuerdo y Gato no les saca de dudas). Así que en el momento que escribo este post Gato tiene 82 (u 80) años y sigue actuando en los clubs y salas de concierto de este mundo y muy especialmente en los de la ciudad en la que reside desde hace 40 años, que es Nueva York. Pero no siempre ha sido así, porque en la vida de Gato Barbieri ha habido algún que otro parón musical.

Gato Barbieri

Gato Barbieri

Quienes hayan leído algunos de mis artículos saben que no suelo extenderme demasiado en las biografías, porque ya hay muchos sitios que las recogen. Y en este caso, aunque sólo me ceñiré a los principales hitos o momentos que han marcado su trayectoria musical, la biografía de Gato es tan extensa que me ocupará algunas líneas más de lo habitual.

Empezó con doce años a tocar el clarinete y cuando escuchó tocar a Charlie Parker le resultó irremediable pasarse al saxo. Todo eso ocurría aún en su Argentina natal, entre Rosario y Buenos Aires, ciudad a la que se desplazó para continuar con sus estudios de saxo. Y allí, en Buenos Aires, empezó a tocar primero en la orquesta del compositor y pianista Lalo Schifrin, en la que los saxos eran Juan Foti, El Gato (altos), Jorge Barone, Arturo Schneider (tenores) y Mariano Grisiglione (barítono) y más tarde con su quinteto Nuevo Jazz formado por Gato, su hermano Rubén (trompeta), Jorge López Ruiz (contrabajo), Óscar López Ruiz (guitarra) y Osvaldo "Pichi" Mazzei (batería). Esta información me ha sido facilitada por una de sus amigas de juventud, Gladys Corral, y por Jorge López Ruiz, a quienes sinceramente doy las gracias.

 

Y ese fue el inicio de su carrera como músico profesional. En 1962 se trasladó con Michelle, que era de origen italiano, a Roma, recorre algunas ciudades europeas y en Paris conoce al trompetista Don Cherry y se incorpora a su grupo comenzando así una etapa en la que se dedica al jazz de vanguardia y al free jazz que representaba, entre otros, el propio Cherry. Al mismo tiempo se interesa por el cine europeo de la época y participa como intérprete o compositor en algunas bandas sonoras de películas. Como consecuencia de ello se produce un hecho que lo va a lanzar definitivamente a la fama y reconocimiento mundiales. Bernardo Bertolucci le propone que haga la banda sonora de una de sus películas, destinada a ser una de sus más famosas, El último tango en Paris. A partir de ese momento, el año 1972, Gato Barbieri pasa de ser un músico de jazz conocido a ser uno de los más solicitados en todo el mundo. Película y banda sonora están perfectamente acopladas y casi me atrevería a decir que no serían lo mismo ninguna de las dos sin la otra, ambas impregnadas de una sensualidad que ha reconocido el mundo entero.

En este enlace https://www.youtube.com/watch?v=_uQNkFmgyzI podéis escuchar a Gato interpretando el tema principal de la película (5:09 minutos).

Comienza así una etapa de abandono del free jazz y búsqueda de formas más melódicas y latinas que incorpora a todas sus composiciones. Son los años inmediatamente posteriores al Mayo del 68, que Gato vivió intensamente, cuando publica El Tercer Mundo y El Pampero que rompen con su estilo anterior convirtiéndose en uno de los representantes más genuinos del jazz latino. En la serie de cuatro discos Chapter (Chapter One a Chapter Four), que graba entre 1973 y 1975, Barbieri incorpora instrumentos y elementos musicales del folclore sudamericano, especialmente del argentino. Esta serie le proporciona un gran éxito, que le lleva a actuar en el festival de Montreux, pero al mismo tiempo sus detractores, que también los hay, aprovechan este nuevo giro musical de Barbieri para criticar abiertamente su desviación y abandono del jazz más puro.

Circulan muchos vídeos por Internet de actuaciones suyas. En este vídeo (8:03 minutos), subido a YouTube por el usuario Cuthbert J. Twillie (no creo que sea el protagonista de My Little Chickadee), Gato interpreta con Carlos Santana en 1977 el tema Europa, uno de los más celebrados éxitos de Santana, con quien Gato Barbieri colaboró en varias ocasiones.

Gato_y_Santana

Carlos Santana y Gato Barbieri. "Europa" (directo, 1977)

https://www.youtube.com/watch?v=h4Mrp6wuSwk

Durante unos años Gato sigue en la cúspide de la fama, continúa actuando y grabando discos, pero poco a poco se nota en él y en su música una cierta decadencia y en el año 1983, después de publicar su álbum Bahía, deja de grabar (aunque se editan un par de discos más) y unos pocos años más tarde, sobre 1988, Gato entra en un periodo de parálisis musical que le dura varios años y que se acentúa con el fallecimiento de su madre en 1991 y más tarde el de Michelle en 1995. Su estado de ánimo se deteriora y quizá la conjunción de estos acontecimiento sean causa en parte de los problemas de corazón que empiezan a surgirle y que dan con él en el quirófano. Pero Gato demostró tener fuerza suficiente para aparecer de nuevo en los escenarios y en los estudios de grabación. Era el año 1997 y publicó uno de sus grandes discos, Qué Pasa, al que siguieron Che Corazón (1999) y The Shadow of The Cat (2002).

Una vida tan extensa y tan intensa y que musicalmente ha transitado por diferentes estilos da para mucho. Gato Barbieri ha grabado más de 40 álbumes de estilos muy variados, ha tocado con los músicos de jazz más importantes, ha creado sus propias bandas, le han concedido numerosos premios, fue uno de los protagonistas de la película-documental Calle 54, de Fernando Trueba, excelente película dedicada al jazz latino, y hoy sigue tocando su saxo tenor en los clubs y festivales de medio mundo. En el Blue Note de Nueva York siempre hay sitio para él. Sólo en esta primavera ya tiene programadas cuatro actuaciones en este club neoyorkino. Es admirable comprobar cómo un músico que ya era famoso hace más de 50 años y que casi desapareció de los escenarios y de los estudios de grabación durante un periodo largo de su vida sigue despertando el interés de los aficionados al jazz y sigue llenando de público los locales en los que actúa. Prolífico como compositor y como intérprete hasta ha grabado con su saxo el himno del equipo de fútbol del que es hincha desde su infancia, el Newell's Old Boys de Rosario, su ciudad natal.

