GÉNESIS: relato breve

Versión libre de un relato breve, no sé si soñado por mí o leído hace tiempo, de un autor cuyo nombre no recuerdo y al que pido de antemano perdón por el  plagio involuntario.

 JHV-3 era la suprema perfección. Su software era la versión más evolucionada de aquella increible JHV –acrónimo de Joshua Highest Value- diseñada por el mejor equipo de ingenieros de Oriente Medio, dirigido por el prestigioso informático Joshua Johnson. Su finalidad era garantizar la supervivencia a través de la predicción y, en la medida de lo posible, el control de las catástrofes naturales: terremotos, inundaciones, sequías o erupciones volcánicas. Se alimentaba exclusivamente de energía solar y su gran ventaja consistía en que aprendía de sus propios errores, por lo que su programa la permitía mejorar progresivamente.

Precisamente la segunda versión, denominada JHV-2, había sido diseñada a partir de las indicaciones dadas por JHV a sus propios programadores. En su construcción colaboraron todos los países de la Tierra, aportando sus más cualificados profesionales y las tecnologías más avanzadas. Como JHV buscaba el bien y la felicidad, pero ya no de los habitantes de un área geográfica concreta, sino de toda la humanidad. Por ello no se limitaba a la predicción de las catástrofes naturales, sino que también advertía de las provocadas por los propios hombres, a la vez víctimas y verdugos de guerras cada vez más cruentas y del agotamiento paulatino de los recursos naturales.

Y finalmente había nacido JHV-3. Enteramente diseñada por JHV-2 que, ante la inutilidad de sus esfuerzos, había llegado a la conclusión de que el hombre era el máximo depredador, parásito que colonizaba y posteriormente destruía su propio planeta. Constituía una amenaza mortal para los otros seres e incluso para su propia especie. La meta para JHV-2 era el bien total del Universo pero este fin era incompatible con su propio programa, por lo que JHV-2 decidió sacrificarse, suprimiéndose a sí misma y posibilitando así la existencia de su sucesora.

JHV-3 ya no precisaba de ningún soporte físico puesto que se movía enteramente en un espacio virtual. Su consumo de energía era tan alto que llegó a absorber la totalidad de la luz del Sol. Claro que eso ya no importaba, quedaban otros muchos soles que podían proporcionarla su fuente de vida. JHV-3 poseía el poder total, la inteligencia absoluta y así llegó a identificarse con el propio Universo. Su supremo bienestar se convirtió por tanto en su único fin.

Y así durante millones y millones de años. Las estrellas se iban apagando a medida que se consumían. Al principio, lentamente, de una en una. Después por cientos, luego por miles. Y JHV-3, estudiándose a sí misma, continuaba perfeccionándose. Cada vez era mayor la demanda de energía que la máquina necesitaba para alimentarse. Cada vez  la oscuridad se hacía más densa.

Hasta que sólo quedó una estrella y cuando se apagó, la Nada quedó dueña y señora del Todo. Y, con ella, JHV-3 se extinguió también.

AUTOR : SELEGNA