No resulta difícil identificar el saxo de Gato Barbieri, siempre con notas largas y desgarradas que quizá tengan su origen en aquellas primeras actuaciones suyas en Argentina donde no sólo tocaba jazz; era una época en la que todas las bandas, cualquiera que fuera su estilo, debían de incluir repertorio nacional en sus actuaciones (tangos, boleros, carnavalitos, chacareras). Gato buscó siempre su propio sonido. Admiró a Parker, a John Coltrane, del que dice que era un genio, a Sonny Rollins y a muchos otros saxofonistas, pero él sabía que no tenía que hacer lo mismo que ellos, que tenía que buscar su propia identidad, su propia sonoridad y vaya si la encontró. Un sonido y un fraseo inconfundibles y una música llena de melodía y a la vez impregnada de ese apasionamiento latino que siempre seduce.

Gato Barbieri ha sido un músico al que no ha importado asumir riesgos, un saxofonista decidido. Y pongo como ejemplo unos de sus discos, Yesterdays, editado en 1974 por Flying Dutchman, discográfica para la que grabó Barbieri en los primeros años 70. Contiene sólo cuatro temas: Yesterdays, A John Coltrane Blues (Village Blues), Marnie y Cariñoso. El primero de ellos, Yesterdays, es un tema compuesto en 1933 por Jerome Kern para el musical Roberta (el tema más conocido de este musical quizá sea Smoke Gets in Your Eyes). Yesterdays es un tema que ha sido interpretado por muchos músicos y vocalistas como Artie Shaw, Billie Holiday, Carmen McRae, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra o Barbra Streisand entre otros. Un tema que se ha convertido en uno de los estándares de jazz. En 1944 Coleman Hawkins, considerado como el padre del saxo tenor en el jazz y el primero que lo convirtió en instrumento solista, decide incorporar este tema a su repertorio, hace su propia versión, lo graba y lo toca en numerosas ocasiones. Después del gran Hawkins pocos saxofonistas se han atrevido a tocarlo y uno de esos pocos ha sido Gato Barbieri (también hay una grabación de este tema en la que Sonny Rollins toca junto a Coleman Hawkins).

Yesterdays

Portada y contraportada del disco Yesterdays, de Gato Barbieri

La versión de Hawkins es sensacional y de una técnica prodigiosa. Su sonoridad es realmente nítida y su estilo elegante y armónico como corresponde a la balada que está tocando. Creo que nadie le ha superado en la interpretación con el saxo de este tipo de temas, lentos y melódicos. Gato Barbieri ataca el tema de una manera diferente a como lo hace Hawkins. Sus notas son más largas y sus pausas distintas, pero sobre todo la sonoridad de ambos es bien diferente. No trato de comparar ambas versiones para concluir si una de ellas es mejor que la otra, faltaría más, sino de poner de manifiesto lo que es capaz de hacer Gato arriesgándose con un tema que había "hecho suyo" uno de los saxofonistas con mejor técnica de la historia del jazz. Algo similar puede decirse del segundo tema del disco, el de Coltrane.

Ahora, en el 2015, con más de 80 años y algunos problemas de visión, Gato Barbieri sigue siendo tan actual como en los años 70 en que era reconocido como uno de los grandes del saxo y posiblemente el músico argentino de jazz más destacado de cuantos ha habido en la historia de esta música. Estando aún en activo, una trayectoria como la de Gato no podía dejar de aparecer en este blog de jazz actual. Y aunque yo no lo he disfrutado nunca en directo (lo que lamento pero aún no descarto), le debo a él y a su saxo muy buenos momentos escuchándoles.

Domingo 25 de Enero de 2015 19:56

Las Big Bands, de ayer a hoy

25/01/2015

Las Big Bands, de ayer a hoy

 

Trío, cuarteto y quinteto son formaciones habituales en el jazz, quizá las más frecuentes y a las que estamos más acostumbrados ver y escuchar, pero hubo una época en que las big bands (y ya dejo de escribirlo en cursiva), las orquestas de jazz, dominaron en gran parte de los escenarios musicales que programaban jazz. Unos años en los que el coste de mantener una gran agrupación de músicos no era tan alto como ahora y en los que una big band era sinónimo de música de baile. Ya no es así, pero ahí siguen y seguirán, porque los aficionados continúan demandándolas, porque hay espacio para todos y también porque cumplen una función de formación de nuevos músicos.

 

Doy por sabido que una big band no tiene por qué estar compuesta por un número fijo de músicos, ni siquiera por determinados tipos de instrumentos, sin que puedan añadirse o suprimirse algunos otros, pero por generalizar -que a veces no es malo- diré algo sobre la estructura de una big band. Una big band suele estar formada por un número de músicos que varía generalmente entre 12 y 20 y se compone, también generalmente, de tres secciones de instrumentos: viento-metal, viento-madera y rítmicos. La sección de viento-metal la forman las trompetas y los trombones, aunque pueda añadirse algún otro, como la tuba. La sección de viento-madera suele estar compuesta por saxofones (alto, tenor y barítono, algo menos frecuente el soprano), clarinetes y flautas. Y la sección rítmica por piano, contrabajo, guitarra y batería. Y en ocasiones se añade el elemento vocal, que lo puede aportar un o una vocalista o los propios miembros de la banda.

 

Como pasa con todos los orígenes, el de las big bands no es fácil precisarlo, pues siempre se podrán encontrar antecedentes, pero digamos que nacieron con los estilos New York y Chicago (ya he escrito sobre ellos en algún otro artículo de este blog) en los años 20 del pasado siglo, con las primeras agrupaciones de este tipo entre las que destacaron las de Joe "King" Oliver y, sobre todo, de Fletcher Henderson. Aunque aquellas primeras no pasaban de los 10 ó 12 miembros.

 

 Fletcher Henderson Orchestra

Fletcher Henderson Orchestra (1926)

 

Y es a partir de finales de la década de 1920 cuando aparecen un gran número de big bands, que se consolidan en la llamada Era del Swing que llega prácticamente hasta la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Fueron muchas, sólo en Estados Unidos hubo más de 300, y no es cosa de relacionarlas (ni podría), pero algunas de las más conocidas fueron las de Benny Goodman, Glenn Miller, Artie Shaw, Lionel Hampton, Count Basie y por supuesto la de Duke Ellington. Algunas continúan aún pese a haber desaparecido sus fundadores, como la Legendary Count Basie Orchestra o la Duke Ellington Orchestra. Al ser las big bands agrupaciones muy enfocadas al espectáculo y música de baile los solos fueron perdiendo protagonismo y sin embargo tuvieron mucha importancia los arreglos orquestales. En los años 50 comienza el declive de las big bands, si bien es cierto que son varias las que se mantienen e incluso aparecen nuevas que se adaptan a los diferentes estilos que suceden al swing. Pero siempre el concepto de big band estará asociado a la era del swing, y muchas de las actuales limitan casi todo su repertorio a los temas que se compusieron en esa época.

 

Y así enlazo con el momento actual, en el que, aunque las big bands no son las protagonistas principales del jazz, siguen siendo altamente solicitadas por los clubs de jazz y salas de conciertos. Son escasos los festivales de jazz que no incluyen en su programación la actuación de alguna big band y festivales hay casi continuamente. Tan solo para el Newport Jazz Festival de 2015, el más prestigioso de cuantos se celebran en el mundo, ya hay anunciada la actuación de seis big bands, incluida la formada por los alumnos de un centro de educación musical (Massachusetts Music Educators Association). La programación de este festival, por si alguien se anima a asistir del 31 de julio al 2 de agosto, puede verse en http://www.newportjazzfest.org/ También hay muchos centros o clubs de jazz que mantienen su propia big band, como es el caso de uno de los más famosos, el Jazz at Lincoln Center, en New York, cuya orquesta dirige Wynton Marsalis, posiblemente el trompetista más conocido e influyente de la actualidad. Por su orquesta han pasado un buen número de músicos que posteriormente han saltado a la fama y creado sus propios grupos. Hay orquestas que se ajustan a un determinado estilo de jazz, como la Afro Latin Jazz Orchestra, de Arturo O'Farrill, y Estados o países que han creado las suyas, como las All State Jazz Band existentes en varios Estados USA o la Orchestre National de Jazz en Francia (de la que ya hablé en el artículo dedicado al jazz en Paris). En España, que es lo que me pilla más cerca, también hay un gran número de ellas: Sant Andreu Jazz Band, que dirige Joan Chamorro, compuesta por niños y adolescentes y sobre la que ya he escrito, Big Band Jazz Terrassa, dirigida por John Dubuclet, Orquesta Nacional de Jazz de España, creada y dirigida por Ramón Farrán, y muchas otras.

 

Pero como resultaría absurdo, además de imposible, intentar hacer una recopilación de las big band que en el mundo existen, voy a dedicar el resto del artículo a hablar de dos de ellas, como ejemplo y en representación de todas, una estadounidense y otra española, aunque el director de esta última sea también estadounidense. Se trata de Maria Schneider Orchestra y de Bob Sands Big Band.

 

Maria Schneider es una compositora, arreglista y directora de orquesta norteamericana, nacida en el Estado de Minnesota, que creó su propia orquesta de jazz en 1993, tras finalizar sus estudios de composición en la prestigiosa Eastman School of Music de la Universidad de Rochester y de haber colaborado con algunos de los más acreditados músicos de jazz de los Estados Unidos. Tiene tres premios Grammy y diez nominaciones a ellos y con su big band ha actuado en los festivales más importantes de todos los continentes, de hecho es raro el año que el Newport Jazz Festival no la incluye en su programación, y es habitual de algunos de los clubs más famosos, como el Jazz Standard o el Birdland, ambos de New York. Tiene publicados 7 discos y está preparando el octavo, cuya presentación está prevista para abril de 2015. La formación clásica de su orquesta está compuesta por 5 saxofones, 4 trompetas, 4 trombones, piano, contrabajo, guitarra y batería, más la dirección de Maria Schneider. Su orquesta, considerada por muchos como la mejor big band de la actualidad, tiene una particularidad que, entre otras razones, me ha llevado a incluirla en este post, y es que su repertorio está muy basado en composiciones y arreglos propios. Desde luego que no es la única big band que no limita sus temas a los estándares del jazz, pero en su caso estos son minoritarios frente a los temas compuestos por la propia Maria y a otros que incluye y que nos llevan a distintos mundos, como el latino.

 

MariaSchneider 

Maria Schneider

Foto y © Dani Gurgel (www.danigurgel.com.br)

 

MariaSchneiderOrchestra 

Maria Schneider Orhestra en el Montreal Jazz Festival

 

Desde la aparición de su primer disco en 1994, Evanescence, la orquesta de Maria Schneider se ha convertido en una de las más conocidas y más solicitadas en el mundo entero. En España actuó en el Festival de Jazz de Madrid en noviembre de 2005, en el Centro Cultural de la Villa, y en el de Barcelona en octubre de 2011, en el Palau de la Música. No sólo escuchar su música, sino ver a Maria dirigir su orquesta es una delicia. A veces con su gracilidad parece que bailara sobre el escenario, pero al instante demuestra una fuerza y pasión incontenibles. Como dijo un crítico tras una de sus actuaciones "el vuelo de una mariposa puede desencadenar un huracán".

 

Sin considerarla una vanguardista, Maria Schneider sí es una innovadora en su forma de componer y hasta de producir y distribuir sus discos. Fue ganadora del primer Grammy otorgado a un disco distribuido exclusivamente a través de Internet, Concert in the Garden, y ahora tiene intención de producir, editar y distribuir su nuevo proyecto, The Thompson Fields, con participación ciudadana a través de ArtistShare.

 

 

Bob Sands es un saxofonista originario de Nueva York y también formado musicalmente en la Eastman School of Music de Rochester. Tocó en las orquestas de Lionel Hampton, Dizzy Gillespie, Paquito D'Rivera y con otros grandes músicos antes de trasladarse a España en 1992 donde fijó ya su residencia. En España ha actuado con los mejores músicos de jazz y ha participado en múltiples grabaciones, al mismo tiempo que creó sus propias bandas, no sólo la big band que lleva su nombre, sino otros grupos en formato de trío, cuarteto o quinteto. En el 92 en Madrid empezó a tocar con su cuarteto que completaban Dan Rochlis (guitarra), Javier Colina (contrabajo) y Guillermo McGill (batería) y en marzo de 2000 creó su Big Band. Desde entonces su orquesta no ha dejado de actuar en conciertos, bien sola o acompañando a vocalistas de la talla de Laïka Fatien, Nicole Henry, Jamie Davis o, Tony Hadley. Es habitual ver a Bob en los escenarios de jazz españoles y principalmente de Madrid, ciudad en la que reside. Bob Sands Big Band es seguramente la big band española que más actuaciones realiza a lo largo del año. Lo he visto en varias ocasiones, con su big band o con alguna de sus otras formaciones e incluso colaborando con algún otro grupo (recuerdo una colaboración suya con Ignasi Terraza Trío y Susana Sheiman) en las salas madrileñas, Café Central, Clamores y Bogui Jazz.

 

El último concierto suyo al que he asistido ha sido en Bogui Jazz, el 23 de enero de 2015, con su big band, que, como en el caso de la de Maria Schneider, está formada por 17 músicos, 5 saxos (que también tocan clarinete y flauta), 4 trompetas y fliscornos, 4 trombones, piano, guitarra, contrabajo y batería. Bob es habitual de Bogui, donde actúa casi todos los meses, a veces habla de esta sala como de su segunda casa. En mi opinión, Bogui es una de las mejores salas de jazz que hay en España en cuanto a la programación, que es muy atractiva y dedicada exclusivamente a esta música, pero resulta algo pequeña y un poco incómoda, sobre todo si no consigues reservar asiento.

 

Bob Sands 

Bob Sands. Bogui Jazz, Madrid (23-01-2015)

 

Bob Sands Big Band 

Bob Sands Big Band. Bogui Jazz, Madrid (23-01-2015)

 

Pero por otra parte, Bogui Jazz tiene la ventaja de la proximidad, de la cercanía, de que te sientes como en casa, rodeado de un grupo de amigos con los que puedes charlar (eso sí, sin molestar la audición de las actuaciones). Precisamente allí me encontré al excelente crítico musical (aunque él prefiere el término de comentarista) Juan Claudio Cifuentes "Cifu", con el que tuve ocasión de intercambiar comentarios y opiniones. Siempre hay mucho que aprender del maestro Cifu.

 

Bob Sands Big Band tocó varios temas de los considerados estándares de jazz, como The Song Is You (Jerome Kern), Billie's Bounce (Charlie Parker), Softly, As In A Morning Sunrise (Sigmund Romberg) o Cotton Tail y Main Stem (Duke Ellington) y algunos otros más cercanos en el tiempo, de Terry Gibbs o de Doug Beach, como fue el caso de Big Cat Groove, ya casi al final y con el que Bob quiso demostrarnos su maestría con el saxo en un solo magnífico.

 

No cabe duda de que resulta meritorio, en los tiempos que corren, mantener una big band y hay que agradecérselo a quienes lo hacen, pero estoy convencido de que gracias a ellos, a cuantos músicos las forman y al público que sigue solicitándolas, las big bands seguirán proporcionándonos en el futuro los mismos buenos momentos que nos hicieron disfrutar ayer y nos están dando hoy.

 

Y me resta agradecer -lo que hago aquí y ahora- al equipo de Maria Schneider y a Bob Sands la gentileza que han tenido conmigo para facilitarme la elaboración de este artículo.

 

 

Sábado 11 de Octubre de 2014 15:49

Pablo Martín Caminero y su flamenco jazz

11/10/2014

Pablo Martín Caminero y su flamenco jazz

 

Pablo Martín Caminero

Pablo Martín Caminero (foto de Laia Albert)

 

Es el tercer artículo que publico en este blog sobre un contrabajista (y éste hace el número 25 del total de los publicados), lo que da una idea de la importancia que le doy a este instrumento en los grupos de jazz. Primero publiqué uno sobre Javier Colina, por el que siento una gran admiración y al que he visto en varias ocasiones, y luego escribí sobre Ron Carter, un referente del contrabajo y una verdadera leyenda del jazz, al que vi en Milán este mismo año 2014.

 

En el artículo que dediqué a Colina hablé algo acerca del papel del contrabajo en el jazz, cité a algunos de los contrabajistas más importantes de la historia del jazz y a varios de los contrabajistas españoles actuales, entre ellos a Pablo Martín Caminero. Pero sólo cité su nombre y ahora, aprovechando que está presentando un nuevo proyecto y que le he visto en un par de actuaciones recientes, me parece oportuno dedicarle este post.

 

Aunque a veces le gusta presumir de edad madura, Pablo Martín Caminero es un músico joven, nació en Vitoria-Gasteiz, una ciudad impregnada de música de jazz, en 1974 y estudió contrabajo clásico en la Escuela Superior de Música de Viena, donde se graduó en 1999. A su regreso a España, con una sólida formación musical, se afincó en Madrid donde empezó a desplegar sus dotes de intérprete y compositor y más tarde de productor musical. Ha colaborado con multitud de músicos nacionales e internacionales y ha formado varios grupos, con los que ha publicado dos discos con composiciones suyas, Doméstica (en 2005) y El Caminero (en 2010) que fue designado como mejor disco del año 2011 en la entrega de los III Premios BBK Jazz. Dos discos que hay que añadir a algunos más grabados con otras formaciones.

 

Sin abandonar la música clásica, pues continúa participando en orquestas como BandArt e Hyppocampus, y el jazz tradicional, sus primeras aproximaciones al flamenco se producen en las colaboraciones con Chano Domínguez, Niño Josele, Gerardo Núñez y otros músicos encuadrados en la fusión del jazz con el flamenco. Y aquí lo tenemos ahora, como uno de los máximos exponentes de este género musical que empezó ya en la década de 1960 con Paco de Lucía y Pedro Iturralde y que continúa con un buen número de grandes intérpretes. Pablo Martín Caminero dedica gran parte de su tiempo, grabaciones y actuaciones a la fusión del jazz y el flamenco. No sólo con sus propias formaciones, sino en muchas de las colaboraciones que viene haciendo a lo largo de los últimos años. Y así lo hemos visto con Jorge Pardo o con la guitarra de Josemi Carmona, la trompeta de Enrique Rodríguez "Enriquito" o el cajón de José Manuel Ruiz "Bandolero". Y es que este género musical, que algunos llaman jazz-flamenco y otros flamenco-jazz (no creo que el orden de los factores altere el producto) está cada vez más presente en los locales que ofrecen música en directo, en España y ya en otros países.

 

En el momento en que escribo este artículo, Pablo se encuentra inmerso en la presentación de su nuevo proyecto, al que ha denominado O.F.N.I. (Objeto Flamenco No Identificado). O.F.N.I. es un proyecto de Pablo Martín Caminero, con composiciones propias, y que ha grabado y está presentando con un plantel de excelentes músicos. Acompañan a Martín Caminero en este proyecto, en formato de quinteto, Moisés P. Sánchez, uno de los mejores pianistas españoles actuales sobre el que ya publiqué un artículo (uno de los primeros) en este mismo blog, Ariel Brínguez con los saxos, el trombonista Toni Belenguer y Michael Olivera a la batería, ¡gensanta, qué quinteto! También han participado en un par de temas Enriquito y Perico Sambeat. Hubo una pequeña y primera muestra de OFNI (tan solo tres temas) el 27 de septiembre en la Sala Berlanga de Madrid, dentro de la iniciativa JazzEñe que organizó la Fundación SGAE y unos días después en el Teatro Filarmónica de Oviedo en el espectáculo "Afectos" que Martín Caminero está presentando junto a Rocío Molina y Rosario "La Tremendita". Pero la presentación oficial de O.F.N.I. tuvo como escenario el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid hace tan solo unos días, el 8 de octubre de 2014.

 

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Pablo Martín Caminero presentando su proyecto O.F.N.I.

(Madrid, Círculo de Bellas Artes, 8 octubre 2014)

 

No fuimos pocos los que no quisimos perdernos esta presentación y, así, el Teatro Fernando de Rojas se llenó para ver a este quinteto. Gerardo Núñez en su introducción, voz en off, ya nos dijo de qué va el asunto "Este OFNI apareció surcando el cielo a mostrarnos que el flamenco, grande y misterioso como el universo, se expande y se expande sin detenerse un momento, frente a quienes pensaban que era estático, inmutable y congelado. Por los cielos de la música corren de un lado a otro los Objetos Flamencos No Identificados obligándonos a levantar la vista más allá́ de las perspectivas que vemos, y a confirmar que los horizontes no existen." Pues así lo entiende Pablo, que no se para en nada y que ha compuesto unos excelentes temas llenos de ritmo, melodía y armonía. El disco se terminó de grabar en el mes de mayo de 2014. Un disco que no tiene desperdicio.

 

Si a la gran formación musical que tiene Pablo Martín Caminero le unimos la inmersión que lleva años haciendo en el mundo del flamenco y el contacto con muchos de sus intérpretes, hemos de concluir que conoce todos los secretos para haber llevado a cabo este proyecto, al que auguro mucho éxito. Son sólo siete los temas que ha compuesto Martín Caminero para este proyecto, pero cuánta variedad hay en ellos, qué trabajados y qué manera más sublime de interpretarlos el quinteto. El concierto comenzó con el tema que da nombre al disco, O.F.N.I., a ritmo de bulería, un tema de una gran belleza musical. Para luego continuar con el resto de temas que componen el disco, una soleá, eso sí, de Gasteiz, y hasta un reggaetón de Triana, Trianatrón. Con los estribillos de Es lo que hay, tema en el que participó Enriquito, y Catarsis, un tanguillo que comienza suave y va in crescendo, los asistentes al concierto no podíamos mantener los pies quietos. Luego vino Calabazas y una preciosa balada, Bye bye Baba. Todo intercalado con comentarios de Pablo que nos hicieron sonreír a todos.

 

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Un momento del concierto (Madrid, Círculo de Bellas Artes, 8 octubre 2014)

 

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Enriquito y Pablo Martín Caminero interpretando Es lo que hay

(Madrid, Círculo de Bellas Artes, 8 octubre 2014)

 

Pero Pablo Martín Caminero y todos los que amamos la música debemos mucho al maestro Paco de Lucía y Pablo tuvo el detalle de cerrar el concierto (y el disco) rindiéndole un homenaje con unos arreglos de falsetas del gran músico de Algeciras. Y ahí acabó la presentación de O.F.N.I.

 

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Moisés Sánchez, Ariel Brínguez, Toni Belenguer, P.M. Caminero, Michael Olivera y ...

 

Las botellas de Cognac y Armagnac con un grado de envejecimiento de entre 15 y 25 años tienen en su etiqueta las siglas V.S.O.P. (Very Special Old Pale), que un castizo las tradujo por ¡Virgen Santísima! Otro Poquito, mucho más adecuado. Pues con OFNI me pasó lo mismo, me supo a poco lo que escuché en el Círculo de Bellas Artes y en el disco, que ya ha sonado varias veces en mi casa.

 

Luego subí a la azotea del Círculo con la esperanza de ver algún otro OFNI (o quizás ovni), pero no, yo no los vi. Seguramente Pablo o Gerardo tienen otros ya localizados. Estaremos expectantes. Yo tuve que conformarme con ver a la diosa Minerva y la Luna llena que iluminaron esa noche mágica.

 

 Minerva

 

Sólo me queda agradecer a Helena Astorga la amabilidad que ha tenido conmigo al contestarme con prontitud para contrastarme algunas informaciones.

 

 

Martes 01 de Julio de 2014 20:51

Ignasi Terraza

01/07/2014

Ignasi Terraza

 

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 Ignasi Terraza

(foto y © de Fernando Prats)

 

En un artículo anterior publicado en este mismo blog ya salió el nombre de Ignasi Terraza y acerca de él escribía yo "... pero especialmente a Ignasi lo llevo siguiendo hace tiempo, porque lleva mucho sobre los escenarios, lo he visto con otras formaciones y me parece un pianista excelente sobre el que habrá que volver." Pues es el momento de hacerlo y convertirlo en protagonista de este post.

 

Ya he escrito en varias ocasiones que Cataluña ha dado y sigue dando grandes intérpretes de jazz (por este blog ya han pasado varios) e Ignasi es uno de ellos. Ignasi Terraza es uno de los pianistas de jazz españoles de mayor proyección internacional. Además de haber tenido sus propias formaciones (actualmente Ignasi Terraza Trío) y ser co-fundador en el año 1996, junto a Oriol Bordas y Dani Alonso, de la Big Band Barcelona Jazz Orquestra, en la que sigue tocando, Ignasi ha tocado con grandes músicos nacionales e internacionales. Invidente, perdió la vista a los 9 años, estudió piano en el Conservatorio de Barcelona, a los 14 años descubrió el jazz cuando el afinador que iba a su casa le habló de Tete Montoliu y a los 18 años ya estaba tocando en clubs de su ciudad, al mismo tiempo que iniciaba sus estudios de Informática. Ignasi es la primera persona ciega que obtiene la titulación superior de Informática en España, pero después de compaginar durante algunos años la música con la informática dejó está última para dedicarse por completo a la primera, que a buen seguro le reportará más satisfacciones y desde luego los aficionados al jazz le agradecemos que dedique el mayor tiempo posible a ella.

 

Lleva más de 30 años tocando jazz por los escenarios más prestigiosos del mundo, su primer premio lo recibió en 1991, primer premio del Festival Internacional de Getxo, con el grupo que formó con David Mitchell (Mitchell-Terraza Quartet), y desde entonces ha recibido varios más, alguno de ellos tan prestigioso como el Jacksonville Jazz Piano Competition que le fue otorgado en 2009 en esa ciudad de Florida. Desde el 2003 es profesor de piano jazz en la Escuela Superior de Música de Cataluña. Ha grabado una veintena de discos, algunos con su trío u otros intérpretes o agrupaciones y alguno en solitario, como es el caso de Sol-IT, editado por Swit Records en 2012. Un doble CD que recoge 24 temas de entre los que interpretó Ignasi en dos conciertos consecutivos en la sala de cámara del Palau de La Música de Barcelona. Y escojo este disco de entre los grabados por Ignasi porque en él podemos escuchar a Ignasi en estado puro y apreciar toda su técnica y creatividad. Él a solas con su piano, de ahí viene posiblemente el título del disco (Solo-Ignasi Terraza), interpretando estándares de jazz (la mayoría de los temas lo son) en una versión personalísima. Porque, sin abandonar nunca la melodía, Ignasi nos regala unas improvisaciones muy personales y llenas de su swing y de su magia. O el último disco (por el momento) de su trío, con Pierre Boussaguet (contrabajo) y Esteve Pi (batería), Live at The Living Room, grabado en directo en Bangkok y con un contenido muy variado en el que hay estándares de jazz, bossa nova, composiciones propias y hasta un par de canciones tradicionales catalanas. Un excelente disco lleno de sensibilidad y de buen gusto.

 

Otro de sus últimos proyectos ha sido "Imaginant Miró" (Suite Miró), una serie de temas compuestos por Ignasi Terraza e inspirados en cuadros del pintor Joan Miró. Interpretado por Ignasi Terraza Trío, "Imaginando Miró", se estrenó en 2012 en la National Gallery de Washington con ocasión de la exposición monográfica sobre el pintor. En aquella ocasión lo componían únicamente cuatro piezas musicales. Después Ignasi completó la suite, que se presentó en Madrid en mayo 2014 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Un espectáculo en el que la música de Ignasi se funde con el mundo pictórico creado por Miró. De este proyecto dijo Chema García en El País "El mundo de Terraza-Miró es liviano e ingrávido ... Es éste un jazz de estancias amplias y suntuosas, estilizadas; un jazz elegante". En el espectáculo "Imaginando Miró", al concierto se añade la aportación del videoartista David Cid que complementa las descripciones de los cuadros con imágenes mironianas de video inspiradas en sus cuadros. "Al acercarme a la obra de Miró me he identificado mucho con su forma esencialista de expresión, con su libertad, su colorido, y su precisión, valores que continuamente busco en mi música", son palabras de Ignasi. El disco con la suite completa saldrá en este mes de julio de 2014 y los próximos 8 de agosto y 25 de septiembre se presentará en el Centre Cultural de El Born barcelonés. Atentos. Un proyecto en el que Ignasi ha puesto mucha ilusión.

 

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Imaginant Miró (Ignasi Terraza, Esteve Pi y Horacio Fumero)

 

Pinchando aquí podéis ver el videoclip promocional de este proyecto.

He tenido la oportunidad de ver a Ignasi en directo en varias ocasiones. La primera de ellas en Café Central de Madrid, con su trío y la cantante Susana Sheiman, una gran vocalista. Susana es madrileña y lleva varios años residiendo en Barcelona y actuando con Ignasi Terraza Trío y con la Barcelona Jazz Orchestra (BJO), una de las mejores big bands de Europa. En aquellos conciertos del Café Central (una semana completa) el trío lo completaban el batería Esteve Pí y el contrabajo Horacio Fumero. Algún contratiempo de última hora debió surgirle a Horacio Fumero la noche que fui yo a verles porque no estuvo e Ignasi no lo sustituyó por ningún otro contrabajista, aunque hubiera podido hacerlo, sino por el saxofonista norteamericano Bob Sands, que lleva más de 20 años residiendo en Madrid y es un habitual en los clubs de jazz españoles. Piano, saxo y batería, además de Susana, una composición de grupo como la que hicieron famosa Lester Young, Nat King Cole y Buddy Rich en los años 40 y 50 del siglo pasado. Ignasi me comentó, porque tuvo la gentileza de concederme unos minutos de charla (gracias Ignasi), que es una experiencia que le interesa. La ausencia de contrabajo hizo que en algunos momentos Ignasi lo supliera tocando en su piano unas notas graves con su mano izquierda fijando el tono para todo el grupo. Magnífico Ignasi. Las otras veces lo he visto en la Sala Clamores de Madrid, formando parte del quinteto de Joan Chamorro y Andrea Motis, con quienes toca de manera habitual. La última ha sido bien reciente, el pasado 28 de junio.

 

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Ignasi Terraza en la Sala Clamores de Madrid (28/06/2014)

 

Ya publiqué en este mismo blog un artículo sobre Joan Chamorro y la Sant Andreu Jazz Band y otro sobre Joan Chamorro & Andrea Motis Quintet, así que no insistiré demasiado sobre este magnífico grupo que ya he visto en directo en varias ocasiones. Sólo remarcar una vez más el éxito que están teniendo en todas sus actuaciones, que ya no se limitan únicamente a Cataluña, porque ya han actuado en otras regiones españolas y en varios países. Y allí donde van, el lleno está asegurado. Como ocurrió en su reciente actuación en Clamores, donde además del quinteto, tuvimos de nuevo la oportunidad de ver a Magalí Datzira y escuchar su contrabajo y su preciosa voz en varios temas y también a su hermano, Iscle Datzira, un joven saxofonista formado también en la Sant Andreu Jazz Band, en el tema que cerró el concierto, On the sunny side of the street.

 

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Magalí Datzira con Joan Chamorro & Andrea Motis Quintet (28/06/2014)

 

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Aspecto de la sala en el intermedio entre los dos pases del concierto (28/06/2014)

 

Un concierto en el que el quinteto interpretó más de veinte estándares, como Poor butterfly, Manha de Carnaval, My favourite things, Lady sings the blues, Moddy's mood for love, La chica de Ipanema, The old country, Gloomy Sunday, Cheek to cheek, In a sentimental mood o Bésame mucho.

 

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Ignasi Terraza, Iscle Datzira, Andrea Motis, Joan Chamorro, Magalí Datzira, Esteve Pi y Josep Traver

en la Sala Clamores de Madrid (28/06/2014)

 

Y vuelvo a centrarme en Ignasi. En nuestra conversación me contó sus proyectos más inmediatos, que son muchos además del mencionado "Imaginant Miró".

Con Joan Chamorro y Andrea Motis estarán en el festival de jazz de Vitoria de este mes de julio.

Con el trío (Pierre Boussaguet y Esteve Pi) actuarán este verano en el Festival de Marciac, uno de los festivales más famosos de Francia, harán una pequeña gira por Alemania, y la primera semana de Septiembre estarán en el Café Central de Madrid y también en septiembre estarán en el festival de Colmar (Francia) acompañando al famoso trompetista norteamericano Terrell Stafford.

Con la BJO destaca la gira que acaban de hacer con el trompetista John Fadis, presentando el nuevo cd tributo a Dizzy Gillespie "Dizzy's Bussiness". y en septiembre tocarán en Perpignan.

Tiene programadas actuaciones con músicos internacionales: a finales del mes de julio una colaboración con los guitarristas franceses Boulou Ferrer y Christian Ferrer con Pierre Boussaguet, unos de los mejores representantes actuales del estilo Django.

Ignasi se ha interesado también por el flamenco, y ha comenzado dos colaboraciones: una con el guitarrista Josemi Carmona, y otra con el cantaor Joaquín Gómez "el Duende". Son proyectos de encuentro de jazz con flamenco, buscando el poder dialogar juntos desde sus respectivas raíces.

Y más. Conviene estar atentos, porque merece la pena asistir a sus conciertos. Algunas de estas programaciones pueden verse en la agenda de su web (http://www.ignasiterraza.com/).

 

 

Miércoles 26 de Marzo de 2014 17:13

Ron Carter, más que un contrabajista de leyenda

26/03/2014

Ron Carter, más que un contrabajista de leyenda

 

 

Ron Carter

Ron Carter en el Festival Jazz sous les pommiers. 2011 Coutances (Francia)

© RETRAC PRODUCTIONS INC.

 

"Creo que el bajista es el estratega en cualquier grupo, y debe encontrar un sonido del que esté dispuesto a ser responsable." ("I think that the bassist is the quarterback in any group, and he must find a sound that he is willing to be responsible for."). Es la frase que aparece en la página de inicio de la web de Ron Carter (roncarter.net).

 

En el artículo sobre Javier Colina (El contrabajo de Javier Colina) escribí algo acerca de la importancia del contrabajo en los grupos musicales y especialmente en el jazz y di algunos nombres de los primeros contrabajistas de jazz y de algunos de los más importantes y entre ellos estaba Ron Carter, que ha tenido una gran influencia en muchos de los contrabajistas actuales. De entre los que siguen en activo, y Ron Carter a sus 76 años (nació en Ferndale, Míchigan, en mayo de 1937) aún lo está, ha sido y es el contrabajista de referencia para cuantos han seguido su escuela, que son muchos. Compositor y bajista, Ron Carter tiene numerosos premios, distinciones y nominaciones, ha tocado con los mejores músicos y orquestas, fue director artístico del prestigioso Instituto Thelonious Monk y actualmente es Profesor Emérito Distinguido del Departamento de Música del City College de Nueva York. Y por supuesto sigue grabando y actuando en directo. Lleva cerca de 60 años tocando el contrabajo y ha contribuido como nadie a la evolución de este instrumento y a su consideración de básico en las bandas de jazz. En una entrevista que concedió a Mike Hennessey Carter dijo: “Cuanto mejor sea la calidad del tono del contrabajista, cuanto mejor sea su sonido, mejor podrá atraer la atención de los otros miembros de la banda. Y el contrabajista debe sentir que es realmente el encargado de fijar la dirección de la música, siempre que sea competente y vigoroso y se pueda ganar la confianza de sus colegas. He tratado de seguir ese punto de vista con todas las bandas diferentes con las que he tocado”.

 

Comenzó estudiando chelo cuando tenía 11 años, instrumento que más tarde cambió por el contrabajo cuando ingresó en la Eastman School of Music de Rochester. Eran los primeros años de la década de los 50 del siglo XX y por aquel entonces no era fácil ver a un músico de raza negra en las orquestas sinfónicas. Quizá fuera ese el motivo por el que se decidió a abrazar el jazz, aunque sin apartarse del todo de la música clásica. Se graduó en 1959, pero unos años antes ya estaba tocando en diferentes grupos de jazz en Nueva York y en algunas otras ciudades de los Estados Unidos. Después formó parte del famoso quinteto de Miles Davis entre los años 1963 y 1968, sustituyendo a Paul Chambers y dejó el quinteto cuando Davis, que ha pasado por todos los estilos posibles, se adentró en el free jazz (estilo que más tarde abandonó). A Carter lo sustituyó el inglés Dave Holland en el quinteto de Davis. Entre las numerosas formaciones en las que Carter ha participado destaca también el quinteto VSOP con Herbie Hancock, Tony Williams, Wayne Shorter y Freddie Hubbard, los conciertos y grabaciones del cuarteto que formó con Sonny Rollins, al saxo, McCoy Tyner al piano y Al Foster a la batería o posteriormente el grupo con Hancock, Williams y Wynton Marsalis. Altamente prolífico, Ron Carter ha grabado más de 30 discos como líder, ha participado en más de 2.500 grabaciones con otros intérpretes y ha compuesto la música de varias películas. Y es que Ron Carter es algo más que un contrabajista que ha creado escuela. Carter es uno de los músicos más importantes de la historia del jazz y su contribución a esta música como compositor, instrumentista y formador ha sido y sigue siendo enorme.

 

Ha tocado en los clubs, teatros, auditorios y festivales más importantes de todo el mundo y ha estado varias veces en España (perdón porque me centre más en lo que es más próximo para mí). Palma, Valladolid, San Sebastián, donde recibió el premio Donosti Jazzaldia en 2010, Barcelona y Madrid lo han visto actuar con su Golden Striker Trío. La última vez que actuó en Madrid lo hizo en el Teatro Lara en marzo de 2013, acompañado por el guitarrista Russell Malone y el pianista Donald Vega, que sustituía a su pianista habitual, Mulgrew Miller, que falleció en mayo de ese mismo año. No pude asistir a ese concierto, yo que vivo en Madrid, y ha tenido que ser en Milán donde lo haya visto en directo por primera vez. Coincidió un viaje mío reciente a Milán con una actuación suya durante dos días en el Blue Note milanés y no podía dejar pasar la oportunidad de ver a Ron Carter en directo y por añadidura conocer el Blue Note de esa ciudad. Así que, con suficiente antelación, compré un par de entradas para el mismo día de mi llegada a Milán, que era el segundo y último de su actuación.

 

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Entrada del Blue Note Milano

 

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Programación de Blue Note Milano de marzo 2014

 

El Blue Note de Nueva York se inauguró en el año 1981 y es considerado uno de los clubs de jazz más famoso del mundo. A raíz de su éxito, se abrieron otros Blue Note en modalidad de franquicia en otras ciudades. Actualmente se mantienen cuatro: Nueva York, Tokio, Nagoya y Milán. Todos son parecidos (personalmente no conozco los dos de Japón), amplios, con una decoración moderna, buena acústica y buena iluminación. El de Milán ha sido el último en abrir sus puertas, en marzo de 2003. Tiene una muy buena distribución de sus mesas, lo que permite una visibilidad perfecta del escenario desde cualquier lugar, incluida su barra. Uno va a estos lugares a escuchar buen jazz, pero también a tomarse una copa y en eso falla estrepitosamente el Blue Note milanés. Pedimos un mojito (yo que suelo pedir whisky) y un "Aida jazz" (un cóctel sin alcohol) que se quedó casi entero en la mesa. El mojito era todo hielo picado, con algunas gotas de ron, un poco de soda o bebida parecida más el añadido de unas hojas de hierbabuena y una rodaja de limón. Por lo que me sirvieron a mí, a buen seguro que de una botella de ron sacan más de cien mojitos. Eso sí, tan caro como el mejor.

 

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Minutos antes del concierto de Golden Striker Trio (Blue Note Milano, 19 marzo 2014)

 

Pero vayamos al concierto que es lo que interesa. En el Blue Note de Milán suele haber dos pases, el primero a las 21:00 y el segundo a las 23:00. Nosotros fuimos al segundo. No estaba lleno pese a que la programación era muy atrayente. Quizá la hora y que fuera miércoles contribuyera a ello. Salió Ron Carter al escenario con los dos músicos que le acompañaron en este concierto. El pianista Donald Vega y a la guitarra Anthony Wilson, que formará parte del trío sustituyendo a Russell Malone en esta gira por varios países europeos en 2014. Donald Vega es un excelente pianista de origen nicaragüense y formado en Estados Unidos que lleva con Ron Carter y su Golden Striker Trio desde el fallecimiento de Mulgrew Miller. Anthony Wilson es un guitarrista, compositor y arreglista estadounidense, con varios discos y premios en su haber y que forma parte del cuarteto que acompaña habitualmente a Diana Krall.

 

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Concierto de Ron Carter Golden Striker Trio (Blue Note Milano, 19 marzo 2014)

 

Ron Carter con su porte distinguido y su elegancia habitual, corbata y pañuelo a juego, pero sobre todo con su contrabajo, que toca con una maestría forjada a lo largo de más de sesenta años, nos ofreció un concierto que, aunque breve (es lo que tiene lo de los dos pases independientes), satisfizo mis expectativas y creo que las de todos los allí presentes a tenor de los aplausos que recibió. Tocaron temas clásicos y alguna composición propia, como Candle light. Y Ron Carter se lució especialmente en Laverne walk, un tema compuesto por otro contrabajista de leyenda como fue Oscar Pettiford. Otros tres temas muy conocidos fueron The Golden Striker, My Funny Valentine y Soft Winds. Y hubo algunos temas más, no muchos porque el concierto, como ya he dicho, fue corto, rondando una hora de duración. Supongo que a los empresarios de Blue Note les resulta más rentable este modelo, así lo hacen en todos sus clubs y en muchos otros, pero creo que el espectador agradecería poder asistir a dos pases con un pequeño intermedio entre ambos.

 

Y cierro este artículo reiterando la satisfacción que me ha producido ver en directo a una de las grandes estrellas y leyendas del jazz actual y de todos los tiempos.

 

 

 

 

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